Las últimas semanas de la campaña electoral mantienen la apatía con la que comenzó y la falta más absoluta de participación popular. Es una campaña superestructural, limitada prácticamente a la publicidad en los medios de comunicación, consecuencia de una de las crisis más profundas que vive la clase trabajadora y el pueblo uruguayos: campean el […]
Las últimas semanas de la campaña electoral mantienen la apatía con la que comenzó y la falta más absoluta de participación popular. Es una campaña superestructural, limitada prácticamente a la publicidad en los medios de comunicación, consecuencia de una de las crisis más profundas que vive la clase trabajadora y el pueblo uruguayos: campean el hambre, la pauperización, los asentamientos, la deserción escolar y liceal, la desatención sanitaria, la delincuencia de cuello blanco e institucional, la impunidad, el saqueo imperialista de los pocos recursos que le quedan al país, la extorsión impositiva, y una larga lista que ha llevado a este pueblo, conocedor de verdaderas hazañas de masas, a una especie de adormecimiento o desesperanza aguda en sus propias fuerzas. Ni la gran huelga de la salud, ni las movilizaciones estudiantiles y populares de agosto, ni la huelga de los trabajadores del correo, ni de la impositiva, ni de las anteriores luchas de los municipales, ni la propia movida actual por el agua han logrado una acción de conjunto que pudiera frenar la embestida de este gobierno sirviente del imperialismo, encabezado por Batlle y la patota colorada y blanca que sigue con total impunidad:
Muchos son los uruguayos que esperan la solución de sus problemas de un próximo gobierno frentista.Nosotros respetamos ese sentimiento, ya que entre ellos están la mayoría de los más grandes luchadores de los últimos treinta o cuarenta años. Y también respetamos la voluntad de otros miles y miles de uruguayos que, sin muchas o pocas expectativas, van a votar al EP-FA-NM para sacarle la manija del gobierno a los delincuentes blanquicolorados, responsables directos de las penurias que vivimos los trabajadores y demás sectores populares. Quieren darle una oportunidad a los que no han gobernado nunca, y están en todo su derecho. Pero eso no significa que compartamos su decisión.
Si una característica tiene esta campaña electoral es la vergonzosa disputa del centro por parte de las tres fuerzas tradicionales. Es cierto que, a pesar de su demagogia, el guapo Larrañaga y sus jinetes, no pueden ocultar del todo que la mayoría de las propuestas con las que intentan competir con el FA, son solo un teatro; no obstante, ha conseguido prácticamente la adhesión de un tercio de los lectores, cuando su partido había sido apaleado en las elecciones anteriores. Tampoco se le escapa a nadie el ridículo que hacen, desde su estruendosa retirada Sanguinetti- Stirling, con el slogan de la revolución del centro. Pero, lo que es imposible de disimular es la actitud de la dirección frenteamplista, que termina de completar, sin ningún pudor, su giro a la derecha, borrando hasta la última letra del programa progresista de 1971. Se renuncia explícitamente al socialismo, a la lucha contra el imperialismo, a la solidaridad militante con los pueblos que luchan por su liberación y contra la opresión, a que los asesinos de la dictadura paguen por sus crímenes, a defender en la calle hasta la última gota de nuestros recursos naturales, a detener el desangre y empobrecimiento que significa el pago de la deuda externa, y mucho más. Ahora, los dirigentes frentistas van a pedir la bendición de los organismos financieros internacionales a la misma cueva del imperialismo y le prometen que si ganan el gobierno serán sus dóciles y cumplidores alumnos.
Nosotros creemos que esta situación no se revierte yendo a votar dócilmente por los candidatos del FA y, aunque respetamos, como ya dijimos, la voluntad de quienes apuestan por esa salida, no la podemos apoyar con nuestro voto. Por eso, el 21 de octubre sólo pondremos la boleta del SÍ en el sobre, seguros de que nos volveremos a encontrar, como de costumbre, en cada lugar donde se luche contra el hambre, la impunidad, el saqueo imperialista, la solidaridad con los pueblos que combaten contra el imperialismo, por su dignidad e independencia. Y llamamos ya, a todos los luchadores, que por dentro y por fuera del FA estén dispuestos a pelear, a organizar la lucha por las necesidades más apremiantes de las masas pobres de nuestro país, y a exigirle a la dirección frenteamplista que convoque a la movilización de todos sus afiliados y simpatizantes para imponer de inmediato el plan de emergencia que ella misma ha levantado en esta campaña, porque las barrigas y la salud de centenares de miles de uruguayos no puede esperar hasta marzo.
* La autora pertenece a Convergencia Socialista sector político de izquierda no integrado al Frente Amplio