Marcelo Barros, pertenece al movimiento de teólogos de la liberación, es monje benedictino y consejero de la Pastoral de la Tierra de las comunidades de base de Brasil y otros movimientos sociales de América latina. Participó de las jornadas de reflexión organizadas por Tiempo Latinoamericano, en conmemoración de un nuevo aniversario del asesinato del Obispo […]
Marcelo Barros, pertenece al movimiento de teólogos de la liberación, es monje benedictino y consejero de la Pastoral de la Tierra de las comunidades de base de Brasil y otros movimientos sociales de América latina. Participó de las jornadas de reflexión organizadas por Tiempo Latinoamericano, en conmemoración de un nuevo aniversario del asesinato del Obispo Enrique Angelelli.
Alto, de contextura longilínea, pausado y abierto al diálogo conversó con Prensared sobre las luchas de los pueblos oprimidos en el cono sur. En ese sentido, destacó como un hecho singular el protagonismo de los movimientos indígenas y campesinos que llevaron a Evo Morales y Rafael Correa a ser presidentes de Bolivia y Ecuador. Pero advierte que «los estados nacionales no son soberanos» y que en muchos casos son meros «gerentes» de las multinacionales y el poder financiero global.
Como religioso considera que la Teología de la Liberación aún cuando «en las estructuras eclesiásticas, desde el vaticano hasta las conferencias episcopales, es una opción menos explícita, menos clara; sigue existiendo en los movimientos populares, en las comunidades cristianas de base, pastores, curas y evangélicos». Sobre la actitud asumida por sectores de clases medias que desprecian a los pobres expresó que «es una tendencia terrible. Hay racismo y una fuerte discriminación de las personas a partir de una clase social que es producida, fabricada y que aplica esa marginalidad, esa miseria humana en las periferias. Hay una guerra social, hay una lucha muy injusta». En ese sentido considera que quienes buscan a Dios deben saber que se halla precisamente en «estas clases sociales oprimidas, explotadas, en una sociedad en la que muchas veces, infelizmente, la Iglesia esquiva».
¿Como analiza usted el mapa actual latinoamericano conformado por gobiernos populares llamados de centro izquierda?
Veo este proceso con mucha esperanza, hay un momento nuevo en America latina. De un lado hay conquistas y políticas sociales de gobiernos populares. Pero lo que hay de novedoso, y es muy importante, es el resurgimiento y fortalecimiento de los movimientos indígenas y campesinos en varios países y eso garantiza una realidad nueva. No habría Evo morales en Bolivia sin el fortalecimiento de los movimientos indígenas. No existiría Rafael Correa en Ecuador sin la Confederación Nacional de los Indios de Ecuador (CONAIE) sin la organización política de los indígenas, sin Chiapas en México, con todo lo que representó para América latina, tampoco tendríamos en Brasil Movimiento Sin Tierra, organizaciones en las favelas, en la periferia, ni revolución bolivariana en Venezuela.
¿Cómo es la situación en su país?
Lula hizo lo que otros no realizaron. Desde que está en el gobierno, la ONU reconoce que 12 millones de brasileños han dejado la miseria absoluta. Que la gente tenga qué comer, fundamentalmente, que no vaya al lecho sin haber comido nada, es una conquista. Pero no basta. Queremos dignidad humana, trabajo para todos, libertad, liberación de los oprimidos y en este aspecto el gobierno de Lula no es revolucionario. Paga la deuda externa, se asocia al gran capital extranjero, hay problemas. Pero la sociedad brasileña ha avanzado, principalmente, en sus movimientos sociales campesinos, más que de los obreros de las ciudades.
¿Usted es muy crítico del papel de las multinacionales en los países de la región, especialmente con Monsanto?
Quien tiene el poder económico, en el mundo de hoy, tiene el poder. Y es plurinacional, está más allá de los gobiernos. Son 33 trillones de dólares que van de una bolsa de valores a otra y crean una sociedad internacional a partir de los gobiernos locales. Lula, Cristina Kirchner, Tabaré Vásquez, Evo Morales y demás, muchos de ellos son gerentes de este poder. No es que no tengan ningún poder, no lo tienen en su totalidad. No tienen la autonomía que deberían tener los estados nacionales. No son soberanos. Si tienen que emplear el dinero para pagar la deuda externa en lugar de destinarlo a la educación de sus pueblos, no son totalmente libres.
Seis multinacionales son responsables del hambre de los pueblos. Monsanto es el dueño de la semilla, de zafras agrícolas. No compran para alimentar a la gente sino para especular, guardar y garantizar un precio más alto. Entonces, los precios de la producción agrícola aumentan por la especulación de estas multinacionales y además son responsables del envenenamiento del campo por los productos químicos tóxicos.
Las semillas no pueden ser propiedad de nadie, son patrimonio de la humanidad y no pueden ser las multinacionales sus dueñas.
Las migraciones en busca de mejores condiciones de vida están siendo resistidas en muchos lugares del mundo, ¿qué opina de esta realidad?
Nosotros tenemos que garantizar el derecho de migración que está garantizado por la Carta de Naciones Unidas de 1948. Las personas tienen derecho de habitar donde se sientan mejor. Es un derecho humano que hoy los países no reconocen. Mientras las mercancías son globalizadas -un pantalón pasa sin problemas de Brasil a Indonesia o Hong Kong- la gente no puede pasar las barreras de migración que son muy duras, muy violentas, cada vez más elitistas. Los ricos pueden ir a cualquier lugar pero si eres pobre no. Menos aún fuera de tu territorio y esa es una inequidad, una injusticia social muy fuerte que tenemos que denunciar y luchar contra ella. Por otra parte, esta migración provoca una pluralidad cultural y religiosa que no es mala. Es una oportunidad de enriquecimiento para los pueblos, además ninguna religión es autosuficiente.
Fidel Castro vaticinó la caída del imperio norteamericano en unos 50 años ¿Cuál es su visión?
Tengo la impresión de que aún existe por el militarismo, y que la fuerza, la consistencia no es más ideológica ni cultural como lo fue en un tiempo. Hoy el presidente (George) Busch no tiene credibilidad. Ha invadido países con una audacia increíble y ha provocado en el mundo un desastre. Ocho millones de personas y hoy 32 han salido a la calle a manifestarse contra la guerra de Irak. Creo que hay un poder militar, no cultural ni económico porque la economía está en déficit. Gastan millones en armas mientras que 40 millones de habitantes norteamericanos pobres – que no son extranjeros- que viven por debajo de la línea de la pobreza. No sabría predecir, pero el imperio está en decadencia moral y cultural.
¿Qué piensa del papel de los medios masivos de comunicación en estos procesos de cambio?
Los medios de comunicación hoy tienen la función ideológica de sostener al imperio. Mientras los movimientos sociales no logren tener alguno de estos medios en sus manos, será muy difícil lograr una victoria. Ahora está Internet que es un medio más democrático, más horizontal que permite buscar otra información, incluso tener un sitio para expresarse. Los demás dicen lo que quieren y no hay como responderles. Los movimientos no tienen acceso a medios propios, hay pequeñísimas cosas; pero en general, aún están en manos de los opresores.