A escala mundial, aproximadamente uno de cada siete niños está sometido a alguna forma de explotación laboral, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT). No obstante, destaca que en los últimos años ha habido resultados positivos en la eliminación del trabajo de menores, «especialmente de las peores formas», como la minería, el comercio sexual y […]
A escala mundial, aproximadamente uno de cada siete niños está sometido a alguna forma de explotación laboral, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
No obstante, destaca que en los últimos años ha habido resultados positivos en la eliminación del trabajo de menores, «especialmente de las peores formas», como la minería, el comercio sexual y las labores agrícolas.
Asimismo, señala que en regiones como América Latina y el Caribe es donde se han registrado los mayores avances, pues en esas áreas sólo desarrollan actividades económicas aproximadamente 5 por ciento de los niños de entre cinco y 14 años (unos 5.7 millones), lo cual contrasta con regiones como África subsahariana, donde 26 por ciento (50 millones) de los menores trabajan.
Según documentos de esta institución de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Asia y el Pacífico el problema es importante, ya que se calcula que en esas áreas cerca de 122 millones de niños en el mismo rango de edad son explotados laboralmente.
A unas semanas de que se conmemore el Día Mundial contra el Trabajo Infantil -el próximo 12 de junio-, la OIT puntualiza que de cada 10 menores que trabajan, alrededor de 70 por ciento lo hacen en el sector agrícola, 22 por ciento en el de servicios y 9 por ciento en la industria, incluidas la minería, la construcción y las fábricas.
La OIT remarca que el trabajo infantil es un «obstáculo para la enseñanza», por lo que para este año la conmemoración del 12 de junio se centrará en el mensaje: «la educación es la respuesta acertada al trabajo infantil». En este contexo, plantea que debe haber «una educación para todos los menores, al menos hasta la edad mínima de admisión al empleo», así como la adopción de políticas que luchen contra el problema del trabajo infantil, impartiendo educación de calidad, formación de calificación con recursos adecuados y enseñanza que promueva la sensibilización sobre la necesidad de luchar contra dicho flagelo.
La OIT refiere que dicho problema está estrechamente vinculado a la pobreza. «Una familia de escasos recursos puede no tener los medios de pagar las cuotas escolares u otros gastos inherentes a la educación, además de que es posible que dependa de la contribución que la niña o el niño trabajador aporten, y atribuir más importancia a ese ingreso que a su instrucción académica.
«Por otro lado, cuando una familia tiene que escoger entre enviar a su hijo o a su hija a la escuela, suele ser la niña la que sale perdiendo.»
Apunta que ahora más que nunca los niños necesitan una educación y formación de calidad si desean adquirir las calificaciones necesarias para tener éxito en el mercado laboral. Sin embargo, advierte que «en muchos países, las escuelas a las cuales tienen acceso las familias pobres no disponen de los recursos suficientes y no están adaptadas a sus necesidades. Instalaciones limitadas, clases sobre- pobladas y carencia de profesores correctamente formados son algunos de los elementos que contribuyen a un nivel de educación bastante abajo».
Primaria gratuita y obligatoria
Indica que las metas propuestas sólo podrán alcanzarse si se resuelven los factores que generan el trabajo infantil y que impiden que las familias pobres envíen a sus hijos a la escuela. Entre otras cosas -señala-, se debe ofrecer una enseñanza primaria gratuita, pública y obligatoria; eliminar los obstáculos a la educación de las niñas; reforzar las leyes sobre trabajo infantil y educación, de conformidad con las normas internacionales; luchar contra la pobreza; asegurar que los menores tengan acceso a una escuela y a un entorno de aprendizaje seguro y de calidad; abordar el problema del déficit mundial de profesores y asegurar un cuerpo docente adecuadamente formado y profesional, así como aumentar la sensibilización a la necesidad de eliminar el trabajo infantil».
Según las estimaciones de la OIT, entre 2000 y 2004 el número de niños de entre cinco y 17 años que trabajan en el mundo se redujo 11 por ciento, y el de los que están inmersos en trabajos peligrosos descendió 26 por ciento, pues mientras a principios del milenio había 246 millones de menores trabajadores, en 2004 la cifra se estimó en 218 millones, y de ellos sólo 126 millones lo hacían en actividades peligrosas, en lugar de los 171 millones de principios de este siglo.
La expectativa es que en este momento la cifra sea menor. Según la OIT, actualmente más de 165 millones de niños de entre cinco y 14 años desarrollan actividades económicas.