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El «sueño chino» en un mundo de pesadillas

Fuentes: Rebelión

Beijing.- Los que visitan China con alguna frecuencia suelen exclamar, entre asombro y admiración, que es un país que cambia por años. Modernidad y desarrollo marchan aquí a la velocidad del rayo, y es un fenómeno que va mucho más allá del poder de observación o la simple percepción del visitante. De uno de los […]

Beijing.- Los que visitan China con alguna frecuencia suelen exclamar, entre asombro y admiración, que es un país que cambia por años. Modernidad y desarrollo marchan aquí a la velocidad del rayo, y es un fenómeno que va mucho más allá del poder de observación o la simple percepción del visitante.

De uno de los países más pobres y atrasados del planeta, el gigante asiático se ha convertido, en poco más de 60 años -si se parte del triunfo de la revolución socialista en 1949- en la segunda economía mundial (se afirma que en 2016 puede superar a Estados Unidos como la primera) y la principal potencia comercial.

Pero si se analiza desde el inicio de las reformas económicas emprendidas por Den Xiaoping en 1978, cuando comenzó en realidad el gran salto, el período transcurrido se reduce apenas a 35 años, por demás sorprendente en un mundo dominado por las guerras, crisis económicas y conflictos sociales.

Comentando sobre esta realidad, Yu Hua, uno de los novelistas más conocidos dentro y fuera de China, afirma que el presente de su país cambia y se acelera sin cesar. Un europeo -dijo- tendría que vivir 400 años para percibir en su territorio un cambio tan radical.

China es con mucho la nación más poblada del planeta. Tiene las proporciones y diversidad de un gran continente. Constituye, de hecho, un conjunto de territorios muy distintos unos de otros, donde habitan más de 50 grupos étnicos diferentes.

Existen vastas regiones, incluyendo Beijing, su capital, que muy bien podrían ser comparadas con países ricos, pero considerado en sus complejidades como un todo, continúa siendo -admiten sus dirigentes con singular franqueza- un país en vías de desarrollo, donde aún persisten grandes dificultades y desafíos.

En China no se aprecian las nubes de niñas y niños mendigos, paisaje común en las calles de muchas de las grandes ciudades del planeta. Apenas el 5 % de una población de más de mil 300 millones de habitantes presentan algún tipo de desnutrición, según cifras de Naciones Unidas.

Tampoco se observan los barrios-miseria que pululan en muchas urbes. Se calcula que entre 2005 y 2015 un tercio de los chinos ocuparán viviendas nuevas, una cifra respetable si se toma en cuenta que equivale a casi toda la población de Europa.

En el tema de la violencia, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, China presenta dos veces menos homicidios por habitantes que los países desarrollados; seis veces menos que en Asia y 20 que en América Latina.

Una de las grandes prioridades del gobierno y Partido Comunista Chino en la actualidad es reducir la brecha que se ha creado en los últimos años, en términos de ingreso y crecimiento, entre ricos y pobres, entre la ciudad y el campo.

Según Zheng Yao, sub secretaria General de la Asociación China para la Comprensión Internacional (CAFIU), este esfuerzo forma parte de la lucha que libra su país, a nivel de toda la sociedad, por alcanzar el «Sueño Chino» de construir una nación fuerte y prospera que traiga la felicidad plena a su pueblo.

Zheng habló en el recibimiento a un grupo de delegados de Europa del Este, Europa Central y Cuba que participó, primero en el Seminario «Conociendo China» (16 al 22 de julio), y luego en el «Diálogo de Comprensión y Cooperación 2013» (23 al 26 de julio).

En respuesta a preguntas de los visitantes, la funcionaria dijo que la meta es construir una sociedad razonablemente prospera y culta, y un país socialista fuerte, democrático y moderno. El «Sueño Chino» -precisó- representa también la aspiración de vivir en un mundo de paz y armonía.

Ambos eventos fueron convocados por CAFIU y la Fundación para la Paz y el Desarrollo, organizaciones NO gubernamentales chinas, para promover el conocimiento del país y desarrollar la amistad y colaboración con los demás pueblos del mundo, incluyendo Estados Unidos y Europa Occidental.

Aunque no lo proclaman, las autoridades son particularmente sensibles a la negativa imagen que transmiten los grandes medios occidentales sobre el país asiático. «Entre la realidad que uno observa y lo que se percibe desde el exterior suele haber un abismo», me comentó un delegado europeo.

Y es que cuando la prensa capitalista habla de la situación social en China lo hace en términos sensacionalistas o sólo se concentra en temas que pueden ser negativos: catástrofes, intoxicaciones alimentarias, presunta agitación social, abortos obligatorios, problemas medioambientales, corrupción, entre otros.

En su empeño por contrarrestar estas corrientes, las autoridades desarrollan una basta campaña que tiene como centro lo que ellos denominan «diplomacia de pueblo a pueblo», donde las Organizaciones NO Gubernamentales (ONGs) y las redes sociales juegan un rol importante.

Al inaugurar el segmento correspondiente al «Diálogo de Comprensión y Cooperación 2013», donde participaron casi un centenar de destacadas personalidades de unos 20 países, Zhou Tienong, presidente de CAFIU, destacó que el objetivo es «contribuir a la paz global, la estabilidad y la prosperidad».

«Permítannos construir puentes de amistad entre todos los pueblos del mundo a través del conocimiento mutuo, el entendimiento y la cooperación», afirmó.

Durante la conferencia se debatió ampliamente sobre la caótica situación económica que enfrenta el mundo actual, consecuencia en lo fundamental del fracaso del sistema capitalista mundial, y el contraste de lo que se aprecia en China en términos de crecimiento, desarrollo y modernidad.

El denominado «Sueño Chino», su significado y alcance, fue uno de los temas más recurrentes, en un contexto donde algunos delegados plantearon preocupación por las señales de desaceleración del crecimiento económico (desde 10-12 % de los últimos años a 7-6 que se espera a corto plazo).

Autoridades chinas que participaron en el «Diáologo» descartaron, sin embargo, que la disminución del PIB sea un factor de preocupación para el gobierno de Beijing, empeñado ahora en borrar las desigualdades entre las diferentes regiones del país.

Señalaron que se están tomando las previsiones necesarias para estabilizar la situación con tasas de crecimiento, no ya al nivel de los años previos (por encima del 10 %) por la crisis que afecta la economía mundial, pero si razonablemente altas para no afectar el desarrollo del país.

En opinión de Garth Shelton, profesor de la Universidad Wits, de Sudáfrica, China «ha cruzado ya más de la mitad del rio de Den Xiaoping», y es previsible que en los próximos 30 años su pueblo arribe definitivamente a la otra orilla, donde se encuentra el nivel de bienestar y prosperidad que sueña.

Shelton, quien presentó una de las ponencias más interesantes del evento, exhortó a las autoridades chinas a incrementar sus relaciones comerciales con África que -dijo- tiene un enorme potencial de crecimiento económico, con tasas que se espera sean superiores al 5 % del PIB en los próximos años.

China ha desplazado ya a Estados Unidos como el principal socio comercial en ese continente, pero los países africanos aspiran a inversiones productivas a más largo plazo, con mayor flujo de capital, tecnologías más avanzadas y capacitación para las nuevas generaciones.

El académico dijo que África puede compensar, con sus potencialidades, las afectaciones que se están creando en las exportaciones chinas por el estancamiento de las economías de Estados Unidos y Europa Occidental, sumidas en la más aguda crisis económica de la historia del capitalismo.

Con ello -enfatizó- África estaría contribuyendo al «Sueño Chino», y China con el «Sueño Africano», que «desde distintas camas» buscan los mismos objetivos.

Angel E. Pino es director de la revista Tricontinental, y miembro de la delegación de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL) que participó como invitada en ambos eventos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.