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Una mirada humana a la crisis actual

12 millones: nuevos pobres en México, hambrientos en el Cuerno de África

Fuentes: Rebelión

Actualmente, la crisis económica es analizada en mesas redondas de la televisión; sale en las primeras planas de los diarios, parece que todo el mundo habla de ella. Calderón y su secretario de Hacienda, dicen que ya estamos saliendo adelante gracias a sus políticas de gobierno, pero el Banco Mundial afirma que los efectos serán […]

Actualmente, la crisis económica es analizada en mesas redondas de la televisión; sale en las primeras planas de los diarios, parece que todo el mundo habla de ella. Calderón y su secretario de Hacienda, dicen que ya estamos saliendo adelante gracias a sus políticas de gobierno, pero el Banco Mundial afirma que los efectos serán de largo plazo.

En los noticieros se habla del tipo de cambio, de la balanza comercial, el Dow Jones o el Nasdaq, pero nunca hablan de lo que significa la crisis, en carne y hueso, para millones de personas de nuestro país y del mundo. Para confundir, se habla mucho con tecnicismos, pero se oculta mediáticamente la angustia y sufrimiento de la gente. Nunca dicen cómo los de arriba construyen murallas para protegerse, y hacer que los costos de la crisis la paguen los de abajo.

A continuación, damos un par de pinceladas de lo que este inhumano embate económico y social está significando para los pueblos del mundo:

México: 12 millones de pobres más

En 2009, cuando ya se sentían con fuerza los efectos negativos de la crisis mundial, el FMI emitió un comunicado en el que se afirmaba que México era «el país más afectado por la crisis en América Latina», sobre todo «porque está muy vinculado a la economía estadounidense». Esta vez no mentía.

Nuestro país es uno de los grandes afectados por la crisis mundial, y a la vez, uno de los que más siguen aplicando las políticas económicas que nos llevaron a ella: las políticas neoliberales. Hay algunas naciones que han aprendido la lección y cambiado de rumbo, nosotros no: Felipe Calderón gobierna para los ricos, para proteger su patrimonio y estabilidad, mientras la mayoría de la población se encuentra en una situación vergonzante de pobreza y exclusión.

En sólo este 2011, el gobierno aumentó el precio del gas y de las gasolinas en 9 ocasiones, y faltan tres incrementos más programados para diciembre; además, la propuesta de ley de ingresos de Calderón, contempla un 15% de aumento adicional al precio de estos energéticos básicos para el próximo año. Todo sube, menos el salario ni el nivel de vida de la clase trabajadora. Y mientras son rescatadas las ganancias de los empresarios, el proyecto de ingresos propone que los estados puedan cobrar un 5% de impuesto a ventas, es decir, ¡aumentar el IVA de 16 a 21%!

Según los datos oficiales del CONEVAL (ya con su debido maquillaje) más del 52% de los mexicanos son pobres (no alcanzan a comprar la canasta básica); hoy, el pueblo mexicano cuenta con de 12 millones más de pobres que cuando el presidente asumió el poder. Doce millones de almas, puestas en desgracia por una crisis que no generaron, y un gobierno que los utiliza, los engaña y les da la espalda. En el Estado de México, de 2008 a 2010 con Enrique Peña Nieto como gobernador, la pobreza extrema aumentó más que en cualquier otro estado de la república, ¡medalla de oro para el copete favorito de la televisión!, pasó de 6.9% de la población estatal a 8.2%; un incremento de 200 mil nuevos pobres extremos que no cuentan con recursos ni para el alimento del día. Ese es el «gobierno que cumple» de Peña Nieto, y es él, a quien la clase política mafiosa de México apuntala para sentar en la silla presidencial.

En su libro de 2010 La Hora de la Igualdad , la CEPAL plantea que «los países más afectados fueron aquellos con economías más abiertas, como México y algunos países centroamericanos». Sin embargo, la evidencia y el llamado de estos organismos, que no podemos acusar de izquierda, no hace que nuestra élite política, aferrada y retrógrada, mueva un ápice su posición.

Somalia y el Cuerno de África: 12 millones de hambrientos

Somalia es el tercer país más pobre del mundo, después de Sierra Leona y Niger. Con una historia impresionante de saqueo, su población tiene que soportar hoy, además, el costo más cruel de la crisis económica mundial: pagar hasta con la vida una crisis que ellos, como los pobres en México, no fabricaron.

En el país africano, el 87% de la población es analfabeta, el 85% de los niños en edad de ir a la escuela, no lo hace. Actualmente, la esperanza de vida es de tan sólo 47 años. La principal causa de muerte, es la desnutrición. Hay un médico por cada cien mil habitantes; no existe Secretaria de Salud, y los 45 hospitales del país son privados, hay gente que debe recorrer hasta 700 kilómetros para encontrar al médico más cercano.

A pesar de contar con grandes reservas de gas y de petróleo, en 1986 las autoridades cedieron la concesión para extraer estos recursos a Chevron, Philips y otras empresas petroleras. El país, también posee, por ejemplo, grandes extensiones pesqueras, que 800 buques extranjeros explotan sin dar ni un euro al pueblo somalí.

Estados Unidos y las potencias europeas tienen mucho qué ver con esta inhumana historia de explotación y de saqueo, pero lo peor, es que sobre la catástrofe social que ya existía en el país y en el Cuerno de África en su conjunto, se suma una campaña de las potencias económicas y de la gran clase empresarial, para que los pobres del mundo paguen los costos de la crisis actual.

Según la ONU, más de 29 mil niños han muerto de hambre en la región en los últimos tres meses. Y el precio de los alimentos no deja de subir: la leche a triplicado su precio en tan sólo algunos meses, el del sorgo aumentó 240% y en general el precio de los cereales se han incrementado entre 110 y 375%.

La ONU ha entregado el 80% de los contratos de transportación de la ayuda humanitaria a un clan de tres empresarios que monopoliza el servicio y que ha desviado, según el Grupo de Monitoreo del mismo organismo, hasta el 50% de la ayuda.

En el ojo del huracán, en la misma región, hay un país llamado Eritrea, que sólo ha aplicado una medida: redujo el precio de los granos básicos en 50%. Sólo con ello erradicó el hambre de su territorio. No hizo falta toda la alharaca de «apoyos humanitarios», ni de «rescates» de los «bondadosos» países desarrollados, que se han servido de África muchísimo más de lo que le han regresado en despensas y medicamentos.

El hambre se puede erradicar, que siga azotando a mil millones de personas en el mundo, es sin duda, la peor de las injusticias.

Un botoncito de muestra, del dolor del pueblo somalí: «Mohamed tiene 32 años y los pómulos hundidos por una gran delgadez y solo la bata blanca lo diferencia de los pacientes. Él es uno de los 40 enfermeros de un hospital en Somalia, todos ellos voluntarios sin sueldo, igual que los 15 médicos, los 90 auxiliares y los casi 100 limpiadores y administrativos. ‘Cuando puedo y si tengo tiempo, como algo’, responde Mohamed antes de añadir, ‘pero ahora no puedo hablar, mi gente se está muriendo’. El hospital tampoco recibe ayuda del gobierno somalí y vive de las donaciones» (Las víctimas más frágiles de Somalia, El País, 12 de agosto 2011).

Doce millones de personas padecen esta crisis humanitaria en el Cuerno de África.

Doce millones de nuevos pobres, ahora carecen en México, hasta de lo más indispensable.

No se merecen esta vida de miseria y sufrimiento. Son víctimas del sistema capitalista y la crisis actual, que por cierto, ellos no generaron.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.