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Uruguay

¿Qué ha pasado a partir del aberrante tribunal de honor? las maniobras de la kakistocracia

Fuentes: Rebelión

Uno puede creer en los Reyes Magos, en que Papá Noel bajará por la chimenea a traernos regalos de Navidad, y en que Tabaré Vázquez no estaba enterado del fallo espantoso del tribunal de honor que homologó. Quienes no creemos en los Reyes Magos, Papá Noel y en las mentiras escandalosas que propalan los hipócritas, […]

Uno puede creer en los Reyes Magos, en que Papá Noel bajará por la chimenea a traernos regalos de Navidad, y en que Tabaré Vázquez no estaba enterado del fallo espantoso del tribunal de honor que homologó.

Quienes no creemos en los Reyes Magos, Papá Noel y en las mentiras escandalosas que propalan los hipócritas, tenemos derecho a estar preocupados, pues la situación es lamentable desde todos los puntos de vista.

1- Un energúmeno, desde el poder del Estado, tortura a un detenido hasta matarlo y luego, siguiendo órdenes expresas del mando, lo arroja a un río, atado con una malla de alambre con piedras, para que se hunda. Si el detenido era un «subversivo» o un buen tipo, no viene al caso, lo que viene al caso es que no se puede torturar y matar gente y arrojarla a un río para encubrir la maldad.

2- Este acto aberrante fue parte de otros actos aberrantes incluidos en una doctrina, llamada «Doctrina de la seguridad nacional» cuyo propósito fue asesinar y amedrentar militantes sociales y deteriorar, como deterioró, el tejido social. Esos actos quedaron impunes, quedaron impunes quienes usaron del poder del Estado para agredirnos, cuando el Estado debía resguardarnos.

3- Existe un pacto del sistema político con los militares para que la cosa quede como está, es decir, que el Estado no investigue las aberraciones que perpetró el Estado, y para que el pacto sea más eficiente, se condenó a cuatro gatos locos a modo de chivos expiatorios.

4- Por algún motivo desconocido, uno de los criminales deschavó a otro de los criminales en un tribunal militar. El deschavado, además, tiene unos cuantos desaparecidos en su haber, en particular, porque andaba detrás de 10 millones de dólares que tenía un grupo guerrillero en Argentina. Él y sus cómplices, sólo se pudieron traer al Uruguay un millón, que fueron directamente a sus bolsillos. Otros seis se los quedaron los criminales argentinos, y los otros tres fueron gastados por los guerrilleros antes de ser apresados y desaparecidos.

5- Ante las horrorosas denuncias del militar, el Tribunal de Honor Militar (vaya nombre) argumenta que nada de las barbaridades que salieron a luz en el juicio afectan el honor de la Institución y que todo está bien, sin embargo, les parece horrendo que los dos sujetos no defendieran con la verdad a otro militar que fue encarcelado por los actos del criminal del que estamos hablando. Para la Institución militar, torturar hasta la muerte y arrojar el cadáver al río atado con alambre, no está mal, pero permitir que uno de sus miembros vaya preso por un acto que no cometió, que cometió otro, eso sí está mal. Indudablemente, está mal, pero esta Institución extremadamente preocupada por su honor, vive encerrada en un mundo muy raro y ha perdido, hace rato, su vínculo con las cosas. El fallo del tribunal es una payasada y un horror que a uno le cuesta creer. Casi casi que todo esto fue pensado por un escritor de ciencia ficción o alguna literatura con tendencia delirante.

6- Llegado que fue este fallo a Presidencia, alegremente, y sin importarle un bledo, y siguiendo adelante con el pacto de silencio hace muchos años establecido, el Presidente lo homologó, que es una manera de decir «está todo bien». Pero sus subordinados le dijeron al Presidente que no se debía dejar pasar tamaño disparate, y hubo cabildeos en la interna de Presidencia y contubernios propios de esa gente, y a la postre, primó la opinión del jefe incuestionable: «sigamos con los enjuagues en que estamos y dejemos este asunto de lado».

7- Alguien, no sabemos quién, y no sabemos con qué propósito, filtró la información a un periodista sobre el aberrante fallo de este aberrante y desafortunado y sobre todo, enorme oxímoron llamado «Tribunal de Honor Militar». El escándalo ante tamaño disparate, obligó al Presidente a actuar, destituyendo gente a troche y moche, destituciones que pueden no haber terminado, pues si la cosa sigue, puede que deba ser sacrificado algún otro chivo expiatorio.

8- Estuvieron muy bien destituidos, sólo que debían haber sido destituidos apenas llegó el fallo a Presidencia. También debería ser destituido el Jefe Máximo, pues no da garantías de nada y para colmo, acusa a otros de ser omisos ante una barbaridad que aprobó él.

9- Es bastante lamentable, es algo muy digno de nuestra «clase política», sacrificar gente en aras del prestigio de los que sacrifican gente. Todo era sabido, el Secretario, el Ministro y otros, alertaron del problema, pero el Jefe o capo máximo, les dijo que se quedaran callados, pero ahora que salta el escándalo, los sepulcros blanqueados quieren hacernos creer que no sabían nada y que el error fue de los que no avisaron, que sí que avisaron, como es evidente de toda evidencia habida cuenta del disparate que había sucedido.

10- Ahora, los que concibieron el silencio y el secreto y fueron cómplices del secreto y el silencio junto a muchos otros que no se están nombrando, quieren sacar rédito político ¿Les importan las violaciones a los DDHH? No les importan nada, en caso contrario hubiesen destituido a estas bestias cuando fallaron lo que fallaron, y en caso contrario no serían partícipes del secreto y el silencio.

11- En toda esta historieta repugnante, hay algunos que actuaron como se debe actuar en la vida, y entre ellos, el torturado hasta la muerte, pues sin jamás juzgar a quien habló mediante torturas, uno debe reconocer que hay que ser bien hombre para bancarse todo eso sin hablar. Luego, el médico forense que jugándose el puesto y la vida, escondió el cráneo del torturado para un día ayudar a que la verdad saliera a luz. Su nombre es Emilio Laca y todos debemos estar agradecidos con él.

12- Los militantes frentistas están como pollitos mojados, pues internamente saben que el Frente, llegado al poder, llevó a cabo todo aquello que había denunciado cuando era oposición, esto es, entregar literalmente el País al capital trasnacional, y a modo de ejemplo, véase la entrega de nuestros recursos a la Banca, vía bancarización forzosa, el puerto entregado a los chinos para que estraguen la pesca del Atlántico sur, y el monstruoso Contrato ROU UPM, la mayor entrega de soberanía de nuestra Historia. Como dichos militantes están achuchaditos, nada mejor que apelar a algo sin consecuencias, reactivar el discurso de que el Frente, cosa harto cierta, fue perseguido por la dictadura militar. Amén de intentar reactivarlos y alentarlos con este expediente, no tienen más para hacer. En todos los sentidos han sido un desastre.

13- En esta forma de hacer política en que incurren todos y cada uno de los que han estado, están y estarán en el poder, sean del partido que fuere, existe un útil mecanismo: cuando uno hace una macana tras otra y pergeña planes siniestros y la población empieza a advertirlo, lo mejor es lanzar cortinas de humo, tal el caso actual. Se desgarrarán las vestiduras, se pronunciarán con toda vehemencia, harán alguna marcha o concentración, mientras los impunes seguirán impunes y mientras que seguirán entregando el País atado de pies y manos al extranjero, y de paso seguirán violando la Constitución y destruyendo la República. Ellos se dijeron «-¡Qué macana! ¿cómo salimos de este papelón?» y se contestaron «-No te preocupes, haremos ver que en vez de ser nosotros los responsables, los responsables fueron otros y dejaremos de ser los acusados para pasar a ser los acusadores».

14- La moral de la casta política que nos gobierna, y me refiero a los de ahora, los de antes y los de después, da asco. El nombre adecuado para estampar de una vez por todas sobre estos sujetos, es kakistocracia. La aristocracia es el gobierno de los mejores, pues aristo es mejor y cracia es poder. La democracia es el gobierno del pueblo, pues demos es pueblo. No nos gobiernan los mejores, cosa evidente, ni gobernamos nosotros, cosa más evidente todavía. Nos gobierna el kakistos, es decir, los peores, por eso, esto que vivimos, debe ser llamado kakistocracia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.