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Bangladesh

Denuncian la crisis sanitaria que crea la industria del cuero

Fuentes: Agencias

La industria del cuero en Bangladesh, que exporta sobre todo a China, EEUU y países europeos como España e Italia, ha generado entre sus más de 10.000 trabajadores «una crisis de salud y seguridad», según denunció hoy Human Rights Watch ( HRW ). El investigador de salud y derechos humanos de HRW Richard Pearshouse hizo […]

La industria del cuero en Bangladesh, que exporta sobre todo a China, EEUU y países europeos como España e Italia, ha generado entre sus más de 10.000 trabajadores «una crisis de salud y seguridad», según denunció hoy Human Rights Watch ( HRW ).

El investigador de salud y derechos humanos de HRW Richard Pearshouse hizo la denuncia en un informe de 43 páginas presentado hoy bajo el título de «Curtidurías tóxicas: las repercusiones para la salud del cuero de Hazaribagh en Bangladesh».

En el barrio de Hazaribagh de la capital, Dacca, están el 90 % de las curtidurías del país, donde la falta de control sanitario causa «la contaminación extrema del agua, la atmósfera y el suelo», dijo Pearshouse a Efe en Nueva Delhi días antes de presentar el informe.

Las aguas residuales -que contienen ácido sulfúrico, plomo y cloro- se vierten por los suelos de las curtidurías y terminan en el principal río de Dacca, el Buriganga, a tan sólo un kilómetro de la zona donde están localizadas las fábricas, aclaró el investigador.

De acuerdo con Pearshouse, los trabajadores, entre los que se encuentran mujeres y niños, padecen enfermedades cutáneas y respiratorias provocadas por la exposición a los productos químicos que se emplean para curtir, además de amputaciones por accidentes.

El investigador de HRW recordó el testimonio de Jahaj, un joven de 17 años que padece asma, erupciones, picores y quemaduras de ácido, y que trabaja desde los 12 años en las fosas donde se diluyen las sustancias químicas para curtir las pieles.

«El agua de las fosas me quema al tocarme la piel porque contiene ácido», explicó a HRW Jahaj, quien resignado explicó que cuando tiene «hambre» y necesita ganar lo suficiente para comer «el ácido no importa».

La ley internacional prohíbe emplear a menores de 18 años en trabajos peligrosos, pero la falta de control gubernamental y la pobreza llevan a muchos niños en Bangladesh a trabajar por salarios que no superan, en ocasiones, los 12 dólares, según HRW .

Esos sueldos contrastan con los beneficios que obtuvo con las exportaciones el sector del cuero, que en la última década creció en unos 41 millones de dólares al año y de junio de 2011 hasta julio de 2012 obtuvo unas ganancias de 663 millones, dice el informe.

«No hacemos nada en Hazaribagh porque los propietarios de las curtidurías son muy ricos y poderosos políticamente», declaró a HRW Mahmud Hasan Khan, director del departamento sobre calidad del aire del ministerio bangladeshí de Medioambiente.

Pearshouse apeló a las empresas extranjeras que importan el cuero producido en Bangladesh, «que con casi toda seguridad procederá de Hazaribagh», a implicarse y asegurarse de que sus proveedores «no violan las leyes sobre salud y seguridad».