En este caluroso verano Putin está completando 20 años de mandato en la Federación Rusa y de influencia creciente en los destinos del mundo, a un grado tal, que el Partido Demócrata de los Estados Unidos sostiene que él mantiene hipnotizado a Trump; mientras que los chinos dicen del Presidente de los EEUU, que estos […]
En este caluroso verano Putin está completando 20 años de mandato en la Federación Rusa y de influencia creciente en los destinos del mundo, a un grado tal, que el Partido Demócrata de los Estados Unidos sostiene que él mantiene hipnotizado a Trump; mientras que los chinos dicen del Presidente de los EEUU, que estos « escogieron al peor personaje para el peor momento de su historia «.
Haciendo a un lado los estilos personales de quienes tienen sus manos los destinos globales, es inocultable que la humanidad y su Casa Común estamos enfrentadas a una ‘complicación de males’ de difícil pronóstico. Numerosos científicos afirman que a partir de 2030 inicia el conteo regresivo para la extinción de la especie humana, por tanto, lo éticamente correcto es rebelarnos ante esta amenaza letal y luchar por una transición… ¿Hacia dónde?
Un planeta envenenado que se derrite
Esta Era del Planeta la han venido denominando como el Antropoceno o Era de la humanidad, pero para hacer conciencia de la crisis que enfrentamos varios académicos llaman a esta Era de la extinción como Capitaloceno [1], para resaltar la doble amenaza que el capitalismo nos impone como son acabar con el planeta y con las especies que lo habitamos.
La primera crisis que enfrentamos es la del Capitaloceno reiterada en julio pasado, el más caliente registrado en muchos años de capitalismo, que desató innumerables incendios forestales y una aceleración del derretimiento de glaciares y casquetes polares. Llegamos a este Calentamiento Global por la emisión de Gases de efecto invernadero (GEI) producidos por la quema de petróleo y carbón, aunada a la tala intensiva de bosques tropicales húmedos en la Amazonia y en Asia.
Ya no somos el Planeta Azul debido a la contaminación de los océanos por basuras sobre todo plásticas y por el vertimiento de químicos que matan todas las especies marítimas, creando inmensas Zona Muertas, como la existente en la desembocadura del río Missisipi en el Golfo de México, que ya envenena 20 mil kilómetros cuadrados y no deja de crecer cada día [2].
Este mortífero modelo económico tiene en la mira explotar el Ártico donde existen reservas probadas de 90 mil millones de barriles de petróleo [kMB] y 1.670 billones de metros cúbicos de gas natural [3]. Hay que recordar que las reservas de petróleo de Rusia son 80 kMB, EEUU 36 kMB, China 26 kMB y las de Venezuela 300 kMB [4].
La Rebelión contra la Extinción crece y propone un Pacto Verde que marque una ruta de supervivencia al planeta y a sus habitantes.
Se agrieta el imperio del dólar
La segunda crisis internacional es la declinación del imperialismo norteamericano dado el colapso que sufre el sistema monetario internacional basado en el dólar, regalado a los EEUU como trofeo de guerra en 1944.
Tras la crisis financiera de 2008 el capitalismo no logra salir de la larga depresión en que se hundió y los remedios que aplica resultan ineficaces, tales como imprimir billetes y hacer crecer las finanzas basadas en la especulación y no en la economía real, fracaso que hunde al dólar y posiciona como referentes a otras monedas, incluidas las virtuales tipo Bitcoin. Cuando la Libra Esterlina dejó de ser referencia mundial marcó la declinación definitiva del imperio británico.
Igualmente decae el Sistema internacional de pagos (SWIFT por su sigla en inglés), al usarlo EEUU como garrote de las sanciones que impone contra muchos países, lo que ha obligado a la creación de nuevos sistemas que hacen a un lado las transacciones en dólares para burlar sanciones a todas luces ilegales, por tratarse de una aplicación extraterritorial de leyes de EEUU.
¿Son tan locos como para incendiar una guerra nuclear?
El agotamiento del modelo de guerra perpetua con el que EEUU ha sometido al mundo desde que lanzó las bombas atómicas contra Japón en agosto de 1945, dejó ver sus falencias el 20 de junio pasado cuando un misil iraní Khordad derribó el más sofisticado dron espía de EEUU, el RQ-4 Global Hawk, en el momento en que este a 18 mil metros de altura penetró en el espacio aéreo de Irán.
Sobre este hecho Trump mintió, insultó y amenazó, pero no pudo pasar de ahí; con lo que se demostró cierto lo que enseñan a los diplomáticos de EEUU: «Nunca te metas con alguien de tu tamaño«. EEUU no dio más pasos de guerra contra Irán porque dejó de verlo como un adversario pequeño, fácil de vencer [5].
Ante Corea del Norte los EEUU también debieron retractarse, a lo que se le suman las pérdidas que cosechan en Siria, Afganistán y Yemen, donde terminan por fortalecer a antagonistas suyos como Rusia, Irán y Turquía.
La parte más peligrosa del resquebrajamiento del tablero de guerra global lo produjeron los EEUU el pasado 2 de agosto cuando abandonaron el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF por sus siglas en inglés), que estaba vigente desde 1987; al día siguiente amenazaron con desplegar misiles de alcance intermedio en alrededores de China.
El otro flanco explosivo son las 150 bombas nucleares que EEUU reconoce tener desplegadas en 5 países de la OTAN (Alemania, Bélgica, Holanda, Italia, Turquía), con las que apunta hacia Rusia.
El mundo multipolar: una oportunidad
Cuatro crisis en racimo fracturan el mundo unipolar que soñaban los EEUU al finalizar el pasado siglo: crisis de la hegemonía occidental, de la democracia liberal, del proyecto común europeo y del sistema de Naciones Unidas.
El centro de gravedad del mundo se sigue desplazando hacia el este , hacia Eurasia y en la medida que los EEUU rompen el sistema multilateral surgido tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), lo dejan de acompañar antiguos aliados de la OTAN, con lo que añade otro factor de debilidad a la maltrecha comunidad europea, afectada como está en su legitimidad por la política económica que le imponen los banqueros y por las relaciones internacionales que le imponen desde la alianza militar con el imperio norteamericano.
El impacto en América
En América Latina y el Caribe se sienten con mayor fuerza los efectos del odio racista de Trump descargado contra migrantes, demócratas, progresistas y socialistas, lo que sigue recrudeciendo la crisis humanitaria continental .
La imposición a México y Guatemala de tratados contra la migración centroamericana, aunada a la escalada de medidas de bloqueo contra Cuba y Venezuela extrema el sufrimiento de millones de personas; situación que llevó al Gobierno de Venezuela a suspender el diálogo que adelanta con la oposición.
El plan norteamericano de recolonizar su Patio Trasero no logra configurar un polo reaccionario que agrupe a sus seguidores, porque languidecen instrumentos suyos como la OEA y el Grupo de Lima, así haya avanzado en su intento de arrinconar instituciones como UNASUR y CELAC; situación que configura una crisis de los sistemas de integración continentales.
La esperanza la sigue alimentando vigorosas movilizaciones populares en Venezuela, Bolivia, Puerto Rico, Paraguay, Perú, Argentina, Brasil, Honduras, Ecuador, Chile, Haití y Colombia, las que impulsan un reanimamiento de las fuerzas de izquierda y progresistas.
Notas
[1] Geopolítica en el Capitaloceno. Birgit Mahnkopf. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global. Rebelión.org 24-07-2019.
[2] ‘Zona muerta’ del Golfo de México, en nivel récord este año. La Jornada, 10-06-2019.
[3] ¿Por qué hay tanto petróleo en el Ártico? Sputnik y Prensa de Rosneft, 4-08-2019
[4] CIA World Factbook, 2018.
[5] Y al final, Irán sí estaba armado. Sergio Kiernan. Página 12, 22-06-2019.
Alejandra Porras es miembro del Frente de Trabajo Internacional Milton Hernández
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.