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Sobre la iniciativa zapatista

Ultima llamada

Fuentes: La Jornada

«Vuélvenos a contar el cuento del Pingüino en la Selva», sentí que me pedían mis amigos, que están muy preocupados con la Sexta Declaración de la Selva y a quienes les había dicho que todo se aclaraba con el texto de los zapatistas de este fin de semana en La Jornada (23 y 24/7/05). Y […]

«Vuélvenos a contar el cuento del Pingüino en la Selva», sentí que me pedían mis amigos, que están muy preocupados con la Sexta Declaración de la Selva y a quienes les había dicho que todo se aclaraba con el texto de los zapatistas de este fin de semana en La Jornada (23 y 24/7/05). Y yo les contesté más o menos lo que voy a escribir ahora y que me parece una interpretación correcta de la Sexta Declaración enlazada al cuento del Pingüino.

Les dije: Bueno, en primer lugar no es un llamado para que los ciudadanos que quieren votar no voten, sino una convocatoria para que los que no vayan a votar los acompañen en su caminar; pero con la aclaración de que si ahora hay quienes andan metidos en la política electoral y después quieren sumarse a la marcha serán bienvenidos.

En segundo lugar el movimiento no va a quitarle fuerzas a AMLO (Andrés Manuel López Obrador) ni al PRD (Partido de la Revolución Democrática), y ya sólo por eso es muy importante precisar, como lo hizo la declaración, que no es un movimiento electoral, pues de otra manera se creería que va a competir con los que sí lo son.

Además, en tercer lugar, y esto es muy importante, se trata de un nuevo movimiento social que quiere hacer un nuevo movimiento político-pedagógico de organización y acción , que responda, en México, a demandas sociales y nacionales que están expresando muchos pueblos y organizaciones sociales, y que ni el sistema electoral, ni el sistema de partidos, ni los regímenes de gobierno formulan entre sus demandas, programas o proyectos, y que cuando llegan a formularlos se ven imposibilitados de cumplir con ellos, y a la hora de gobernar se olvidan de ellos, o pretenden cumplirlos con actos paternalistas o populistas, o incluso actúan contra los propios pueblos que los apoyaron, como ha ocurrido y ocurre con partidos, corrientes y gobiernos como los de Perú, Ecuador, Bolivia, Haití, Brasil y con las fuerzas que antes se decían de izquierda en México y que dejaron en puras palabras aquello de la «Revolución Democrática», y empezaron a hablar un lenguaje «políticamente correcto» que ellos llaman «de centro» o de «izquierda moderna», y que, si uno se fija bien, trata de ajustarse, hasta sin pensarlo, al Consenso de Washington precisado por Pinochet y los economistas neoclásicos o neoliberales de las Américas y del Mundo, que se dicen sus precursores sin serlo.

El caso es que si se quiere cumplir, por ejemplo, con el Programa Mínimo no negociable del Frente Obrero, Campesino, etcétera, que se reunió en Querétaro hace poco, y al que ningún líder o vocero de la sociedad política se refiere, no obstante provenir de más de 200 organizaciones de masas; en esas condiciones se tiene que organizar un poder de la sociedad civil que le permita negociar lo que sí sea negociable y avanzar en dirección de una verdadera democracia.

El problema es que en el curso de esa lucha se van a plantear obstáculos muy serios que obligarán a luchar por la liberación y por sistemas de dominación y producción postcapitalistas, que algunos llamamos socialistas, y que mejor es pensar en ellos de una manera cada vez más precisa y clara, como lo están haciendo todos los «movimientos alternativos, sistémicos y antisistémicos» de América Latina.

Y aquí, al mencionar este camino que se han trazado los zapatistas, surgen críticas de quienes se han sentido desilusionados porque la Alerta Roja del EZLN no sirvió para iniciar una revolución armada, y a ellos, los zapatistas les dan «muchas disculpas», diciendo que tal vez eso ocurrirá «en otra ocasión».

La verdad es que ahora están siguiendo el nuevo camino pacífico que amplios contingentes de México y el mundo quieren seguir, de luchas pacíficas que se libren dentro de lo que un jurista veneciano llama «el campo jurídicopolítico». Y en ese campo, los zapatistas y los pueblos indios con sus acompañantes, han mostrado una firmeza que hasta sus enemigos no dejan de reconocer… y que no deben olvidar entre autoengaños oportunistas o mentiras solitarias que buscan criminalizar a cualquier líder o movimiento político o social que afecte sus intereses y su codicia.

Otras críticas inválidas o falaces son motivo de aclaración con pruebas contundentes o sorprendentes, como reafirmar (ante quien los acusa de no ser fieles a su lucha original de pueblos indios), la prioridad que los pueblos indios ocupan en sus luchas, aunque éstas «ya no sólo sean con ellos ni por ellos»; o el responder a quienes los acusan de estar negando a López Obrador el que sea el candidato de «la Izquierda» que el propio AMLO dijo ser «de centro», y que además nombró para organizar las «redes ciudadanas» a una antigua subsecretaria del Gobierno de Salinas y a un antiguo diputado del PRI que en el Congreso de la Unión sostuvo que el EZLN era un grupo paramilitar al servicio de los Intereses extranjeros que buscan hacerse de la zona estratégica del Istmo de Tehuantepec, nombramientos que confirman lo que AMLO dijo.

En cuanto a quienes los critican por usar conceptos «anticuados» o desgastados… «como los de la izquierda anticapitalista», o por manifestar su solidaridad con Cuba, y les piden «ignorar la lucha que durante décadas ha librado todo ese pueblo» contra «el bloqueo norteamericano» y por defender su soberanía, y los exhortan a olvidar las luchas de los indígenas de Ecuador y Bolivia, de Chile y Colombia; las de los Campesinos Sin Tierra en Brasil, las de los piqueteros y las Madres de Mayo de Argentina; las de Venezuela por su soberanía; o las grandes movilizaciones de Uruguay contra las políticas de «imposición de la estabilidad económica»… Y les exigen abandonar el concepto de «la Patria Grande» porque ese concepto ya es muy viejo y «lo moderno es voltear la mirada al norte resuelto y brutal», les recuerdan que las luchas más viejas en este continente son las de los pueblos indios, y que no por eso son menos válidas…

El cuento del Pingüino en la Selva Lacandona es incontable. Hay que leerlo. Inaugura una forma de alegría distinta a la del Viejo Antonio y a la de Durito. Pero por bello y vital que sea, no puede ocultarnos el mensaje final de los zapatistas, para que todo México y todo el mundo sepa que ellos están plenamente conscientes de los peligros que corren al salir del rincón donde han vivido y luchado, donde los han confinado.

Aclaran que la alerta roja es para los pueblos que van a salir en forma pacífica y frente a los que hay varias amenazas violentas de detenerlos, de las cuales señalan cuatro posibles. «Para enfrentar esas posibilidades -concluyen- es que nos hemos preparado muchos años…-y añaden-: es por eso que la alerta roja de las tropas insurgentes no se ha levantado, sólo la de los pueblos, y es por ello que uno de los comunicados señalaba que el EZLN puede perder por cárcel, muerte o desaparición forzada, a parte o la totalidad de su dirección conocida públicamente, y seguir luchando.»

No hay más comentarios. Quienes sólo piensan en las elecciones gubernamentales o en seguirnos arrebatando el patrimonio y la soberanía nacional por todos los medios -pacíficos o violentos- a su alcance, tienen que ser detenidos. Respetar los derechos de los zapatistas fortalecerá el derecho de los pueblos y la paz.