Recomiendo:
0

No se comienza a construir la casa desde el techo

Bolivia-Perú

Fuentes: Rebelión

Miro Bolivia con alegría pero también con envidiosos ojos peruanos. El pueblo boliviano acaba de dar un gran salto hacia el poder. A pesar de la campaña terrorista y del fraude electoral Evo llegó a la presidencia con cerca del 54%. Este no es el comienzo, es un salto cualitativo más de la larga lucha […]

Miro Bolivia con alegría pero también con envidiosos ojos peruanos.

El pueblo boliviano acaba de dar un gran salto hacia el poder.

A pesar de la campaña terrorista y del fraude electoral Evo llegó a la presidencia con cerca del 54%.

Este no es el comienzo, es un salto cualitativo más de la larga lucha de este pueblo que vive en la miseria en un país muy rico, que es conciente de ello y quiere vivir como merece usando su rica naturaleza, su férrea voluntad, su inteligencia y su trabajo en provecho propio, no en provecho de grandes capitalistas extranjeros como ha sido hasta hoy.

La primera gran rebelión se dio en el siglo XVIII encabezada por Tupaq Katari, quien al ser ejecutado prometió: «Volveré y seré millones», En estos días estamos viendo el cumplimiento de esa promesa.

La segunda gran rebelión se dio en 1952. El pueblo eligió al «socialdemócrata» (como se les conoce ahora) Paz Estensoro. El imperio norteamericano ordenó un golpe que se cumplió. El pueblo boliviano se insurreccionó, destrozó el ejército y la policía y repuso a Paz en el gobierno. Este presidente, que de no mediar el golpe no hubiera pasado de tibias reformas, se vio obligado a hacer, entre otras cosas, una reforma agraria, nacionalizar las minas (que eran el principal bastión económico y cuyos obreros encabezaron la lucha), reconocer las milicias (que eran las únicas organizaciones armadas), reconocer el control obrero de la producción. Como no podía ser de otra manera, este defensor del sistema fue reorganizando poco a poco el estado de los opresores, incluyendo el ejército, lo que fue continuado por su sucesor, luego volvió a la presidencia y le hicieron un golpe; se alternaron gobiernos patronales elegidos y golpes de estado para continuar aplastando al pueblo boliviano.

El debilitamiento de la minería fue un rudo golpe para el movimiento popular pues el proletariado minero había sido su vanguardia.

Muchos obreros tuvieron que ir al campo a trabajar, la lucha contra la opresión que llevaban en las venas sirvió de abono para la continuación de la lucha, encarnada en el combate del campesinado cocalero contra la política yanqui de lucha contra la hoja sagrada desarrollada por sus sirvientes, los gobiernos bolivianos, como lo son los gobiernos peruanos. De esa cantera surgió Evo, un indio serrano más entre muchos que fuimos de la puna al trópico y luchamos en él.

Pero los cocaleros no eran el único sector que combatía, estaban los pobres de todo el país luchando, entre ellos los comuneros del altiplano, lo que queda de los mineros, los habitantes del alto de La Paz.

Quienes dieron un salto importante en la lucha fueron los cochabambinos, que con un fuerte combate en el que corrió sangre hicieron retroceder la privatización neoliberal del agua, enseñándonos que las privatizaciones son reversibles con el empuje del pueblo.

Esta tercera gran rebelión es prolongada, en el camino Evo fue expulsado del parlamento y el pueblo derrocó dos presidentes,

El método usado no fue la lucha armada, sino fundamentalmente la formación de diversos tipos de organización popular, obrera, campesina, vecinal, etc., que realizan paralizaciones y bloqueos de vías de comunicación.

Es muy elevada la conciencia política de ese pueblo con gran porcentaje aymara y quechua, con un grado bajo de educación formal y muchos analfabetos, al parecer Evo no tiene más que educación primaria.

Las principales demandas son la nacionalización de los recursos naturales, fundamentalmente de los hidrocarburos, actual base de la economía boliviana y la convocatoria a una Asamblea Constituyente con real representación popular que elabore una nueva constitución al servicio del pueblo boliviano.

La elección de Morales no es sino un paso cualitativo más de esta tercera gran rebelión.

Así, el nuevo presidente no es el resultado de una simple «elección democrática» como tantas que hay frecuentemente en nuestros países, es un paso importante más en el camino del pueblo boliviano organizado en su lucha para tomar el poder en sus propias manos.

La nueva etapa

¿Cumplirá o no?

En Latinoamérica es justo preguntarse eso.

Lucio Gutiérrez llegó a la presidencia del Ecuador puesto por el movimiento indígena pero no emergió de ese movimiento, inmediatamente de subir al gobierno manifestó que el mejor amigo de EEUU era Ecuador y se sometió a la política del imperio, incluyendo el neoliberalismo. Cooptó algunos dirigentes, unos abandonaron el gobierno al constatar que no seguía el camino que esperaban, otros prefirieron quedarse.

Tabaré Vásquez también está decepcionando a los uruguayos continuando con la política neoliberal, estorbando la aplicación de la justicia a los asesinos bajo la dictadura y reprimiendo a luchadores sociales.

Lula, emergido como Morales del movimiento popular, desarrolla una política neoliberal.

Ellos confirman el dicho popular argentino: «El poder es como el violín, se toma

con la izquierda y se toca con la derecha».

A Hugo Chávez le escuché una verdad: «Hay algunos que llegan al gobierno creyendo haber llegado al poder y para mantenerse en el gobierno se dejan absorber por el poder existente». Espero que eso no suceda con Evo Morales.

Hemos dicho que Lula al igual que Evo surgió del movimiento popular, sin embargo hay diferencias:

El PT de Brasil es un partido con «centralismo democrático» que como tantas veces nos ha sucedido se convierte en centralismo burocrático, un claro ejemplo lo vimos cuando la senadora Eloisa Helena en defensa de lo señalado por el programa del PT se negó a votar en favor de una ley neoliberal, fue expulsada del partido.

El caso boliviano es diferente, Evo y otros habían formado una organización cuyo nombre refleja lo que querían: «Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos – IPSP», pero, como sucede también en el Perú, en que el sistema pone mil trabas para la inscripción de organismos populares, al no poder registrarlo entró al MAS.

El MAS no es un partido propiamente dicho, me parece que la definición que leí en un artículo es acertada: «una coalición flexible de movimientos sociales que ha ampliado su acción al ámbito electoral. No hay estructura, es un caudillo y movimientos y al medio no hay nada, eso hace depender al MAS de la movilización o el temperamento de los movimientos sociales».

Es cierto que las direcciones de la Central Obrera Boliviana (COB), de los mineros, de organizaciones del Alto de La Paz, etc., que por su sectarismo ultraizquierdista no apoyaron a Evo, afortunadamente quedaron aisladas en el proceso electoral, pero en cierto sentido reflejan algo del pensamiento del pueblo boliviano, si Evo le falla, el movimiento popular se lanzará contra él.

Entre los indicios positivos está su constante señalamiento de que: «para nosotros se trata de mandar en Bolivia obedeciendo al pueblo», por supuesto que una cosa es decirlo y otra hacerlo, pero nos muestra que la gente espera precisamente eso. También es indicativo el cierre de su primer discurso de festejo del triunfo «¡Wañuchun yankis!» (aunque literalmente significa «¡Mueran los yanquis!», en quechua suena como «¡Abajo los yanquis!»). Su primera visita internacional ha sido a Cuba.

Proclama el fin del modelo neoliberal, dice que eliminará la libre contratación y la libre importación.

Habla de la nacionalización de los recursos naturales.

Me parece que en el tema de los hidrocarburos, sobre cuánto y de qué manera avanzar, es un problema táctico de acuerdo a la relación de fuerzas, transcribo su posición al respecto: «Sí, planteamos una nacionalización concertada, que significa revisar los contratos correspondientes, y si encontramos transnacionales que no han cumplido con las leyes bolivianas, que no pagan impuestos y contrabandean con los hidrocarburos, automáticamente el contrato se deshace. En este momento el petróleo y el gas natural generan por lo menos anualmente 1.500 millones de dólares. Con la propuesta que hacíamos, el estado se beneficiaría de 750 millones de dólares. Con el actual Impuesto Directo a Hidrocarburos, IDH, no se garantiza ni siquiera un 50% de ingresos neto al Estado Boliviano, apenas se alcanza los 400 millones de dólares».

Sobre la industrialización del gas, según Morales, Bolivia no puede seguir siendo exportadora de materia prima, perpetuando el saqueo de los recursos naturales: «Estamos desarrollando tres propuestas concretas: industrializar dentro de las cooperativas; acceder a crédito; y finalmente, a través de socios».

Lo que sí me parece preocupante es dar vía libre a la privatización del Mutún, uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo que se encuentra en Santa Cruz. El actual presidente acordó suspender su licitación por 60 días debido a gestiones emprendidas por parlamentarios electos del MAS. Morales les desautorizó, dejando el camino abierto a la licitación, complaciendo así a la oligarquía reaccionaria de Santa Cruz que había amenazado con bloqueos.

Esto no quiere decir que no considero apropiadas sus acciones para acercarse a la población cruceña hablando positivamente de la descentralización, (entendiendo que hablo de una descentralización en manos de la población de Santa Cruz, no en manos de la oligarquía cruceña pro-imperialista y separatista).

Otro aspecto positivo es aumentar el salario, así como la disminución de sueldos del presidente, ministros y parlamentarios.

Un cambio que tendrá grandes repercusiones en el Perú es el de la política frente a la COCA. Este es un tema trascendental para nuestros pueblos, sobre el cual hay desconocimiento en el exterior y en la costa peruana, incluyendo la capital, sólo se conoce la versión del imperio («coca=cocaína»), por eso creo necesario explicarlo:

Comencemos señalando que nuestra cultura fue educada durante milenios por una biodiversidad privilegiada, esto produjo una civilización agrícola elevada que domesticó 182 especies vegetales, entre ellas algunas excepcionalmente nutritivas como la maca, la cañihua, la quihuicha (amaranto), la quinua y el tarhui; desarrolló más de 3,000 variedades de papa y usa 4,500 especies medicinales. Si esa cultura, gran conocedora del mundo vegetal, adoraba la coca, por algo será; porque como dijo uno de los forjadores del Perú republicano, es «el supertónico del reino vegetal» con grandes propiedades nutritivas y múltiples utilidades medicinales, por todo eso tiene gran importancia ritual y también social, une a la gente.

Es esa planta maravillosa la víctima de la agresión yanqui. El pretexto es que uno de sus alcaloides, la cocaína, aislada por un alemán hace 100 años, de utilización benéfica en la farmacología, es usada como «droga», estupefaciente, fundamentalmente por la alienada población yanqui que quiere huir de su infernal realidad. La «guerra al narcotráfico» es el pretexto para la penetración del imperio en nuestros países, por el interés político en dominarnos y el interés económico por los hidrocarburos, por nuestra biodiversidad y fundamentalmente por el agua de la cuenca del río Amazonas. Ya tienen tropas en Colombia, la base de Manta en Ecuador y en la cuenca de la triple frontera en Paraguay.

Para hacer la cocaína se necesita insumos químicos que vienen de EEUU, además según los yanquis los países productores y los de tránsito están llenos de narcotraficantes, pero estos no existen en el país más consumidor del mundo, ahí se distribuye milagrosamente. EEUU es el país donde cómodamente se lava la mayor cantidad de dinero del narcotráfico. Cuando gobernaba Fujimori con el (desde su ingreso al palacio) conocido narcotraficante Montesinos como su brazo derecho, los EEUU felicitaron a los dos por el «exitoso combate al narcotráfico«, ahora condenan a Venezuela por «no combatir debidamente al narcotráfico».

Nuestros gobiernos, hasta hoy, no han sido más que simples sirvientes del imperio en este tema. En el Perú un puñado de valientes personas en el terreno bioquímico, medicinal y nutritivo nadan contra la corriente esforzándose por explicar y demostrar las maravillosas propiedades de la coca, el movimiento del campesinado cocalero es ferozmente reprimido; su principal dirigente, Nelson Palomino, está preso; otras dirigentes que pretendían postular al congreso han sido impedidas judicialmente de hacerlo.

Ahora todo cambiará en Bolivia donde un cocalero es presidente. El campesinado cocalero ya no será reprimido. El trabajo de reivindicación de Koka Mama (Madre Coca) ya no será desarrollado como en el Perú por un sacrificado puñado de personas, será realizado como política estatal, según dicen, desde el Ministerio de la Coca, como merece esta gran fuente alimenticia y medicinal, y por lo tanto, de riqueza económica. Naturalmente, como dice Evo, se luchará por «narcotráfico cero», en esta lucha no hay mejor combatiente que el campesinado cocalero organizado.

Asamblea Constituyente

Es lo más importante que espera el pueblo boliviano, ha sido uno de los motivos del movimiento rebelde en curso.

Nuestros pueblos hasta hoy han sido regidos por constituciones redactadas en beneficio de los amos, fundamentalmente las potencias imperiales; en el Perú últimamente ha habido dos asambleas constituyentes: La primera (1979), en la que participé como miembro de la tercera parte, constituida por la izquierda, de la Asamblea, a la que presenté un proyecto de constitución que ni se leyó y en la que la mayoría, sirviente de los amos como de costumbre, aprobó una constitución que el 30% de los asambleístas no firmamos por considerarla ratificatoria de la desigualdad social. La segunda (1993), hecha por la dictadura fujimorista, es tan antiperuana que la que no firmamos aparece como progresista, sin embargo la última es adorada y conservada por la derecha que supuestamente condena la dictadura fujimorista.

El pueblo boliviano está muy conciente de qué tipo de Asamblea Constituyente quiere, que no esté compuesta solamente de los partidos tradicionales que repetirían una constitución al servicio de las clases dominantes.

Lucha por una Asamblea Constituyente que esté conformada fundamentalmente por representantes de organizaciones populares que son las mejores intérpretes de las necesidades del pueblo boliviano y de las soluciones que requiere.

No es casual que voceros del imperio vean con mayor terror que la política nacionalista con los hidrocarburos o la política racional frente a la coca, a esa Asamblea Constituyente, y que griten alarmados: «¡Así se mató a la democracia en Venezuela, esa Asamblea matará la democracia en Bolivia!». Tienen razón, como ellos han destrozado el diccionario, esa AC matará su » democracia», instaurará la verdadera democracia, el gobierno del pueblo.

Ese será el real triunfo de la revolución boliviana, la elección de Evo es un gran paso adelante, pero todavía no es el triunfo de la revolución. Cuánto impulsará o cuánto estorbará Morales ese triunfo revolucionario, está por verse. Naturalmente esperamos de todo corazón que la impulse, pues él juega un rol importante en el proceso.

Es probable que muchos de los juicios que emito acerca de Bolivia estén equivocados, pues no se puede tener una apreciación correcta a la distancia sin conocer en el terreno el real pensamiento del pueblo boliviano con respecto a los diversos temas ni la relación de fuerzas existente que determine la posibilidad o no de la aplicación de diferentes medidas.

Llamo al pueblo peruano a la solidaridad con el pueblo hermano de Bolivia, ayudémosle cuanto podamos. Por el momento, hemos formado con unos compañeros la organización «Tupaq Amaru – Tupaq Katari» ([email protected]) de solidaridad peruano-boliviana, entre otras cosas pensamos reclutar jóvenes voluntarios que ofrezcan su colaboración con la campaña de erradicación del analfabetismo concertada entre Fidel y Evo.

No espero que copiemos la revolución boliviana, recordemos una vez más a Mariátegui: «El socialismo en el Perú no será calco ni copia sino creación heroica».

Sin embargo tengamos en cuenta que con el país que tenemos más similitudes es con Bolivia: Nos une el lago Titicaca, nuestro pasado Tiahuanaco y Tawantinsuyano, nuestra historia común en la colonia, nos unen Tupaq Amaru y Tupaq Katari, nos une la Confederación Perúboliviana, nos une la resistencia a la agresión inglesa efectuada por Chile, nos une nuestra raza aymara-quechua, nos unen la puna y la selva, nos une la coca y la lucha en su defensa, nos une la miseria en que vivimos en una naturaleza rica depredada por el imperio, y muchas cosas más.

No debemos copiar ninguna revolución, pero todas ellas tienen mucho que enseñarnos, creo que más que ninguna, la revolución boliviana.

Perú

Cómo piensa la mayoría del pueblo

La gran mayoría del pueblo está harta del sistema económico y político imperante en el país, aunque no sepa que el sistema económico se llama neoliberalismo.

Está harta de la «política» y de los «partidos», tanto de derecha como de «izquierda», los ve como organizaciones que lo que buscan son votos para acceder a cargos en beneficio propio, no en interés de la población. Por eso repudia a la «clase política».

Está horrorizada con los elevados sueldos de los altos funcionarios, en especial de los congresistas. Sabe que los candidatos ofrecen cosas lindas y que no cumplen.

Está relativamente extendida la conciencia en contra de las grandes empresas, en el campo fundamentalmente en contra de las empresas mineras depredadoras del medio ambiente.

Aumenta el repudio al imperialismo norteamericano.

Entre la población indígena está creciendo el sentido de identidad.

Hay cada día más conciencia acerca de la defensa de la hoja de coca.

Existe un fuerte sentimiento anticentralista, no sólo contra el centralismo limeño, sino también contra el centralismo de las capitales de departamento, de provincia y de distrito.

Crece la conciencia de la necesidad y posibilidad de control popular de los municipios.

En la población femenina crece su conciencia acerca de la igualdad de géneros.

Organización y luchas

Durante la dictadura del fujimorismo y la guerra interna sufrieron mucho las organizaciones populares, fueron muy deterioradas, atacadas por el gobierno y por Sendero Luminoso, con asesinatos, masacres, encarcelamientos, desapariciones.

Luego de la caída de SL y de la expulsión por el movimiento popular de la dictadura, hay un proceso de lento desarrollo de estas organizaciones.

Los diversos sectores laborales emprenden luchas reivindicativas.

El campesinado también realiza luchas importantes, acompañado de otros sectores, contra la depredación del medio ambiente producido por multinacionales mineras y otras, defendidas fieramente por el sistema (Gobierno, Parlamento, Poder Judicial, policía, la gran prensa, etc.).

También se dan, en el sector rural, luchas importantes por la defensa de la tierra comunal contra los usurpadores amparados por las autoridades.

Otros fuertes combates en el campo son por la democracia y contra la corrupción.

Un salto cualitativo importante ha sido la inclusión del «presupuesto participativo» en la ley de municipales, a raíz de la inocultable exitosa experiencia de democracia municipal desarrollada en Limatambo por el alcalde Wilbert Rozas, donde era la población organizada y no el alcalde quien elaboraba el presupuesto incluyendo el sueldo de las autoridades municipales. Dicha disposición está siendo usada en mayor o menor medida por la población rural para tomar en sus manos una parte del gobierno local. También está siendo aprovechada en Villa El Salvador, antigua «barriada» o población urbana marginal, que ya dejó de ser tal para convertirse en ciudad, donde, independientemente de que el alcalde pertenece a un partido de derecha, se impone la tradición organizativa de más de 30 años de ese sector. Probablemente en otras zonas urbanas esté sucediendo lo mismo, es decir que la experiencia organizativa que tienen las «barriadas» se esté canalizando a través de su ingerencia, mayor o menor, en los municipios.

Interpreto esto como una manifestación del surgimiento del «Poder Popular» como denominamos en el Perú al gobierno del pueblo. Además este Poder Popular tiene otras expresiones como las Rondas Campesinas, que también fueron reconocidas a regañadientes por la ley; estas organizaciones cumplen funciones judiciales y policiales en pequeña escala, el poder de los ricos muchas veces encarcela a los «ronderos» por este motivo. También la comunidad indígena o campesina ejerce poder en cierto grado.

Hay alcaldes que encabezan las luchas organizadas de las poblaciones rurales o urbanas. Sobre esto hay que señalar que debemos fijarnos en la actitud de cada alcalde, no en el partido que lo haya acogido en su lista, ya que quien quiere postular, ya sea por los privilegios que tendrá o por servir al pueblo, va como candidato del partido que lo acoja, sea de derecha o izquierda. He visto alcaldes que fueron como candidatos de un partido de derecha que realmente defienden los intereses de su pueblo y alcaldes de «izquierda» que roban igual que los de derecha.

En mi pueblo, Huanoquite, Paruro, Cusco, a la convocatoria del Secretario General de la Federación Distrital de Campesinos, acudieron no sólo los funcionarios ediles sino también las autoridades no elegidas, verticalmente nombradas, el gobernador (autoridad política) y el juez. Todas las autoridades rindieron cuentas al pueblo sobre cómo ejercían sus cargos, recibieron críticas quienes lo merecían. No tengo por qué creer que Huanoquite sea la excepción, supongo que en otros distritos sucederá algo parecido.

Es notorio el giro que están teniendo las inversiones del presupuesto municipal, que se está ruralizando, aunque todavía no tanto como debiera.

Elecciones

En abril se realizarán elecciones presidenciales y parlamentarias.

¿Qué vemos en los candidatos?

Ya no voy a hablar de la derecha neoliberal que obediente a Washington, quiere mantener el sistema: Lourdes Flores, Alan García, Valentín Paniagua, etc.

Hablemos de la izquierda. En mi opinión por hacerse «potable» ante el sistema, aparece ante el pueblo en general como parte de él, del «establishment», por eso es que la gente pobre, que está hastiada del sistema, se vuelca tras la candidatura del ex-militar Ollanta Humala quien se manifiesta «contra todo lo podrido del pasado», dentro de lo cual la gente ubica a la izquierda, en cuyas filas ve a dirigentes que han sido parte de capas burocráticas de organizaciones sindicales y parlamentarios que no supieron lanzarse contra aquello que la gente repudia, por ejemplo los escandalosos sueldos de los parlamentarios.

Además Humala levanta un tema que «la izquierda» ignora, el tema de la identidad cultural indígena, muy importante en el Perú con una elevada población indígena, marginada hasta hoy como en Bolivia. La extensa población quechua comienza a sentir el problema de identidad, aunque no tan fuertemente como en Ecuador, Bolivia, México, Chile. En cuanto a la población aymara y amazónica, hace tiempo que lo sienten ardientemente.

Para la izquierda, con un mal digerido «marxismo», «el problema es de clase, no de raza», digo mal digerido marxismo porque ya Lenin hablaba de las nacionalidades oprimidas y hasta Stalin escribió al respecto, aunque después las reprimió cruelmente.

Algunos izquierdistas incluso acompañan el coro de la derecha que califica a Humala de «fascista» por hablar contra los opresores criollos, esto es una estupidez que no tiene nada de «marxista» pues, aunque se puede criticar su racismo al revés, es estúpido comparar el racismo de los oprimidos con el racismo de los opresores. El fascismo fue una manifestación del racismo de los opresores al servicio de las grandes empresas imperialistas, de Humala no se puede decir eso, como no se le puede llamar fascismo al ultraindigenismo sectario de Felipe Quispe en Bolivia, quien ante el ascenso indígena quedó con el 1%.

Y es que la izquierda peruana todavía comparte el racismo de los opresores, es por eso que no da importancia a este tema que es cada vez más sentido por nuestro pueblo. Entre otros aspectos, la izquierda no le da la importancia debida al problema de la coca del que sí habla Humala, quien ha corregido su burdo planteamiento de exigir «que toda la coca la compren los yanquis» y al parecer últimamente ya habla de la industrialización.

Espero que los sucesos bolivianos hagan pensar a la izquierda en estos temas.

También hay que reconocer que el periódico «Ollanta» que era sacado por el hermano de Ollanta (Antauro Humala, que ahora se peleó con él), junto con su ridículo antichilenismo escribía cosas buenas contra el imperio y sobre otros temas que realmente le interesan al pueblo, en un lenguaje entendible por la gente.

¿Ollanta es el Evo Morales peruano? Hay un abismo de diferencia. Evo ha surgido desde abajo, de las organizaciones campesinas combatientes, despreciadas por Ollanta.

Veamos, se llama «etnocacerista», en referencia a Andrés Avelino Cáceres, militar que se puso a la cabeza de las guerrillas indígenas que hicieron la resistencia a las tropas invasoras chilenas, lo cual naturalmente fue muy bueno. Sin embargo ahí no termina la historia. Cuando esas guerrillas indígenas extendieron su lucha contra sus enemigos internos, los hacendados, latifundistas peruanos, él les volvió la espalda. La única vez que hablé con Antauro Humala le dije eso. Los Humala no son ignorantes, él lo sabía, su respuesta fue «No sólo les volvió la espalda, les fusiló». Le recordé que Cáceres había llegado a ser presidente y que durante su período los hacendados opresores del pueblo indígena gozaron de buena salud, me dijo que era cierto porque «todavía no era tiempo de luchar contra ellos». En mi opinión desde que Atahuallpa fue traicionado ya era tiempo de luchar contra los invasores y sus herederos, como lo hicieron Tupaq Amaru I, Manco Inca, Juan Santos Atawallpa, Tupaq Amaru II.

Precisamente su «etnocacerismo» lleva a los Humala a ignorar que la reforma agraria la inició el movimiento campesino indígena de La Convención y Lares negándose a trabajar para los hacendados, lo que fue reprimido con las armas por el gobierno de éstos y respondido en la misma forma por la organización campesina indígena. Fue esto lo que obligó a los gobiernos militares de entonces, Perez Godoy y Lindley, a decretar la «Reforma Agraria» en esa zona donde ya el campesinado indígena la había hecho. Luego el campesinado del resto del país desarrolló una ola de tomas de tierras que eran reprimidas a balazos por el gobierno de los patrones, pero ni esto impedía las tomas. También en esa época estallaron las guerrillas del MIR y del ELN. Ante todo eso los militares consideraron que para evitar el incendio debían tomar el poder ellos y extender por todo el país la reforma agraria que había calmado al campesinado de La Convención y Lares. Velasco Alvarado hizo el golpe y decretó la Reforma Agraria a nivel nacional. No desconozco el rol positivo de esta actitud de Velasco, cuando me preguntan cuál ha sido el mejor gobierno peruano, contesto «El menos malo ha sido el que me deportó, Velasco Alvarado», que además de la reforma agraria decretó la nacionalización de la pesca, de las minas, del petróleo, etc. Pero una cosa es reconocer esos méritos y otra ignorar el rol del combativo movimiento indígena organizado en el desarrollo de la reforma agraria.

Ahí no termina la cosa, entre las represiones de Velasco al campesinado indígena recordemos la masacre de Huanta, a la que se refiere la linda canción «Flor de Retama».

Velasco Alvarado desdeñó la organización milenaria del campesinado andino, el «ayllu» o comunidad campesina. En lugar de entregar la tierra a los ayllus creó gigantescos elefantes blancos con el sistema cooperativo, en donde supuestamente todos los campesinos eran dueños, las SAIS, las CAPS y las ERPS. En la práctica estas fueron organizaciones burocráticas corruptas en las que se erigieron como patrones el gerente, el administrador, el presidente, el cajero, etc., quienes explotaban el trabajo campesino. Los comuneros de los ayllus se levantaron contra los nuevos patrones y convirtieron la tierra en ayllus. Así, nuevamente triunfó el movimiento indígena de los ayllus, esta vez contra la «Reforma Agraria» de Velasco. Acompañé esta lucha en Puno, donde el gobierno del actual candidato Alan García defendió la reforma agraria velasquista.

Repito, Ollanta no es ignorante, sabe esto, pero no defiende la lucha del movimiento indígena que reivindicó su organización milenaria, el ayllu; levanta la figura del general. Esta es la real expresión de su «etnocacerismo», así es como lo entiende: El militar dirige a los indios, cuando considera que se están pasando de la raya, si es necesario los fusila, no hay que dejar en manos de los indígenas organizados su futuro, esa es tarea del militar salvador.

Si es que Humala llega a ser presidente, lo más probable es que sea el Gutiérrez peruano, ya hay indicios de eso, En su plancha está un funcionario de la banca, un personaje del sistema. El presidente de la CONFIEP, la organización de los patrones, ya ha dicho que él no considera un peligro que llegue a la presidencia.

Ollanta acaba de manifestar su enojo contra los candidatos que hablan de dar amnistía a los militares masacradores. ¡Pero no porque sea malo dar amnistía a criminales!, sino porque «no hay que usar en forma electorera este tema que es muy sensible para la familia militar», su familia masacradora de la mayoría de los cerca de 70,000 indígenas asesinados durante la guerra interna.

En la historia peruana reciente tenemos la experiencia con Fujimori, el pueblo votó por él que no era parte del podrido sistema político contra el neoliberal Vargas Llosa, parte del sistema. Fujimori resultó neoliberal, dictador, ladrón y asesino.

¿Qué hacer dentro de este panorama?

¿Propongo la abstención? ¡No!

Creo que hay mucho que hacer.

Nuestra tarea fundamental es construir el poder popular. Ahora que es época de elecciones usemos para eso nuestra participación en la campaña. Hay gente muy buena en los partidos de izquierda y hay gente muy buena en el movimiento de Ollanta Humala.

En la izquierda hay gente que ansía construir una organización revolucionaria que luche por «otro mundo posible» contra el reinado del gran capital.

En la corriente que apoya a Humala hay compañeros que están contra el actual sistema corrupto, que están contra el imperialismo, que están por la reivindicación de lo indígena, que están por la reivindicación de la hoja sagrada.

La época electoral tiene la desventaja de que las motivaciones político-partidarias se sobreponen a los intereses comunes e impulsan las guerras intestinas en las organizaciones populares, pero tienen la ventaja de que la gente está interesada en alternativas políticas, aprovechemos esto, hablemos de cuáles creemos que son los aspectos que deben figurar en los programas, coordinemos a los compañeros que estén de acuerdo con esos puntos, organicémonos.

Ollanta Humala no tiene partido, en su entorno hay oportunistas voraces que quieren ser parlamentarios, hay fujimoristas, pero la mayoría es gente combativa, hay que organizarla, hay que discutir el programa. Ollanta no tiene tiempo para hablar de esos temas con las bases de su movimiento ni quiere hacerlo, que esto lo hagan los compañeros que saben por qué cosas debemos luchar.

En los partidos de izquierda también se ve estos dos tipos de personas, quienes están hambrientos por las candidaturas y quienes están por la construcción de una organización revolucionaria, hay que organizar debates entre este tipo de compañeros y hacer campaña porque el partido enarbole los puntos que se considere importantes.

Los partidos de izquierda apenas sí llegarán al 4% para no perder su legalidad.

Ollanta puede llegar a ser presidente; como digo, no me hago ilusiones con él, pero si se ha educado a los que creen en él acerca de los puntos por los que se debe luchar, cuando Ollanta traicione, la gente que ha sido agrupada alrededor de un programa estará conectada entre sí y continuará luchando por esos temas.

¿Qué quiere el pueblo?

Hay temas muy conocidos: contra el TLC, contra la usurera deuda externa, contra la firma de la Convención del Mar, contra las privatizaciones, contra el proyecto de ley de comunidades, etc.

También se plantean el aumento de sueldos y salarios, el restablecimiento de la estabilidad laboral, reposición de los despedidos, la devolución de su dinero a los jubilados y otros temas laborales.

Hay otros aspectos que son muy sentidos por la población y a los que se da poca importancia: Contra los sueldos elevados de todos los altos funcionarios públicos. El pueblo siente agudamente este problema, fundamentalmente con los parlamentarios, pero como precisamente todos los candidatos sueñan con ser parlamentarios, no se habla de esto, salvo Humala tibiamente.

Otra necesidad sentida por el pueblo es la descentralización real, como lo ha manifestado la organización de municipios rurales encabezada por Wilbert Rozas, tenemos que exigir más dinero para los municipios para descentralizar realmente la economía, además los municipios son las instituciones sobre las que el pueblo ejerce algún control. Esta es una consigna democrática muy importante.

Que los sueldos de los alcaldes y regidores sean fijados por la población organizada.

Este mismo régimen de control popular efectivo debemos exigir que se ejerza con los gobiernos regionales.

Basar nuestra economía en la excepcional biodiversidad con que nos ha obsequiado la naturaleza, no en su depredación fundamentalmente con la minería como se hace ahora. Industrialización de los productos agrícolas y de los otros productos de la biodiversidad.

Trabajar con Bolivia en la industrialización de la coca.

Que se cumpla la disposición de la OIT que es ley peruana, de consultar a las comunidades antes de implantar una mina.

Sanción civil y penal a las compañías envenenadoras de las aguas.

Que se establezca el derecho de territorialidad para las comunidades campesinas que ahora son dueñas sólo de una delgada capa de tierra, no de sus bosques, sus aguas, su subsuelo, lo que el Estado usa para permitir la depredación por las grandes compañías.

Impulsar la revaloración de nuestras culturas nativas en todos sus aspectos: historia verdadera, idiomas, productos y tecnología agrícola nativos, culinaria, legalización e industrialización de la coca, medicina nativa, música y danzas, cosmovisión y religión, arqueología, arte («artesanía» textil, cerámica y otros), etc.

Que el turismo, que fundamentalmente viene a admirar nuestro pasado indígena, sea en provecho de los descendientes de esas culturas, no de grandes compañías explotadoras de la población nativa.

Con respecto a la discriminación a la mujer hay que señalar específicamente las formas de atropello al género más sentidas, no basta con generalidades.

Estímulo y fortalecimiento de las rondas campesinas y urbanas, organizaciones de control del orden público emanadas por disposición democrática de la población.

Elección de jueces, vocales y fiscales.

Derecho a la revocatoria por voto popular de cualquier funcionario público que incumpla su cometido, incluyendo al presidente y los parlamentarios

Convocar a una Asamblea Constituyente con representación mayoritaria de las organizaciones populares.

Impulsar la integración económica de América Latina a través del ALBA planteada por Venezuela.

El resurgimiento de la Confederación Perú-Boliviana.

Estos son algunos puntos que se me ocurren, no estoy «dando línea», pongo ejemplos para discutirlos, en cada sector social, en cada región, los compañeros deben ver cuáles son las necesidades más sentidas en su medio y plantearlas.

El objetivo final es continuar construyendo el poder popular en la base de la sociedad para luego ir subiendo poco a poco. Paralelamente a esa construcción iremos coordinándonos, así, paso a paso construiremos una organización futura de la cual son gérmenes las luchas actuales, los verdaderos militantes de izquierda, los que apoyan a Humala, los indigenistas que no lo apoyan, los ecologistas, las feministas y muchos otros.

Por eso digo que no se comienza a construir una casa desde el techo sino desde los cimientos.

En este año nuevo deseo que contribuyamos, cada uno desde nuestro lugar, en la tarea de construcción del poder popular, donde no mande el dirigente, donde mande todo el pueblo organizado, con las ideas de todos, con la acción de todos.

Así se hará realidad nuestro sincero deseo por un feliz año 2006.