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El conflicto territorial entre China y Filipinas necesita una salida negociada

Fuentes: Rebelión

Estos tiempos estamos asistiendo a una peligrosa escalada militar en la llamada región del Pacifico-Asia, de una forma silenciosa los EE.UU. están volviendo a ocupar posiciones militares en un espacio que relaciona a tres grandes potencias económicas, los propios EE.UU., Japón y China. Un espacio en el que las zonas marítimas de uso exclusivo llevan […]

Estos tiempos estamos asistiendo a una peligrosa escalada militar en la llamada región del Pacifico-Asia, de una forma silenciosa los EE.UU. están volviendo a ocupar posiciones militares en un espacio que relaciona a tres grandes potencias económicas, los propios EE.UU., Japón y China.

Un espacio en el que las zonas marítimas de uso exclusivo llevan décadas generando problemas entre Estados vecinos, ya que en esta zona existen mas de 200 pequeñas islas, con lo que esto supone de entremezcla de aguas territoriales, además de siglos de ocupaciones por uno u otro Estado.

Por ello el problema, de la disputa por el dominio de unas islas en el Pacífico entre China y Filipinas, el llamado bajo de Masinloc, como todos los litigios por limites territoriales es complejo y de difícil solución, pero en este momento la cuestión es dejar claro el camino a seguir para su solución no pude ser otro que el dialogo, y resaltar la necesidad de que lo conflictos se traten de solucionar de una forma pacifica y bilateral

Por eso hay que denunciar que lo que realmente está ocurriendo en este y otros casos es que los EE.UU. están tratando de utilizar el conflicto para forzar una escalada de la tensión que produzca un reforzamiento del militarismo, y justifique el aumento de la presencia militar de los EE.UU. en la zona.

La consolidación de China como una potencia mundial que mantiene una lógica en las relaciones internacionales muy distintas a los EE.UU. puede poner en peligro la hegemonía mundial que Washington pretendían haber conquistado tras la caída de la URSS.

Los EE.UU. trata de mantener la lógica de dar prioridad a la presencia militar en todo el planeta, como sustento de sus relaciones internacionales, de hecho en este momento mantiene presencia militar en 156 países como soporte de su control del Planeta y en concreto esta aumentando en un 30% los 368 efectivos que su Armada tiene desplegados por la región Asia-Pacifico, al tiempo que alientan un cierto despertar del militarismo en el Japón, resucitando restos de una mentalidad imperial que se creía desaparecida.

Mientras que otro grupo de Países, los llamado emergentes, pretenden un nuevo orden internacional, que no utilice el militarismo en sus relaciones, esto supone a los ojos de los EE.UU. «un mal ejemplo» para muchos pueblos que han sufrido la presencia militar extranjera, de esta manera hay que desprestigiar a una China y otros países potentes, pero que no tiene bases militares en el extranjero y no contempla el militarismo como una parte de la política internacional.

En este marco China, largo tiempo espoliada y robada en sus riquezas naturales por los distintos imperialismos de los siglos XIX y XX, reclama en este momento el aprovechamiento de sus recursos naturales para poder llevar a su población a la posibilidad de disfrutar de un modo de vida modestamente acomodado, para lo que necesita recursos económicos, pero también materias primas que comprar en el resto del planeta, lo que le convierte en competidor directo de los EE.UU. en el comercio internacional.

En esta situación de intentar acabar con el desarrollo de China como potencia económica, el capital internacional utiliza los métodos de siempre, el incremento de la tensión política, como justificación para una escalada militar que por una parte le permita reactivar la industria militar, por otra volver a situar tropas militares en esta zona del planeta, y al mismo tiempo obliga a China a desviar fondos para gastos militares, limitando su capacidad de desarrollo económico interno, piensan en que si les dio resultado en la antigua URSS, porque no les va a salir bien en la actual China.

Esta es la realidad, en la que una disputa bilateral entre China y Filipinas se convierte en una magnifica excusa para un retorno de las bases de los EE.UU. a Filipinas, para aumentar la tensión en la zona justificando una mayor actividad de maniobras militares y al mismo tiempo tratar de aislar a China de sus vecinos, presentándola como una potencia agresora, y frente a ello, los países que no tenemos nada que ganar en un mundo mas militarizado tenemos que reaccionar y alzar la voz en el concierto internacional reclamando algunas cuestiones.

A nadie se le escapa que poco interesan a los EE.UU. lo que ocurra en una rocas aisladas del pacifico, la cuestión que esta detrás de la implicación en el conflicto es la intención de poder patrullar libremente por todos los mares del planeta, bajo el pretexto de garantizar el transito marítimo, lo que es radicalmente falso, ya que este transito cuando tiene un carácter comercial o humanitario, esta garantizado por los tratados internacionales y el derecho internacional, otra cosa es que estemos hablando del transito marítimo de buques militares.

Desde esta visión, se tiene que dejar claro que la escalada de tensión militar no solo no es la solución, sino que es una cuestión tremendamente peligrosa, en unos momentos en los que Oriente Medio y el Norte de Africa están en llamas el mundo no puede permitirse el lujo de dejar que un problema bilateral arrastre al planeta a una grave crisis como seria la confrontación entre las dos grandes potencias económicas del mundo, y que una Europa con múltiples problemas, seria de las zonas mas perjudicadas por un recrudecimiento de la crisis económica.

Por el contrario, una solución dialogada, pactada, evitaría una escalada militar en la zona, que no seria positiva desde una visión global para el desarrollo económico del planeta que no sale de una crisis económica, por lo tanto no hay otra solución de las disputas sobre el Mar meridional de China que no sea a través del dialogo y las consultas con los países directamente involucrados con el objetivo de mantener la paz y la estabilidad en una zona muy sensible del planeta, otro camino seria tremendamente peligroso para todo el Planeta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.