Ante los despidos masivos de funcionarios públicos en Paraguay, Marcha dialogó con Derlis Villagra. El ex jefe de gabinete de la Secretaría de Acción Social comentó cual es la actual situación de persecución política que se vive en su país. Derlis Villagra era, antes del golpe de Estado del 22 de junio en Paraguay, jefe […]
Ante los despidos masivos de funcionarios públicos en Paraguay, Marcha dialogó con Derlis Villagra. El ex jefe de gabinete de la Secretaría de Acción Social comentó cual es la actual situación de persecución política que se vive en su país.
Derlis Villagra era, antes del golpe de Estado del 22 de junio en Paraguay, jefe de Gabinete de la Secretaría de Acción Social (SAS). Fue formalmente despedido por el nuevo gobierno la semana pasada. En esta entrevista nos comenta los pormenores de la persecución política e ideológica que vienen llevando adelante las nuevas autoridades contra los funcionarios de distintas dependencias estatales.
«Mi caso en realidad forma parte de los cerca de 300 despidos ya registrados por motivos políticos. Violando los derechos laborales que están consagrados en la firma de los contratos» comentó. Aclarando, a partir de su caso, cuál es la situación legal de muchos funcionarios sostuvo: «En mi caso yo he renunciado, por una cuestión ética, al cargo que desempeñaba. Sin embargo no he renunciado a la institución. Yo debería, según las leyes, seguir cumpliendo alguna función de menor responsabilidad en la SAS».
Además, «también han despedido a funcionarios que son, según las leyes laborales de la función pública, ‘nombrados’. Si son ‘nombrados’, tienen un presupuesto asignado por el Congreso de la Nación y solo pueden ser removidos después de un sumario administrativo». En la misma sintonía agregó que «estas autoridades están pasando por encima de todo eso y nosotros decimos ‘bueno, si ni a Lugo le respetaron el derecho a la defensa’, que nos queda a los demás funcionarios».
«Alinearse como velas»
Villagra explicó que «ha habido despidos masivos y un caso emblemático ha sido el de la Secretaría Nacional de Sanidad Vegetal (Senave) que tenía una línea muy respetuosa de los requisitos medio ambientales para el cultivo de la soja y el uso de los transgénicos». Y es aquí donde el ex funcionario de la SAS deja en claro cuales son los intereses concretos que hay detrás de los despidos. «Ahora se cambió drásticamente la orientación. El Senave está ocupado por un gerente de una empresa productora de agroquímicos muy interesado en expandir todo lo que tiene que ver con el agronegocio y los transgénicos» explicó.
Planteando su punto de vista sobre la situación dijo que «es evidente que es una cuestión, como se dice acá, de ‘alinearse como velas’. Los que no se alinean como velas a las nuevas autoridades ya pasan a ser sospechosos y son blanco de despidos».
«Esto es solo el comienzo»
Dando cuenta del método que están implementando las nuevas autoridades de Paraguay, Villagra detalló como se dio el caso particular de su despido «no porque sea mi caso, sino por lo que significa en cuanto a procedimiento» y aclaró que «esto es solo el comienzo».
El martes 10 de julio se llevó a cabo una conferencia de prensa del nuevo secretario de la SAS. «Un montaje para darle el micrófono a las autoridades municipales de los partidos Colorado y Liberal que históricamente han manipulado los programas sociales. Además para atacar todos los programas sociales del gobierno de Lugo» comentó Villagra. Ante esta situación, decidió participar de la conferencia ya que «seguía siendo funcionario de la SAS porque no había recibido ninguna notificación de que la renuncia que yo había presentado al cargo fuera aceptada».
Ya dentro del recinto donde se hacía la conferencia de prensa «se acerca un policía y me dice ‘Señor Villagra, usted tiene que acompañarme afuera de la institución. Ya no puede entrar más por orden del ministro». Entonces, luego de esta situación «viene la forma mañosa que tienen de comportarse. Porque yo después digo que quiero saber si ya está el documento por el cual informan mi despido (…) paso a retirarlo y me ponen con fecha atrasada. Supuestamente ese documento ya estaba confeccionado. Eso hacen para cuidarse las formas pero es un procedimiento arbitrario e irrespetuoso».
«Un criterio absolutamente troglodita, nefasto, de persecución política»
Otra de las cuestiones preocupantes es la repercusión que está teniendo esta política en los planes gubernamentales que venía desarrollando el gobierno de Lugo. Ante un caso particular que se dio en la SAS Villagra comentó: «La gerente de un programa que se encarga de la ejecución de 17 millones de dólares -que es un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el Estado paraguayo- recibe en su oficina dos personas enviadas por el secretario. Estas personas están encargadas de revisar todo. Se instalan allí sin ninguna función determinada». Estos hombres «empiezan a pedir los datos de los presidentes de las asociaciones que fueron seleccionadas, mediante un método transparente, donde participaron los técnicos del BID» para recibir los beneficios del programa de la SAS. «Empiezan a pedir los datos de los presidentes de las cerca de 80 asociaciones seleccionadas y empiezan a revisar de que partido son» y algunos días después, el nuevo secretario «le dice a la gerente: ‘yo no voy a financiar estos proyectos para los luguistas». El problema es que «esto no se trata de luguistas. Se trata de dinero para desarrollos comunitarios. Por ejemplo proyectos de agua potable, de producción de huertas, todo lo que tenga que ver con mejoras de la calidad de vida a poblaciones muy vulnerables. Entonces este ministro diciendo que no le va a dar plata a los luguistas decide cortar estos programas sin ningún criterio técnico».
Consultado sobre que va a pasar con el dinero de ese crédito Villagra respondió: «Si nosotros como SAS no ejecutamos en determinados plazos este préstamo, el Estado paraguayo va a tener que pagar un interés altísimo de entre 300 y 500 mil dólares por no ejecutar. Y además va a tener que entregar de vuelta el préstamo. Es increíble la mezquindad de estas autoridades con un criterio absolutamente troglodita, nefasto y de persecución política».
«Se desata una casa de brujas»
Presentando un panorama de la situación política general luego del golpe, Derlis Villagra es contundente y afirma que se dio un «incremento de la criminalización de la lucha social». Además agrega que «se está creando un clima que nosotros pensamos que ya se había superado. Un clima de intolerancia política hacia todo lo que es militancia social, lo que tiene que ver con organizaciones que luchen por algún derecho. Ya sea la tierra, la salud, la educación».
Finalmente concluyó: «Todos pasan a ser zurdos, comunistas, bolivarianos y se desata una casa de brujas. Ese es el nivel de debate lastimosamente. Se está creando un clima de intolerancia donde uno por adscribirse a una posición política o ideológica ya pasa a ser considerado criminal. Están repitiendo la lógica de la dictadura».