
El acelerado desarrollo simultaneo de la inteligencia artificial y la concentración y centralización del capital, prevé un futuro distópico de un sistema económico automatizado, concentrado en unos pocos propietarios privados, que no requiera del trabajo humano, lo que supone un gran desafío de lucha para los trabajadores y demás sectores populares para revertir esa situación y darle un carácter comunitario, poniéndolo al servicio del conjunto de la sociedad.