Traducido por Gorka Larrabeiti
Después de un año de investigación, esta mañana el gobierno holandés ha dado a conocer que no habrá ningún proceso por uso excesivo de la fuerza por parte de los oficiales responsables de la muerte de sesenta y cinco civiles afganos durante la batalla de Chora, ya que «actuaron respetando las reglas de enfrentamiento y del Convenio de Ginebra».
Cañonazos disparados a ciegas. Entre el 15 y el 19 de junio de 2007, las tropas holandesas fueron empleadas en la mayor ofensiva militar emprendida por las fuerzas de este país desde la época de la guerra de Corea. Cientos de soldados con apoyo de artillería pesada y de la aviación combatieron durante tres días para tomar Chora, un baluarte talibán en la provincia central de Uruzgán. Al final de los combates, entre las víctimas en el campo, se contaban dos soldados holandeses, dieciséis del ejército afgano, unos setenta talibanes y sesenta y cinco civiles muertos bajo los bombardeos de los F-16 y los helicópteros Apache holandeses, pero sobre todo bajo los cañonazos de largo alcance disparados a ciegas desde tanques Panzer 2000 (v. Vídeo).
Duras críticas a los mandos holandeses. El presidente afgano Hamid Karzai criticó a las fuerzas OTAN holandesas calificando la operación de «imprecisa y mal organizada». El propio comandante ISAF en funciones entonces, el general de EE.UU Dan McNeill, criticó a los mandos holandeses por haber usado artillería de largo alcance sin tropas avanzadas que dirigieran el tiro. Los generales acusados respondieron que los Panzer 2000 no necesitan de dicho auxilio por estar dotados de sofisticados sistemas vía satélite de puntería. Sin embargo, en sitios militares holandeses se afirma que el margen de error es en cualquier caso de 50 metros a corto alcance; a largo alcance -como en el caso de la batalla de Chora- esta información es «reservada», nada menos.
Fuente: http://www.peacereporter.net/dettaglio_articolo.php?idc=0&idart=11503