Ignacio Gutiérrez de Terán Gómez-Benita

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Trump, suponemos, no está empeñado en hacer literalmente lo que ha dicho; le basta con obtener el visto bueno de sus aliados árabes a un nuevo cerco sobre Gaza, acelerar el tratado de paz de Arabia Saudí con el régimen de Tel Aviv y asegurarse de que las petromonarquías le compren más armas.

Israel tiene una capacidad especial para ganar en los acuerdos, y sobre todo en el modo de aplicarlos, lo que no ha obtenido en sus campañas militares.

La participación militar de EE UU directa y sin intermediarios en Gaza, Líbano e Irán es de las pocas cosas que le quedan por hacer a Trump después del apoyo incondicional que el Gobierno de Biden brindó a Netanyahu.

Se cumple un año del inicio de la masacre: no se había visto tal grado de destrucción desde hacía décadas en ninguna otra parte del planeta.

Decenas de Estados han condenado publicamente el genocidio en Palestina lo que está poniendo en duda la inmunidad de Israel

Un Estado para los palestinos como el que pueda haber en cualquier parte supondría la sentencia de muerte para el ideario sionista clásico. La solución de los dos Estados pertenece al terreno del ilusionismo político.

Israel no sólo ataca los recintos sagrados musulmanes, también castiga iglesias, capillas y monasterios de las diferentes comunidades cristianas.

Sí, señoras y señores, esto es Israel; y estamos en Oriente Medio, donde un estado matón y facineroso puede hacer lo que le dé la gana. Porque cuenta con la bula de occidente. Pero algo está cambiando.

Lo hemos dicho ya en alguna otra ocasión: estos regímenes árabes son tan lerdos y adolecen de tal gravamen de corrupción, tanto moral como intelectual, que nunca aprenden de sus errores. Entre otras cosas, porque a sus yerros los llaman aciertos; o porque, simplemente, no realizan una labor mínima de análisis de las barrabasadas que […]

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