[…] Estando en Haití en los primeros momentos de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití ( Minustah) en 2005, nos entrevistamos, entre otros, con altos oficiales de la diputación de la Embajada de Chile que nos decían con todas las letras que llevaban a sus militares a Haití para que […]
[…] Estando en Haití en los primeros momentos de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití ( Minustah) en 2005, nos entrevistamos, entre otros, con altos oficiales de la diputación de la Embajada de Chile que nos decían con todas las letras que llevaban a sus militares a Haití para que aprendan. ¿Aprender qué? Lo que los haitianos siempre denunciaron. Haití es un laboratorio de experimentación de nuevas formas de ocupación de EE UU y los grandes poderes en América Latina. Y eso es lo que hemos visto, los militares van a Haití a aprender nuevas formas de control social y entre ellas la práctica sistemática de fraudes electorales en la cual la OEA se va perfeccionando. Este es otro capítulo en la realidad haitiana.
M.H.: Estamos hablando con Beverly Keeny de Diálogo 2000-Jubileo Sur haciendo referencia al informe publicado por Washington Post, que indica que los Cascos Azules, de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas, conocida como Minustah, en Haití habrían concebido niños con mujeres y niñas y luego eran repatriados a sus países cuando se conocía que iban a ser padres.
La investigación fue realizada por Sabina Lee, profesora de la Universidad de Birmingham y Susan Bartels, una científica de la Universidad de Queen en Ontario que encuestaron a 2.500 haitianos sobre la experiencia de mujeres y niñas en las localidades donde se estableció la Minustah.
Conversábamos sobre las denuncias de violaciones y abusos en Haití con resultado de embarazos, incluso de niñas de hasta 11 años, que crían a sus niños en condiciones de extrema pobreza. Recuerdo que también se ha hablado mucho de la introducción del cólera por parte de las tropas de la Minustah, que han provocado miles de muertos y enfermos. Finalmente la ONU reconoció el hecho pero nunca se hizo cargo de nada. Lo digo porque hoy en día esta situación merecería algún tipo de ayuda. Ya que es irreparable el daño que se ha hecho. ¿Este tema se abordó en el Coloquio al que asististe en Haití? ¿Es parte de este Tribunal popular sobre los crímenes cometidos por la Minustah que se reunirá próximamente?
B.K.: Se podría decir que este fue el eje central del Coloquio y por supuesto del Tribunal popular que se busca realizar durante el próximo año, con capítulos en todos los países que participaron en esta ocupación.
El tema del cólera es gravísimo, un 10% de la población haitiana está infectada con una enfermedad que nunca había existido en Haití. No cabe duda, ha sido científicamente comprobado que la introducción de cólera en Haití fue por medio de las tropas de la Minustah, tropas que estuvieron un una zona muy cercana al río principal de Haití y que con total menosprecio de la reglamentación sanitaria, de cualquier buena práctica, tiraron los deshechos directamente al río, sin ningún tratamiento ni resguardo. Esto quiere decir que cualquier intento que se ha escuchado muchas veces, incluso la última vez que fuimos a la Cancillería argentina escuchamos azorados que se explicaba el cólera como producto del terremoto. No tiene nada que ver. Todo el mundo, incluso la ONU reconoció finalmente, 6 años después, de haber provocado un mínimo de 10.000 muertos. Aunque la mayoría de los investigadores dicen que son entre 30.000 y 50.000. Y las víctimas no son solamente los familiares de esas personas, ni del 10% de la población haitiana que ha sido infectada de cólera, ni tampoco que el cólera hoy en día ya es endémico en Haití, lo cual significa una amenaza a la población permanente, sobre todo para la parte de la población de Haití que ha sido forzada a un empobrecimiento extremo.
La mayoría de la población de Haití vive en la pobreza extrema sin acceso al agua potable, sin acceso al alimento básico. Después de 6 años de negar su participación, finalmente la ONU aceptó lo que todo el mundo señalaba que era su culpabilidad en el asunto, pero sigue negando cualquier responsabilidad legal. Sigue sosteniendo que la ONU es inmune, y que cualquier tropa y misión que programa la ONU tiene inmunidad jurídica. Muchos de los abogados que están apoyando a las víctimas, sobre todo las del cólera, pero también de las mujeres y niñas violadas y abusadas sexualmente en Haití, vienen planteando que aunque se acepta la inmunidad jurídica por los hechos, la ONU tiene una responsabilidad jurídica frente a las víctimas. Y esa es una responsabilidad para darle cauce a sus denuncias y sobre todo a sus reclamos de indemnización.
Han habido varias causas judiciales donde se ha buscado establecer y lograr confirmar la responsabilidad de Naciones Unidas frente a estos hechos, que se dirimió en la Corte de Manhattan, donde la ONU tiene su sede, y fue el propio gobierno procurador de Naciones Unidas que defendió la inmunidad del organismo y hasta ahora estos son los resultados jurídicos.
Hay dos o tres causas nuevas que están en curso buscando desafiar esa interpretación de la inmunidad jurídica, pero también encausar la demanda de indemnización. Esto significa que la ONU con el reconocimiento de su participación en la introducción y propagación del cólera, diseñó un programa de dos partes, mitad de programa de aproximadamente 400 millones de dólares se iban a destinar a victimas particulares y la otra mitad a la provisión de agua y saneamiento básico para la población de Haití, como una reparación colectiva.
Este programa se lanzó en 2016, se dijo que se necesitaban 400 millones de dólares, que es la mitad de lo que se pagaba para mantener a la Minustah durante 6 meses, cuando empezó. Naciones Unidas pide 400 millones de dólares para dos años mientras pagaba 800 millones de dólares por año para mantener las tropas. El programa de reparación del cólera buscaba contribuciones voluntarias, mientras que cuando se mandaban las tropas de ocupación eran cuotas obligatorias a todos los países integrantes de la ONU. Esto para ir viendo los obstáculos que se ponen en el camino y que significan que hasta el día de hoy el programa no funciona.
Otra cosa que se discutió mucho en el Coloquio es una de las nuevas excusas que pone la ONU para dar una indemnización a cada una de las familias de las víctimas. Es una tarea casi imposible porque hay 10.000 víctimas registradas y se supone que en la mayoría de esos casos se puede conocer a algún familiar, pero esa información en principio no estaba confirmada.
Por otro lado dicen que hay una población muy grande, de 3 o 5 veces ese tamaño que también es víctima del cólera, solamente hablando de casos fatales. Entonces cómo hacer para llegar a toda la población, dicen que no pueden discriminar entre algunos familiares que conocemos y otros que tienen el mismo derecho. Entonces así fundamentan el no dar las indemnizaciones particulares.
En realidad lo que en Haití ponen en primer plano es que la ONU acepte su responsabilidad frente a todas las víctimas, e insisten en que no solo son las víctimas fatales sino el conjunto de la población haitiana que sufrió de manera directa o indirecta la existencia de la epidemia en su momento y que ahora es endémica. Frente a eso la ONU dice que no ha recibido las contribuciones necesarias para que el programa funcione, entonces ahí está parado. Por eso la propuesta de realizar este Tribunal popular en Haití para seguir organizando y movilizando efectivamente a la población en torno a esta demanda y fundamentalmente para levantar la visibilidad de la presión a nivel mundial.
El pueblo haitiano hace dos siglos inició la lucha por la independencia en América Latina
M.H.: Ese Tribunal tendría capítulos.
B.K.: Es una propuesta, el Tribunal está pensándose, pero una cosa que sugerimos a las organizaciones haitianas es que si nosotros realmente queremos lograr el impacto que necesita tener este Tribunal, no solo hace falta el trabajo de la presión desde dentro de Haití, que es vital, las víctimas directas presionando a la ONU y a los países que han sido parte de la Minustah, sino también cómo podemos multiplicar esa presión a nivel mundial. Sugerimos entre varias agrupaciones que sería importante que en todos los países que pudiéramos argumentar alguna responsabilidad, alguna relación con esa ocupación de Haití, con los diversos crímenes, el cólera, los abusos sexuales, que logremos hacer capítulos de este Tribunal.
Una de las cosas que sería muy importante pensar es cómo fundamentar la responsabilidad. Por ejemplo, cuál es la responsabilidad del Estado argentino de haber participado durante 15 años de esta ocupación de un país hermano de América Latina, aunque no fuesen sus tropas las responsables directas de los crímenes, hay una responsabilidad colectiva. Y cuál es esa responsabilidad aunque sea pensando frente a la demanda de los haitianos de indemnización y reparación. Mínimamente el Estado argentino tendría que estar levantando la bandera de indemnización a las víctimas.
Y frente a la violencia sexual, también hay una responsabilidad del Estado argentino. Esta semana llegó la noticia que la Comisión de Relaciones Exteriores del Estado chileno ha abierto una investigación sobre la relación entre las tropas chilenas y la violencia sexual en Haití. Este es un paso que tendríamos que ir viendo aquí en Argentina, de la misma manera que lo estamos viendo en Uruguay y Brasil, porque hay una responsabilidad hacia las víctimas de esa violencia. Esa responsabilidad tanto en términos políticos como jurídicos es algo que un Tribunal popular debería ir viendo. Y eso pensando sobre todo en que el pueblo de Haití, que por lo general se conoce como pueblo que se encuentra en la miseria, por los desastres, por el empobrecimiento que vive, pero tenemos una obligación de levantar esa imagen del pueblo haitiano, que es un pueblo en lucha.
El pueblo haitiano desde hace dos siglos inició la lucha por la independencia en América Latina, logró establecer la primera República libre tirando abajo el sistema de esclavitud y colonial. Y desde entonces sin duda alguna ha pagado un precio por esa audacia. Y, sin embargo, sigue siendo el pueblo haitiano el que está en la lucha cotidiana, buscando nuevos caminos de independencia. Hoy desde hace un año y medio que está en las calles movilizado buscando no solo la renuncia del Presidente, sino el cambio total del sistema estatal que los gobierna, porque no sirve a los intereses populares. Hace 3 años que no hay un Presupuesto estatal aprobado en Haití. Por la movilización popular que se opone al Presupuesto que manda el gobierno al Congreso, porque no contempla las necesidades y los derechos populares, entonces no se puede aprobar.
Ahí se puede ver una capacidad importante en medio de una situación de tremenda miseria y empobrecimiento y el hecho de que EE UU y todo el poder que busca ejercer en el Caribe asegurando ese punto estratégico entre EE UU y Venezuela, del que no se escapa nadie. Frente a ese poder el pueblo haitiano tiene mucha garra, experiencia, mucha necesidad y frente a eso tenemos una importante responsabilidad el resto de América Latina para ver cómo abrazamos a ese pueblo, sus luchas, damos visibilidad a sus demandas y logramos entender que su lucha es nuestra y cuando el pueblo haitiano plantea que la Minustah era un laboratorio donde buscaban concentrar las tropas de todas las Fuerzas Armadas para enseñarles nuevas técnicas de control social frente a los desastres naturales, por ejemplo. Eso es lo que estaban haciendo ahí, no estaban perdiendo el tiempo, estaban aprendiendo lo que están haciendo hoy en Chile, Ecuador, Colombia y hay que estar muy alertas aquí en nuestro país también.
No es no
M.H.: No quiero dejar de consultarte por un hecho ocurrido a comienzos de diciembre, con una persona que conociste y con quien compartiste más de un momento de militancia, me refiero a Berta Cáceres, porque el 30 de noviembre el Tribunal Penal Nacional de Honduras condenó a 7 hombres por su asesinato y determinó que dichos hombres habían sido contratados por ejecutivos de la firma ADESA, la empresa que construye una hidroeléctrica en el territorio indígena Lenca, y que fueron contratados para llevar adelante el asesinato de Berta.
B.K.: Lo más importante es lo que dicen los familiares y allegados a Berta, falta lo más importante, que es la condena a los responsables de ese asesinato. Ya con toda la investigación y presión que ha podido gestionar la familia y los y las compañeras del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y todos quienes apoyamos desde América Latina, se ha logrado esta condena de la mano de obra desocupada.
Pero falta ese paso decisivo que es la efectiva condena a los responsables de la empresa. Por lo tanto, queda recalcar que la empresa ha desistido de su proyecto de construcción de la empresa hidroeléctrica, tiene otros proyectos en el país, por lo tanto la lucha sigue.
En este momento están sufriendo una presión y un acoso muy grandes desde las multinacionales que quieren ocupar sus tierras, tierras ancestrales, que son la identidad, la vida, el presente y el futuro tanto del pueblo Lenca como de los distintos pueblos de Honduras. Se podría decir que esto también es parte de la lucha del pueblo de Haití, que enfrenta a varias empresas canadienses que quieren llevar adelante proyectos de megaminería para extraer oro.
M.H.: Y del pueblo argentino también.
B.K.: Estuvimos acompañando al pueblo argentino frente a la secretaría de Minería, con el pueblo de Chubut, acompañando al pueblo de Mendoza para decir lo mismo que están diciendo en Honduras: «No es no». Estamos en un momento de América Latina muy compleja, de mucha miseria, pero también de mucha esperanza porque los pueblos están de pie, las coordinaciones de esas luchas de Haití, Honduras, Chile, Argentina, Ecuador, Colombia; todo eso avanza. Sabemos que ese es el futuro, es la esperanza, el «no» tiene que ser «no», tanto aquí como en Honduras y Haití. Eso nos espera para el 2020, mucha lucha, pero mucha esperanza y avanzar en esas articulaciones entre pueblos, porque sabemos que esa unidad es la que nos da la fuerza y necesitamos mucha para enfrentar al modelo que tenemos en frente.
M.H.: Creo que esto último que señalás es muy importante, esta vinculación de problemáticas. Hablamos de Berta Cáceres y eso nos llevó a Haití y nos trajo a la Argentina, donde el gobernador de Mendoza finalmente vetó la ley que autorizaba el uso de cianuro. De todas maneras lo de Mendoza ha sido un hecho muy importante que va a repercutir en Chubut. No creo que no tomen nota las autoridades de Chubut de lo que ha pasado en Mendoza y en Chubut seguramente va a haber una respuesta tanto o más grande frente a los intentos de imponer estos proyectos megamineros.
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