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Entrevista a Ludo De Brabander

Guerras y terrorismo, el «efecto bumerán»

Fuentes: Investig'action

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

¿Garantiza nuestra seguridad la OTAN? Cada vez hay más gente que se plantea esta pregunta. En las elecciones presidenciales francesas, la salida de la OTAN figura negro sobre blanco en el programa de la Francia insumisa del candidato Jean-Luc Mélenchon. También en Bélgica, algunas voces valientes han hecho un balance de las guerras llevadas a cabo en nombre de un organismo que defiende los intereses de los EE.UU.. El escritor y militante pacifista belga Ludo De Brabander forma parte de esas personas. Lo entrevistamos con el objeto de aclarar cuál es la estrategia de Francia y de Bélgica en relación con las amenazas terroristas, las intenciones de la administración Donald Trump en el conflicto sirio y también sobre los desafíos de la próxima Cumbre.

 

A principios del 2012 usted viajó a Siria para comprobar con sus propios ojos cual era la verdadera situación. A su regreso su compromiso pacifista era aún más sólido, de modo que ha continuado testimoniando sobre qué es lo que subyace y cuál es el desarrollo de este conflicto. Según usted ¿cuál es el papel que ha jugado Bélgica? 

Resulta difícil definirlo, tendríamos que revisar la cronología de los acontecimientos que tuvieron lugar en Siria. La rebelión comenzó a partir de manifestaciones que se transformaron rápidamente en conflictos armados, alimentados como sabemos por algunos países como Arabia Saudí, Turquía o el Estado de Catar. Estos estados representan la primera «capa» de actores de los conflictos internos, luego vienen los conflictos regionales y finalmente el plano internacional integrado por EE.UU., Francia y el Reino Unido.

Son varias las etapas que hay que tener en cuenta durante el desarrollo de esos conflictos. Bélgica estaba ya comprometida en el conflicto iraquí y luego se incorporó rápidamente al sirio luego de que apareciera el Daesh, que le sirvió de pretexto. Bélgica forma parte hoy en día de una coalición internacional formada por doce o trece países que bombardean sobre todo el norte de Irak y también una pequeña parte del norte de Siria.

El papel de Bélgica ha consistido en participar en esta guerra internacional en esos dos países, pero no soy el único que piensa que la operaciones llevadas a cabo en el norte de Siria no son conformes con el derecho internacional; no existe un mandato de Naciones Unidas porque, recordémoslo, no es para defenderse que Bélgica participa en esa guerra y por lo tanto su política no es conforme con el derecho internacional.

Un segundo punto que no hay que subestimar y que no sólo es válido para Bélgica sino también para Europa y las potencias occidentales : es su política armamentística. Debemos tener en cuenta a algunos países fuertemente armados, como Arabia Saudí. En el año 2015 la región valona incluía unos 600 millones de euros de presupuesto en armas para Arabia Saudí, una parte de su viejo arsenal fue recuperado por Siria y la otra utilizada en Yemen en una guerra tan cruel como la que tiene lugar en Siria. De modo que el conflicto sirio se halla alimentado por todos esos actores, en los que Bélgica participa en el plano comercial al apoyar la provisión de armas a Arabia Saudí. 

Usted ha escrito un libro en el que describe «el efecto bumerán» de estas guerras. Se ha cumplido un año del atentado en el aeropuerto de Bruselas ¿Qué es lo que usted piensa de las medidas preventivas de Bélgica en cuanto a la lucha contra el terrorismo? 

Intentando resumir, hubo dos tipos de discursos en nuestra prensa y en el debate político después de los acontecimientos de París y de Bruselas. Comencé a escribir mi libro luego de los atentados de París y lo terminé cuando sucedió lo de Bruselas.

Primero leímos un discurso de las derechas, que puso en primer término el carácter agresivo y violento de la cultura islámica y la idea de que cierta parte del Islam habría impulsado a esos jóvenes a cometer los atentados. No es lo que yo creo : no se trata de una característica del Islam. Si se analiza la historia, todas las religiones han usado sus dogmas para legitimar la violencia.

En cuanto al argumento de la izquierda, puso el acento en que si uno observa el perfil de los actores de los atentados, puede verse que esos jóvenes – a los que llamo «fast-food yihadistas» – han recibido un pequeño conocimiento del Corán y de ciertas fuentes del Islam. Han sido ayudados por algunos actores fundamentalistas islámicos con los que se han reunido, y en tres o cuatro meses han desarrollado una especie de islamismo radical que no es el mismo que profesa la mayor parte de la gente.

Estos jóvenes buscaban posiblemente una identidad, pertenecen a un entorno social que los estimula a seguir ese camino y los acerca a una interpretación violenta de los textos del Islam. Nos referimos al aspecto socioeconómico, cultural, etc. Personalmente adhiero a ese discurso de la izquierda. Creo que constituye una buena parte de la explicación, pero no lo explica todo.

Por otra parte las Naciones Unidas han producido un informe en el que se afirma que para combatir a ese terrorismo es necesario invertir en la cohesión social y en cultura para que las personas se sientan a gusto y aceptadas por la sociedad. Un ejemplo de la vida cotidiana muestra que una persona de origen marroquí puede ser controlada por la policía un mínimo de dos veces al año, mientras que a una persona de tez blanca no se la controla casi nunca. Esto les demuestra a diario que no forman parte de nuestra sociedad y es lo que hace que busquen una nueva identidad. 

Usted está visiblemente insatisfecho con los diagnósticos existentes acerca de este problema en nuestras sociedades ¿Cuáles son las lagunas? 

Para mí, otra de las explicaciones notable e importante que no forma parte del debate, se halla en las frustraciones geopolíticas, es decir en las políticas de guerra adoptadas en Medio Oriente. Esto se nota especialmente cuando uno lee los textos de reivindicación del Estado islámico luego de los atentados, que han sido muy claros y simplemente expresan: «mientras ustedes nos bombardeen nosotros los atacaremos, nos vengaremos…» Es necesario destacar que hacen una referencia directa a la política de guerra llevada a cabo en su propio país. Efectivamente Francia participaba ya activamente en los conflictos, no solo en el norte de Irak sino también en Siria. El ataque de París fue una respuesta a esa política de guerra, que sin embargo ha sido borrada del debate político.

Si tomamos el ejemplo del refugiado iraquí que quiere huir en barco y llegar al Reino Unido, ¿no estaba acaso allí en el 2003 cuando ya EE.UU. y el Reino Unido le habían declarado la guerra? De modo que se ha cortado el vínculo entre el iraquí que debe huir de su país y la política de guerra y de ocupación que ya llegará pronto a los 15 años.

¿Podríamos hablar hoy en día del «Estado islámico» si no hubiera existido antes la guerra del 2003? Esa política de guerra y de ocupación divide al pueblo, nutre el sectarismo como también al terrorismo en Irak. Es lo que llamo el «efecto bumerán «. 

Volvamos a la estrategia de los EE.UU. La llegada de Donald Trump ha provocado ciertamente diferentes reacciones y se plantea el tema de un eventual cambio de estrategia de su parte frente al conflicto sirio. Se ha anunciado el envío de mil soldados a Siria ¿Qué piensa usted? 

Creo que muchos se han equivocado.* Porque al principio se le presentaba como un aislacionista, como alguien que no entablaría políticas de confrontación con Rusia, etc. Pero no creo que encare una política exterior diferente de Obama o de los precedentes presidentes, existe una constante.

Cuando Trump dice «América Primero» significa que ellos deben tener acceso a los recursos y a las riquezas de todo el mundo. Ya anunció hace algunas semanas que aumentaría el presupuesto de defensa en 54 mil millones de dólares (es de notar que es mayor que el de Rusia) y que estará especialmente dedicado a la marina y a los aviones de caza, los instrumentos necesarios para controlar los ejes del transporte de las más importantes riquezas del mundo, como por ejemplo el mar de la China. 

¿Qué diferencias podrían observarse entre la gestión de Donald Trump y la de la precedente administración? 

Aparte de la retórica no existen diferencias fundamentales entre Trump y Obama. Obama era visto como alguien muy diplomático, pero también como contradictorio; sus discursos son muy convincentes como el de abril de 2009 sobre un «mundo sin energía nuclear», pero paralelamente decide invertir mil millones en armas nucleares.

Eso también es válido para su política de drones que ha utilizado en Pakistán, en Yemen, etc. Ha utilizado ese material como instrumentos de guerra en esos países sin que exista ninguna autorización internacional de parte de las Naciones unidas.

Donald Trump hace lo mismo aunque, diremos, en forma un poco más directa y más «brutal», tanto en su discurso como en su política. Continúa en la misma dirección, ya hay centenares de marines estadounidenses en el norte de Siria, un millar de soldados alrededor de Mosul que también forman parte de ese operativo y aumentará seguramente la cantidad de tropas porque ha anunciado que el combate contra el Estado islámico es prioritario.

Obama había dicho lo mismo desde el 2013, pero sobre todo a partir de 2014, cuando el «Estado Islámico» conquistara una gran parte del norte de Siria y de Irak. Se fueron implicando cada vez más en ese conflicto por una cuestión de estrategia y de rivalidad con Rusia, porque a partir del verano de 2015 Rusia decidió apoyar seriamente al ejército sirio. Fue por lo tanto muy importante para EE.UU. estar presente en el territorio del norte de Siria y en el plano diplomático mantener su poder de decisión en las negociaciones políticas y diplomáticas.

El año pasado en ocasión del cese-del-fuego, Rusia se reunió en Cazakhstan con Turquía e Irán sin la presencia de EE.UU. Es decir que desde el punto de vista de las negociaciones diplomáticas, Rusia logró echar a EE.UU. de Siria. 

El primer ministro belga ha anunciado que el nuevo cuartel general dela OTAN estaba dispuesto a acoger a Donald Trump el 25 de mayo del 2017. ¿Qué se puede esperar de esta visita, teniendo en cuenta algunas inciertas reacciones de los dirigentes europeos en relación a Donald Trump? 

La fecha del encuentro no ha sido aún oficializada por la OTAN pero el 24 o el 25 de mayo son las fechas normalmente previsibles. Hubo ya una primera reunión de la OTAN desde la investidura de Donald Trump con los ministros de Defensa. James Mattis, el ministro de Defensa designado por Trump ya ha estado en Europa durante el consejo de seguridad llevado a cabo en Munich.

En la próxima cumbre de Bruselas, un tema importante a tratar, aunque no nuevo, será el de los presupuestos destinados a la Defensa. Es algo en lo que Donald Trump está insistiendo más que su predecesor Obama quién ya ejercía fuertes presiones sobre el particular.

La declaración aprobada en la cumbre del País de Gales en septiembre de 2014 ya enunciaba que «Los aliados que conforman la directiva de la OTAN, que recomienda un mínimo de gastos en defensa del 2% del producto interior bruto (PBI), tratarán de mantener esa medida. Del mismo modo, los Aliados que destinan el 20% de su presupuesto en defensa a importantes equipamientos, incluidas la investigación y el desarrollo inherente, continuarán haciéndolo»

Se trata de una importante presión, que nos permite ver que las cifras han aumentado un poco y que deberemos esperar un futuro aumento de entre 10 y 20 mil millones de euros en el presupuesto militar de los países europeos. Por otra parte el ministro de Defensa había insistido verdaderamente en ese 2% y en la elaboración de un plan concreto inscrito en la ley para garantizar dicho aumento en el futuro próximo. Durante cierto tiempo, los países europeos actuaron con discreción en esta materia debido a la política de austeridad, pero actualmente existe una presión muy fuerte.

En noviembre último, durante el control del presupuesto belga, se había dicho que era necesario ahorrar 900 millones de euros en salud a causa de la austeridad…Una semana más tarde se anunciaba la compra de dos fragatas y seis detectores de minas con un costo de 2 mil millones de euros. 

¿Cuál será la respuesta de la ciudadanía frente a esa Cumbre? 

Como movimiento pacifista solemos organizar tradicionalmente una contra-cumbre cuando tienen lugar las grandes cumbres de la OTAN. Esas cumbres acontecen normalmente cada dos años, pero con la inauguración de la nueva sede en Bruselas, este año se realizará apenas un año después de la que se hizo precedentemente en Varsovia.

En nuestras contra-cumbres tratamos de reunir a los movimientos pacifistas internacionales para no quedarnos solo en el análisis sino ver también cómo se puede resistir a la OTAN. Es un combate muy desigual, pero nuestro desafío es convencer a la población, en todas partes y en todos los países, de que esta política de guerra no es la solución sino el problema. Es una política que cada vez provoca más problemas.

De modo que no se debe invertir en el ejército, no hay que invertir en guerras. Es necesario invertir en las necesidades de la población, invertir en la paz. Es el tema que llevará nuestra gran manifestación contra el «Trumpismo» el 24 de mayo. Estarán los movimientos de mujeres, los grupos de defensa del medioambiente, los jóvenes, los movimientos pacifistas… Creemos que habrá amigos de Francia, del Reino Unido, de Alemania, de los Países Bajos que participarán en estas acciones y se unirán a nosotros.

Se tratarán diferentes temas, no solo contra Trump sino contra el «trumpismo». Es decir los Trump que están aquí en Europa. Como en el gobierno belga, Wilders en los Países Bajos, Le Pen en Francia, el ascenso de la extrema derecha y del populismo de derecha en Europa.

 

Nota de la traductora:

* El autor hace un juego de palabras «creo que «s’est trumpé {trompé =equivocado} en alusión a Trump.

 

Fuente: http://www.investigaction.net/guerres-et-terrorisme-leffet-boomerang/