Con una sonrisa irónica, y luego un movimiento de manos pidiendo nos alejáramos, respondió a Prensa Latina uno de los soldados de la 82 División Aerotransportada de Estados Unidos, ante la pregunta de en cuál guerra participaría en Haití. El militar viajaba en una de las caravanas del Pentágono en las cercanías del aeropuerto internacional […]
Con una sonrisa irónica, y luego un movimiento de manos pidiendo nos alejáramos, respondió a Prensa Latina uno de los soldados de la 82 División Aerotransportada de Estados Unidos, ante la pregunta de en cuál guerra participaría en Haití.
El militar viajaba en una de las caravanas del Pentágono en las cercanías del aeropuerto internacional Toussaint L’Overture, armado, al igual que los miembros de su unidad, con fusil M-16, tal como si su presencia en el devastado país estuviese motivada por un conflicto bélico y no por un terremoto. El convoy, con destino desconocido, lo integraban varios camiones y vehículos Hummer, tradicionalmente utilizados por las fuerzas armadas norteamericanas en sus despliegues ofensivos ultramarinos.
«¿Qué hacen ustedes aquí, a cuál guerra se dirigen con esas armas?», le preguntamos, aprovechando que nuestro vehículo se cruzó con el camión militar en uno de los tantos congestionamientos viales que por estos días imponen a Puerto Príncipe una mayor imagen de inamovilidad. La pregunta, aunque no provocó respuesta verbal alguna, si generó un evidente malestar entre los uniformados, cuya presencia en esta ciudad ataviados con fusiles y ametralladoras es cada día más cuestionada.
Dos helicópteros de Estados Unidos descendieron este martes en los jardines del desplomado Palacio Nacional, maniobra que generó expectativas entre los miles de personas que permanecen en la plaza Champ de Mars, pues llegaron a pensar que las naves venían cargadas de ayuda. Según testigos, de los helicópteros descendieron varios soldados que se dirigieron al hospital militar, pero con ellos no llegaron suministros para ser repartidos del otro lado de la cerca.
Moise Desir, uno de los guardias de seguridad del palacio, comentó a Prensa Latina el desolador panorama que presencia cada día en la plaza. «Todos esperan ayuda, muchos permanecen días enteros asidos a la cerca del palacio, en señal de que necesitan ayuda gubernamental, a pesar de que saben que todo esto está destruido», manifestó el agente.
Otro centinela, Vital Pie Desses, manifestó que no se encontraba de turno cuando aterrizaron los helicópteros, no obstante consideró que debieron traer alimentos, pues «bien saben la situación que se vive a unos metros de las ruinas de la casa de gobierno».
Según divulgaron medios de prensa, el 15 de enero el portaaviones Carl Vinson llegó a las costas de Puerto Príncipe con un cartel de ayuda humanitaria, cual si Estados Unidos no dispusiera de otras naves de gran porte para transportar cargas de envergadura. Sus pasos fueron seguidos por otros buques de guerra, el Underwood y el Normandy, con capacidad para el lanzamiento de cohetes cruceros, incluso el portahelicópteros Bataan.
Aproximadamente dos mil efectivos de la Segunda División de Infantería de Marina, con sede en Camp Lejeune, y unos tres mil de la élite 82 División Aerotransportada también viajaron a Haití dos días después del movimiento sísmico. El abultado expediente de esta unidad incluye experiencias en invasiones a países pequeños, como a la isla de Granada en 1983, de ahí el mal sabor que generan entre muchos haitianos sus despliegues en esta maltrecha tierra.
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=156083&Itemid=1
El Pentágono ya está en Haití
El Ejército de Estados Unidos ya controla las calles de Puerto Príncipe. El desembarco de los marines ha sido paulatino, primero en el aeropuerto y el puerto. Pero su misión «humanitaria» ha dado paso a otro tipo de operaciones.
Los militares estadounidenses ordenaron el jueves el desalojo inmediato de todos los periodistas internacionales de la zona de acampada dentro del aeropuerto donde los reporteros compartían espacio con los cooperantes. A las cinco de la tarde (hora local) del miércoles un soldado se acercó tienda por tienda a comunicar a los medios de comunicación que a las cinco de la mañana del día siguiente todo el mundo tenía que estar fuera.
16.000 soldados de EEUU
EEUU anunció el jueves que ya están de camino a Haití otros 4.0 00 soldados más, con lo que el número total ascenderá a 16.000. Y su despliegue no se limita al aeropuerto. Barcos militares estadounidenses patrullan las aguas haitianas, cercando la isla para impedir un éxodo masivo. Los buques se alejan de la costa por la noche para impedir que los que intentan huir les aborden solicitando auxilio.
En las calles de Puerto Príncipe, los uniformes de camuflaje se mezclan con la miseria de las chabolas y de los edificios derruidos. El edificio de la televisión de Haití también fue tomado por un grupo de soldados estadounidenses. Además, la presencia de los soldados con sus enormes vehículos militares ha empeorado aún más el tráfico.
Al margen del despliegue militar, Unicef denunció ayer el «descontrol absoluto» en la salida de 140 menores del país después del terremoto. Julie Bergeron, jefa de protección de Unicef, afirmó al diario español Público que han enviado personal al aeropuerto para impedir la salida de niños sin papeles.
» Al menos en una ocasión un menor ha salido del país porqu e la persona que se lo llevó se limitó a decir en el aeropuerto que era el hijo de su hermana muerta», denunció Bergeron. Los 140 menores salieron de Haití los primeros días después del terremoto con el permiso del Gobierno haitiano, pero, según Unicef, en circunstancias no del todo claras.
La marina estadounidense bloquea la salida por mar a los haitianos
Las autoridades estadounidenses siguen advirtiendo de que ningún haitiano que intente entrar a Estados Unidos clandestinamente será admitido y si es capturado lo enviarán a la base naval de Guantánamo, en el sudeste de Cuba.
«El gobierno de Estados Unidos tiene la mayor de las intenciones de aplicar una política de línea dura, sin excepciones, de no admitir a ningún ciudadano haitiano que intente llegar a las costas de Estados Unidos ilegalmente», según un comunicado del Departamento de Estado distribuido en Haití por las fuerzas militares norteamericanas. Si algún haitiano es encontrado en alta mar será enviado a la base naval de Guantánamo.
El deterioro de las condiciones de vida en Haití está llevando a muchos haitianos a emigrar hacia los campos, pero hay otros más desesperados aún que intentan abordar las embarcaciones militares norteamericanas, que se encuentran en la bahía de Puerto Príncipe.
Según contó al periódico El Mundo un marino a bordo del USS Carl Vison, el portaviones normalmente durante el día se encuentra navegando, en círculos, a unos 6 kilómetros de la costa. Pero desde el sábado pasado, por las noches se aparta hasta 30 kilómetros, porque en días anteriores varias embarcaciones de haitianos intentaron abordarlo pidiendo comida o refugio. Fueron rechazados.
La Fuerza Aérea sigue ‘bombardeando’ a los haitianos con la voz ronca de su embajador en Washington, con ruegos en ‘créole’ a sus compatriotas para que no se lancen al mar con la esperanza de ser recogidos.
«Les voy a ser muy franco. No esperen que van a encontrar en Estados Unidos los brazos abiertos para darles la bienvenida. Los van a rechazar y los van a devolver hacia donde vinieron», dice el mensaje, que es repetido incesantemente desde helicópteros, en los pueblos costeros. El mensaje es acompañado por el lanzamiento de mensajes escritos diciendo lo mismo en ‘créole’.