Nota obligatoria: Ser hijo de la revolución es inevitablemente tener el corazón y el pensamiento apuntando a la izquierda. El presente texto nace por una conversación sobre una serie de artículos publicados en Rebelión, relacionados con las elecciones presidenciales de Nicaragua este 5 de noviembre. Con el respeto y la mesura debida, la división de la izquierda en Nicaragua y la posibilidad de que ésta no exista, si Houtart tiene razón, son realidades sumamente preocupantes que merecen nuestra atención urgente, sin importar quien gane las elecciones. La crítica, el respeto y la tolerancia deben ser los caminos que abonen una Nueva Nicaragua.
¿Un partido revolucionario convertido en partido confesional?
El jueves 2 de octubre, Jazmina Bojorge de 18 años llegó a un hospital de Managua con complicaciones en su embarazo de 5 meses. Con su placenta rota urgida de ser extraída, los médicos se rehusaron a atenderla por temor a una condena de 4 años en cárcel. La joven murió. ¿Responsabilidad? Una semana atrás el ultraconservadurismo religioso logró que la Asamblea Nacional eliminara la figura del aborto terapéutico de la legislación nicaragüense. Ilógicamente, a cualquier persona que se involucre directa o indirectamente en un aborto terapéutico se le puede abrir proceso judicial, inclusive a médicos que ante casos como el de Jazmina, están maniatados. Jazmina se convirtió así en la primera mártir de este sinsentido preelectoral.
Con seguridad, más muertes vienen en camino. ¿Lo más indignante? El Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido que hace 27 años llenó las páginas de periódicos del mundo con una revolución de esperanzas y sueños, entregó sus votos sinvergüenzas a este juego organizado por el ala más medieval de los sectores religiosos. ¿Por qué? Para atraer simpatía electoral en las elecciones nacionales de ayer domingo 5 de noviembre (5-N). (Ver también aquí). No es casualidad que en su propaganda oficial desde las elecciones pasadas, la dirigencia actual haya cambiado el rojinegro de Sandino, el General de Hombres Libres, por un rosado chicha combinado con los colores oficiales del Vaticano, blanco y amarillo. (Ver muestra de propaganda FSLN, aquí)
Un rumor doblemente desastroso
Aún sin confirmación, circula el rumor que los dirigentes del FSLN reformarán el Código Penal y reestablecerán el aborto terapéutico una vez que pasen las elecciones, especialmente si ganan. Este rumor, que no circula en ningún medio de comunicación pero sí de boca en boca de militantes sandinistas (especialmente mujeres), crea dos probabilidades en sentidos contrarios, pero ambas de consecuencias desastrosas para el partido.
Si el rumor es falso, el partido demostrará que las palabras de Rosario Murillo, esposa del Daniel Ortega y jefa de campaña FSLN para estas elecciones, son palabras que sepultan el espíritu revolucionario del Frente Sandinista y lo confirman como un nuevo partido confesional en pleno siglo XXI:
«Nosotros estamos profundamente comprometidos con la fe. Pensamos que los valores religiosos, son el consuelo, el amparo. La fe es la forma en que los seres humanos encontramos la paz. Los valores religiosos son la fortaleza que necesitamos para lidiar con la vida cotidiana, que ha sido en los últimos tiempos suficientemente dura. La vida cotidiana que nos obliga a enfrentar desafíos fortísimos y con el amparo y el consuelo de la fe, la gente se nutre, se levanta, el alma se fortalece. Nosotros, precisamente porque tenemos fe, tenemos religión, porque somos creyentes, porque amamos a Dios sobre todas las cosas, es que hemos sido capaces de sobrellevar tantas tormentas, ¡sin inmutarnos! únicamente, aprendiendo de cada dificultad, lo que el Señor ha querido enviarnos como lección, como aprendizaje. Por eso también defendemos, y coincidimos plenamente con la Iglesia y las Iglesias…» Entrevista a Rosario Murillo en la Nueva Radio Ya, leer noticia completa aquí. Al respecto, sugiero leer los artículos de Sofía Montenegro, La Camarada Vychinski y de Gioconda Belli, De la era de acuario a la inquisición.
Si el rumor es verdadero, el escenario no mejora, mas se vuelve doblemente sombrío, pues la ética y credibilidad de la dirigencia actual se confirmarán, una vez más, como el pilar más débil dentro del partido, pudiendo afectar irremediablemente los pilares fuertes, a saber, las bases sandinistas que aún creen en la actual dirigencia, el prestigio internacional que le identifica como «el partido de izquierda» en Nicaragua, a pesar de acciones reiteradas contrarias a la izquierda, e incluso, una estocada directa contra las propias promesas de campaña pues, si el partido confirma que ésta fue una maniobra electoral, ¿qué garantía tiene la población nicaragüense que el Frente cumplirá lo prometido durante la campaña?
Elecciones 2006 y la izquierda en Nicaragua
Mientras conocemos los primeros resultados de los 2.8 millones de nicaragüenses supuestos a votar (descontando un posible abstencionismo de 10% en el total de 3,66 millones de ciudadanos registrados en el padrón electoral) para elegir a las nuevas autoridades, toca abordar la realidad de la izquierda en Nicaragua.
El debate se muestra necesario en el siguiente contexto:
-
El FSLN está supuesto a ganar en primera vuelta estas elecciones, según herramientas de medición infalibles como son las encuestas, según las Ciencias Políticas. Para ganar en Nicaragua, se necesita una «mayoría relativa de al menos el cuarenta por ciento de los votos válidos, salvo el caso de aquellos que habiendo obtenido un mínimo del treinta y cinco por ciento de los votos válidos superen a los candidatos que obtuvieron el segundo lugar por una diferencia mínima de cinco puntos porcentuales», según la Constitución Política de la República de Nicaragua.
-
Pero estamos en Nicaragua. Las probabilidades que los resultados de las encuestas coincidan con el voto ciudadano son extremadamente volátiles. El Frente Sandinista ha sido en las elecciones de 1990, 1996 y 2001 el gran favorito para ganar, perdiendo siempre el día de las elecciones. Un escenario que ganó fuerza mientras nos acercábamos al 5-N es que el FSLN, a pesar de ganar las elecciones, no conseguiría el porcentaje requerido, habiendo necesidad de una segunda vuelta en el mes de diciembre. En este supuesto, los politólogos y analistas, junto a las encuestas y mediciones pertinentes, han coincidido que Daniel Ortega perdería frente a cualquier candidato. (Más aquí y aquí).
Si después de la primera o segunda vuelta el FSLN pierde, el partido se enfrenta a grandes desafíos. El examen autocrítico después de la derrota deberá ser el más grande de su historia institucional, aún mayor que el de 1990. Los dirigentes actuales deben abrir el partido a un relevo de liderazgo, un llamado a las bases sandinistas (tanto FSLN como MRS) para reedificar con solidez el partido que se identifica como «el partido del pueblo». Si el FSLN ganase las elecciones, deberá sumarse a lo anterior la lucha contra la pobreza y la injusticia social reinante en el país.
Gobernaremos desde abajo
Con 16 años de gobiernos neoliberales Nicaragua no ha visto la luz. Un gran causante de esto es que, más que ideologías políticas y ética partidaria, en Nicaragua rigen los intereses personales y grupusculares. Nicaragua es tan sincera que está llena de zonas francas, y si bien éstas dan trabajos, los políticos creen que únicamente con ellas saldremos de la pobreza.
Y entonces, una y otra vez, me detengo, y recuerdo que en estos mismos 16 años de gobiernos de derecha, Daniel Ortega, secretario general del FSLN e indiscutiblemente la persona con mayor influencia dentro del partido, ha cogobernado también, y ergo, es co-responsable de la situación actual. Desde que se perdieron las elecciones al finalizar 1989, unas elecciones convertidas más que todo en un plebiscito del conflicto bélico con la contrarrevolución, y Daniel dijo «gobernaremos desde abajo», y muchos pensamos que el Frente no tenía que ser gobierno para luchar por los más desposeídos, y que veríamos una verdadera revolución. Pero el mundo giró en dirección contraria. Daniel Ortega y la dirigencia actual han apoyado todo lo que la derecha ha querido y mucho más, a cambio de prebendas. «Dame y te daré». Al mismo tiempo, se ha bloqueado cualquier intento de liderazgo alternativo, propiciando a lo interior del partido una cultura de servilismo y autocensura impropio de un verdadero partido de izquierda.
Sin nuevos liderazgos a la vista
En 1999, a propósito de una posible candidatura interna de Joaquín Cuadra en las elecciones de 2001, Ortega se refería al tema de nuevos liderazgos diciendo que «yo pienso que el Frente tiene su liderazgo, y no veo como pueda desde el Frente inventar otro liderazgo si ya hay liderazgo (…) Lo que yo tengo a la vista ahorita, es a un Frente Sandinista que está metido en la consulta popular, que tiene un liderazgo definido y que está trabajando seriamente, se está organizando y se está articulando para tomar el poder en las próximas elecciones.»
El resultado de aquella consulta popular, en la que se declaró una vez más a Ortega como candidato presidencial, creó un sentimiento de confusión y decepción, llegando a crear títulos como «FSLN va rumbo a otra catástrofe«. La Revista Envío, reconocida por la calidad y seriedad de sus análisis, describió ésta candidatura como «Contra viento y marea» (enero de2001):
Es evidente que la candidatura de Daniel Ortega polariza a la sociedad nicaragüense, a la vez que contribuye a unificar a las fuerzas de derecha y a dividir a las de izquierda. Sólo para entender algo, y sólo para entender ese algo relativamente, utilizamos los términos izquierda y derecha. Estamos conscientes que en Nicaragua cada vez confunden más cosas y a más gente.
Daniel es nuestro candidato, se cansó de repetir desafiante y burlesco Arnoldo Alemán. A pesar de esto, y contra el viento y la marea de la sociedad, del sandinismo y de sectores del danielismo y del orteguismo, Daniel Ortega impuso su candidatura. Para ello, su círculo de leales aceleró la fecha de la consulta al 21 de enero con el fin de cortar el debate y así limitar las posibilidades de las candidaturas alternativas. A la hora de la inscripción de candidatos a diputados, inhibió de participar a Mónica Baltodano, José González y Angela Ríos, tres de los cuatro diputados del FSLN que se opusieron, con votos y con declaraciones, a varios de los contenidos del pacto FSLN-PLC. La impugnación de sus candidaturas fue la primera señal de unos resultados previsibles.
En su campaña en Managua, Daniel Ortega hizo notoria exhibición de poder económico, con mantas, afiches, y sobre todo, con abundante y costosa propaganda en los medios. El día de la consulta popular hubo muchas irregularidades y anomalías, especialmente en la capital. El número de votantes que acudió a la consulta no cubrió las expectativas. A pesar del crecimiento poblacional, fue notablemente inferior al de quienes participaron en la consulta de 1996 y al de quienes se inscribieron como miembros del FSLN en 1994.
Las elecciones de 2001 se perdieron estrepitosamente. Si con respecto a la derrota en las elecciones de 1996 aún persiste un olor a fraude por parte de la derecha, en las elecciones de 2001 existieron múltiples factores que derivaron en la derrota, desde la crítica interna de sectores sandinistas hasta el ataque del 11 de septiembre y la consecuente campaña del terror desplegada por la derecha nicaragüense pocos días antes del la votación. Con un 56.3% a favor de Enrique Bolaños (PLC), José Daniel Ortega Saavedra (FSLN) logró un 42.3% en los resultados finales, a pesar que lideró siempre las encuestas.
¿Victoria de la izquierda en el 2006?
Con la Constitución Política reformada para permitir un presidente ganador con apenas el 35% de los votos, el FSLN se presenta favorito en los estudios preliminares. Sin embargo, alarma que cerca del 70% no quiere que Daniel Ortega sea presidente. La gran diferencia en estas elecciones será que, por primera vez en la historia de Nicaragua, se tendrán unas elecciones a más de dos bandas, en donde con mayor o menor posibilidad, cuatro candidatos pueden alzarse con la victoria. Éste fenómeno dividirá el llamado voto «antisandinista», abriendo el camino a la victoria soñada desde 1990. Para mí, el paisaje es sumamente preocupante. ¿Cómo puede celebrar el FSLN la victoria con el porcentaje electoral más bajo en toda su historia?
En mi mano sostengo un lapicero. Me pregunto: ¿qué fue primero, el nombre o el objeto? Asimismo relaciono esto con la situación actual del FSLN. ¿Puede seguírsele llamando «partido de izquierda» al FSLN con su actual dirigencia? Busco para ello entre los múltiples conceptos aplicables a la izquierda, y ninguno encaja con la imagen proyectada por el FSLN actual. Aparto las obras gigantescas, la teoría desactualizada, los decálogos insensibles y miro a mí alrededor: en pocas palabras, ser de izquierda, es decir, ser revolucionario, es simplemente, cambiar lo que necesita ser cambiado.
Desde el 90, en Nicaragua ha existido infinidad de cosas que necesitan ser cambiadas. Durante este tiempo, el FSLN ha tenido la capacidad real de hacerlo, pero no lo ha hecho. En los últimos años, el poder indiscutible del partido ha logrado que no se haga nada sin que el FLSN participe. Esto, lejos de ser positivo, es preocupante. Este Frente ya no es sandinista, ni busca la liberación, ni es nacionalista. La actitud errante y pendular de la dirigencia actual también es alarmante. A finales del año pasado, la dirigencia del FSLN organizó una marcha contra el CAFTA. En dicha marcha, Ortega dijo que «este Tratado beneficia a los que Sandino llamaba oligarcas y vendepatria». Luego, contradictoriamente, el partido dejó pasar los votos y el Tratado fue aprobado y ratificado, luego que «a la orden del secretario general del Frente Sandinista (FSLN), Daniel Ortega, a sus legisladores miembros de la Junta Directiva del Parlamento, de no bloquear el procedimiento para ratificar el TLC, fue cumplida al pie de la letra por éstos».
Lo que más ha afectado al FSLN es el Pacto que montó con Arnoldo Alemán, y que ha minado la credibilidad ética y responsabilidad moral de la actual dirigencia, especialmente la de Daniel Ortega. El Pacto vino a institucionalizar cambios en la forma de hacer política, poniendo al descubierto que la doblez moral es más importante que los principios éticos, pues se partió al Estado en dos y se le dio una mitad a Arnoldo Alemán, calificado entre los primeros diez gobernantes más corruptos a nivel mundial en los últimos 200 años por Transparencia Internacional. ¿Cómo es posible que un partido revolucionaria haga esto?
El liderazgo se hace y el respeto se gana. Toni Solo, estimado compañero en Tlaxcala, erróneamente afirma en su último artículo que «Los dirigentes de MRS y Herty Lewites no lograron convencer dentro del FSLN. Fueron derrotados y se fueron.» (Sandino: El Imperio al rescate. Toni Solo y traducido por Germán Leyens). No fue así de simple. Para lograr su candidatura presidencial para estas elecciones, Ortega pasó encima de los propios Estatutos del partido que mandatan realizar elecciones primarias (Consulta Popular: Arto. 101 La selección de candidatos a cargos públicos se hará bajo los principios democráticos de la Consulta Popular para garantizar que los seleccionados cuenten con el respaldo de las bases del Partido y nos permitan sumar votos al FSLN) y, después de expulsar a quienes defendían candidaturas alternativas (Herty Lewites y Víctor Hugo Tinoco), se proclamó candidato por quinta vez en el Congreso de Matagalpa, mismo carente de legitimidad que, con ironía, se le llamó «Por la unidad del sandinismo». ¿Habrá una verdadera unidad expulsando a los propios compañeros?
Alejandro Martínez Cuenca, otro sandinista y firme defensor de candidaturas alternativas, también sufrió la intolerancia de la dirigencia actual a nuevos liderazgos. Después del Congreso de Matagalpa, donde no pudo participar, hizo un llamado a que se respetaran los Estatutos y se hiciera la Consulta Popular. En el Tercer Congreso Ordinario del Frente Sandinista, que ratificó las candidaturas de Daniel Ortega a la Presidencia y Jaime Morales Carazo a la Vicepresidencia de la República, Martínez Cuenca sufrió «un portazo«. Una figura confiable dentro del sandinismo, Martínez Cuenca ha luchado por años por la democratización interna del partido. Éste año, para sorpresa de él y de muchos militantes, no recibió la invitación para el Congreso. Al asistir, le dijeron que sin credencial no podía entrar. A continuación, un militante le prestó su credencial. Luego, un dirigente del partido salió y le dijo que el problema no era ni la invitación ni la credencial, sino que él no podía entrar. ¿Qué intenciones macabras tenía Alejandro Martínez Cuenca? Ninguna. Simplemente leer una «Carta Abierta a los Congresistas Del FSLN«, que en sus puntos 4 y 5 dice lo siguiente:
4. El Congreso del FSLN, debe fortalecer el derecho de igualdad de todos los miembros de nuestro partido. Debe perfeccionar el ordenamiento jurídico interno para desterrar decisiones coyunturales que restan credibilidad ante el electorado, así como debe comprometerse con exigir a nuestros dirigentes un comportamiento apegado a la legalidad, a la ética y al desarrollo de nuestra democracia partidaria.
5. De manera inmediata exijamos que se convoque a un Congreso Extraordinario con el único tema de agenda: de modificar los actuales Estatutos del partido, para facilitar que las decisiones que ha tomado la Asamblea Sandinista sobre las elecciones primarias se enmarquen en la legalidad.
Después de hacer pública esta carta, Martínez Cuenca no recibió ninguna respuesta.
Por su parte, una vez «expulsados», Lewites y Tinoco hicieron resurgir al MRS y ahora, militantes y simpatizantes históricos que prefirieron no votar en las pasadas elecciones encuentran una posible alternativa en la Alianza Movimiento Renovador Sandinista (MRS), resurgido bajo la figura de Lewites (qepd) y definida como una nueva opción desde el sandinismo. Tras la muerte de Herty, la Alianza ahora presenta la candidatura de Mundo Jarquín y Carlos Mejía Godoy. Con el poco tiempo que tuvieron para proyectar su imagen, lo más probable es que el MRS no logre la victoria presidencial, pero la esperanza se vuelca a una buena representación en la Asamblea Nacional que venga a elevar el nivel de la política criolla. Si el MRS logra seguir despertando la esperanza de «la Nicaragua linda», muchos no dudan que en las próximas elecciones puede ganarlas con amplios margen.
De momento y bajo las premisas actuales de la política del FSLN, una reunificación de la «izquierda» se ve improbable, a pesar de ser lo más idóneo.
Para el debate sobre la izquierda en Nicaragua, recomiendo leer los siguientes textos surgidos a raíz del comentario de François Houtart en ¿Existe una izquierda en Nicaragua?:
-
Sandinistas: no voten por el falso sandinismo de Ernesto Cardenal.
-
¿Nicaragua sin izquierda? de Mónica Baltodano.
-
Pecados veniales de Sergio Ramírez.
-
Carta a Francois Houtart de Iosu Perales.
Prisioneros
Julio Cortázar escribió una vez que «muchos dirigentes de la izquierda latinoamericana quedan prisioneros de un lenguaje tristemente retórico que proviene directamente del adversario. Por eso hay revoluciones que fracasan, que se estancan, que se convierten en burocracias, porque el hombre no ha cambiado. Por el contrario, se ha vuelto más mediocre. Y con un hombre mediocre puede hacerse un ejército, pero no una verdadera revolución.» El FSLN está prisionero de ese lenguaje y esas condiciones.
Estas elecciones presidenciales determinarán quién será el verdadero ganador, si la cúpula actual del FSLN o el pueblo necesitado de Nicaragua. Con 16 años en el co-poder sin hacer los cambios necesarios y, siendo más que una oposición responsable y seria, un grupúsculo en busca de más poder económico, podríamos ver caer a la moneda en donde menos lo espera la dirigencia del FSLN: otra derrota electoral que hace meses lucía tan nítida en otros candidatos y con una izquierda unificada. La crítica, el respeto y la tolerancia deben ser los caminos que abonen una Nueva Nicaragua y una fuerza de izquierda unificada.