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El soborno y la traición, armas de la OTAN en áreas tribales de Pakistán

Fuentes: Asia Times

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Los talibanes y sus asociados de al Qaeda, comenzaron a atacar este año las líneas de suministro de la alianza occidental que van a través de Pakistán hacia Afganistán, en lo que consideraron un golpe magistral.

Su punto focal fue la Agencia Khyber, en las Áreas Tribales de Administración Federal de Pakistán, un punto de tránsito clave para hasta un 70% de los suministros de la alianza, que necesita para mantener su batalla contra la insurgencia afgana.

La espectacular detonación del 20 de marzo de 40 camiones tanque en Torkham – el puesto fronterizo para pasar de la Agencia Khyber a la provincia Nangarhar de Afganistán – provocó conmoción en la coalición dirigida por la OTAN. Tanto, que buscó un acuerdo para que algunos suministros transitaran por Rusia, una ruta mucho más dura.

El éxito en Torkham fue seguido por una serie de ataques más pequeños, y el plan de los talibanes pareció resultar mejor de lo que podrían haber esperado.

Entonces sobrevino el incidente de esta semana en el que los talibanes capturaron a dos miembros del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP) en la Agencia Khyber, y fue obvio que los talibanes habían sido traicionados, y todo por la principesca suma de unos 150.000 dólares.

Sus sueños en Khyber están ahora hechos jirones.

Con semejantes amigos…

Cuando surgió la nueva táctica de los talibanes, la CIA de EE.UU., que según la comunidad de la inteligencia de Pakistán mantiene su mayor presencia en el Sur de Asia en ese país – entró en acción y organizó su propio golpe.

Pero nos estamos adelantando a la historia.

Después de ser intensamente presionados en sus bastiones tradicionales en el norte y el sur de las áreas tribales en Waziristán, al Qaeda y los talibanes realizaron una shura (un consejo) conjunto. Esta reunión concluyó que tenían que tener un cuidado particular con los partidos políticos y tribales locales, que estaban todos demasiado dispuestos a venderse en la busca estadounidense para encontrar a Osama bin Laden y a su lugarteniente Ayman al-Zawahiri. El consejo apuntó al ejemplo de Iraq, donde la política de EE.UU. de cortejar a tribus suníes para volverlas contra al Qaeda ha tenido un pronunciado éxito.

En ese aspecto, el consejo tuvo la idea de tomar la iniciativa y de volcar la atención del Talibán y de al Qaeda hacia la Agencia Khyber con el objetivo de desangrar a la coalición occidental sin tener que lanzar batallas de envergadura.

La teoría era buena, pero había dificultades prácticas: la agencia es el sitio más improbable para la «talibanización». La mayoría de la población está formada por musulmanes brelvi-sufi, tradicionalmente opuestos a los talibanes deobandi y a la ideología salafi de al Qaeda. Por ser una ruta histórica para ejércitos y comerciantes, la población es políticamente liberal y pragmática, y no es fácilmente influenciada por ideologías idealistas y utópicas como las del Talibán y de al Qaeda.

Por lo tanto, los talibanes enviaron a sus propias unidades de combate reunidas de otras áreas tribales, y reclutaron a Ustad Yasir, un comandante afgano peso pesado, de Afganistán. Esos combatientes en su mayoría pastunes consideran a las tribus Afridi y Shinwari, nativas de la Agencia Khyber, como materialistas y no-ideológicas, pero en todo caso era esencial tener un anfitrión local para su operación.

Los talibanes dieron con uno de los pocos salafies en el área, Haji Namdar, como su hombre clave. Namdar no es un miembro de tribu tradicional, es un comerciante que ha trabajado en Arabia Saudí. Su ideología salafi y el hecho de que es un musulmán practicante le otorgaron credibilidad – y fiabilidad – a los ojos de los talibanes.

Namdar se unió a ellos, ofreciendo que proveería a los talibanes un refugio para sus hombres, armas y suministros a lo largo de la principal ruta que llevaba al área fronteriza. Hizo esas promesas a los líderes de los talibanes en su propia casa.

Los estadounidenses estaban plenamente informados sobre las intenciones de los talibanes en la Agencia Khyber e invirtieron mucho en las tribus para proteger la ruta. En respuesta, los talibanes amenazaron a los jefes tribales y lanzaron un ataque suicida contra una jirga (reunión) convocada para discutir la erradicación de los talibanes del área. Más de 40 miembros de las tribus fueron muertos.

El Secretario Adjunto de Estado de EE.UU., John Negroponte, también visitó la Agencia Khyber para reunirse con los jefes, pero por miedo a los talibanes sólo se presentaron seis ancianos de las tribus. Pareció que los estadounidenses habían sido aventajados, pero su juego no había terminado.

En todo caso, con el arreglo de los talibanes con Namdar, se había preparado el escenario y aumentaron continuamente sus ataques contra convoyes que se dirigían a Afganistán, llevando a la captura de los dos miembros de WFP y su vehículo el día lunes.

Las cosas comienzan a ir mal

A diferencia de ataques previos de los talibanes en el área, las fuerzas paramilitares locales persiguieron a los talibanes después de este incidente. Los talibanes se desquitaron y cinco soldados fueron muertos, pero se agotó su munición, entregaron a los dos trabajadores y trataron de huir, pero fueron interceptados.

Los talibanes pidieron refuerzos, pero también lo hicieron las fuerzas paramilitares, y se llegó a un punto muerto. Finamente, los talibanes lograron capturar a un agente político local (que representaba al gobierno central) y lo utilizaron como rehén para permitir su escape.

Se retiraron a sus refugios, pero para su horror, soldados paramilitares los estaban esperando y muchos de ellos fueron arrestados, y sus escondites de armas confiscados. Numerosos talibanes, sin embargo, lograron escapar una vez que se supo lo que estaba sucediendo.

La única persona informada sobre las casas seguras era Namdar, su supuesto protector: habían sido vendidos.

Sus peores sospechas fueron confirmadas cuando Namdar se desenmascaró y anunció en la estación de radio local que los comandantes talibanes, incluyendo a Ustad Yasir, debían rendirse o enfrentar una «masacre,» como sucedió cuando las tribus locales se volvieron contra combatientes uzbecos en Waziristán Sur en enero de 2007.

Namdar dijo que lo respaldaba todo el peso de las fuerzas de seguridad, y que no temía ningún ataque suicida.

Al Qaeda y el Talibán inmediatamente convocaron a una shura de emergencia en Waziristán Norte para estudiar la situación. Las investigaciones de al Qaeda revelaron que la CIA y la inteligencia paquistaní estuvieron en contacto con Namdar y le pagaron 150.000 dólares en moneda local.

El resultado inmediato es que las operaciones del Talibán en Agencia Khyber han sido interrumpidas. Esto es en sí un revés importante, ya que los ataques contra las líneas de suministro habían hallado un punto sensible de la OTAN.

En un contexto más amplio, la traición de Namdar ilustra vívidamente los peligros que presentan traidores dentro de las filas del Talibán y al Qaeda. El temor es que los diversos acuerdos de paz que están siendo firmados entre el gobierno de Islamabad y líderes tribales seleccionados podrían llevar a una nueve serie de traiciones.

La conclusión, por lo tanto, es trabajar intensamente para detener el proceso de diálogo del gobierno con militantes y miembros de las tribus.

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Syed Saleem Shahzad es Jefe del Buró de Asia Times Online para Pakistán. Para contactos escriba a: [email protected]

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