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Turquía: Esperanzas y obstáculos para los nuevos diputados kurdos

Fuentes: Berria

Por primera vez en más de quince años, el movimiento de liberación nacional kurdo en Turquía vuelve a tener diputados en la Gran Asamblea de Ankara gracias a los resultados obtenidos en las urnas el pasado 22 de julio. Y esta vez, además, los suficientes para constituir un grupo parlamentario propio. Estos veinte diputados, encuadrados […]

Por primera vez en más de quince años, el movimiento de liberación nacional kurdo en Turquía vuelve a tener diputados en la Gran Asamblea de Ankara gracias a los resultados obtenidos en las urnas el pasado 22 de julio. Y esta vez, además, los suficientes para constituir un grupo parlamentario propio. Estos veinte diputados, encuadrados en el DTP (Partido de la Sociedad Democrática), asumieron a principios de este mes su nueva responsabilidad con el compromiso de trabajar para conseguir la paz y la democracia para el pueblo kurdo.

Si bien los diputados conseguidos en 1991 fueron expulsados del Parlamento y encarcelados porque en el momento de asumir el escaño Leyla Zana expresó en lengua kurda su voluntad de hermanamiento entre el pueblo kurdo y el turco, esta vez de momento parece que los nuevos veinte diputados conservaran el asiento en Ankara. Durante toda la campaña los candidatos ya anunciaron que iban a actuar con responsabilidad, dando a entender que respetarían la legislación y no usarían el kurdo en la toma de posesión del acta de diputados. Y así sucedió.

Hilmi Aydogdu, responsable de las relaciones con la prensa del DTP en Diyarbakir (la capital del Kurdistan norte), justifica el cambio de actitud de los diputados kurdos por la diferencia de contexto entre los años noventa y la actualidad. Si bien entonces la dura ofensiva del gobierno de Ankara contra el PKK se saldó con miles de muertos y presos, persecución de la lengua kurda en todos los ámbitos y 4.000 pueblos kurdos evacuados y quemados por el ejército, con una migración forzosa de tres millones y medio de personas, el contexto actual ha mejorado. Cierto es que en las cárceles aún hay alrededor de 7.000 presos políticos, que la lengua propia continua prohibida en muchos ámbitos públicos, que continúan las denuncias de torturas y malos tratos en las comisarías y un largo etcétera de vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos; pero también es cierto que la llegada al gobierno del AKP ha supuesto algunas reformas democratizadoras, que se espera que vayan a mas, sobretodo por la apuesta europea del partido de Erdogan. El AKP es un partido que ha crecido vinculado a los círculos islámicos y a una nueva clase formada por pequeños y medianos empresarios. Esta composición es distinta a los partidos tradicionales turcos, que están estrechamente vinculados al ejército y de esta relación obtienen sus privilegios. Para el partido que irrumpió en la escena política turca en 2002 ganando las elecciones, su prioridad es incorporar Turquía en la Unión Europea, y para hacerlo está dispuesto a modificar la Constitución y las leyes para adaptarlas a los estándares europeos. Esto significa reducir el peso del ejército y aceptar y proteger los derechos individuales.

Este cambio del AKP respeto al resto de los partidos lo reconoce y lo valora el DTP. Como explica Aydogdu, «durante la anterior legislatura, el AKP ya hizo cambios exigidos por la Unión Europea. Fueron cambios legislativos democratizadores. Con el 46% de los votos, ahora el AKP tiene poder para hacer grandes cambios, cambios positivos en el ámbito social y para convertir Turquía en un Estado democrático de primera clase. La duda es si el AKP será lo suficientemente valiente para hacer los cambios». Los parlamentarios del DTP ya han anunciado su disposición a apoyar con sus votos al AKP si da pasos hacia la democratización del Estado turco.

Resultados insatisfactorios

A pesar de la satisfacción por haber logrado constituir un grupo parlamentario propio, las expectativas del movimiento kurdo eran superiores a los resultados logrados en las urnas el pasado 22 de julio, ya que esperaban llegar a los treinta diputados. Además, la abrumadora victoria del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), con el 46% de los votos y la mayoría absoluta de los escaños de la Gran Asamblea, trunca en parte las previsiones de los kurdos de poder condicionar algunas votaciones en el Parlamento. Si bien es cierto que el AKP no ha logrado las dos terceras partes de los diputados que necesitará, también lo es que se ha quedado muy cerca y que posiblemente podrá encontrar una estrategia para no tener que recurrir a los diputados, que considera incómodos aliados, para aprobar leyes como el nuevo mecanismo para escoger al presidente de la República o la reforma de la Constitución.

Preguntado por Berria sobre las posibles alianzas, Melih Bulu, vicepresidente del AKP en Istambul, aseguraba que el apoyo de los diputados del DTP no será necesario: «Por ejemplo, en la elección del nuevo presidente se requiere el quórum en la votación de dos terceras partes de los diputados, y el MHP ya ha asegurado su presencia. Además, en el peor de los casos, en la tercera ronda de votaciones con 276 votos es suficiente, y nosotros tenemos 340 diputados».

Frente al nuevo mapa político dibujado por las urnas, Hilmi Aydogdu considera que su partido sí que jugará un papel clave, pero reconoce que no lo será en las votaciones sino a la hora de hacer propuestas para lograr una resolución del conflicto que vive el pueblo kurdo: «Tenemos previsto elaborar un mapa de ruta y llevarlo al Gobierno, a todos los partidos y también a las organizaciones que no están representadas en el Parlamento». Aydogdu añade que los diputados del DTP «darán apoyo a los cambios que se quieran hacer en la Constitución para eliminar las leyes antidemocráticas que aún hay en la carta magna».

Obstáculos para los nuevos diputados

A pesar de las continuas declaraciones de entendimiento con el resto de candidatos y de su voluntad de total respeto a las normas de funcionamiento del Parlamento, los nuevos diputados ya han empezado a sufrir un trato distinto del resto de formaciones políticas. Durante los primeros días el grupo del DTP denunció que eran el único grupo parlamentario a quienes no se les había asignado un despacho propio. Además, la semana siguiente a la celebración de los comicios, se aprobó una nueva ley que cambia la forma de financiación de los partidos, y si hasta ahora la asignación estatal estaba ligada al número de diputados conseguidos, ahora se añade una nueva condición: hay que superar el 7% de los votos en el conjunto del Estado. Como los diputados kurdos se han quedado a dos puntos del nuevo porcentaje fijado no tienen derecho a recibir ayuda económica por los veinte escaños logrados.

Hay otra carta encima de la mesa que podría dificultar la tarea a los diputados kurdos: la posible operación militar del ejército turco contra las bases que tiene el PKK en el Kurdistan sur, al otro lado de la frontera iraquí. A pesar que quién más defendió la operación fueron el CHP y el MHP (segunda y tercera fuerza parlamentaria, muy por detrás del AKP), el partido del gobierno podría optar por esta opción, que en ningún caso beneficiaría la apuesta democratizadora y pacificadora de los nuevos diputados kurdos.