De entre los múltiples impactos ambientales de una economía basada en el petróleo, el cambio climático se erige como el más grave de todos ellos, con consecuencias impredecibles para el planeta.
ESAP: ¿Qué papel desempeña el petróleo en relación con el cambio climático?
CRISTINA ROIS: El consumo del petróleo es uno de los impulsores de ese fenómeno. Se puede decir que el principal junto con el carbón. El cambio climático que vivimos se debe a la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, mayoritariamente CO2, y el 80% de éste se produce al quemar combustibles fósiles : carbón, petróleo y gas. Sólo el uso de petróleo es responsable del 22,6% de las emisiones de 2004. En buena parte se dedica al transporte, y sus emisiones han aumentado un 120% desde 1970 hasta 2004, mientras por ejemplo las del sector industrial crecieron un 65%. Por tanto, uno de los muchos y graves problemas que se asocian al petróleo es el cambio climático. Frenarlo es incompatible con quemar el petróleo que pueda quedar en los pozos al ritmo que lo hacemos hoy.
ESAP: ¿El cambio climático va a ser un factor de peso en la evolución de la pobreza en el mundo?
C.R.: Se puede decir que ya lo es. Uno de los factores que han desatado la crisis alimentaria de los últimos meses es la merma de cosechas en los principales países exportadores. Comenzó a disminuir en 2005 y continuó en 2006 debido a las condiciones climáticas. En Australia y Canadá llegó a reducirse en casi una quinta parte. No puede afirmarse que estas circunstancias sean extraordinarias y debidas al cambio climático, pero sí puede decirse que encajan con los impactos previstos. Los resultados de los modelos climáticos muestran que en latitudes medias y altas (área donde está la mayoría de los países desarrollados) un calentamiento moderado puede beneficiar el rendimiento de cosechas y pastos, pero en las regiones tropicales, estacionalmente secas, incluso un pequeño aumento de 1ºC a 2º C, los reducirá. Cuanto mayor sea la intensidad del cambio climático mayor será la disparidad de rendimientos entre los países desarrollados y el resto. Aunque el mundo pueda disponer de suficientes alimentos durante el resto del siglo, se prevé la polarización de la capacidad alimentaria con un sustancial incremento del riesgo de hambre entre las naciones más empobrecidas. Y no olvidemos la subida del nivel del mar: las zonas expuestas a mayor riesgo por número de personas afectadas son Asia meridional y suroriental, con aumentos menores pero igualmente importantes en África oriental y occidental y el Mediterráneo, desde Turquía hasta Argelia. Sólo en los siete megadeltas de Asia se podrán ver afectados 200 millones de personas que perderán su espacio vital, acuíferos costeros y las tierras más fértiles. Creo que hay que hacer un enorme esfuerzo para evitar que la progresión del cambio climático nos lleve a estas situaciones. Esto implica evitar generar CO2, y es un asunto que compete sobre todo a los países industrializados.
ESAP: ¿Estos países ya han asumido el problema?
C.R.: No. Resulta evidente que no si observas que en casi todos esos países ricos las emisiones siguen en aumento. Algunos de ellos, como Alemania, Inglaterra y Suecia, han reducido sus emisiones y podrían cumplir con Kioto, pero el objetivo de la UE para 2020 es insuficiente y contradice lo que ha venido defendiendo en foros internacionales. Creo que hay gente, incluso con sensibilidad crítica hacia los gobernantes o declaradamente de izquierdas que se está dejando engañar por… digamos los anuncios de coches ecológicos. Me explico : en un país donde antes de 2007 la mayoría de la población poco había oído hablar de cambio climático porque el tema se ninguneaba en los medios de comunicación, el predominio repentino de las palabras ‘sostenibilidad’, ‘medio ambiente’, ‘cambio climático’, ‘menos CO2’… ha transmitido la impresión de que el problema está en vías de solución. Pero es falso, las políticas que llevan al aumento de emisiones no han cambiado : no se detiene la construcción de carreteras, el gasto de energía y, en concreto, de transporte sigue creciendo, el mercado de CO2 sólo ha creado un nuevo negocio, pero no hay reducción neta, etc. Las pocas encuestas disponibles sobre la actitud de la gente muestran la contradicción de considerarlo un problema importante, pero no estar dispuestos a dejar ni el coche, ni a cambiar su modo de vida. Hay mucho por hacer y poco tiempo. Si las emisiones mundiales no comienzan a reducirse en un período de diez a quince años probablemente no podremos frenar los peores impactos del cambio climático que puede conllevar una subida de 2º C.
ESAP: ¿Entonces qué hay que hacer para frenar el cambio climático?
C.R.: Dejar de ser una sociedad básicamente consumista con una economía depredadora basada en combustibles fósiles. Pero no hay tiempo para esperar hasta que eso ocurra, por tanto lo inmediato es ir hacia la reducción del consumo energético mediante el ahorro y el uso de tecnologías cada vez más eficientes. Al mismo tiempo hay que cambiar a fuentes energéticas no fósiles (desde luego excluyendo la nuclear), y eso significa que las llamadas energías limpias o renovables tienen que multiplicar su contribución muy por encima de la que tenemos hoy. Esto sólo se puede conseguir creando conciencia ciudadana y presionando a los poderes políticos. El objetivo que debemos asumir es el de reducir las emisiones de los países desarrollados del 25% al 45% para 2020. Un esfuerzo enorme que permitiría a las naciones empobrecidas mejorar sus condiciones de vida sin disparar el cambio climático.