Recomiendo:
0

Haití, marzo de 2008

Un viaje; un cuento

Fuentes: Rebelión

En ese mes viajamos con nuestra Brigada internacionalista para el interior del país. Fuimos para el Departamento Central con el objetivo de hacer contacto con el «Mouvman Peyizan Papay», MPP. Una de las organizaciones campesinas más antiguas del país. 137 Km separan Puerto Príncipe e Hinche, capital del departamento central. En el día que partimos […]

En ese mes viajamos con nuestra Brigada internacionalista para el interior del país. Fuimos para el Departamento Central con el objetivo de hacer contacto con el «Mouvman Peyizan Papay», MPP. Una de las organizaciones campesinas más antiguas del país.

137 Km separan Puerto Príncipe e Hinche, capital del departamento central. En el día que partimos entramos en una camioneta 4 por 4 de propiedad particular tomando la Ruta Nacional número 3 rumbo al nordeste del país. En el camino, paramos solamente uma vez (5 minutos). Andamos exactamente 4hs. Hicimos, de esta manera, un por medio de 37,25 km hora. No había embotellamientos. Había una ruta, absolutamente destruída. Ruta de tierra. Sin puentes. Crateras. Piedras…

Sin embargo, el transporte particular privado es confortable. Se evita el polvo, el amontonamiento, el sol, la rechazo inicial debido al color de nuestra piel. Aquí, blanco es fácilmente confundido con militar. Aquí, los militares son rechazados igual el satanás rechaza la cruz. Nosotros, cuatro jóvenes, fácilmente podemos ser confundidos por militares. Pueden pensar que somos del servicio secreto… El transporte privado es bueno; tiene traducción, tiene agua, tiene seguridad, se hace tistes, tiene pocas personas disputando espacio en el interior del vehículo. ¿Como debe ser el transporte público/colectivo?

Cuando retornamos a la capital, en el día 24 de marzo, después de nos disputaren a empujones por los propietarios de los vehículos que hacen el transporte colectivo, subimos en una camioneta tipo «S10» doble cabina y carrocería abierta as las 9:00hs de la mañana. Esperamos llenar el auto y a las 11hs salimos de Hinche. Ese pequeño vehículo es el principal medio de transporte colectivo utilizado en el país. Tanto del interior para la capital, como entre las ciudades del interior y para la propia capital.

Pagamos 15 dólares americanos y subimos en la camioneta «S10». Además de nosotros, cuatro brasileños, y el chofer, viajaron en el mismo auto 13 personas más. Es decir; viajamos entre 18 personas en una camioneta S10. Gastamos 5hs para hacer los 137 Km que separan Hinche de Puerto Príncipe. Nuestro por medio fue de 27 Km por hora. Además del considerado exceso de pasajeros, la camioneta llevaba una grande cantidad de gallinas, cabritos, sacos de carbón y otros sacos no identificados por nosotros. Era una verdadera montaña de gallinas, cabritos, sacos y gente. Hicimos dos paradas. Nuestros cuerpos no aguantan 5 horas amontonados. ¿ Por acaso alguien se ha quedado 5 horas entre 18 personas en una camioneta?

Además de mirar el paisaje haitiano llena de montañas y de campesinos muy pobres, nos llenábamos de polvo. Cada vez que encontrábamos un vehículo era una lluvia de polvo. Nos bañamos de polvo procedente de todos los tipos de vehículos, incluyendo un tren militar de la MINUSTAH. Y nuestro auto moviéndose a 27 Km por hora…

De los 137 Km entre Puerto Príncipe y Hinche, solamente 40 tiene asfalto. El restante es carretera de tierra. Me pregunte una vez a un maestro de Haití, «La MINUSTAH hizo alguna carretera por aquí?» La respuesta fue, «ni un metro.» Haití tiene sólo tres principales carreteras nacionales. Imagino un total de aproximadamente 1.500 km de carreteras. De este total sólo 200 km tiene asfalto. 65% de la población vive en el campo. La mayor parte de la economía es agrícola. Hablo sólo de las carreteras nacionales… Imaginen el interior del interior del país … Imaginen como debe vivir mayoría de la población …

La ocupación militar es una vergüenza! Estoy aquí hace dos meses y medio y no se ve nadie diciendo que los militares cumplen papel importante. Un ejército de ocupación militar internacional que no puede, o no quiere, hacer un metro de asfalto para el uso colectivo es un ejército desmoralizado y avergüenza su país.

Un ejército de ocupación militar internacional que es totalmente rechazado por la gente también avergüenza su país. Un ejército de ocupación militar que no construye una escuela en un país con 45% de analfabetos avergüenza su país. Un ejército de ocupación militar internacional que no ha sembrado un árbol en un país donde sólo existe 3% de forestas también es una vergüenza. Sólo la presencia internacional de la ocupación militar debería avergonzar a nuestros países.

José Luis de Patrola

Profesor de historia, miembro del MST y coordinador de la brigada de cooperación de la Vía Campesina en Haití