Afganistán sigue siendo motivo de importantes quebraderos de cabeza para las potencias occidentales que hace más de una década se embarcaron en una guerra de invasión que ha acabado siendo una trampa para sus protagonistas. Uno de ellos, el Estado francés, se está planteando retirar anticipadamente sus tropas después de que cuatro militares murieran a […]
Afganistán sigue siendo motivo de importantes quebraderos de cabeza para las potencias occidentales que hace más de una década se embarcaron en una guerra de invasión que ha acabado siendo una trampa para sus protagonistas. Uno de ellos, el Estado francés, se está planteando retirar anticipadamente sus tropas después de que cuatro militares murieran a manos de un soldado afgano al que estaban instruyendo. No se trata de la primera vez que se produce un episodio de estas características y, aunque la cantidad de bajas de los ejércitos ocupantes palidece ante los muertos causados entre la población local, ha alcanzado una dimensión suficiente para que los gobiernos contemplen esta «misión» como un auténtico problema.
Así lo cree también el Ejecutivo de Nicolas Sarkozy, a quien este nuevo ataque, que eleva a 82 el número de militares franceses fallecidos en el país asiático, le llega a apenas unos meses de las elecciones presidenciales. Esa es la razón de la inmediata respuesta de su Gabinete, que de momento ha suspendido todas las labores de formación y apoyo al Ejército de Afganistán. Es posible que lo que no han conseguido el rechazo generalizado de los afganos a las fuerzas ocupantes y las terribles consecuencias de la guerra lo puedan lograr los intereses electorales de un presidente que no quiere sumar nuevos elementos de desafección entre sus votantes. Con la economía, el mandatario galo tiene suficiente.
Además, a sus aliados no les va mejor. Estados Unidos, que intenta capear el último escándalo causado por sus soldados, sufrió el jueves seis nuevas bajas, al estrellarse, por causas aún desconocidas, el helicóptero en el que viajaban. En 2001, comandados por George W. Bush, los países que integran la OTAN se metieron en un cenagal que ha sido la perdición de muchos imperios. No aprendieron de la historia y ahora no ven el momento de escapar de allí. Aunque, cuando se vayan, dejarán tras de sí un imborrable rastro de sangre.
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20120121/316837/es/El-avispero-afgano-pone-apuros-Sarkozy