
No es necesario presentar a Julio Anguita (1941-2020). Estuvo y está en la mente de todos, no sólo de amigos y compañeros, de activistas de su tradición o de ciudadanos/as politizados e informados. Un caso más que singular directamente relacionado con una de las virtudes republicanas que mejor encarnó: honradez, incorruptibilidad, compromiso. Ha sido nuestro Robespierre.