En las llamadas «misiones internacionales» mueren los de abajo, los pendejos, los necesitados. Dos soldados colombianos murieron en Afganistán esta semana, uno bajo bandera del ejército español y el otro bajo la bandera del ejército imperial de los Estados Unidos. ¿Qué tenían en común los soldados Niyireth Pineda y Gustavo Ríos? Eran mercenarios, o si […]
En las llamadas «misiones internacionales» mueren los de abajo, los pendejos, los necesitados.
Dos soldados colombianos murieron en Afganistán esta semana, uno bajo bandera del ejército español y el otro bajo la bandera del ejército imperial de los Estados Unidos.
¿Qué tenían en común los soldados Niyireth Pineda y Gustavo Ríos?
Eran mercenarios, o si lo prefieren eran militares, pero sobre todo eran colombianos nacidos en la pobreza, jóvenes sin futuro en su país carcomido por la inequidad, la violencia, la corrupción y el terror oficial.
Y es que la necesidad que tiene cara de perro en un mundo como el de Colombia donde no hay futuro para los jóvenes, como no sea la guerra civil inacabable, las bandas urbanas o el rebusque en las calles.
Los dos eran jóvenes que se marchan al norte a buscar futuro y encontraron la muerte bajo una bandera ajena ¿Hay alguna que sea propia y no constituya apología innombrable?, defendiendo por necesidad intereses ajenos, de los mismos que los condenaron a emigrar.
La diferencia es que en España los jóvenes aún no ven en la milicia una salida al desempleo rampante, ese oficio -socialmente mal visto- queda para los inmigrantes, como el trabajo de cuidar ancianos, ser prostituta o lavar establos, mientras que en los EUA y en sus neocolonias ser mercenario está bien visto, gracias a la imagen cultivada por los creadores de Rambo.
Puerco mundo donde las guerras las pelean los hijos de los más pobres y por necesidad, más que por convicción, y donde las medallas las ponen payasos a veces disfrazados de militares que nunca irán al combate «por razones de estado» pero sobre todo porque no les hace falta.
El Príncipe de Asturias -cuyas hijas no irán a ninguna guerra, condecoró a los soldados muertos, y las autoridades -en España y en EUA- los alabaron como mártires caídos prestando servicios a la democracia y a la libertad.
Triste manera de nacer y de morir. Nacer en la pobreza, huir de ella y morir ayudando a los ricos del mundo a saquear el petróleo de otros tan pobres como sus «libertadores» a sueldo.
Puerco mundo. Guerras de mierda. Muertos de necesidad.
Colectivo de Colombianos Refugiados en Asturias «Luciano Romero Molina»