Fernando Lugo, el obispo católico considerado uno de los referentes de la Teología de la Liberación, de 56 años, anunció en la Navidad de hace dos años que abandonaba su estado clerical para meterse inmediatamente en la campaña para las presidenciales del 20 de abril. Al frente de una coalición heterogénea de organizaciones de izquierda […]
Lugo insistió en su campaña que gobernará el país con la ayuda de todos y para todos, incluidos los colorados, excepto con la «rosca mafiosa», como define a los grupos que han copado el poder durante seis décadas y fueron responsables de la impunidad del país.
El religioso ha manifestado sus simpatías por los presidentes Rafael Correa (Ecuador), Hugo Chávez (Venezuela) y también por Lula da Silva (Brasil), aunque se muestra esquivo de identificarse con alguno de estos referentes de la oleada progresista que está viviendo la región. Sin embargo, podría compararse con Correa por su catolicismo de base y por ser un fenómeno emergente en un país castigado por la corrupción y que llegó a la presidencia sin un partido de pertenencia. Lugo promete una reforma agraria y devolverles a los paraguayos la dignidad que merecen.
Para los sectores de propietarios rurales, Lugo es un peligroso izquierdista, porque no olvidan su labor comunitaria en los once años que fue obispo en San Pedro, una de las zonas más empobrecidas de Paraguay. En 1994 fue nombrado obispo de San Pedro y hoy está castigado por la Santa Sede con la suspensión a divinis por dedicarse a la política.
Nació en una familia humilde de San Pedro de Paraná, pero creció en Encarnación. Ingresó al noviciado en 1971 y paralelamente realizó sus estudios en la Universidad Católica de Asunción, obteniendo el título de licenciado en Ciencias Religiosas. Se ordenó sacerdote católico y se trasladó a Ecuador a trabajar como misionero. Luego viajó a Roma, donde estudio Espiritualidad y Sociología. Siendo obispo creó en 2006 la organización Resistencia Ciudadana y reunió a más de 30 mil personas frente al Congreso para pedir el juicio político de Duarte Frutos. Fue su bautismo político.