Recomiendo:
0

Ecuador: ¿Gobierno con base social o «club de amigos»?

Fuentes: Quincenario Tintají

En el número 68, de la segunda quincena de mayo de 2005, el editorial de Tintají, titulado «Hay que apoyar a Rafael Correa», llamaba a respaldar sin restricciones al entonces Ministro de Economía. «Las acciones del nuevo Ministro de Economía, Rafael Correa, demuestran que, como ya lo había pregonado a través de ensayos, artículos y […]

En el número 68, de la segunda quincena de mayo de 2005, el editorial de Tintají, titulado «Hay que apoyar a Rafael Correa», llamaba a respaldar sin restricciones al entonces Ministro de Economía.

«Las acciones del nuevo Ministro de Economía, Rafael Correa, demuestran que, como ya lo había pregonado a través de ensayos, artículos y entrevistas, no va a llevar adelante una política económica neoliberal como sus antecesores, porque prefiere mantenerse fiel a que la economía sirva al ser humano y no éste a la economía. La sensibilidad social de Correa y su equipo abre una posibilidad distinta del manejo de la economía ecuatoriana. Mucho menos dependiente de los dictados del Fondo Monetario Internacional», decía aquel editorial .

Luego agregaba: «Correa es consciente que en la realidad actual es necesario mantener buenas relaciones con los organismos multilaterales, pero sin someterse a ellos, sin creer ingenuamente que éstos a veces pueden ser sensibles con la realidad de un país como Ecuador, y sin olvidar que son en última instancia un elemento de presión hacia los gobiernos suramericanos.

Pero además, el nuevo ministro ha demarcado claramente la cancha en la que se moverá, favoreciendo la actividad productiva en lugar de la actividad especulativa. Esta visión sobre la política económica, y el intento de poner en práctica algunos proyectos coherentes con su forma de ver la economía, así como su intención de pagar la deuda social en lugar de la deuda externa, despertó críticas en diversos sectores interesados en mantener las cosas como están, priorizando el pago de la deuda externa y la especulación financiera. Pero de las criticas se ha pasado prácticamente a una campaña mediática contra el ministro en el intento de que deje su cargo en poco tiempo o desista de sus proyectos. A esa campaña debemos oponernos todos los/as que queremos un país mejor».

El editorial concluía afirmando: «El gobierno actual se mueve en una difícil correlación interna de fuerzas, dentro de la cual el proyecto independiente y soberano de algunos funcionarios se choca con el proyecto dependiente de otros. En todo caso, el deber de todos/as, y obviamente de Tintají, es apoyar a Rafael Correa y su equipo para que no cambie de rumbo y pueda llevar adelante una política económica diferente».

Ahora Tintají vuelve a enfatizar en la necesidad de un apoyo radical a Rafael Correa, pero ante un desafío mucho mayor, mucho más comprometedor porque, de alguna manera, en la gestión del próximo gobierno se está jugando el futuro de un país mejor. Este es un apoyo consciente, por lo tanto crítico. Ningún cheque en blanco. Correa debe demostrar que es capaz de llevar adelante los cambios necesarios que el país requiere, pero además debe tener la apertura necesaria para estar por encima de cualquier diferencia circunstancial, y ser un factor de unidad de la izquierda, abriendo la cancha a la conformación de un gran Frente Social y Político hacia la Asamblea Constituyente. Un Frente Social y Político que debe ser la base de respaldo a una gestión de cambios.

Eso debe reflejarse en la conformación del propio gobierno. El primer fracaso de Rafael Correa sería que su gobierno se transforme en un «club de amigos», y quede conformado solamente por sus allegados, sin abrir la cancha a diferentes sectores sociales y políticos de izquierda e hipotecando la unidad que se forjó en la segunda vuelta electoral, que finalmente lo llevó a ganar una elección que en el comienzo de esa vuelta, para algunos parecía perdida.
Entonces, unidad sin exclusiones en la actuación social y política hacia el futuro, unidad sin exclusiones en la conformación del gobierno, unidad sin exclusiones en el camino a la Asamblea Constituyente, unidad sin exclusiones en el proyecto Constituyente, y unidad sin exclusiones en la elección de representantes a la Constituyente.
No quiero dar nombres, pero hay muchas personas de diferentes sectores sociales y políticos de izquierda que pueden aportar a la unidad y la gestión gubernamental, con capacidad y tenacidad. Personas que están comprometidas con un proyecto de país. Gente que en gran parte apoyó a Rafael Correa en la segunda vuelta, apoya el camino Constituyente, respalda un gobierno dispuesto a realizar los cambios, y será la que finalmente se juegue por ese gobierno en los momentos difíciles, cosa que no ocurrirá con aquellos que respaldan al gobierno pensando en su salvación personal o la de su sector, y que tienen historias políticas cuestionadas por más que pasen alabando al nuevo presidente.
Tras la primera vuelta electoral, Rafael Correa demostró que es capaz de aprender de la derrota circunstancial. Luego de triunfar en las elecciones ha demostrado coherencia, capacidad y cierta humildad para asumir el gran reto. Que las diferencias con sectores o personas, o las influencias, no lo encierren en su círculo ni provoquen exclusiones. Que el nuevo gobierno represente una verdadera base social y no un «club de amigos».