Recomiendo:
0

Sobre antiguos planes operativos del Pentágono

Un apunte histórico sobre planes atómico-militares imperiales y la supuesta locura soviética

Fuentes: Rebelión

Lo recordaba Carlos Enrique Bayo en su columna del pasado viernes 9 de abril [1]. El 14 de septiembre de 1962, en una sesión informativa en la Casa Blanca, le explicaron a John F. Kennedy, al entonces presidente usamericano, un plan operativo del Pentágono (SIOP). Se trataba de aniquilar 300 ciudades soviéticas lanzando unas 1.500 […]

Lo recordaba Carlos Enrique Bayo en su columna del pasado viernes 9 de abril [1]. El 14 de septiembre de 1962, en una sesión informativa en la Casa Blanca, le explicaron a John F. Kennedy, al entonces presidente usamericano, un plan operativo del Pentágono (SIOP). Se trataba de aniquilar 300 ciudades soviéticas lanzando unas 1.500 bombas atómicas. Proponían, habían pensado repetir Hiroshima y Nagasaki decenas, centenares de veces. Todo por la pasta, todo por aniquilar al «Imperio del mal».

Carlos Enrique Bayo recuerda que Kennedy se volvió a su presidente de Estado, Dean Rusk, y exclamó: «¡Y nos llamamos seres humanos!». ¡Qué humanista era el presidente Kennedy! ¡Cómo se conmovía! Eso sí, un año y medio antes su país, bajo su mandato, habían apoyado abiertamente con armas, bueyes y bagajes la invasión de Playa Girón, y la intervención de Estados Unidos en Vietnam, una de las páginas más imborrables y odiosas de la historia universal de la infamia y el crimen, no está ausente en su currículum.

No importa ahora estos nudos. Importa pensar sobre lo afirmado una y mil veces en torno a la locura de los dirigentes soviéticos de aquellos años, del desvarió político-mental de Nikita Kruschev, y de los mandatarios que le siguieron. No se trata de emitir ningún juicio laudatorio sobre ellos. En absoluto. Basta pensar en la invasión de Praga de agosto de 1968 para arrojar fuera de nuestros ojos cualquier venda cegadora. Pero sí es conveniente insistir como marco conceptual para comprender algunas de sus actuaciones (acaso el mismo disparate político-militar de dimensiones no siempre suficientemente aquilatadas de la invasión de Praga o la posteiror invasión de Afganistán) los planes diseñados en departamentos pentagonales del Imperio que, sin duda, la dirección del PCUS y del estado soviético no ignoraban. La guerra fría, innecesario es comentarlo, fue también una guerra de espionaje y espías.

¿Qué puede pensar una dirección política enfrentada a un país, un Imperio y una alianza militar, que no paró de atosigarla, una y mil veces, desde antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando sabe que el generalato usamericanos era partidario de usar masivamente armamento nuclear para atacarles? No se trata de sostener que todo el armamento soviético fuera defensivo, no lo era, ni que todas sus actuaciones pueden ser analizadas con la clave señalada, pero, sin duda, contó y no de modo secundario la locura, no la suya, sino la locura belicista del poder político-militar usamericano.

Pensando sobre todo ello, da rabia y entristecen los mensajes de destacados intelectuales «socialistas» en los años previos al referéndum otánico hablando de la necesidad de que España permaneciese en la Alianza dada la peligrosidad real que representaba la amenaza militar soviética para nuestro país. Parece imposible pero se dijo y se discutió sesudamente sobre ello. La Alianza era un paraguas que nos protegía de los diablos soviéticos. Uno de los pasos de un célebre artículo de aquellos años: «[…] si se opta por el voluntarismo y por contribuir a la causa de la paz, la permanencia en la OTAN nos ofrece perspectivas no desdeñables y desde luego no asequibles si la abandonamos» [2].

¡Permanecer en la OTAN nos aseguraba perspectivas no desdeñables para contribuir a la causa de la paz! Javier Solana tomó nota de ellos para sus actuaciones futuras.

Notas:

[1] Carlos Enrique Bayo, «¡Y nos llaman seres humanos!», Público, 10 de abril de 2010, p. 15.

[2] La respuesta de Sacristán y de sus compañeros de mientras tanto sigue siendo de obligada lectura después de un cuarto de siglo: «La salvación del alma y la lógica». En M. Sacristán, Pacifismo, ecologismo y política alternativa. Icaria, Barcelona, 1987 (edición de Juan-Ramón Capella). Hay reedición del libro de Sacristán en la colección «Pensamiento crítico» que publica el diario Público.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.