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Hoy, segunda vuelta en las elecciones presidenciales

Ecuador: Sin término medio

Fuentes: IPS

Los ecuatorianos están convocados este domingo a las urnas para decidir entre dos candidatos a la presidencia que no sólo representan posturas políticas enfrentadas, sino que muestran perfiles bien diferentes. Ellos son el izquierdista Rafael Correa y el magnate bananero Álvaro Noboa. Correa, quien se ha declarado amigo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es […]

Los ecuatorianos están convocados este domingo a las urnas para decidir entre dos candidatos a la presidencia que no sólo representan posturas políticas enfrentadas, sino que muestran perfiles bien diferentes. Ellos son el izquierdista Rafael Correa y el magnate bananero Álvaro Noboa.

Correa, quien se ha declarado amigo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es un economista de 43 años que llegó a la política como ministro de Economía de los primeros tres meses del gobierno de Alfredo Palacio, surgido tras el derrocamiento en abril de 2005 del presidente Lucio Gutiérrez.

En entrevista con IPS, Correa señaló algunos puntos fundamentales que llevaría adelante en el gobierno en caso de ser elegido.

«Mi gobierno no se involucrará en el Plan Colombia (de lucha antidrogas y contrainsurgente, financiado por Estados Unidos y de fuerte presencia en la frontera con Ecuador), y no calificará a las guerrilleras FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) de terroristas a menos que lo haga la ONU. Incluso en ese caso «reflexionaremos», añadió.

«Ningún país de América del Sur llama terroristas a las FARC ni la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Nosotros no lo haremos», afirmó el líder de Alianza PAIS (Patria Altiva y Soberana) y el Partido Socialista-Frente Amplio.

Tampoco permitirá «que se derrame sangre ecuatoriana en un conflicto» ajeno, sostuvo este aspirante presidencial, que según encuestas de la Consultora Cedatos ya pasó al frente en las intenciones de voto, con 52 por ciento de adhesión de los entrevistados, ante el estancamiento en 48 por ciento de Noboa.

Para despejar dudas sobre un asunto que es debate permanente en Ecuador, apuntó que, «de igual manera, jamás permitiremos que pongan un pie en nuestro territorio ni las FARC, ni los paramilitares (ultraderechistas), ni el ejército colombiano».

«Somos un país soberano, somos inmensamente solidarios con nuestros hermanos colombianos en la tragedia que viven, pero Ecuador no se involucrará en el Plan Colombia», insistió.

En el otro rincón del cuadrilátero electoral se presenta Noboa, con 55 años y una fortuna evaluada en más de 3.000 millones de dólares, dueño de plantaciones de banano, empresas navieras, compañías exportadoras, bancos y otras 100 compañías.

Pero el jefe del Partido Renovador Institucional Acción Nacional no es nuevo en estos combates. Va por tercera vez consecutiva tras el cetro presidencial, que perdió en segunda vuelta en 1998 con Jamil Mahuad, derrocado en enero de 2000 tras una revuelta indígena y militar, y en 2002 con Gutiérrez, quien tampoco pudo terminar su mandato constitucional.

Este candidato tuvo la rara particularidad de estar en campaña sin otorgar entrevistas a la prensa extranjera, pese al requerimiento de los periodistas acreditados en el país, entre ellos IPS, y de la dirección de la asociación que los reúne.

Sus postulados de campaña se destacan en concretar «una reforma tributaria, que permita crear incentivos para la inversión nacional y extranjera, como la reducción del impuesto a la renta», y «convertir a Ecuador en un centro financiero internacional al estilo de Panamá».

GUIÑO A LA IZQUIERDA

Frente a un competidor multimillonario, Correa dijo no temer una amenaza de «la oligarquía» ecuatoriana para derrocarlo si llega al gobierno, además de adelantar que tendrá una buena relación con el Congreso legislativo unicameral, donde no tendrá mayoría.

«Los dueños de la democracia en este país no son las mafias políticas que nos han oprimido durante tanto tiempo ni 100 parlamentarios (la totalidad), sino el pueblo», advirtió.

«Vamos a tener un mutuo respeto con el Congreso hasta que se instale la Asamblea Constituyente, que tardará unos seis o siete meses», sostuvo este candidato que se declara de izquierda y católico practicante y cuenta con estudios y post-grados de economía en universidades de Bélgica y Estados Unidos.

Sin embargo, es consciente de que existe la posibilidad de que el parlamento se pueda «transformar en un foco de desestabilización», aunque también dice que «80 por ciento de las cosas que hay que hacer para cambiar el país en el corto plazo no necesitan aprobación legislativa».

Para Correa, la prioridad exterior es profundizar la integración con el resto de América del Sur y ya descartó firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Se manifiesta identificado con los gobiernos izquierdistas o centroizquierdistas de la región, como el de Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, de Néstor Kirchner, en Argentina, Tabaré Vázquez, en Uruguay, Michelle Bachelet, en Chile, Evo Morales, en Bolivia y, por supuesto, de su amigo Chávez, en Venezuela.

Señaló a IPS que no cree «tanto», como dicen algunos analistas, que Chile sea una economía de libre mercado, porque «incluso su Constitución dice que es una economía social de mercado».

«A Chile jamás se le ha ocurrido por ejemplo privatizar Codelco, la empresa nacional de cobre, mientras que nuestros ‘neoliberaloides’ quieren privatizar Petroecuador (la empresa petrolera estatal ecuatoriana)», explicó.

Es que se siente identificado con Bachelet, «no sólo porque ella es socialista, sino por el ejemplo de vida y por ser la primera mujer en ser elegida (presidenta) democráticamente en América del Sur».

También está de acuerdo con la política de Argentina, Brasil y Uruguay de «recomprar» su deuda con el Fondo Monetario Internacional, en referencia a la cancelación de sus compromisos con ese organismo multilateral por parte de los tres países, mayoritariamente con fondos obtenidos en la venta de bonos soberanos en los mercados financieros.

A pesar de entender que hay ciertas coincidencias entre las dudas surgidas del conteo de votos en la primera vuelta electoral de Ecuador y la denuncia de fraude en México hecha por la izquierda, aseguró que no montará un gobierno «paralelo» si las urnas le dan en contra. Igual, teme que pueda haber alguna irregularidad en su contra este domingo.

«Se pueden querer difundir» resultados de empresas de encuestas «pagadas» que den la imagen de que Noboa está ganando y luego, por diferentes mecanismos, ajustar los datos reales. «Vamos a estar muy atentos y si nuestro opositor gana limpiamente, sin fraude, reconoceremos su victoria, pero si los hace con fraude, no lo haremos», afirmó.

Organizaciones sociales de apoyo a Correa en esta segunda vuelta anunciaron la formación de brigadas para vigilar el proceso electoral. En las zonas de influencia aborigen, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador instó a las comunidades a controlar «para que no se tuerza la voluntad del pueblo», informó su presidente, Luis Macas.

LLAMANDO AL CAPITAL

Para lograr la reactivación económica, Noboa considera fundamental la estabilidad política, que sostiene podrá conseguirla gracias a que sus 28 legisladores le dan la primera minoría, y la seguridad jurídica, derivada de respetar los contratos y convenios internacionales suscritos por Ecuador, como el que entregó la base militar de Manta a Estados Unidos hasta 2009.

Además, piensa renegociar esa base en la costa del océano Pacífico «para obtener mayores ventajas para el país».

La inversión extranjera es considerada fundamental por el candidato derechista para la ejecución de los grandes proyectos petroquímicos, la construcción de refinerías, centrales hidroeléctricas, la exploración y explotación de gas y de petróleo, entre otras iniciativas.

Es prioritario, añadió, que la empresa privada participe y que se convierta en el motor del desarrollo económico del país. El Estado debe regular, pero no intervenir, porque donde lo hace fracasa, alertó.

Noboa se autodefine de «pensamiento liberal», por eso «propugna una política abierta de intercambio comercial con los mercados del mundo, para lo cual está dispuesto a negociar un tratado de libre comercio con Washington.

Es necesario «liberar la economía ecuatoriana, dar en concesión la administración de las empresas estatales, como las telefónicas, de electricidad y la red principal de carreteras del país», ya que, «por el mal manejo del Estado, los servicios son malos y caros».

En la primera vuelta electoral del 15 de octubre, el empresario bananero obtuvo el mayor caudal de adhesiones, con 26,8 por ciento de los sufragios, seguido de Correa, con 22,8 por ciento, una diferencia que creció en igual sentido en el primer tramo de esta segunda campaña electoral.

Informe Confidencial, en un sondeo publicado horas antes de que entró en vigor el 6 de este mes la prohibición de difundir ese tipo de trabajos, indicó que Noboa recogía 46 por ciento de las intenciones de voto y Correa sólo 35 por ciento.

Sin embargo, la última encuesta conocida por IPS y realizada al día siguiente ya mostraba a Correa en ascenso y a Noboa en declive.

Esa tendencia se consolidó y cuando sólo restaban 10 días para los comicios de este domingo IPS dio cuenta de que tres encuestas coincidían en un empate técnico entre los dos competidores, pero con Correa siempre en alza.

Ahora, los datos entregados en la víspera por Cedatos colocarían a Correa a las puertas de la presidencia de Ecuador.