Profunda indignación y preocupación provocó en los movimientos sociales que componen la Vía Campesina Brasil la noticia del regalo mortal que Monsanto está ofreciendo a los campesinos y campesinas haitianos. Indignación por saber que las terribles consecuencias del terremoto que asoló a Haití el 12 de enero del 2010 – que dejó más de 300 […]
Profunda indignación y preocupación provocó en los movimientos sociales que componen la Vía Campesina Brasil la noticia del regalo mortal que Monsanto está ofreciendo a los campesinos y campesinas haitianos.
Indignación por saber que las terribles consecuencias del terremoto que asoló a Haití el 12 de enero del 2010 – que dejó más de 300 mil muertos y millones de desamparados – están siendo utilizadas como pretexto para el ingreso en suelo haitiano de esta multinacional estadounidense que es líder mundial en el mercado de semillas y que produce más del 90% de todos los transgénicos plantados en el mundo.
La donación de las 475 toneladas de semillas de maíz y hortalizas puede ser publicitada como una acción de generosidad de la Monsanto con el pueblo haitiano. Pero conociendo el historial de esta multinacional, como la conocemos quienes pertenecemos a la Vía Campesina Brasil, tenemos la certeza que se trata de una infame táctica empresarial para el aumento inescrupuloso de sus ganancias. Ganancias que obtendrán a costa de la explotación de familias campesinas así como también a fuerza de destrucción de la soberanía alimentaria de Haití.
Preocupación por ver en este regalo mortal una trágica repetición de lo que ocurrió en nuestro país en la última década. En menos de 10 años, la multinacional Monsanto inició un proceso de contrabando de semillas transgénicas y su introducción clandestina a Brasil. Cuando las autoridades brasileras resolvieron tomar medidas, había ya decenas de miles de agricultores utilizando las semillas genéticamente modificadas de forma ilegal.
A pesar de las protestas y las fuertes movilizaciones de los movimientos sociales, el gobierno brasileño da muestras de su subordinación y aprueba el cultivo de 4,5 millones de hectáreas cultivadas ilegalmente con semillas transgénicas de la Monsanto. Resultado: Hoy día Brasil es el segundo país que más planta semillas transgénicas en todo el mundo. Con un área cultivada de más de 21 millones de hectáreas esta atrás solo de EEUU. 55% de las semillas plantadas en el país son transgénicas. Monopolizado este mercado – la trasnacional controla el 70% del mercado nacional – Monsanto está en libertad para imponer sus precios a los campesinos.
Además, todo campesino que planta semillas transgénicas de la Monsanto se ve obligado a pagar ‘royalties’, o sea, un porcentaje de la cosecha se entrega a la empresa productora de semillas transgénicas. Otro factor es que los productores no pueden replantar las semillas, siendo obligados a comprar para cada siembra nuevas semillas a la Monsanto. Esto viola gravemente la soberanía alimentaria y la autonomía de los campesinos.
Junto con las semillas transgénicas, Monsanto tiene también su paquete de agro tóxicos. Sus semillas son alteradas genéticamente para soportar los efectos dañinos de los herbicidas y pesticidas. El más famoso de ellos es el ‘Roundup’, un peligroso veneno acusado de ser agente cancerígeno y prohibido en varios países. Lamentablemente en Brasil el Roundup es comercializado libremente. Somos también el mayor consumidor en el mundo de venenos (en la zafra pasada se consumieron 1 billon de litros de agro tóxicos): una temible ración de 5 litros de veneno por habitante. Esto degrada nuestros suelos, afecta a las capas subterráneas de agua, contamina las lluvias y por ende nuestros alimentos. La ANVISA (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria) y el Instituto Nacional de Cáncer han alertado acerca del aumento de casos de cáncer en el país, directamente ligados al creciente uso de agro tóxicos.
Los movimientos que integramos la Vía Campesina Brasil defendemos y luchamos por la soberanía alimentaria del pueblo brasileño y de todos los pueblos del mundo, incluido el de Haití. Nuestro compromiso solidario con el pueblo haitiano se lleva a cabo a través de nuestra Brigada Dessalines de Solidaridad con el Pueblo Haitiano, compuesta por más de 30 campesinos y campesinas brasileños/as que desde el 2009 están en suelo haitiano trabajando en conjunto con los movimientos campesinos en la construcción de un Haití más justo y soberano.
No podemos permitir que la catástrofe del 12 de enero sea utilizada como pretexto para abrir las puertas de Haití a los intereses mercantiles de multinacionales delincuentes como Monsanto. Además de una ilegítima y violenta ocupación llevada a cabo hace seis años por tropas de la MINUSTAH- vergonzosamente liderada por el ejército brasileño- y teniendo que lidiar con los desafíos de reconstrucción el país, el pueblo de Haití no puede sufrir este nuevo terremoto social que representaría el ingreso de semillas transgénicas.
Es por ello que manifestamos nuestro irrestricto apoyo a las movilizaciones que se desarrollarán el 4 de junio del 2010 en la región de Papay, en el departamento Central de Haití, con el objetivo de denunciar y combatir la entrada de la multinacional Monsanto y sus semillas transgénicas al país. Esperamos que esta sea la primera de muchas otras manifestaciones que impidan los planes de muerte de Monsanto y del capitalismo neoliberal en Haití.
Toda nuestra solidaridad con el pueblo luchador de Haití, heredero de la fuerza y el coraje de Capóis La Mort, Toussaint Louverture, Alexander Petion, Henri Kristophe e Jean Jacques Dessalines, ¡primeros libertadores de Nuestra América!
Fuente: http://alainet.org/active/38649