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Desarrollo, ambiente y la doctrina de la «no viabilidad»

Fuentes: Urban Geography

Las estrategias de desarrollo que se imponen en las colonias no surgen espontáneamente sino que se apoyan en investigaciones académicas racistas.

En Puerto Rico, la Operación Manos a la Obra tomó forma a partir de lo que podemos llamar la “doctrina de la no viabilidad”. Esta doctrina propone que Puerto Rico es muy pequeño, muy densamente poblado, y muy escaso en recursos naturales como para poder aspirar a estrategias de desarrollo político y económico independientes.

A principios del siglo 20, además, los investigadores afirmaban que los habitantes de la Isla no serían capaces de gobernarse por sí solos, a pesar de que existe evidencia de que nuestro abasto de recursos naturales y humanos es comparable al de otros países pequeños. Las consecuencias de esta doctrina han sido nefastas, tanto para el medio ambiente como para la salud de los puertorriqueños.

A través de la historia del colonialismo, el racismo ha sido una pieza clave siempre, aunque con sus variaciones. Entrando en el siglo 20, podemos identificar el racismo biológico y ambiental como el predominante entre los círculos políticos y académicos. Dicho racismo proponía que las razas blancas de las zonas templadas del planeta eran superiores a las de las zonas tórridas como África y fue precisamente el que pretendió justificar la intervención colonialista de los Estados Unidos de América en Puerto Rico.

Pero a mediados de siglo, sobre todo después de los horrores del nazismo, este tipo de racismo perdió credibilidad, entonces surge una variación cultural. El racismo cultural reconoce que todas las razas nacen con igual potencial de desarrollo pero sólo las sociedades de Europa occidental contienen unas cualidades especiales que les permiten avanzar intelectualmente, tecnológicamente, etc. por tanto, las sociedades más atrasadas, que no contienen esas cualidades o que tienen otras que inhiben su desarrollo, deben quedar bajo la tutela de las más avanzadas.

El racismo cultural permitió a los países colonizadores ofrecer una explicación a la desigualdad entre las naciones, que no responsabilizara por ella a la explotación que ejercían sobre los países colonizados. Es así como comienzan a imponerse en las sociedades colonizadas estrategias de desarrollo al estilo occidental con énfasis en la industrialización financiada por el país colonizador y dirigidas a la exportación.

En Puerto Rico, el racismo cultural dio forma a la Operación Bootstraps, conocida también como “Manos a la Obra”, además de contribuir a la valoración negativa de sus recursos humanos y naturales.

La estrategia de esta Operación era proveer incentivos tales como la exención de impuestos para atraer capital y recursos externos que se transformarían aquí, por mano de obra barata, en productos para la exportación. Aunque algunos lo niegan, esta operación tiene bases teóricas, pues muchísimas investigaciones académicas se realizaron en Puerto Rico a partir de la invasión y todos sus resultados sirvieron para facilitar el régimen colonial y la explotación económica de la Isla.

Dichos resultados son los que forjaron lo que podemos llamar “doctrina de la no viabilidad”. De acuerdo con esta doctrina, Puerto Rico no tiene más alternativa que la dependencia económica y política de los Estados Unidos. Por ejemplo, un importante geógrafo estadounidense (E.P.Hanson) y asesor especial del gobierno de Puerto Rico durante los años 50, afirma que al observar a los puertorriqueños es como si se dijeran “nuestra posición geográfica nos condena a ser siempre colonia de algún régimen militar y nos priva de la libertad y el poder para salir de la miseria, pero aun si tuviéramos esa libertad y ese poder no podríamos hacer mucho con ellos, pues nuestra escasez de recursos nos condena a la pobreza de cualquier modo.”

Por otro lado, investigadores puertorriqueños de la época coincidían con esta visión del país. Rafael Picó, por ejemplo, sostiene que a pesar de la variedad de recursos minerales que posee Puerto Rico, desafortunadamente no habría suficiente cantidad como para justificar una explotación comercial independiente. Así mismo, los líderes políticos de la época insistían en atribuir los problemas del país a la falta de recursos naturales, más que a la explotación colonial o a la distribución desigual de los beneficios.

Por ejemplo, Luis Muñoz Marín, facilitador de la Operación Manos a la Obra y del ELA, declaró ante el Senado de EEUU que Puerto Rico es un país especialmente impedido por su gran pobreza natural. Aunque admitía que algunas corporaciones explotadoras podían haber contribuido a este problema, insistía en que no se podía culpar a ellas ni a nadie porque realmente Puerto Rico era pobre por naturaleza.

Este argumento se utilizó para justificar el régimen colonial en la Isla, para promover Manos a la Obra, así como para descartar propuestas de desarrollo de industrias locales en agricultura, minería, pesca, etc. Pero un recurso natural se define como una parte de la naturaleza que el ser humano ha apartado y se la ha apropiado para beneficio económico y lo que una sociedad y una época considera un recurso natural no necesariamente es considerado así por otra.

Por lo tanto, es absurdo afirmar que algún lugar en la Tierra sea pobre de recursos naturales en términos absolutos. Además, hay que tomar en cuenta quién tiene el poder para identificar, controlar, explotar y beneficiarse de unos recursos en particular. Los forjadores de esta doctrina prefirieron ignorar todo esto.

No obstante, su argumento de que nuestros recursos no podrían ser explotados de manera provechosa en una república independiente tiene que ser enfrentado con la historia de explotaciones provechosas de la Isla como colonia. Por ejemplo, a la misma vez que los políticos y académicos proclamaban la no viabilidad, corporaciones mineras estadounidenses como Kennecott y American Metal Climax se afanaban en conseguir contratos para explotar las minas del centro de la Isla por éstas poseer uno de los últimos depósitos de cobre sin explotar en el mundo entero. Esa explotación no se dio, en parte por las fluctuaciones en el precio del cobre, pero sobre todo por el trabajo de ambientalistas, nacionalistas y activistas comunitarios que se opusieron a ella efectivamente.

Otros recursos naturales de Puerto Rico han sido explotados con mucho éxito, tanto por el régimen colonial de EEUU como por compañías privadas extranjeras. Nuestra isla ha sido apreciada por su posición estratégica militarmente, por las industrias del petróleo, la farmacéutica, la banca, el turismo y las comunicaciones.

A principios de siglo 20 nuestro suelo fértil, clima y abundante agua fueron excelentes recursos para la industria de la caña y así mismo otros recursos se han identificado y buscado siempre que ha habido la posibilidad de lucrarse.

A pesar del alegato de que no existen, nuestros recursos siempre han sido de beneficio a quienes controlen la Isla, sean representantes del gobierno de EEUU como la Marina de Guerra, sean corporaciones transnacionales como Merck Pharmaceuticals, o bien empresas asociadas con la élite local, como Bacardí Rum.

Parece que nuestros recursos son inexistentes sólo cuando se considera su uso para beneficio del pueblo y para aminorar significativamente nuestra dependencia económica y política del poder colonial. Además de la supuesta falta de recursos naturales, la mejor explicación que se nos ofrece en ocasiones para afirmar la no viabilidad de Puerto Rico es la sobrepoblación.

En 1915, el gobernador asignado a la Isla decía que la culpa de la pobreza de las masas populares era la densidad y el imprudente crecimiento poblacional. Este argumento continuó a medida que avanzaba el siglo, a pesar de que la evidencia muestra que nunca el ritmo de crecimiento poblacional de PR ha alcanzado el nivel crítico de 3% y que sus cambios demográficos son los típicos de una sociedad en transición.

No obstante, se ha caracterizado a los puertorriqueños como gente especialmente fecunda e incapaz de controlar su fertilidad. Algunos académicos han llegado a presentar planteamientos tan disparatados como que a nuestra gente le gustaba tener familias grandes porque estaban tan felices con los cambios ocurridos en su país que querían que más niños disfrutaran de esas condiciones. Pero lo cierto es que ya durante las primeras décadas de la ocupación por EEUU, se había decidido que la población de PR tenía que reducirse dramáticamente. Se implantaron políticas de esterilización desde 1930.

Ningún otro país ha experimentado niveles semejantes, cuando en el punto culminante de estas políticas más de una tercera parte de las mujeres en edad de reproducirse fueron sometidas a la esterilización por cirugía, que fue tan común que se le llamaba simplemente “la operación”.

Desde la década del 1950, además, se seleccionó a PR para realizar experimentos de control de natalidad sin el consentimiento informado de los sujetos; tanto la pastilla anticonceptiva como el “Dakon Shield” se desarrollaron en la Isla.

Un inversionista de estas investigaciones llegó a referirse a Puerto Rico como una “jaula llena de hembras en ovulación con las cuales experimentar”. Por otro lado, se coordinó un programa con todos los niveles del gobierno para incitar a los campesinos puertorriqueños a emigrar hacia la Ciudad de Nueva York.

Los economistas de EEUU predecían escasez de mano de obra en su país para los ‘50, y los planificadores en la Isla se afanaban en introducir puertorriqueños en aquel mercado laboral, especialmente en trabajo agrícola, servicio doméstico y manufactura no diestra. El gobierno de PR animaba a la gente a emigrar hacia EEUU al tiempo que de allá venían reclutadores y hasta la Agencia Federal de Aviación (FAA) permitió que se vendieran boletos de San Juan a Nueva York sumamente baratos.

Algunos campesinos eran empujados inicialmente hacia San Juan, donde ya había una alta densidad poblacional y de ahí emigraban a la Ciudad de NY, donde había una densidad poblacional aun mayor.

Evidentemente, el problema de PR no era simplemente la densidad poblacional. Pero ¿cómo se explica la aparente contradicción de que PR esté superpoblado y a la vez no tenga suficientes recursos humanos para ser un país viable? Cuando los inversionistas de EEUU desplazaron a los campesinos de sus tierras y convirtieron las mejores en cañaverales, decenas de miles de puertorriqueños se vieron forzados a buscar empleo en la caña. Para 1930, se les obligaba a gastar el 94% de su salario en productos importados de EEUU, a pesar de que años antes, al momento de la invasión, la Isla era casi autosuficiente en cuanto a alimentos.

En pocos años PR se volvió “superpoblado” pues no había suficientes empleos para todo el mundo. Irónicamente, cuando la industria de la caña colapsa, la mayoría de los habitantes de PR se salva de la hambruna gracias a la beneficencia de los EEUU, la cual al día de hoy contribuye a la idea de que Puerto Rico no sobreviviría sin ella.

Todo esto no significa que en Puerto Rico no exista una alta densidad poblacional, sino que la misma no es por sí sola la causa de la inestabilidad, la pobreza y el desempleo. Afirmar eso sería ignorar los fundamentos económicos del desarrollo, la distribución del ingreso y el control sobre los recursos al hablar de la viabilidad del país. Pero si se aplicara objetivamente la doctrina de la no viabilidad, se tendría que asumir que cualquier país con el área geográfica de PR, su densidad poblacional y sus características naturales no sería viable como un estado independiente. Sin embargo al mirar, por ejemplo, a Singapur, observamos que su tamaño es menos de una décima parte del tamaño de PR, su población es doce veces mayor, y aun así se considera un estado viable. Singapur fue también una colonia pero actualmente ha sabido tomar ventaja de su estratégica localización geográfica y se ha convertido en un centro financiero y comercial pujante.

A pesar de las afirmaciones del geógrafo Hanson sobre la maldición de un país pequeño localizado en una posición estratégica militarmente, Puerto Rico es capaz de alcanzar tanto como Singapur. Además quiero plantear que para muchos académicos, el factor clave al analizar a PR puede haber sido la composición racial o étnica de la población, pues la alta densidad poblacional no siempre se ha visto como algo negativo. Se ha considerado como un importante estímulo para el desarrollo, si se trata de Europa, y se le ha identificado como un impulso al crecimiento económico, si se trata de Inglaterra.

Pero lo mismo no aplica si se trata de pueblos tropicales, de población que no es blanca, pues de aquéllos se dice que saben planificar bien sus familias de manera que no se desperdicie ningún tipo de recurso, mientras éstos se reproducen más bien como animales.

Puerto Rico se ha descrito como una isla pequeña (insignificante), tropical (de clima desventajoso), habitada (superpoblada) por nativos genéticamente o culturalmente i n f e r i o r e s d e s c e n d i e n t e s de africanos, indígenas y latinos degenerados y que no tiene recursos naturales (excepto aquellos recursos explotados por EEUU y sus aliados entre la elite local). Por tanto no es viable como un estado independiente y debe continuar como colonia de los EEUU.

Esta doctrina de la no viabilidad, fundamental en la creación de Manos a la Obra, dio paso también a que por medio de este programa virtualmente se regalaran a modo de incentivos la tierra, el agua, la energía y que se le restara importancia a estos recursos y a las medidas que protegen el ambiente. Por eso no es sorpresa que para justificar el desarrollo de proyectos peligrosos para el ambiente se use constantemente el argumento de la creación de empleos.

Es así como la doctrina de la no viabilidad ha contribuido también a la degradación de nuestro medio ambiente. Pero también ha producido resistencia en los últimos años. Hay quien afirma que las organizaciones ambientalistas de base comunitaria tienen el potencial de convertirse en núcleo de un movimiento nacional popular que luche por el cambio social, por estrategias de desarrollo justas y basadas en recursos naturales y recursos humanos nuestros. Por ahora, han tenido que enfrentarse a la mentalidad de la dependencia creada por la doctrina de la no viabilidad, y a la baja autoestima que es fenómeno de sociedades colonizadas, que hace a los puertorriqueños creer que “no se puede, somos muy chiquitos y no tenemos recursos”.

Este artículo es una traducción y adaptación de «Geographers, Colonialism, and Development Strategies: The Case of Puerto Rico» publicado en Urban Geography unas cualidades especiales que les permiten 1999,17, 5, pp.456-474. Traducción y adaptación: Carmen Rodríguez.

Fuente: https://movimientoninnegron.com/2023/05/22/desarrollo-ambiente-y-la-doctrina-de-la-no-viabilidad/