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Entrevista a Jorge Bolaños Suárez / Embajador de Cuba en México

Fin de la corrupta Comisión; el nuevo Consejo de Derechos Humanos, una esperanza de equidad

Fuentes: Rebelión

Un cierto día, de manera un tanto inesperada, el mundo tomó conocimiento de que la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejaría de existir para ser sustituida por un nuevo Consejo en la materia. ¿Qué pasó? ¿Por qué la desaparición de un organismo y la creación de otro con […]

Un cierto día, de manera un tanto inesperada, el mundo tomó conocimiento de que la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejaría de existir para ser sustituida por un nuevo Consejo en la materia. ¿Qué pasó? ¿Por qué la desaparición de un organismo y la creación de otro con el mismo propósito? ¿Algo había fallado? ¿Qué fue lo que falló? ¿No ameritaba la súbita decisión algunas explicaciones? ¿Finalmente Cuba tenía razón cuando afirmaba que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU era una institución, selectiva, discriminatoria, pervertida, innoble? Y para conocer la respuesta de la mayor de las Antillas a estas interrogantes, Siempre! charló con Jorge Bolaños Suárez, embajador en México de la República de Cuba. He aquí sus juicios.

La Comisión de Derechos Humanos se encontraba en un estado de bancarrota total. Al extremo que ya no solamente eran Cuba y los países del Tercer Mundo, sino el propio secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, quienes se pronunciaban constantemente por crear un nuevo organismo en la materia. Y esto empezó a ganar masa, empezó a ganar amplitud entre los miembros de Naciones Unidas. Por su descrédito, por su selectividad política, por su conducta perversa, la hoy extinta Comisión ya no le servía a nadie. Era, como Cuba lo dijo tantas veces, un organismo podrido, una instancia al servicio de los intereses de un puñado de países ricos y en contra de las naciones pobres.

Y cada día que pasaba, el trabajo de la Comisión de Derechos Humanos se tornaba más y más insultante. Un ejemplo, un solo ejemplo de esa conducta podrida, insultante, inservible fue el caso de EU en relación con los vergonzosos hechos de las torturas a prisioneros en las cárceles clandestinas de Abu Ghraib, en Irak, y de Guantánamo, en la base militar ocupada ilegalmente por EU en territorio de Cuba. Y de los ya tristemente célebres vuelos secretos de la CIA para trasladar prisioneros de una cárcel clandestina a otra cárcel clandestina en distintos países. Ya no sólo en Abu Ghraib, ya no sólo en Guantánamo. Ahora hasta en la civilizada Europa. Vuelos y cárceles clandestinas en los que se daba trato de non persona a los prisioneros: sin proceso, sin defensa, sin derechos.

Y cuando Cuba presenta una resolución en favor de que se investigara la situación de Guantánamo (no de condenar ni de nombrar un relator, sino un paso muy primario: que se investigara la situación en Guantánamo, los países del Norte se resisten, se oponen, se niegan. Y no se pudo aprobar esa resolución. Y allí se le cayó el antifaz al Norte: los derechos humanos sólo importan cuando se trata de presionar a un país del Sur, cuando se trata de satanizar y desprestigiar a una nación independiente.

Y en el propósito de investigar los vergonzosos, los criminales hechos de Guantánamo, Cuba no contó con apoyo. Los países del Norte que rasgaban sus vestiduras diciendo que había que juzgar las violaciones de derechos humanos dondequiera que ocurrieran, se movilizaron para impedirlo. Los demás declinaron, mientras que otros países no pudieron resistir las brutales presiones de sus ex metrópolis y del imperio. Sin embargo, la hipocresía y el doble rasero quedaron exhibidos totalmente.

Actitudes como esa pusieron a la Comisión de Derechos Humanos al borde de la muerte. En la agonía. Y en una agonía muy dolorosa. Y por ello todo el mundo coincidía en la necesidad de enterrar esa Comisión y formar un Consejo de Derechos Humanos.

Nosotros apoyamos esa idea con mucho entusiasmo. Pensábamos que era necesario que se creara un verdadero Consejo de Derechos Humanos donde se discutieran los problemas de derechos humanos sin discriminación, sin manipulación, sin selectividad, con un espíritu de cooperación. Y mediante normas que facilitaran la cooperación entre los estados. Para que el tratamiento del tema fuera pulcro y no intoxicado. Ni inoculado con el veneno de las grandes potencias. Para eso hacia falta que las prácticas discriminatorias, selectivas y todo este veneno que he mencionado fuera erradicado.

Y que el nuevo Consejo quedara integrado lo más ampliamente posible. Estamos hablando de un órgano de Naciones Unidas. Y las Naciones Unidas está formada por 191 países. Y el número de países que integraban la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra era muy reducido. Y en esa reducción se mal representaba a los países que son la mayoría. Había una enorme desproporción. Obsérvese bien: el mundo tiene 30 por ciento de países desarrollados y 70 por ciento de países pobres. Y en la Comisión de Derechos Humanos la relación de la representatividad era a la inversa.

Los cubanos queríamos que el nuevo Consejo representara la realidad del mundo como es hoy. Que fuera un Consejo donde se establecieran principios básicos de pulcritud y honradez a la hora de juzgar un caso. Que fuera un Consejo que mostrara y fomentara la cooperación entre los estados. Y en el que todos los estados fueran tratados por igual y no unos con un plus y otros sin ninguno. Donde no se utilizara el tema de los derechos humanos como instrumento para ejercer venganzas por parte de los países ricos contra los países pobres. Que no se utilizara para contribuir a la sumisión de los países pobres ante las naciones ricas.

Ciertamente, en el nuevo Consejo eso no se ha logrado del todo. Hay que decir que los EU y sus afines estuvieron tratando de mantener algunos de los privilegios y todos los factores nocivos de la antigua Comisión. Y debo decir que en parte lo lograron. Este nuevo Consejo no es al que Cuba y el Sur aspiraban. Pero… bueno: en definitiva tampoco EU pudo imponer todos los candados y todas las restricciones que quería para dominar al nuevo Consejo como dominaba a la extinta Comisión.

Nosotros votamos a favor de la creación del nuevo Consejo. Pero hicimos una declaración de reserva en la que hablábamos de las insuficiencias que presentaba. No sólo insuficiencias. Incluso riesgos de que pudiera caminar, si no por el mismo camino, sí por un camino similar al de la Comisión. Pero aún así Cuba votó por la creación del nuevo Consejo. Y presentamos nuestra candidatura para un puesto en el nuevo organismo. Y en una votación secreta, Cuba ganó un lugar. Obtuvo 135 votos, a pesar de la obstinada oposición de EU y sus aliados. Y cuando se hace la relación entre el número de votos logrados por Cuba y el número de países miembros, que son 191, queda claro que siete de cada diez países votaron por Cuba. Diré, entre paréntesis, que siempre que la votación es secreta, Cuba la gana. ¿Por qué? Porque en una votación abierta, a mano levantada, la mayoría de los países son objeto de brutales e inescrupulosas presiones y chantajes de todo tipo por EU y sus socios europeos para votar a favor de los intereses de éstos, mientras que con una votación cerrada resulta más difícil saber quién no cumple con las órdenes del imperio.

Nosotros vamos a seguir luchando por que ese Consejo no se adultere, para que sirva genuina y legítimamente a la causa de los derechos humanos y no a la manipulación, a la hipocresía y a la vendeta. Nosotros colaboraremos con el Consejo de Derechos Humanos. Porque cabe decir que Cuba es uno de los países que mas responde a los propósitos y requerimientos que establecía la antigua Comisión. Y será uno de los países que más colaboren con el nuevo Consejo. Mientras no sea selectivo y discriminatorio, no variaremos un ápice nuestro código de conducta.

Cuba ha sido el país de América Latina que mas relatores de derechos humanos ha recibido. Y fue el primero que recibió, por invitación, al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Y el Alto Comisionado estuvo visitando el país durante siete días. Inclusive visito prisiones, cuando en ningún país lo había hecho. Nosotros nos sentimos orgullosos de nuestro proceder y de nuestra conducta en el tema de los derechos humanos. Y no solamente nos sentimos orgullosos. Nosotros pensamos que a la hora de hacer un recuento total en el cumplimiento de los derechos humanos, Cuba tiene un plus sobre otros países. Sobre la mayoría de los países. Cuba cumple cabalmente con los derechos humanos donde otros países fallan. Estamos convencidos de que si no hubiera sido por el empecinamiento de EU en destruir la Revolución y en condenar a Cuba, jamás hubiera habido una resolución contra nuestro país. Todas las resoluciones han sido facturadas en Washington.

Es cierto y nos preocupa que el nuevo Consejo todavía acusa vicios de la antigua Comisión. Pero no todos los que quería Estados Unidos. Y mientras este Consejo se comporte correctamente y no le inoculen el mismo veneno con que inocularon a la antigua Comisión (y Cuba aspira y luchará por que así sea), nosotros cooperaremos con el nuevo Consejo.

Pero jamás aceptaremos, como no lo hicimos antes ni lo haremos mañana, el inmoral doble rasero. Ni contra Cuba ni contra ningún otro país. Siempre defenderemos con seriedad la causa justa de los derechos humanos. Trabajaremos con otros países para que el nuevo Consejo no se convierta en una reedición de la antigua Comisión y en un monigote de los países ricos. Para que no se convierta en un basurero más de las Naciones Unidas.

Quiero pensar que el nuevo Consejo será diferente a aquello que estaba putrefacto y que ya fue sepultado. Hubo una alta conciencia de que había que hacer algo diferente y más justo. Ahora habrá que ver si la vida demuestra que las esperanzas que se cifraron en la nueva institución se corresponden con la realidad. Cuba hace votos sinceros por que así sea.