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De la «doctrina Monroe» a la «nueva política Obama»

Fuentes: Barómetro Internacional

El desarrollo del conocimiento referido a la «Doctrina Monroe» ha sido bien tratado en Aporrea, Barómetro Internacional y Rebelión, solo por mención, por lo cual consideramos que ha sido un tema geopolítico estadounidense, intelectual y popularmente, muy bien tratado por tanto sugerimos sus búsquedas en los transmisores de conocimiento arriba referidos al tiempo que, en […]


El desarrollo del conocimiento referido a la «Doctrina Monroe» ha sido bien tratado en Aporrea, Barómetro Internacional y Rebelión, solo por mención, por lo cual consideramos que ha sido un tema geopolítico estadounidense, intelectual y popularmente, muy bien tratado por tanto sugerimos sus búsquedas en los transmisores de conocimiento arriba referidos al tiempo que, en ese orden, nos vamos a permitir algunas sugerencias con las finalidades de su más profunda comprensión de aquella decisión de Política de Estado de los EEUU de América cuando aquel estado capitalista en desarrollo ya tenía en sus genes como política de estado no solo la «expansión territorial sin fronteras limitantes» sino, gracias a esa proyección a futuro, la necesidad de adscribirse a lo que, posteriormente, se ha definido, conceptualmente, como «imperialismo».

Es obligado siempre tener presente el contexto histórico tanto a lo interno-político estadounidense como en su entorno geográfico-geopolítico sobre los cuales se argumentaron, en el escenario de la realidad política legislativa, los razonamientos político-ideológicos pero, fundamentalmente, sobre las realidades histórico-presentes en ese entorno geográfico caribeño y la objetiva presencia de ciertos imperios europeos que, al desarrollo geoestratégico de la «Doctrina Monroe», tuvieron que aceptar realidades inviolables e inobjetables en tanto y cuando el desarrollo regional del «país del norte»; es decir, Gran Bretaña se convirtió, aún en los presentes tiempos históricos, en el «aliado-socio confiable» del imperialismo estadounidense mientras que Francia, aún en los presentes tiempos, mantiene sus contradicciones y serias objeciones nacionalistas, quizás, porque París aún no ha olvidado ni superado el defenestramiento del «patrón oro» por el «patrón dólar». Por último, España, la borbónica, tuvo que ejercer el «kowtow» a Washington desde y después de las humillantes derrotas militares en Cuba y Filipinas pasando por las necesarias y estratégicas «ayudas estadounidenses en leche y queso» en las primeras épocas del franquismo antes de los años 70 cuando el falangismo era el ductor y conductor de las políticas ideológicas anti-comunistas del gobierno de Francisco Franco Bahamonde, cuando se sucedieron las fuertes e importantes inversiones estadounidenses en Cataluña realizadas por Nelson Rockefeller en alianza con la familia Garrigues Walker mientras desde Madrid se diseñaban las políticas de inversión en fábricas en la zona valenciano-española transformándola en «cabeza de playa» del imperialismo estadounidense en plena «Guerra Fría» para alcanzar el control del Mediterráneo cuyas políticas estadounidenses se vieron adobadas con las muy bien asumidas «relaciones bilaterales» desde los gobiernos de José María Aznar (léase: George W. Bush, hijo) pasando por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (léase: su clase magistral en Maracaibo posteriormente después de perder las elecciones el PSOE) y terminando, en el marco de la reingeniería del sistema capitalista mundial, en los presentes tiempos históricos con el gobierno sumiso gobierno de don Mariano Rajoy en el marco político-financiero de expansión e inversión de capitales estadounidenses (léase: la inversión de Bill Gates de unos cuantos dólares americanos y la compra de deuda pública española) por lo cual nos hemos calificado a ese objetivo escenario en el cual está inmerso el Reino de España como la «neo-semi-colonia post-moderna» en el marco referente de la reingeniería global del sistema capitalista-financiero mundial.

Bien, por ahora, nada del tema en referencia. El tema en título nos provoca una contradicción cuando tratamos de conducir el texto sobre la existencia de una línea histórico-política entre dos (2) políticas de estado estadounidense como las referidas. Ello obliga a lectores a reflexionar sí existe esa línea de ligazón entre tan diferentes praxis político-imperialistas considerando, al tiempo, los muy diferentes tiempos históricos para cada caso en ciernes. El caso que nos concierne, directamente, es tratar de reflexionar sí esa línea conductual contiene, en si misma, una idea central (¿diseñada por el Poder?) que sostendría la tesis del «imperialismo estadounidense» a lo largo de su desarrollo como concepto «imperialismo» que para nuestro caso concreto y por obviedad se refiere a esa «nueva política Obama» (José Vicente Rangel Vale dixit) aplicada ya no solo para la región geográfica del Mar Caribe sino, en nuestro modesto criterio, se extiende hacia el sur del continente americano hasta el propio estrecho denominado como Magallanes.

En ese orden, primeramente, permítasenos exponer que la tesis contenida en el concepto político-ideológico global de la «nueva política Obama» es reflexión de José Vicente Rangel Vale (JVR) tanto como sólido y muy experimentado político venezolano como esa cualidad de intelectualidad académico por algunos pocos conocida porque a JVR hay que leerlo «entrelíneas». En ese contexto, la propuesta conceptual de JVR aún no ha sido desarrollada en toda su extensión conceptual-político-ideológica y geoestratégico-militar, particularmente, para nuestra Región americana como un todo continental como en tiempo real cuando aún estamos en deuda con una propuesta metodológica y reflexiva para la propuesta de nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, sobre su ideario puesto en mesa en tesis denominada como «socialismo del siglo XXI».

En ese orden conceptual nos, nos permitimos exponer nuestra modesta opinión sobre la íntima relación entre la propuesta del Comandante Chávez Frías y el concepto político-ideológico en mesa realizado y propuesto por José Vicente Rangel Vale. Es decir, la praxis del Gobierno de Chávez Frías desarrolló políticas, fundamentalmente, humanistas (sin desconocer los problemas de inseguridad y corrupción que debería ser, públicamente, analizado por los entes sociales de la Revolución Bolivariana como los dos (2) paradigmas que socavan las bases socio-políticas y económico-militares de los cambios profundos que la revolución debe desarrollar para transformar el Estado rentista en el Estado socialista y humanista) que han permitido, en primera línea, la visibilización de la sociedad invisibilizada; en segundo lugar, esa política ha obligado como política socialista a horizontalizar el consumo masivo y de calidad en todos los niveles de la sociedad venezolana; en tercer lugar, la política estructural que definen a las «Misiones» ha tenido, tiene y tendrá una fuerte incidencia en lo inconsciente colectivo tanto histórico como actual en revolución que se contradice, necesariamente, con los paradigmas ideológico-históricos de la sociedad venezolana tanto histórico-colonial como en los fundamentos que se contienen en la democracia representativa; en cuarto lugar, la Revolución Bolivariana ha tenido una muy seria y profunda incidencia en el componente militar como todo un importante y fundamental conjunto del Estado venezolano que implicaría la superación objetiva de los actuares histórico-militares tanto del 27 de febrero como la superación cualitativa del 4 de febrero; por último, significa el desarrollo de todas las contradicciones que se expresan socio-políticamente cuando un estado en concreto se encuentra en los cambios profundos tanto a nivel de la super-estructura como de la estructura.

La política en praxis desarrollada por Chávez Frías ha demostrado las capacidades de un estado en particular (en este caso concreto, el Estado venezolano) de desarrollar políticas estructurales y super-estructurales que en nada son similares ni parecidas a las tesis que se desarrollaron con las políticas desarrolladas durante los tiempos del «socialismo real» sin negar ni desmejorar los grandes e importantes «saltos cualitativos» que se expresaron durante aquella experiencia política pero debemos resaltar que, entre las diferencias, el desarrollo del «socialismo del siglo XXI» ha permitido no solo la participación activa en profundidad de toda la sociedad venezolana (inclusive la denominada como oposición a las políticas chavistas) tanto en praxis como contenidas en la estructura constitucional y legal que tienen un impacto sico-social que es de una transcendencia cuyo impacto ha traspasado nuestras fronteras. Al tiempo, esa praxis chavista ha demostrado y sigue demostrando bajo la gobernabilidad de Nicolás Maduro Moros que esas políticas bien dirigidas a toda la sociedad venezolana impactan profundamente y en contradicción las tesis «humanistas» que se contienen en los paradigmas del sistema capitalista.

En el marco de lo inmediato anterior, es obligado entrarle a lo «real-conceptual» del significado en praxis inevitable de ambas propuestas en el marco del desarrollo del imperialismo estadounidense en nuestra región americana tratando de demostrar sobre la continuidad político-histórico-actual de la propuesta por JVR sobre la «nueva política Obama» como necesaria y obligada extensión post-Crisis-Wall-Street de la «Doctrina Monroe» pero, necesariamente, precisando que nos consideramos que están presente las muy serias diferencias entre ambas políticas de estado estadounidense cuando consideramos no solo los tiempos históricos cuando se expresan como política de estado sino también en considerando la objetividad de los desarrollos técnico-tecnológicos, las nuevas realidades mundiales en contradicciones en el plano de las diferencias objetivas expresadas por las potencias y las super-potencias, teniendo en consideración, así mismo, las diferencias culturales entre potencias que significan las profundas expresiones sico-social-históricas entre lo ideológico-cristiano-judío como base fundamental ideológico-justificativa del sistema capitalista ante las culturas asiáticas que Karl Marx trató de acercarse con el concepto en desarrollo del «modo de producción asiático» y, por último, las nuevas tesis militares expansionistas estadounidenses actuales contenidas en la «nueva política Obama» y las nuevas realidades expresadas en conflictos globales fronterizos fundamentales para el muy particular desarrollo de la «nueva política Obama» en la Región de Asia-Pacífico sin desconocer y reconociendo a la denominada por la intelectualidad estadounidense como la «pivot para Asia y el Pacífico»; ella, en si mismo, como política de estado estadounidense, no solo no excluye a la región caribeña y la región occidental americana cuales «no han quedado olvidadas» sino que las incluye, obligadamente, en considerando los paradigmas de sustentación contenidas para el mantenimiento del sistema capitalista como sistema socio-económico, la permanencia en el tiempo del imperio norteamericano y la neo-consolidación del imperialismo estadounidense post-Crisis de Wall Street.

En este discurso debemos considerar en el marco objetivo del desarrollo de la «nueva política Obama» las realidades de la presencia de la 4ta. Flota estadounidense no solo en el Mar Caribe sino cuando se viene desarrollando su presencia naval-militar de «entrada a puerto» (cínicamente denominadas como visitas humanitarias) en países como Perú. Además, se debe tener presente la importancia que viene desarrollando la presencia de la Gran Bretaña con todas las solidaridades correspondientes por parte de Washington (léase: Secretaria de Estado-Pentágono) sobre la estratégica situación geográfica de Las Malvinas para el control del sur del océano Atlántico. Al tiempo considerar la propagada «política humanista» que viene desarrollando tanto el Pentágono como el Departamento de Estado sobre y particularmente en los gobiernos caribeños adscritos a la Commonwealth sobre la política humanista cual se sustenta sobre las ayudas estadounidenses en caso de «desastres naturales», la presencia de hospitales móviles en barco-hospitales de guerra, la implementación de políticas sanitarias, la ratificación de la tan «manida y cacareada» política al combate del tráfico de estupefacientes a través del Caribe, el desarrollo en profundidad de las políticas intervencionistas tanto en México con el «Plan Mérida» como en Colombia con el «Plan Colombia» manteniendo un serio y profundo seguimiento a las conversaciones de paz que el Gobierno del señor Presidente Juan Manuel Santos mantiene con las FARC-EP en la República de Cuba. A su vez tener presente que Washington viene desarrollando una muy interesante política de serio acercamiento con los Gobiernos de Chile, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica y México como frente necesario y obligado para el control del frente occidental americano plus consolidar el frente sobre el Pacífico como «zona de retaguardia» ante cualquier alteración geopolítica y geoestratégica que se pudiera desarrollar en la Región continental asiática. Es decir, Washington con esos importantes avances sobre los países al sur del río Bravo y del estado de la Florida buscaría alcanzar los siguientes objetivos geoestratégicos referidos, concretamente, a la región geográfica implícita en líneas anteriores, a saber: desarrollar un frente político-militar para contraponer al desarrollo de la UNASUR; desarrollar un frente geoestratégico sobre el Caribe para controlar los movimientos navieros tanto comerciales, petroleros y de otra definición reinstalando la norma contenida en la «Doctrina Monroe»; desarrollar un frente militar sobre el sur del océano Atlántico para el control de las mercaderías de materias primas provenientes del continente africano; desarrollar políticas conspirativas de «golpe suave» sobre los procesos sociales de Bolivia, Ecuador y, particularmente, Venezuela; desarrollar un «piso movedizo» sobre la preeminencia política de Brasil en Suramérica; por último, tratar de desmontar el obsoleto TIAR desarrollando la mencionada política militar denominada como «política humanitaria y combate al narco-tráfico».

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