«La guerra del siglo que viene, será provocada por la falta de agua» Ismail Serageldin, Vicepresidente de Banco Mundial. La derecha, representada en Uruguay por los Partidos Blanco y Colorado, y sus reaccionarios apoyos mediáticos, han llamado desde siempre «conglomerado» a la coalición de izquierdas Frente Amplio. Es una forma despectiva y soberbia, que pretendía […]
«La guerra del siglo que viene, será provocada por la falta de agua»
Ismail Serageldin, Vicepresidente de Banco Mundial.
La derecha, representada en Uruguay por los Partidos Blanco y Colorado, y sus reaccionarios apoyos mediáticos, han llamado desde siempre «conglomerado» a la coalición de izquierdas Frente Amplio. Es una forma despectiva y soberbia, que pretendía llamar la atención sobre la imposibilidad de poner de acuerdo a tantas sensibilidades de la izquierda. Los augurios agoreros de la reacción, quedaron desechos en las pasadas elecciones ponen al Frente en el gobierno con mayoría absoluta, y ahora llegan las distintas formas de acercarse a los problemas. Aparte de los repartos partidarios del poder que se asumirá en Marzo, el primer problema serio que debe afrontar el FA (y cada una de sus organizaciones) es el tema del agua, y del plebiscito que revocó las concesiones a empresas extranjeras para la explotación del oro azul.
Es más que probable que en el programa electoral de la coalición de izquierdas, no se hubiera incluido en caso alguno el fin de la explotación del agua a cargo de empresas extranjeras, pero la firma de cientos de miles de uruguayos hizo posible un referéndum sobre si se recuperaba o no para el Estado, la concesión otorgada a empresas españolas en Agosto del 2000, y con una duración de 30 años. El resultado de las urnas fue muy claro, el 64,61% de los votantes dijeron que SÍ a la estatización del agua, un resultado histórico que representa por un lado una auténtica bofetada a los intereses neoliberales que, en esta época, disfrazan de inversión el expolio y en ayuda al desarrollo al colonialismo de siempre, pero por otro, representa un ejemplo para tantos pueblos que a diario ven como el primer mundo le hurta las materias primas, que los países capitalistas desarrollados necesitan para mantener sus niveles macro económicos y sus calidades de vida. Controlar el agua es táctico y estratégico, pero sobre todo vital.
Es obvio que la decisión de las urnas tienen una ejecución práctica llena de obstáculos, los primeros los de las propias empresas concesionarias (URAGUA, integrada por Aguas de Bilbao*, Iberdrola y BBK, y AGUAS DE LA COSTA, integrada entre otras por Aguas de Barcelona en un 60%), que avisan de cataclismos varios, a veces en boca de ellos y otras en la de políticos locales, que más de una vez han recibido favores de empresas extranjeras, y no pueden permitir que Uruguay avance contra el designio neoliberal de los tiempos, por eso alimentan el miedo y escupen que no va a haber dinero para indemnizar a esas empresas expulsadas, que en manos del Estado van a subir las tarifas, que el caos en la turística costa este (donde operaban las dos empresas concesionarias) va a ser un hecho, que cientos de trabajadores irán a la calle, y un sin fin de calamidades. Es por eso, que ahora sus voceros andan mareando el asunto con la retroactividad en que se aplicará la medida, como diciendo, b ien, el pueblo soberano votó, por eso a partir de ahora no más concesiones a empresas extranjeras pero respetemos a las que hay, y así de paso el Estado se ahorra unos dólares. Y en un ejemplo de disparate político, va el Partido Blanco y quiere llevar al Parlamento una ley de interpretatividad de lo votado, como diciendo ya que el pueblo no sabe muy bien lo que hace, vamos a rectificar su decisión en la cámaras, vamos a reinterpretar a favor de las compañías extranjeras.
Pero, ¿y la izquierda?. Es evidente que a la dirección del Frente Amplio, el tema del servicio del agua privatizada, la agarró con el pie cambiado desde el principio. En primer lugar votando en el Parlamento la privatización a favor de AGUAS DE LA COSTA, luego dudando en exceso el apoyar la recogida de firmas para el referéndum, a la que finalmente se sumó, y ahora, con el gobierno en las manos, el futuro Ministro de Economía, Danilo Astori, afirmando que «yo soy el más preocupado por este tema, porque me altera los números». Más informado parece el dirigente sindical Carlos Sosa, al manifestar en CX 36 Radio Centenario, que URAGUA y AGUAS DE LA COSTA han incumplido en el 2003 la letra de la concesión, ya que en este período, ni han hecho obras de mejora, ni saneamientos, ni trabajo en colectores subacuaticos, y ahora quieren compensaciones económicas por irse del país. Sosa opina que se debió rescindir el contrato por incumplimiento, y el costo sería ahora mucho menor para l as maltrechas arcas del Estado uruguayo.
Los diferentes sectores frenteamplistas se están posicionando en estos días, vale destacar las declaraciones de dirigentes del Partido Socialista, del Partido Comunista y del 26 de Marzo, entre otras, por trabajar en el respeto de lo decidido por la gente en las urnas, esto es, en que se vayan las empresas. Otras organizaciones del FA se apuntan a la tesis del cataclismo y respeto al capital inversor extranjero, y quieren creer que la ley votada se puede interpretar a favor de no enojar a las empresas concesionarias, de ahorrar al Estado las indemnizaciones, pero sobre todo, porque el objetivo es no asustar a futuros inversores en éste y otros rubros.
Que en el FA haya más de una posición sobre un determinado tema es algo normal y saludable, pero en este caso hay una decisión tomada por 1.440.000 votantes, que sabían muy bien lo que estaban haciendo al defender lo público, y sacarle la careta a los que invierten diciendo que son unos benefactores. La gente ha puesto un listón muy alto, algunos dirigentes del FA se tendrán que esforzar por llegar a él.
* Aguas de Bilbao es una sociedad pública vasca. El Tribunal Vasco de Cuentas ha resaltado año tras año el descontrol financiero de estos organismos.