Hace unas pocas semanas el jefe de la ONU en Kabul, un noruego tarugo, decidió que las recientes elecciones presidenciales fueron correctas y que Karzai era un gobernante legítimo. Su adjunto, Peter Galbraith, el representante no oficial del Departamento de Estado, montó en cólera (ya que los EEUU están descontentos con su propia criatura, Karzai) […]
Hace unas pocas semanas el jefe de la ONU en Kabul, un noruego tarugo, decidió que las recientes elecciones presidenciales fueron correctas y que Karzai era un gobernante legítimo. Su adjunto, Peter Galbraith, el representante no oficial del Departamento de Estado, montó en cólera (ya que los EEUU están descontentos con su propia criatura, Karzai) y se hizo público. [Galbraith] fue despedido.
Pero las historias que tratan de los representantes de los EEUU y la ONU nunca acaban de esta manera. Ayer (19 de octubre), el organismo de control electoral de la ONU dictaminó que las elecciones habían sido fraudulentas y ordenó una nueva ronda. Las montañas del Hindu Kush deben haber retumbado por las carcajadas de los pastún.
Nadie en Afganistán se toma las elecciones demasiado seriamente y sobre todo cuando el país está ocupado por los EEUU y sus acólitos de la OTAN. En los viejos tiempos habrían echado del trabajo a Karzai, tal como lo hacían con los dictadores de Vietnam del Sur que eran demasiado chapuceros.
Karzai ha sido un desastre total, como lo ha sido la ocupación que lo impuso en Kabul. Ahora, con una guerra que va de mal en peor y con los insurgentes controlando grandes franjas del territorio, Karzai está siendo el chivo expiatorio por los pecados de los que no es el único responsable.
Una solución que está siendo considerada es el nombramiento de un Director Ejecutivo de EEUU-ONU y aquí Peter Galbraith podría ser la opción obvia. Esto sería la solución menos complicada, y el Director Ejecutivo podría nombrar un gabinete en donde todos los canallas compartirían el botín del comercio del opio y una tajada del dinero que se gasta en el país, rompiendo así el monopolio financiero de la familia Karzai.
La única razón de la humillación pública de una marioneta leal es su negativa a compartir poder y dinero con otros colaboradores. Si se le permite permanecer en el poder, mi predicción es que estará más dispuesto a compartir. No es que eso vaya a resolver los problemas por la ausencia de una estrategia de salida de la región de la OTAN.
Mientras la farsa se interpreta en Kabul, en el vecino Paquistán la situación se ha vuelto más mortífera. El gobierno de Zardari (conducido en realidad por la embajadora de EEUU Anne W. Paterson) ha ordenado al ejército de Paquistán que extermine a los talibanes en el sur de Waziristan, cerca de la frontera afgana.
Eso fallará también. Más inocentes morirán, se crearán más refugiados para agregar a los dos millones de «personas internamente desplazadas» que ya viven en los campamentos. El resultado será un amargo legado, que alimentará el odio y los ataques de venganza en la región y, alarmantemente, creará nuevas tensiones dentro del ejército paquistaní.
Incapaz de comprender que es la guerra afgana derramada dentro de Paquistán lo que ha exacerbado la crisis en Paquistán, las directivas de la administración Obama sólo empeorarán las cosas.
Tariq Ali es miembro del consejo editorial de SIN PERMISO. Su último libro publicado es The Duel: Pakistan on the Flight Path of American Power [hay traducción castellana de Juan Castilla Plaza en Alianza Editorial, Madrid 2008, Pakistán en el punto de mira de Estados Unidos: el duelo].
Fuente: http://www.counterpunch.org/tariq10202009.html
Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós