En estos días de cuarentena obligatoria, en el Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile, hemos estado conversando sobre la nueva Constitución que la sociedad chilena necesita y merece para construir, de una vez por todas, un sistema democrático y que termine con los enclaves, ideas, leyes, doctrina, con origen autoritario y antidemocrático.

Nos esperan días oscuros, advierten los autores de esta columna. Tras analizar la capacidad de respuesta sanitaria de Chile estiman que “es difícil creer que antes de agosto logremos reducir las cifras de personas fallecidas”. Estamos en una crisis peor que la que enfrentaron Italia y España y afirman que se debe a los errores cometidos por el gobierno, los cuales detallan en esta columna. Entre ellos, destacan el alimentar la idea de que no es un peligro enfermarse en un país con suficientes camas y respiradores. “Es irreal y peligroso considerar a los ventiladores como la estrategia fundamental para resolver la pandemia. La mortalidad en el caso de tratamiento con respiradores es altísima, más aún cuando la mayor parte de las personas están hoy conectadas a un ventilador mecánico en “UCIs improvisadas”, explican.

Los mitos han ascendido. Como nunca antes las silentes mentiras recorren Chile y la catástrofe se cierne en la población: hambre, miseria y enfermedad. Pero el hambre y la miseria no son producto de la tercera. Emergen del proceso irrefutable de un neoliberalismo más rampante que nunca. Desde 2018 hasta ahora hemos asistido a la precarización y militarización de nuestras vidas. Desde el Estado se nos ha impuesto con fuerza policial la totalidad de la carga económica para mantener a un empresariado y su distópico mundo, que ha corrompido progresivamente la política, la prensa y la justicia.

La pandemia del COVID-19 suspendió la coyuntura política más importante abierta en Chile desde el fin de la dictadura. A partir del 18 de octubre de 2019, millones de personas ocuparon las calles y los territorios del oasis neoliberal latinoamericano buscando cambiar un ordenamiento constitucional que ha perpetuado los intereses del imperialismo en el país del sur. El ¨milagro chileno¨, como llamó Friedman a las reformas de liberalización económica adoptadas durante el régimen militar, no tardó en sacralizar la desigualdad social como norma divina y a las clases dominantes como sus sacerdotes. De esta manera, la crisis pandémica que actualmente azota al mundo se superpuso a la crisis del modelo chileno, dejando al descubierto su verdadero motor: la mercantilización total de la vida social.

Felipe Portales | 

El gobierno neozelandés erradicó la epidemia de covid-19 actuando como corresponde a un gobierno democrático cuya máxima preocupación es velar por la vigencia plena de los derechos humanos fundamentales; y particularmente de los derechos a la vida y a la integridad física y síquica del conjunto de la población.

Manuel Acuña A. | 
Imaginar y disputar una apuesta ecosocialista

Pareciera que, después de todo, necesitamos imaginar. La experiencia de revuelta popular, aún en curso, iniciada el 18 de octubre y todas las facetas de precariedad que ha revelado la pandemia, ameritan imaginar rupturas. No es posible que pueda parecer más deseable el acostumbrarse a normalizar la fragilidad y la emergencia que redefinir los horizontes de lo posible. Se trata de que hoy la amplitud de la catástrofe es tal, que pensar en un mundo más allá del desastre se presenta como la articulación de una autodefensa.

Las movilizaciones por el hambre, así como los acopios, abastecimientos y las ollas comunes se extienden rápidamente a lo largo del país. Por otro lado, en el norte, se desarrollan huelgas obreras en mineras como Guanaco o la que se desarrolló en Franke, así como la campaña a nivel nacional que se desarrolla desde la asamblea de trabajadores despedidos de LATAM. ¿Cómo unificar estas luchas? La más completa unidad marca el camino para responder al hambre y los despidos. Hablar hoy de una alianza obrera y popular se vuelve imprescindible.

Críticos momentos se están viviendo en la llamada Región de la Araucanía (Chile).

El werken de la comunidad We Newen de Collipulli, Alejandro Treuquil (37 años) fue asesinado con un impacto de bala que recibió el jueves 04 de junio, mientras que otras tres personas resultaron heridas. INTERFERENCIA conversó con la esposa del fallecido, quien acusa que Treuquil estaba siendo hostigado por Carabineros. En tanto, la Fiscalía de La Araucanía –con diligencias de la PDI– investiga los hechos.