La crisis política que envuelve al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se intensificó esta semana después de que el miércoles la exministra de Justicia, Judy Wilson-Rayboud, hiciera unas explosivas declaraciones en las que le acusaba de presionarla para que interfiriese políticamente en un caso judicial que juzgaba a la mayor constructora del país, SNC-Lavalin, con […]
La crisis política que envuelve al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se intensificó esta semana después de que el miércoles la exministra de Justicia, Judy Wilson-Rayboud, hiciera unas explosivas declaraciones en las que le acusaba de presionarla para que interfiriese políticamente en un caso judicial que juzgaba a la mayor constructora del país, SNC-Lavalin, con el fin de evitar un juicio por corrupción.
Trudeau intentó defenderse ayer al asegurar que en ningún momento presionó a Wilson-Raybould para que ofreciese a SNC-Lavalin un trato de favor que evitaría su enjuiciamiento criminal por supuestos sobornos a altos funcionarios del régimen de líder libio Moamar Gadafi (1969-2011). «Los miembros de mi personal y yo hemos actuado siempre de forma apropiada y profesional. Estoy totalmente en desacuerdo con la descripción que la exministra de Justicia y fiscal general ofreció en su testimonio», afirmó Trudeau.
Sin embargo, el primer ministro no negó que estuviera interesado en ofrecer a SNC-Lavalin un acuerdo de enjuiciamiento diferido, que evitaría su procesamiento por corrupción, y explicó que la razón era para proteger empleos en el país. «Siempre hemos defendido y protegido empleos en Canadá. Pero siempre lo haremos respetando las normas», añadió Trudeau.
SNC-Lavalin tiene alrededor de 9.000 empleados en Canadá, incluyendo unos 3.400 en la provincia de Quebec, donde la firma tiene su sede y el Partido Liberal de Justin Trudeau necesita obtener escaños en las próximas elecciones generales de octubre para tener la oportunidad de retener un gobierno mayoritario. La exministra asegura que el hecho de que Trudeau sea diputado por la provincia quebequense también es una de las razones para ofrecer un trato preferente a la constructora.
De momento Trudeau sobrevivió al que se considera el mayor escándalo político de su Gobierno. Desestimó ayer las peticiones de dimisión de la oposición y recibió el apoyo de un aliado dentro de su gabinete, lo que indica que no hay presión inmediata dentro de su formación liberal para expulsarlo por el escándalo.
La defensa del primer ministro se produce menos de 24 horas después de que Wilson-Raybould sacudiese el mundo político canadiense con su declaración ante el comité de justicia de la cámara baja del Parlamento, en la que acusó de presiones a Trudeau, a varios de sus principales asesores y a otros ministros.
«Durante cuatro meses, de septiembre a diciembre (de 2018), experimenté un esfuerzo consistente y sostenido por parte de muchas personas del Gobierno para conseguir que interfiriese políticamente en el ejercicio de la discreción de la fiscalía en mi papel como fiscal general de Canadá en un esfuerzo inapropiado para asegurar un acuerdo de enjuiciamiento diferido para SNC-Lavalin», dijo Wilson-Raybould.
Las reiteradas negativas de Trudeau desde que se inició el escándalo el pasado 7 de febrero no han tenido ningún efecto para desactivar la crisis de Gobierno, que de momento se ha saldado con la dimisión de Wilson-Raybould y del principal asesor y viejo amigo del primer ministro, Gerald Butts. Butts ha sido identificado como una de las personas del equipo de Trudeau que dirigieron la presión contra Wilson-Raybould.
oy, la principal formación política de la oposición, el Partido Conservador (PC), reiteró su solicitud de dimisión de Trudeau y su exigencia de que la Policía canadiense investigue las acusaciones de Wilson-Raybould.
También este jueves, el presidente de la Cámara Baja del Parlamento canadiense aceptó la petición de los partidos de la oposición para la celebración en la noche del jueves de un debate de emergencia sobre el escándalo.
Mientras, Butts, que dejó su puesto de mano derecha de Trudeau el pasado 18 de febrero para «poder defenderse» de las acusaciones de interferencia política, solicitó testificar ante el Comité de Justicia del Parlamento «tras ver el testimonio» de la exministra. Butts dijo en una carta enviada al presidente de la comisión y publicada en su cuenta de Twitter: «Creo que mis pruebas serán de ayuda a la Comisión de Justicia y Derechos Humanos en su consideración de estos asuntos», indicó.
El escándalo se inició a finales de febrero cuando un periódico reveló que Wilson-Raybould había recibido presiones para ofrecer a SNC-Lavalin un llamado acuerdo de enjuiciamiento diferido que evitaría a la constructora su procesamiento en un caso de corrupción.
Sin el acuerdo, y en caso de ser condenada por corrupción, SNC-Lavalin tendría prohibido participar durante 10 años en contratos de obras públicas en Canadá, lo que supondría un considerable daño financiero para la empresa. A SNC-Lavalin ya se le ha vetado participar en contratos del Banco Mundial por otro caso de corrupción en Bangladesh.