Dos meses después de las elecciones legislativas, Ucrania se halla en un impasse político que afecta ya a la credibilidad del país en la arena internacional y frena sus ya menguadas expectativas de crecimiento económico. El Parlamento no se reúne la última vez lo hizo el 7 de junio y la prórroga de la interrupción […]
Dos meses después de las elecciones legislativas, Ucrania se halla en un impasse político que afecta ya a la credibilidad del país en la arena internacional y frena sus ya menguadas expectativas de crecimiento económico.
El Parlamento no se reúne la última vez lo hizo el 7 de junio y la prórroga de la interrupción de las sesiones provocó incidentes y fue denunciada como ilegal por la oposición, el Gobierno interino se limita a dar salida a los expedientes en curso y el lento crecimiento económico ralentizado tras la victoria de la «revolución naranja» se estanca, mientras un nuevo conflicto con Rusia en torno al gas se atisba en el horizonte.
Las negociaciones entre las formaciones naranja están estancadas y la oposición del Partido de las Regiones (formación mayoritaria) deshoja ya la margarita.
Estos meses de incertidumbre no han pasado desapercibidos en el plano internacional y han provocado la suspensión de la visita del presidente de EEUU, George W, Bush, prevista en principio para este mismo mes.
Suspensión de las maniobras
En este clima, los diputados no han dado su aval a la presencia de tropas extranjeras en Ucrania, lo que ha supuesto la suspensión sine die de los ejercicios aereos británico-ucranianos y ha generado incertidumbre sobre la suerte de las maniobras conjuntas con EEUU en el Mar Negro.
Maniobras que han sido denunciadas tanto por la población de Crimea como por el conjunto de los habitantes del este de Ucrania, recelosos de la influencia occidental.
Moscú ha anunciado para el 30 de junio una fuerte subida en el precio del gas. En las negociaciones tendrá enfrente a «un país sin Gobierno», constata el diario «Den».