I- Introducción El 1º de octubre del 2001 un coche-bomba estalló frente al parlamento indio en Srinagar ocasionando -al menos- 30 muertos y 75 heridos, poco después «el ataque fue reivindicado por el grupo extremista pakistaní Jaish-e-Mohammad». El encabezado de la nota periodística del día siguiente decía: «Se suma un nuevo foco de tensión». Sería […]
I- Introducción
El 1º de octubre del 2001 un coche-bomba estalló frente al parlamento indio en Srinagar ocasionando -al menos- 30 muertos y 75 heridos, poco después «el ataque fue reivindicado por el grupo extremista pakistaní Jaish-e-Mohammad». El encabezado de la nota periodística del día siguiente decía: «Se suma un nuevo foco de tensión».
Sería conveniente hacer notar que ese «nuevo foco», no tiene nada de nuevo sino que, por lo menos, tiene 54 años de historia.
A continuación trataremos de revisar los orígenes y la historia del problema que durante más de medio siglo ha ocasionado 2 guerras, múltiples conflictos armados y la muerte de incalculable cantidad de personas.
II- British Raj y partición
Para mediados del siglo XIX, la Compañía de Indias Orientales británica tenía bajo su dominio grandes extensiones del territorio que hoy constituye India y Pakistán. Los patrones de expansión y dominio territorial de la CIO se convirtieron en las bases del dominio británico, cuando en 1857, la corona se hizo cargo de la zona. La CIO seguía dos estrategias:
1) dominio indirecto de principados mediante el uso de acuerdos subsidiarios entre los ingleses y el gobierno local, según los cuales el control de las relaciones exteriores, defensa y comunicaciones era transferido a la CIO, dejando el resto de las actividades gubernamentales bajo el control del gobierno local, hasta un cierto límite. Este método fue llamado los Native States o Princely India.
2) conquista militar o directa anexión de territorios; estas áreas constituían el British Indian Empire, y eran gobernadas directa y efectivamente por británicos. En 1848, luego de dos campañas militares, los británicos consiguieron anexar a sus dominios el último reino independiente del subcontinente: el reino Sikh. Ante el deterioro del imperio Mogol, los Sikhs habían comenzado a extenderse en el territorio de Punjab, anexando Kashmir a sus dominios en 1819. Luego de que la CIO venció a los Sikhs en 1848-9, Kashmir fue transferida por venta en el Tratado de Amritsar de 1850 a la Dinastía Dogra, que gobernó el área bajo la british paramountcy hasta 1947.
En 1906, el gobierno británico introdujo en la British India unos consejos locales elegidos por sufragio censitario, la Liga Musulmana -organización fundada ese año en Dhaka- exigió al virrey Lord Curzon garantías para la representación de su minoritaria comunidad a través del establecimiento de distritos electorales separados; recién en el Acta de Gobierno de la India de 1909, los principios de representación comunal y electorados separados fueron incorporados y ampliados para incluir a otros grupos minoritarios como los Sikhs y los cristianos.
En 1916, el Partido del Congreso -fundado en 1885- y la Liga Musulmana se reunieron, el fruto de esa reunión fue el Congress-Muslin League Pact (o Lucknow Pact) donde el Congreso aceptaba el concepto de los electorados separados y la Liga se unía al Congreso para reclamar a los británicos el derecho de autogobierno (self-government).
Este acuerdo no duró mucho porque la Liga no estaba de acuerdo con las campañas de no-violencia ideadas por Gandhi y apoyadas por el Congreso. Pero existía otro problema más profundo: desde su fundación, el Congreso decía representar a TODA la India, para ellos: «el sujeto del autogobierno se constituía por agregación, no por exclusión», siempre se negaran a una separación o partición de la India; en cambio, la minoría musulmana siempre tendrá ideas secesionistas.
En 1930, Sir Muhammad Iqbal, uno de los principales exponentes de la Liga, describió a India como Asia en miniatura, en la que la forma unificada de gobierno era inconcebible y la comunidad religiosa más que la territorial era la base de la identificación. Con esto en mente, Iqbal demandó el establecimiento de una India confederada para incluir un Estado musulmán -formado por los territorios de las provincias de Punjab, North-West Frontier Province, Sindh y Balochistan-, ya que, en su opinión, los musulmanes debían ser considerados una nación basada en unidad de lenguaje, raza, historia, religión e identidad de intereses económicos.
Siguiendo con estas ideas, en 1933, un grupo de estudiantes indios en Cambridge lanzaron un panfleto titulado Now or Never -Ahora o Nunca-, en el que se oponían a la idea de federación, negaban que la India fuera un solo país, y demandaban la partición en regiones. Según ellos, la parte noroeste recibiría el nombre de Pakistán y se le adjudicaría el status de nación. Poco después, Mohamet Ali Jinnah -líder de la Liga- adoptó ésta idea, que se conoce comúnmente como la Teoría de las Dos Naciones (The Two Nations Theory), y consigue que, en 1940, la sesión anual de la Liga en Lahore, declare que cualquier plan de independencia que no establezca que las áreas con mayoría musulmana del noroeste y este de India se agruparan constituyendo estados independientes -autónomos y soberanos-, sería inaceptable para los musulmanes.
El gobierno británico, en un último intento por transferir el poder a una India unificada, envió The Cabinet Mission, formado por un equipo de tres hombres: Lord Pethic Lawrence, Sir Stafford Cripps y Sr. L. V. Alexander -todos miembros del gobierno británico. La misión dio una forma federal con tres niveles de gobierno, en la que el gobierno central estaría limitado a defensa, relaciones exteriores, moneda y comunicaciones, y poderes significativos serían delegados a las provincias. El plan también prescribía las zonas que serían creadas: noreste de Bengala y Assam serían unidas para formar una zona con mínima mayoría musulmana; en el noroeste, Punjab, Sindh, North-West Frontier Province y Balochistan serían unidas con una clara mayoría musulmana; y el resto del país sería la tercer zona, con clara mayoría Hindú. La misión también sugirió el derecho al veto en la legislación por comunidades que vieran sus intereses adversamente afectados.
En principio, tanto el Congreso como la Liga aceptaron, con reservas, este plan, pero cuando el virrey Wavel llamó a la formación de un gobierno interino sin la Liga, Jinnah llamó a la Acción Directa -Direct Action-, en agosto de 1946. Se originaron disturbios en gran parte del territorio y los desacuerdos paralizaron el gobierno.
En febrero de 1947, Lord Mountbatten fue enviado como virrey con órdenes específicas de arreglar una transferencia del poder para junio de 1948. Mountbatten se convenció de que el Congreso aceptaría la partición como precio por la independencia; que Jinnah aceptaría un Pakistán más chico (sin Punjab y Bengala); y que los Sikhs aprenderían a aceptar una división del Punjab. Convenció a los líderes indios de que aceptaran su plan de inmediato para poder adelantar la fecha del traspaso.
El 3 de junio de 1947, Clement Attlee -Primer Ministro británico- introdujo en la Cámara de los Comunes una ley llamando a la independencia y partición de la India. Once días después la Cámara aprobó la Indian Independence Act, por la que se creaban dos dominios independientes en el subcontinente y se establecía que los numerosos principados debían elegir su anexión a uno u otro de los dos nuevos dominios.
El plan de partición establecía que los distritos de mayoría musulmana en Punjab y Bengala se sumarían a Pakistán, si las legislaturas provinciales de ambas provincias aceptaban que sus territorios fueran divididos -ambas legislaturas aceptaron. Las legislaturas de Sindh y Balochistan aceptaron unirse a Pakistán. Se llevó a cabo un plebiscito en el distrito de Sylhet en Assam y, como resultado, parte de aquél distrito fue transferido a Pakistán. Otro plebiscito se realizó en North-West Frontier Province (aunque el Congreso trató de boicotearlo), que decidió unirse a Pakistán.
Los principados representaban un problema más complicado. La Princely India estaba compuesta por más de 550 principados, algunos de los cuales estaba gobernado o por hindúes con población mayoritariamente musulmana, o viceversa. Rápidamente todos, menos tres principados, accedieron a unirse a Pakistán o a India, bajo las líneas guías establecidas por Mountbatten. Los estados tomaron sus decisiones luego de considerar sus ubicaciones geográficas y mayorías religiosas.
Los tres principados que no se decidieron inmediatamente fueron: Hyderabad, el más populoso principado, gobernado por un musulmán pero con mayoría hindú y rodeado por territorio que accedió a India; Junagadh, pequeño estado con gobierno musulmán pero mayoría hindú; y el principado de Jammu & Kashmir, con gobernante hindú y población abrumadoramente musulmana.
El nizam de Hyderabad intentó durante meses mantener su independencia, pero finalmente el principado fue anexado, por la fuerza, a India. El caso de Junagadh se resolvió de modo similar pero más rápidamente -debido a las menores dimensiones que tenía este estado en comparación con aquél.
El tercer principado representaba un problema muy complejo. En principio, estaba compuesto por tres regiones muy diferentes: el Kashmir central, musulmán; Jammu, con mayoría hindú, y Ladakh, que tenía mayoría budista. Además, todo el estado representaba un punto estratégico: sus fronteras limitaban con Pakistán, India y China; el valle de Kashmir era el paso a través de los Himalaya a todo el subcontinente; desde Kashmir fluyen los ríos Indus, Chenab y Jhelum, de los que Pakistán dependía para abastecerse de agua.
En un primer momento, el Maharaja de Jammu & Kashmir, Hari Singh, demoró varios meses la decisión de a qué dominio se uniría Kashmir, esperando conseguir la independencia de su principado. De esa decisión nacerá el conflicto que aún hoy perdura.
III- De 1947 a 1972: 3 guerras entre Pakistán e India
En junio de 1947, dos meses antes de la transferencia, una campaña anti-impuestos empezó en Poonch y rápidamente evolucionó en un movimiento secesionista. Cuando se llevó a cabo la partición, y como los problemas en Poonch continuaban, el recién nacido Dominio de Pakistán se enfrentó con tres opciones para reaccionar ante el levantamiento en Poonch: a) ignorar lo que ocurría y dejar a los musulmanes del área librados a su propio destino; b) ayudar al Maharaja Hindú a reprimir la rebelión; o c) permitir -oficial o extraoficialmente- que cierto grado de asistencia material llegara a los rebeldes desde o a través del territorio pakistaní.
Los líderes pakistaníes enviaron una reducida cantidad de material militar a los rebeldes -reducida porque era poco lo que podían desviar sin llamar la atención de los comandantes británicos del ejército pakistaní. Al mismo tiempo, trataron de persuadir al Maharaja Singh de que sería beneficioso unirse a Pakistán. Para este fin, Pakistán impuso leves sanciones económicas a J&K, lo que violaba el Stand-Still Agreement firmado con el Maharaja que garantizaba que, hasta que se llevaran a cabo nuevos arreglos, se mantendrían en vigencia los acuerdos y arreglos administrativos anteriores a la partición. Singh amenazó con pedir ayuda militar a India para superar a las sanciones; desde ese momento, las relaciones entre el Maharaja y el Estado de Pakistán comenzaron a deteriorarse.
Singh pidió ayuda al Maharaja sikh de Patiala, quien envió un batallón de infantería y una batería de artillería de montaña. Entonces, el gobierno indio se interesó por proteger a Singh en el poder y comenzó a prepararse para una posible intervención militar en el principado. Viendo esto, algunos líderes pakistaníes comenzaron a preocuparse por la seguridad de su propio Estado: si las tropas indias eran enviadas a Poonch para enfrentar el alzamiento, era posible que la guerra se extendiera por el río Jhelum hacia el Punjab pakistaní, entonces India podría aprovechar la ocasión para destruir por la fuerza la Teoría de las Dos Naciones.
Al parecer, los líderes de la resistencia en Poonch consideraban pedir ayuda a las tribus Pathan de la North-West Frontier Province, quienes tenían la reputación de ser combatientes feroces y brutales pero no muy disciplinados. Los Pathan se movilizaron y cruzaron la frontera con la complicidad de algunos funcionarios militares pakistaníes.
Cuando, a principios de octubre, llegó un numeroso contingente Pathan a Poonch, el Maharaja pidió ayuda militar directamente a New Delhi. El 24 de octubre, los rebeldes Poonch formalmente se declararon como el estado de Azad Kashmir; tres días después el Maharaja Singh firmó la unión de J&K a la India. En la Instrument of Accession había una cláusula especial requiriendo la realización de un plebiscito para determinar los deseos del pueblo, una vez restablecido el orden.
Entre tanto, Pakistán, viendo que las tropas indias se movilizaban para destruir el estado musulmán independiente de Azad Kashmir, decidió enviar a su ejército hacia Kashmir. Sin embargo, la orden fue rechazada por el comandante británico del ejército pakistaní, el General Gracey, quien no quería avalar una guerra entre dominios. Se llevaron a cabo infructuosas conversaciones entre los líderes de India y Pakistán: Nehru demandaba que los Pathan se retiraran antes de llevar a cabo el plebiscito; Jinnah insistía en que él no tenía ningún control sobre los Pathan, pero que podía amenazarlos con una guerra desde ambos dominios si no se retiraban. Esto no fue suficiente para Nehru, quien no creía en la inocencia de Jinnah; éste demandaba, a su vez, que las tropas indias debían retirarse antes del plebiscito, pero Nehru insistía en que, ya que la Instrument of Accession firmada por el Maharaja era legal y permanente, los indios tenían derecho a estar en J&K. Mientras se llevaban a cabo estas conversaciones, la región de Gilgit se sublevó y se declaró parte de Pakistán. Para mayo de 1948, las fuerzas indias comenzaron a hacer retroceder a los rebeldes hacia la frontera de Poonch con Punjab oeste; viendo que las tropas indias se movían hacia Pakistán, el General Gracey permitió al ejército regular pakistaní intervenir del lado del gobierno de Azad Kashmir. Con la entrada de las tropas pakistaníes en el área, comenzó oficialmente la primera guerra Indo-Pakistaní sobre Kashmir.
Siguiendo, aparentemente, el consejo de Mountbatten, el gobierno indio solicitó la mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La ONU sancionó 4 resoluciones durante 1948-9, en éstas se ordenaba un alto al fuego efectivo desde el 1º de enero de 1949; la retirada de las tropas pakistaníes de las áreas que ocupaban en Kashmir; el retiro de la mayor parte de las fuerzas indias en la zona, permitiendo que se mantuvieran las fuerzas necesarias para mantener el orden en el estado; el establecimiento de una Línea de Alto al Fuego (Cease-fire Line); y que el status futuro del estado se determinara de acuerdo con los deseos de los habitantes de la zona.
La Línea de Alto al Fuego dividía a J&K por la mitad: Pakistán controlaba las áreas nortes de Gilgit y Baltistan así como Azad Kashmir y una diminuta porción del Valle de Kashmir; mientras que del lado indio quedaban Jammu, Ladakh y el populoso Valle, así como una pequeña porción de Poonch.
En 1950, finalmente fue aprobada la Constitución India, ella contenía provisiones especiales respecto a J&K: mientras el artículo 1º declaraba al estado como parte integral de la Unión India, el artículo 370 le confería un status especial, otorgándole al Parlamento Indio de J&K limitados poderes respecto a defensa, relaciones exteriores y comunicaciones. Los redactores de la Constitución creyeron que si no otorgaban este mínimo de autonomía a J&K, su gobernador en ese momento, Sheikh Abdullah, podría declarar que Kashmir deseaba unirse a Pakistán.
Hacia fines de 1964, el gobierno indio decidió derogar el artículo 370 de la Constitución para integrar Kashmir a la Unión India. Los habitantes de Kashmir y Pakistán no recibieron este recorte de la autonomía de J&K con agrado. Eventualmente, la insatisfacción de Pakistán combinada con algunos incidentes fronterizos llevaron a la 2º guerra Indo-Pakistaní sobre Kashmir en 1965.
Durante una serie de disturbios internos en J&K, Pakistán invadió esperando sacar ventaja del caos. Se cree que estos disturbios fueron iniciados por guerrilleros infiltrados controlados por Pakistán. Lo cierto es que los disturbios derivaron en el enfrentamiento de las tropas regulares de ambos países de uno y otro lado de la Línea de Alto al Fuego, hacia mediados de agosto de 1965.
El 20 de setiembre el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución llamando al alto al fuego, New Delhi aceptó esta resolución al día siguiente e Islamabad el 22, la guerra se declaró terminada el 23 de setiembre. El 10 de enero de 1966, los líderes de Pakistán e India firmaron la Declaración de Tashkent, donde acordaban el retiro de sus tropas hasta las posiciones que tenían antes del 5 de agosto de 1965 y observar la Línea de Alto al Fuego acordada el 30 de junio de 1965.
Los orígenes de la tercera guerra Indo-Pakistaní fueron diferentes: el fracaso de Pakistán para adecuarse a las demandas de autonomía de Pakistán del Este en 1970 llevó a demandas secesionistas en 1971. En mayo de ese año, las fuerzas armadas pakistaníes lanzaron una campaña para suprimir el movimiento de resistencia que había emergido pero encontró una inesperada cantidad de defectos entre los soldados y policías de Pakistán del Este. Las fuerzas pakistaníes se reagruparon y, para mayo, reafirmaron su autoridad sobre la mayor parte de la zona. Como resultado de estas acciones militares, miles de pakistaníes del este murieron en manos del ejército y más de 10 millones se refugiaron en el estado adyacente -Bengala del Oeste (India). Ante la ausencia de una solución política a la crisis, los líderes indios modelaron una estrategia diseñada para asistir al establecimiento de una nación independiente de Bangladesh. Como parte de la estrategia, en agosto India firmó un tratado de paz, amistad y cooperación con la Unión Soviética; una de las cláusulas del tratado implicaba que cada nación esperaba ayudar a la otra en caso de amenaza a la seguridad nacional. Simultáneamente, India organizó, entrenó y asiló a la Fuerza de Liberación -la resistencia armada de Pakistán del Este.
Sin poder detener las actividades indias en el sector este, el 3 de diciembre de 1971, Pakistán lanzó un ataque aéreo en el oeste, sobre varios campos aéreos indios, incluyendo Ambala en Haryana, Amritsar en Punjab y Udhampur en J&K. Los ataques no produjeron daños sustanciales. La fuerza aérea india respondió al día siguiente. En tierra, la estrategia adoptada por India implicó un asalto en tres direcciones de nueve divisiones de infantería junto con unidades blindadas y apoyo aéreo, que rápidamente llegaron a Dhaka, la capital de Pakistán del Este. Mientras tanto, un rápido ataque aéreo destruyó el pequeño contingente aéreo de Pakistán del Este, y la armada india cercó los puertos de Pakistán del Este. Dhaka cayó ante las fuerzas conjuntas indias y Mukti Bahini -Fuerza de Liberación en Bengalí- el 16 de diciembre, acabando rápidamente con la guerra.
En el sector oeste, la acción se dividió en cuatro frentes, desde la Línea de Alto al Fuego en J&K hasta los pantanos del Rann de Kutch en el noroeste de Gujarat. En la noche del 3 de diciembre, el ejército Pakistaní comenzó operaciones terrestres en Kashmir y Punjab; también lanzó una operación de caballería blindada en Rajasthan. En Kashmir, las operaciones se concentraron en Poonch y Chlamb. En las otras partes de Kashmir, los indios consiguieron ganar algo de terreno sobre la Línea de Alto al Fuego.
La guerra duró 14 días, el 2 de julio de 1972 Pakistán e India firmaron el Acuerdo de Simla que involucraba el compromiso de ambas partes a respetar la integridad territorial de cada uno y, en Kashmir, respetar la LoC de diciembre de 1971 y no tratar de alterarla unilateralmente. Luego del Acuerdo de Simla, el problema de Kashmir dejó de ser sólo una disputa territorial entre Pakistán e India; apareció un tercero en discordia, los Kashmiri, quienes reclaman su derecho de autodeterminación.
IV- 12 años de insurrección
Mientras India y Pakistán discutían para ver cuál de ellos controlaría la región, muchos Kashmiris se cansaron de vivir en un limbo político: a través de los años, se hicieron sucesivos pedidos para llevar a cabo el plebiscito prometido por Nehru en 1947 y ordenado por las resoluciones de la ONU en 1949, pero jamás efectivizado.
Para los años 80, la interferencia del gobierno nacional Indio en las elecciones locales había empujado a una gran porción de la población musulmana del estado hasta un punto de quiebre. En 1982, Farooq Abdullah de la Jammu & Kashmir National Conference fue elegido primer ministro del estado, dos años después fue depuesto por su cuñado, Ghulam Mohammed Shah, quien contaba con el apoyo de New Delhi.
Antes de las siguientes elecciones en 1987, el gobierno nacional decidió reinstaurar a Farooq Abdullah y Shah fue rechazado como candidato. Esta decisión seguía la política de desestabilización política que había impedido que cualquier líder Kashmiri construyera una fuerte base de poder, y que había mantenido a los potenciales primeros ministros dependientes de New Delhi.
Abdullah fue elegido por otro término en elecciones consideradas fraudulentas por la mayoría de los Kashmiri. Después de las elecciones, varios líderes del Muslim United Front -partido formado como oposición a la National Conference- fueron encarcelados por 3 ó 4 meses por acusar publicamente a las autoridades de realizar fraude electoral. Cuando fueron liberados, muchos huyeron a Azad Kashmir en Pakistán, donde formaron organizaciones desde las que surgieron las primeras fuerzas guerrilleras que operaran en Kashmir, y donde muchos grupos mantienen aún hoy sus centrales de operaciones. Fueron armados por Pakistán y luego se les sumaron veteranos de la guerra afgana.
En julio de 1989, varias bombas explotaron en tres sitios en Srinagar, luchas esporádicas entre grupos guerrilleros y el ejército y policía indios estallaron en los meses siguientes. En diciembre, la revuelta se profundizó: la hija del Ministro del Interior fue secuestrada en Srinagar y se exigió la liberación de 5 militantes pro-independencia encarcelados. Demostraciones anti-gubernamentales y anti-India estallaron en todo J&K, celebrando la victoria; en semanas, el combate se extendió por todo el valle.
En una región que previamente había tenido poca violencia armada, la nueva conexión Pakistán-Afghanistán introdujo armas, lanzacohetes y granadas. Jóvenes Kashmiri -identificándose a sí mismos como mujihadeen y armados con rifles automáticos- lanzaron una jihad (guerra santa) por el control del único estado de India con mayoría musulmana. La cultura de las armas había llegado a Kashmir.
New Delhi respondió enviando un gobernador de mano dura para extinguir la revuelta. Como protesta contra esta acción, que consideraba extrema, Abdullah renunció y el gobierno federal asumió el control directo. Muchos líderes de la National Conference renunciaron al partido, principalmente para retirar sus nombres de las hit-lists de los guerrilleros separatistas.
El ejército indio desplegó cinco divisiones -al menos 250.000 hombres, incluyendo 1500 compañías de policías estatales y paramilitares- que se comprometieron en la contra-insurrección. Del otro lado de la LoC, Pakistán desplegó un número igual de divisiones del ejército; piezas de artillería pesada se posicionaron de uno y otro lado de la frontera; escaramuzas fronterizas se convirtieron en cosa de todos los días.
Los esfuerzos para restablecer las negociaciones entre India y Pakistán han fallado, y ambos países han plantado miles de minas a lo largo de la frontera; como resultado, cientos de civiles que vivían en las villas fronterizas han muerto o sido mutilados.
En el primer año del levantamiento: se destruyeron propiedades, escuelas y puentes fueron demolidos, y las masacres se convirtieron en comunes en todo J&K. Las calles y los barrios se convirtieron en los campos de batalla sobre los que la rebelión se lleva a cabo.
El turismo, una vez floreciente, se ha deteriorado debido a la muerte o el secuestro de algunos turistas. Por ejemplo, en julio de 1995, seis escaladores occidentales fueron secuestrados por el grupo insurgente Al Faran, uno de los rehenes -un norteamericano- logró escapar pero otro -un noruego- fue decapitado por sus captores en agosto, se presume que los otros cuatro rehenes han muerto.
El gobierno Indio alega que Pakistán, llamando a la unidad islámica, está reclutando mercenarios musulmanes; Pakistán ha negado este cargo diciendo que otros musulmanes sienten que es su deber moral ayudar a los musulmanes Kashmiri. Lo cierto es que cientos de mercenarios extranjeros se han unido a la causa Kashmiri, la mayoría son afganos o pakistaníes, pero algunos son de Sudan, Libia, Chechenia, Irán y otros países islámicos.
Muchos indios creen que si Pakistán cortara el aprovisionamiento de armas y dinero, el movimiento separatista moriría en días. Los líderes separatistas admiten -en privado- que confían en la ayuda financiera y las armas provistas desde Pakistán, pero niegan que el movimiento se acabe sin esta ayuda. Para empeorar la situación, desde el comienzo de la insurrección, varias organizaciones han llamado la atención mundial a las violaciones de los derechos humanos por parte del ejército y policía india estacionada en J&K. Este hecho ha aumentado aun más las tensiones entre los Kashmiri y el gobierno indio.
En 1996, el número estimado de tropas del ejército indio y fuerzas paramilitares estacionadas en J&K era de 400.000, actualmente son más de medio millón de indios que luchan contra los grupos guerrilleros que demandan la independencia del estado o su unión a Pakistán. Se estima que hay más de 34 grupos guerrilleros operando sólo en los distritos del valle; el más antiguo y numeroso de ellos es el Jammu &Kashmir Liberation Front (JKLF) -fundado en 1964. El JKLF es el más secular y nacionalista de los grupos Kashmiri: rechazan el fundamentalismo islámico como hostil a la tradición Kashmiri, y reclaman la independencia del estado porque temen que la unión a Pakistán significará cambiar una opresión por otra. También son fuertes en el estado varios grupos islámicos o fundamentalistas, la mayoría de los cuales piden la unión a Pakistán. El mayor grupo islámico, y el más radical en su islamismo, es el Hizb-ul Mujahidin, el ala armada del partido político Jamaat-i-Islami.
Aparte de estos grupos principales, hay docenas de grupos más pequeños, que sobreviven gracias a la ayuda de los habitantes de las villas. La opinión Kashmiri está fuertemente en favor de la lucha por la independencia.
Respecto a los orígenes del levantamiento, India dice que es el resultado de la propaganda pakistaní, del soporte logístico y del entrenamiento que éste provee a los insurrectos. Pakistán, por su parte, responde que solo provee a los rebeldes de apoyo moral, político y diplomático, y que la insurrección representa el surgimiento espontáneo de sentimientos etno-religiosos entre la oprimida comunidad musulmana en J&K. Otras explicaciones apuntan a la oposición entre visiones nacionalistas enfrentadas, descarado fraude electoral, el surgimiento de una frustrada clase media, o el derrumbamiento de la heterogénea identidad cultural Kashmiri. Estas explicaciones son parciales: algunas proveen de datos útiles sobre los orígenes de la insurrección, otras ofrecen explicaciones para el TIMING de la insurrección, es decir, sobre las razones que llevaron a que el levantamiento estallara en 1989 y no antes. Ninguna explica ambas cosas. Simut Ganguly propone otra explicación, la combinación de dos fuerza interrelacionadas: la movilización política y la degradación institucional, porque «…On the one hand, the developmental activities of the Indian government gave rise to accelerated political movilization in Kashmir, making a younger generation of Kashmiris more conscious of their political rights. Simultaneously, on the other hand, the government was also responsable for the deinstitucionalization of politics in the state, which drove the expression of political discontent into extra-institutional contexts. Eventualy, with the last institutional avenues for the expression of dissent blocked, pent-up discontent culminated in violence.»
Según este autor, movilización política refiere al proceso por el cual los individuos entran como actores en la arena política; lo que involucra crecientes demandas de participación política. En lugar de mantenerse inactivos políticamente y aceptar las características políticas existentes, poblaciones movilizadas buscan activamente influenciar sus destinos políticos. La movilización política fluye del incremento de la alfabetización, de la exposición mediatica, del acceso a educación superior, y el concomitante crecimiento del conocimiento político. Al proveer el estado pocos medios institucionalizados para la expresión de las quejas etno-políticas las minorías étnicas recurren a la violencia como medio para expresar sus demandas. Enfrentado a estas violentas protestas étnicas, el estado tendió a adoptar estrategias coercitivas que resultaron contraproducentes porque «la represión sola no engendra la inactividad política. Por el contrario, tiene el efecto de eliminar a líderes más moderados y a la radicalización del movimiento.»
Según Sumit Ganguly, la principal tragedia de la política india en Kashmir fue la falla de los líderes políticos locales y nacionales para permitir el desarrollo de una honesta oposición política. Desde la independencia hasta 1953, Sheikh Abdullah dominó la política de Kashmir, los regímenes subsecuentes de la National Conference usaron las prerrogativas del cargo para prevenir el crecimiento de cualquier oposición significativa. New Delhi toleró esto porque J&K, como único estado indio con mayoría musulmana, era central para la construcción de la nación -para justificar su definición como un Estado secular donde podían coexistir todas las religiones. Como resultado de la ignominia local y del laissez-faire nacional, todas las elecciones desde la primera en 1957, exceptuando las de 1977 y 1983, estuvieron marcadas por la corrupción y el engaño. A lo largo del tiempo, cualquier oposición a la National Conference fue firmemente descartada de la arena institucional.
Luego de años de frustrados intentos de participación política significativa, y en ausencia de medios institucionales para expresar disenso, el recurso a medios más violentos se volvió inevitable. Ante esta situación, Pakistán aprovechó la oportunidad para debilitar el dominio de India sobre J&K, financió, entrenó y organizó lo que ha sido un movimiento organizado dirigido a desafiar el ejercicio de la potestad del estado indio en J&K. La retirada soviética de Afganistán en 1990 y el subsecuente colapso de la Unión Soviética ha facilitado a Pakistán armas y ayudado a los insurgentes Kashmiri. Un numero significativo de avezados guerreros mujihadeen afganos puede ser ahora dirigido hacia una nueva causa. Estos afganos tienen más que ofrecer que apoyo directo, su experiencia expulsando a los soviéticos de Afganistán proveyó un modelo exitoso de oposición y resistencia a un poderoso estado y su bien organizado ejército.
V- Pruebas nucleares y la crisis de Kargil
El 11 y 13 de mayo de 1998, India detonó cinco artefactos nucleares en una serie de pruebas subterráneas. El 28 y 29 del mismo mes, Pakistán detonó seis artefactos nucleares. Estas pruebas llamaron la atención internacional sobre el subcontinente.
Tanto India como Pakistán se han negado a firmar tratados internacionales sobre armas nucleares, el primero alegando razones de seguridad nacional y el segundo diciendo que solo firmará si India también firma.
A lo largo de los años distintas potencias han ayudado a ambos países a construir sus arsenales, tanto nucleares como convencionales. Debido a la disputa sobre Kashmir, expertos internacionales ven que el crecimiento de los arsenales nucleares en el subcontinente es particularmente peligroso. El mayor temor internacional es que una escaramuza fronteriza entre India y Pakistán devenga en un intercambio nuclear.
Luego de las pruebas de mayo de 1998, Estados Unidos impuso sanciones a ambos países según la Enmienda Pressler que prohibe la asistencia norteamericana, tanto militar como económica, a países bajo la sospecha de estar desarrollando capacidad armamentística.
Durante el siguiente año la presión internacional, principalmente de Estados Unidos, urgió a India y Pakistán a abandonar sus programas atómicos y entablar conversaciones bilaterales para resolver el conflicto sobre Kashmir. Pero desde mayo de 1999, el episodio de Kargil hizo que las presiones aumentaran exponencialmente y se incrementara el temor a una guerra nuclear sobre Kashmir entre muchos líderes mundiales.
En los primeros meses de 1999, grupos de mujihadeen cruzaron la LoC, y capturaron posiciones clave en las montañas sobre una vital ruta de abastecimiento que conecta al pueblo de Leh con el glaciar Siachen. India había fortificado la LoC con gruesas alambradas y extensos campos minados, pero la zona norte de la línea estaba pobremente defendida porque es una región montañosa que tiene picos de 5400 mts. de altura y la temperatura llega a los -60ºC en invierno. Debido a lo inhóspito de la región existía una especie de acuerdo tácito entre India y Pakistán de que los ejércitos de ambos lados no ocuparían la zona entre el 15 de setiembre y el 15 de abril de cada año. La estéril cordilleras de Ladakh domina una vista majestuosa de la parte india del Valle de Ladakh, todas las comunicaciones indias y los pueblos-guarnición de Kargil y Leh.
Los mujihadeen aparentemente eran una amalgama de soldados pakistaníes profesionales y mercenarios, armados con AK 47 y 56, morteros, artillería, misiles antiaéreos y misiles Stinger. El ejército pakistaní había preparado una compleja red logística que permitía el abastecimiento de los mujihadeen desde Azad Kashmir.
El ejército indio movilizó tropas, artillería pesada y otros equipamientos, y el 26 de mayo iniciaron su contraofensiva intentando recuperar las posiciones recientemente ocupadas por los mujihadeen. A las tropas terrestres indias y a los cañones de artillería pesada se sumaron ataques aéreos sobre la zona. Se abrió fuego de artillería de ambos lados de la LoC.
Las fuerzas armadas indias recuperaron casi todos los picos para julio. El único que aún seguía ocupado era uno de los más cercanos a la LoC, donde el fuego de artillería pakistaní podía proveer de cobertura a los mujihadeen.
Estados Unidos intercedió y consiguió lograr un acuerdo, Pakistán se comprometió a retirar sus tropas. Así, después de seis semanas de combate, terminó lo que podría haberse convertido en la cuarta guerra a gran escala entre India y Pakistán. Desde entonces, la comunidad internacional ha tratado de que los gobernantes de India y Pakistán se sienten a negociar en lugar de intercambiar proyectiles. Esto ha resultado infructuoso hasta mediados del 2001.
VI- Consideraciones finales
Como hemos visto, ese «nuevo foco de tensión» que mencionamos en la introducción no es nuevo sino que tiene 54 años de historia. Es muy difícil prever una rápida solución al «conflicto de Kashmir», principalmente por la intransigencia de las partes interesadas respecto de sus posiciones y las dificultades que encuentran los distintos grupos Kashmiri para hacer frente común.
En los últimos años, Estados Unidos ha intentado que los gobiernos de India y Pakistán arreglen definitivamente el problema de Kashmir mediante conversaciones bilaterales. Pero es imposible llevar a cabo cualquier negociación si no se incluye al tercero en discordia: los Kashmiri. Esto no resuelve el problema sino que lo agrava: ¿Quién tiene el derecho de representar la opinión de todos los Kashmiris? Podríamos responder: la All-Party Hurriyat Conference, pero ella sólo representa a algunos grupos musulmanes pro-independencia y pro-Pakistán, no representa ni a los pandits, ni a los hindúes de Jammu, ni a los budistas de Ladakh, ni siquiera a todos los musulmanes de Azad Kashmir. Se podría sugerir que ya que ninguna agrupación política representa a toda la región, se tendría que llevar a cabo el tan esperado plebiscito, pero es muy difícil que India se arriesgue a perder J&K, y los problemas inter-étnicos se mantendrían porque sea quien sea el gobierno del estado, en un estado multi-étnico como este, si no se asegura una participación equitativa de las distintas comunidades en el gobierno, las fricciones étnicas y religiosas estarán a la orden del día.
En el marco internacional, India había conseguido cierta preferencia respecto a Pakistán por parte de Estados Unidos. Los múltiples lazos económicos entre ambos países -muchas compañías estadounidenses se han instalado en India para aprovechar la mano de obra calificada y barata-, y la importancia de India para equilibrar la balanza del subcontinente, desde que el Talibán depuso el gobierno legítimo en Afganistán y que Pakistán es el único país del mundo que reconoce a los Talibán como el gobierno de Afganistán. Así el equilibrio se daba: Afganistán y Pakistán por un lado, e India, con respaldo de Estados Unidos -y con él de la ONU-, por el otro. Esta era la imagen que el conflicto mostraba, pero todo cambió el 11 de setiembre de 2001.
Post 911.
La mañana del 11 de setiembre, el mundo fue, literalmente, testigo de cómo dos aviones se estrellaban contra las Torres Gemelas donde funcionaba el World Trade Center; otro avión se estrelló contra el Pentágono.
Además de los miles de muertos, desaparecidos o heridos, y del trauma que estos atentados produjeron a la sociedad mundial, el 11 de setiembre marcó una cambio en la política exterior norteamericana que desde la asunción del nuevo presidente había sido postergada a un segundo plano, priorizando la política interior.
Todavía no se había disipado el humo de la isla de Manhattan cuando el presidente de Estados Unidos -George W. Bush- declaró la «guerra contra el terrorismo» a nivel mundial y consiguió alinear tras de sí una coalicion formada por casí todos los países de Europa y América, más algunos de Asia y Oceanía.
India respondió de inmediato ofrecido apoyo total. Esta rápida respuesta pudo deberse a la reacción al horror de New York, pero también hay dos circunstancias que pueden haber ayudado: por un lado, se cree que los autores materiales e intelectuales de los atentados del 11 de setiembre eran miembros de la organización islámica Al-Qaeda, que tiene fuertes lazos de amistad con el Talibán afgano, a quienes Pakistán apoya, mientras que India ha apoyado a la Alianza del Norte afgana en un esfuerzo por desestabilizar al Talibán. Por otro lado, no es descabellado pensar que India pretenderá que la «guerra contra el terrorismo» encabezada por Estados Unidos incluya a los grupos pan-islámicos comprometidos en la insurrección del valle de Kashmir.
La respuesta de Pakistán a los pedidos de ayuda de Bush, se hizo esperar 3 días. El 14 de setiembre, luego de 7 horas reunido con sus militares, Musharraf informó que su gobierno daría total apoyo a una fuerza multinacional liderada por Estados Unidos; pero tenía 3 condiciones: las fuerzas pakistaníes no cruzarían la frontera con Afganistán, la coalicion multinacional necesitaría un mandato de la ONU antes de actuar, y no se debía utilizar el territorio indio para lanzar ataques.
Pakistán es crucial para la campaña norteamericana por razones geográficas y estratégicas. Aunque India ofreció su apoyo de inmediato, no puede ofrecer lo que Pakistán sí: una frontera de 2500 km. con Afganistán, y una larga asociación con el Talibán, por lo que la información y datos de inteligencia que pueden compartir son muchos. Entonces, cuando Pakistán aceptó ayudar a la coalicion, Estados Unidos lo premió levantando las sanciones económicas y militares que había impuesto en 1998, además de enviar un «paquete» de ayuda económica. Por ahora, Estados Unidos camina una fina línea entre reafirmar el apoyo de India y asegurar que Pakistán se mantenga dentro de la coalición antiterrorista. La reticencia de Washington a incluir a los separatistas Kashmiri en esta «guerra contra el terrorismo» se ha vuelto una fuente de ansiedad para India. Pero, a pesar de la ayuda que Pakistán ofrece, a largo plazo la balanza se puede inclinar del lado de India porque: primero, la opinión pública mundial está viendo a Pakistán como «la escuela que crea militantes», el mundo está aprendiendo acerca del sponsorship de Pakistán a grupos guerrilleros. Segundo, es Rusia, y no Pakistán, la clave en cualquier futuro post-talibán en Afganistán, Europa no quiere mandar demasiadas tropas, esto deja sólo a Rusia, aparte de Gran Bretaña, como un aliado con un poderoso ejército.
Finalmente, sentimientos antiamericanos se están expandiendo en Pakistán. Por todo esto, algunos analistas, creen que una vez que la actual campaña estadounidense termine, India encontrará mucha simpatía de Occidente sobre Kashmir.
De todas formas, y aunque la mirada mundial está en el subcontinente, el 16 de octubre de 2001, después de diez mesas de una situación de tregua no declarada, la artillería de ambos lados de la LoC comenzó a intercambiar proyectiles. Estas hostilidades se produjeron a pesar de que pocos días antes el Secretario de Estado de Estados Unidos -Colin Powell- visitó ambos países. Aparentemente, el juego de complacer a cada uno de los países, sin importar la contradicción, no ha servido para prevenir ni posponer el conflicto. Powell se comprometió en Islamabad a presionar al gobierno indio para detener cualquier acción agresiva en Kashmir; mientras que, en New Delhi, afirmó que la presente lucha antiterrorista que libra su país y sus aliados incluía también como objetivo a la guerrilla musulmana que, en Kashmir, desafía el poder de India. No creemos que el conflicto de Kashmir se resuelva pronto, y nos parece peligroso que se prometa seguir, luego de «terminar con Al-Qaeda», con los grupos anti-India en Kashmir porque el calificativo de terrorista se puede aplicar o no a ellos dependiendo de qué lado esté uno.
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