La política de comunicación del nuevo gobierno, si existe, se mantiene aún en una nebulosa que quizás el tiempo se encargue de disipar. Al asumir como nueva presidenta de la Cámara de diputados, Nora Castro (MPP) se refirió a varios asuntos relacionados «con la vida democrática» acerca de los cuales, dijo, «habrá que pensar y […]
La política de comunicación del nuevo gobierno, si existe, se mantiene aún en una nebulosa que quizás el tiempo se encargue de disipar. Al asumir como nueva presidenta de la Cámara de diputados, Nora Castro (MPP) se refirió a varios asuntos relacionados «con la vida democrática» acerca de los cuales, dijo, «habrá que pensar y hacer». Entre esas cosas, la representante sostuvo que hace falta «encaminarnos para salvar una materia pendiente en este país, referida a la inexistencia de un sistema nacional de comunicaciones, que articule lo público-estatal, lo comercial y lo alternativo-comunitario». Castro defendió la necesidad de que «vayamos encontrando respuestas concretas para informar, ya que quien no esté informado no puede construir conocimiento».
DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
La Unidad Temática de Medios de Comunicación del EP-FA, que desarrolló esas ideas, se hizo famosa cuando su coordinador, Gabriel Kaplún, casi fue lanzado a la hoguera porque propuso la creación de un ministerio del ramo, como por otra parte existe en muchos países democráticos (véase BRECHA, 17-IX-04). Aún hoy, Kaplún sigue pensando que, si no un ministerio, el nuevo gobierno debería al menos crear una secretaría que tratara de coordinar una serie de funciones del Estado que ahora están dispersas en medio de la burocracia que integran, entre otros, el Ministerio de Educación y Cultura, la Ursec, la Presidencia de la República, el Sistema Nacional de Televisión (SNT), el SODRE y hasta el propio Ministerio de Defensa, que aún conserva, al menos formalmente, la potestad de adjudicar las ondas.
En una larga lista de asuntos que alguien debería abordar desde el gobierno está la medular adjudicación de la publicidad oficial (una suculenta y muchas veces cuestionable subvención que la sociedad paga a los medios), la política hacia la creciente industria audiovisual, la cuestión de las concesiones de ondas (cuyo sentido quedaría seriamente en cuestión cuando lleguen la radio y la televisión digitales, que permiten muchos más emisores) y la situación de la comunicación comunitaria, tolerada pero nunca legislada por el gobierno de Jorge Batlle. Mientras los zapallos se van acomodando por el camino, el gobierno que preside Tabaré Vázquez ensayó, durante la larga transición, algunos pasos en el sensible asunto de la comunicación.
Al comienzo se manejó la idea de que el Servicio de Prensa y Difusión de la Presidencia (Sepredi) tomara a su cargo la dirección de la televisión estatal. Para alivio de quienes piensan que más que una televisión oficial Tveo debe convertirse en una verdadera televisión pública con control de la sociedad y no apenas una boca de salida de los mensajes que quiere dar el gobierno, finalmente Vázquez dio marcha atrás con ese proyecto. Como en otras áreas, la comunicación entre el gobierno y la unidad temática brilló por su ausencia. Quizás debido a los compromisos asumidos durante la campaña, a la falta de conocimiento sobre el tema que tiene el elenco gobernante, a los prejuicios que algunos denominan «síndrome Chávez» (aludiendo al papel golpista que juega buena parte de los medios en Venezuela) y a la sensibilidad que despiertan en general los asuntos mediáticos, la política de comunicación del nuevo gobierno ha sido hasta ahora bastante misteriosa.
Por otro lado, y además de la propuesta de gobierno electrónico que democratizaría la comunicación entre la sociedad civil y las autoridades electas, el presidente entrante se encontrará al menos con dos proyectos destinados a cambiar el statu quo. Con Venezuela, Uruguay acaba de firmar su participación en el proyecto Telesur, llamado a convertirse en una red de televisoras estatales del subcontinente. Tveo tendría un 10 por ciento del paquete accionario de la nueva empresa impulsada por el gobierno venezolano como forma de contrarrestar el monopolio de las grandes cadenas privadas. Se concrete o no el proyecto de Telesur, el desarrollo tecnológico pondrá a Vázquez en el último tramo de su mandato ante una nueva realidad tecnológica, la radio y televisión digitales, un sistema que revolucionará el mundo audiovisual, porque además de un aumento en la calidad de emisión también crecerá considerablemente el número de emisores en televisión abierta, que ya no estarán limitados por el espacio radioeléctrico.
EL ENIGMA TVEO
La designación de la periodista Sonia Breccia como directora de Tveo provocó al menos tres tipos de reacciones: alegría entre sus admiradores, perplejidad entre muchos de los profesionales del sector, y cobro de cuentas, literalmente pendientes, de la administración saliente. Para el caso de Breccia, aquello de que los de la familia son los peores no resultó cierto. Su hermano, el senador Alberto Breccia (MPP), dijo públicamente que ella «sería una excelente directora del canal. Primero porque conoce el medio por dentro, segundo porque es una persona con un buen nivel intelectual, tercero porque tiene un extraordinario rigor en todo lo que hace, y cuarto porque es mi hermana (se ríe)» (Crónicas, 14-I-05). Cuando se publicó la entrevista, la periodista, que estaba de vacaciones, ya había recibido la propuesta más o menos oficialmente y realizado las consultas del caso respecto a incompatibilidades. Otro de los admiradores de Breccia resultó ser el ministro de Educación y Cultura, Jorge Brovetto, quien pocas horas antes de asumir la presentó orgulloso a la prensa como nueva directora de la televisión.
Más allá de sus fans y críticos de su estilo, la inmensa mayoría de las personas vinculadas a la televisión que BRECHA consultó coincidieron en que con la designación de Breccia desaparece la expectativa de seguir un modelo como el desarrollado en Tevé Ciudad, y que queda la sensación de que, más allá de las cualidades personales de la nueva directora, se está haciendo una concesión al grupo de Federico Fasano, donde Breccia conduce el programa periodístico de las mañanas, Primera voz. La presencia de Fasano como único director de medio de comunicación en la recepción que tuvo lugar en el Palacio Legislativo durante el traspaso de mando no hizo más que fortalecer la hipótesis de que el director del «multimedio plural» logró recuperarse de la situación de aislamiento en la cual había quedado en 2003, cuando la mesa política y el Congreso del Frente Amplio de diciembre de ese año lo criticaron con dureza debido al conflicto con sus trabajadores, que lo habían acusado de represión antisindical.
Al otro día del nombramiento de Breccia, el 25 de febrero, El País y El Observador, citando fuentes del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), publicaron que la nueva directora de Tveo mantenía una deuda con el canal. Según pudo saber BRECHA, a febrero de 2002 la periodista efectivamente tenía una deuda de unos 400 mil pesos (unos 27 mil dólares de entonces) que se habían acumulado debido a la crisis económica y a que Breccia había sido despedida de radio Sarandí. Como forma de saldar la deuda, el entonces director de Tveo, Juan Carlos Doyenart, propuso a Breccia suscribir un contrato mediante el cual la marca Hoy por Hoy (registrada oficialmente recién en junio de 2003) sería cedida al canal y además, durante dos años, Breccia sólo recibiría el 20 por ciento de la facturación por publicidad.
Aduciendo impedimentos legales, el directorio del SODRE impugnó este contrato, pero según el abogado de la periodista, Hebert Gatto, Breccia nunca fue notificada de ello y por lo tanto no reconoce la deuda que actualmente ascendería, según el MEC, a 856.042 pesos (Búsqueda, de ayer, jueves). Ramiro Rodríguez Villamil, que suplantó a Doyenart, llegó a otro acuerdo para que Breccia comenzara a pagar un fijo de unos 18 mil pesos por mes a partir de febrero de 2004, quedando la controversia sobre la deuda original para resolución ulterior. Debido a que el contrato entre la productora de Breccia y Tveo se firmó recién en octubre de 2004, en ese lapso se acumuló una nueva deuda por unos 121 mil pesos, que Breccia propuso pagar con canjes de una compañía de aviación, aunque esto fue rechazado. La situación actual, en suma, es la siguiente: la periodista paga lo acordado desde octubre último, mientras se mantiene la controversia sobre la situación anterior.
EL FUTURO ES NUESTRO
Sobre cuál es el proyecto que tiene la nueva directora para el canal aún se ha conocido poco. Consultada por BRECHA, Breccia dijo que está manteniendo contactos tanto con el director saliente como con los trabajadores para sacar al canal de lo que definió como una situación «más que de cti». Afirmó que va a trabajar «sin pausa pero con serenidad» y que recibió del presidente de la República el compromiso de invertir para que el canal logre «la tecnología adecuada a su necesidad». Con respecto al futuro institucional sostuvo que aspira a una televisión pública, más que oficial, y que aceptó el cargo porque cree que «se puede cambiar». Para procesar esos cambios ya habría seleccionado al menos a una docena de asesores.