-Mario Hernandez (MH): Estamos con Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano (CDH). Ayer desarrollamos una actividad solidaria con el pueblo haitiano en el bar de La Dignidad, en Aguirre 25, donde vimos un documental sobre la situación en Haití. Noté una presencia muy grande de agencias de la ONU, ONGs, empresas subcontratistas, la película muestra […]
-Mario Hernandez (MH): Estamos con Henry Boisrolin del Comité Democrático Haitiano (CDH). Ayer desarrollamos una actividad solidaria con el pueblo haitiano en el bar de La Dignidad, en Aguirre 25, donde vimos un documental sobre la situación en Haití. Noté una presencia muy grande de agencias de la ONU, ONGs, empresas subcontratistas, la película muestra la falta de coordinación entre esas organizaciones, a pesar de lo cual el 99% de los recursos para la reconstrucción de Haití han sido canalizados a través de ellas. Tengo entendido que en Haití hay una larga tradición de redes sociales ¿por qué esas organizaciones del país han sido marginadas de la reconstrucción.
-Henry Boisrolin (HB): La pregunta permite remitirme a dos o tres cosas. En primer término, en la historia de mi país el cimarronaje jugó un rol importante. Fue la primera forma real de organización en contra del sistema esclavista cuando los esclavos abandonaron las plantaciones y huían hacia las montañas para sobrevivir y resistir atacando de noche y tomando lo que necesitaban hasta formar ejércitos que el enemigo llamaba bandas. Había grupos armados que fueron la base que cimentó el gran ejército revolucionario.
Esta tradición de lucha no ha desaparecido totalmente en Haití. De ahí se va a nutrir el campo popular haitiano, de sus mejores exponentes y luchadores.
Teniendo en cuenta que Haití ha sido siempre un país marginado de todo, castigado, hasta la propia religión del pueblo, el vudú, fue perseguida y tuvo que emplear tácticas de guerrilla para poder sobrevivir frente al avance del catolicismo y otras religiones. Entonces, las organizaciones populares haitianas, esas redes, han permitido al pueblo subsistir y resistir.
Después del gran triunfo de 1804, el asesinato de Dessalines el 17 de octubre de 1806 y de varios de sus lugartenientes, abre el camino para el triunfo de la contrarrevolución. A partir de ahí, las clases acomodadas, desde la época colonial, coparon el control del país aliadas, fundamentalmente, a los países centrales, Francia primero y después EE. UU.
Esas organizaciones, que son múltiples, sobre todo en las zonas rurales, fueron siempre víctimas, no solo ninguneadas, de persecuciones y de matanzas. Si uno lee la historia de Haití después de 1806, se va a dar cuenta que hay una constante: los levantamientos de los campesinos.
Cuando los norteamericanos ocuparon el país por primera vez de 1915 a 1934, la mayor resistencia provino de los llamados «cacos» que supieron desarrollar una guerrilla en contra de la ocupación. Fueron vencidos pero dejaron unas semillas importantes.
Para no ir tan lejos, la historia más cercana a nosotros, en 1987 hubo una matanza de campesinos en el noroeste del país, en la región de Jean Rabel, sin embargo, los que sobrevivieron siguen resistiendo hasta hoy. Conozco gente que todavía participa de esa organización que tienen los brazos cortados, han perdido a sus hijos o a sus padres y siguen luchando.
Las organizaciones sociales haitianas no podían participar de la «reconstrucción» que nunca arrancó porque es un perfecto negocio, dominado por la Comunidad Internacional y algunas migajas fueron tiradas al Estado o a las clases dominantes haitianas que se acomodan siempre.
La formación social haitiana nunca pudo desarrollar un capitalismo, por eso el capitalismo haitiano es raquítico, no hay una base material importante para poder tener una clase burguesa nacional. Son vasallos, son serviles, por eso un gran intelectual haitiano que fue asesinado, que escribió con nosotros Haití, la ocupación militar y la tercerización del imperialismo, Anil Louis Juste, caracteriza a la formación social haitiana como servo-capitalista.
Esta situación, estas organizaciones, hoy por hoy, siguen siendo organizaciones de resistencia que permiten la sobrevivencia de muchos, de millones de haitianos, en varios sectores del país.
Cuando no te eliminan físicamente, tratan de hundirte con el hambre. Hay zonas que conocen hambrunas y dejan que la cosa se degenere a tal punto que ahora hay una muy severa en el noroeste. Justamente para debilitarte aún más, ponerte de rodillas. Hay una especie de ingeniería planificada no sólo por las clases dominantes haitianas, por los latifundistas, que no hay que confundir con los argentinos porque no tenemos grandes extensiones de tierra, por la Comunidad Internacional, donde esas organizaciones son rodeadas, militarizados los territorios alrededor de ellas, impidiendo su funcionamiento, sus asambleas, persiguiendo permanentemente a los dirigentes que aparecen y que pueden representar un peligro porque no pueden cooptarlos, comprarlos.
Hay una lucha subterránea, si uno no trata de sumergirse en eso, no la va a ver. Cuando hablo de las organizaciones sociales haitianas siempre tomo un ejemplo propio. Cuando ocurrió el terremoto, llegué cinco días después a ayudar, viví en carpas también y ahí me di cuenta de la importancia de esas organizaciones, incluso del espíritu de solidaridad y de colaboración. Tenía sed y una señora adulta mayor iba a tomar un vaso de agua y me vio, me miró la cara y la de los otros que estaban conmigo y no tomó todo el vaso, tomó un poquito y nos dio el resto a nosotros.
Los haitianos fuimos los primeros en empezar a rescatar gente, a sacarlos debajo de los escombros, sin embargo, la gran prensa internacional ha mostrado la parafernalia de aviones que llegaban, a los expertos en rescatar gente que venían a salvarnos, como si el pueblo haitiano nunca hubiera hecho nada. Muchos dirigentes del campo popular que han perdido sus casas te pueden contar que han podido recuperarse gracias a la solidaridad del pueblo y eso es parte de la tradición de esas organizaciones que tú me has preguntado.
Entonces, hay que vivir en carne propia esto. Es difícil entenderlo desde afuera. Hay aspectos de la realidad haitiana que confunden, es como alguien que está parado a la mañana y ve el sol adelante y después a la tarde lo ve atrás y dice el sol se desplaza y no la tierra. Uno tiene que hurgar un poco más, investigar para poder entender esta problemática de la resistencia, esta guerrilla permanente no sólo cultural sino política de esas organizaciones.
Hay un trabajo sistemático de desconocimiento de esos valores culturales, de resistencia por parte de la gran prensa, de los que dominan Haití, para poder decir ahí no pasa nada, hay que ayudarlos, es esa visión paternalista.
Hay un movimiento campesino llamado Papaye que acaba de cumplir 40 años, más allá de mis diferencias con algunas líneas políticas planteadas por sus dirigentes, en un país que tiene oficialmente diez millones de habitantes, este movimiento suele movilizar a más de 40.000 campesinos. Yo me pregunto ¿cuáles son las organizaciones populares en Argentina que pueden poner esa cantidad de gente en la calle sin tener los medios para hacerlo? Vemos que ponen 5.000/10.000 pero los trasladan en micros. Es una pregunta que yo hago ¿en cuántos países del continente podemos ver organizaciones sociales genuinas sin fondos importantes capaces de hacer esto?
El Movimiento campesino Papaye en el centro del país es una realidad y fueron invitados a las reuniones de los movimientos campesinos que organiza el MST brasileño porque tienen peso. Yo me siento más cerca ideológica y políticamente de otro movimiento más radicalizado, pero no puedo desconocer la importancia del Movimiento campesino Papaye que acaba de cumplir 40 años, luchó contra la dictadura de Duvalier, contra el golpe de Estado de 1991 y contra la ocupación del país.
Hay organizaciones sociales estudiantiles. Uno lee la historia de Haití y ocultan que hicimos la primera revolución independentista. Hubo una dictadura en 1944 que cae a partir de una huelga que comenzaron los estudiantes, tanto de liceos como de universidades, dirigida por algunos que después fueron conocidos como intelectuales marxistas importantes. Tenían una prensa que se llamaba «La Colmena». La huelga después se trasladó al movimiento obrero y empezó a ganar ciudades. Hubo un movimiento de resistencia y enfrentamiento contra la dictadura de organizaciones estudiantiles. Hay un desconocimiento de esta historia.
No estoy diciendo que estén listas para tomar el poder, ni nada por el estilo, pero sin esas organizaciones no hay posibilidad de cambiar la realidad de nuestro pueblo.
El regreso del duvalierismo
-MH: Podríamos parafrasear al marxista negro James que dijo «el único lugar donde los negros no hicieron ninguna revuelta fue en las páginas de los historiadores capitalistas». Otro tema que quiero profundizar es sobre el regreso del duvalierismo. He visto que el hijo de Jean Claude, Nicolás, es consejero político especial del gabinete de Martelly.
-HB: Parece que has venido muy afilado. Esta es otra pregunta fundamental. A mi entender el regreso del duvalierismo responde a varias vertientes. La voluntad de los sectores más reaccionarios, fascistas o fascistoides de la formación social haitiana que siempre han anhelado reflotar, reavivar al duvalierismo.
En segundo lugar, hay que entender la debacle del campo popular hegemonizado por el movimiento Lavalás que fracasó en sus planteos reformistas, populistas, socialdemócratas y hasta traidores en algunos momentos. Dejaron un vacío y esta gente pudo avanzar. No hubo realmente una política de Lavalás para enjuiciar y castigar, hacer memoria incluso para los jóvenes haitianos de lo que fue la dictadura. Hasta en eso fracasó Lavalás porque creyó que alcanzando la victoria electoral tenía el poder y la realidad demostró que no era así.
Lavalás demostró que no hace falta tener dos o tres frases de izquierda para serlo, demostró que no se puede transformar la realidad de un país a través de discursos. Esta derrota del campo popular que mayoritariamente había empujado en 1990 la candidatura del sacerdote Aristide, demostró rápidamente su techo frente al embate del imperialismo. Un golpe de Estado se produjo siete meses después con más de 5000 muertos. También hay que ver todo esto.
El tercer tema es la recolonización Haití. Esta fase que estamos viendo necesita del fascismo haitiano, de los sectores más retrógrados para poder aplastar y demostrar al mundo y también al país que echamos a Duvalier y ahora vuelve a estar.
Recién te comentaba el ejemplo del sol, entonces se ve el regreso de Duvalier, de un tribunal que lo absolvió al principio, ahora de otro que no, el tema pasó a la Corte de Casación y muy probablemente allí lo vuelvan a absolver al dictador. No sé lo que van a hacer, depende si hay que sacrificarlo o no de acuerdo a las circunstancias, porque es un peón más, no decide sobre la vida política del país como tampoco lo hace el presidente farsante Martelly. Decide la Comunidad Internacional y, fundamentalmente, el gobierno norteamericano en última instancia.
Con el duvlierismo se trata de tener otro ejemplo para demostrar el fracaso del movimiento popular y ver cómo pueden tener una pata para controlar al pueblo porque son gente dispuesta a todo. Si masacraron durante 29 años no les cuesta nada volver a hacerlo.
En esta gran burbuja y estallido de contradicciones por doquier, cuando uno va a Haití ve un barril de pólvora y gente con fósforos en la mano. Eso es Haití para graficártelo. Estamos en un momento donde no hay definición de nada y cada uno trata de definir la historia a su favor.
La nueva Constitución burguesa de 1987, después de la caída de Duvalier, decía en su artículo 291 que para un dirigente duvalierista tenían que pasar diez años para aspirar a un cargo electivo, pero desde 1987 hasta hoy el duvalierismo nunca dejó de accionar en el país. Cuando el dictador Jean Claude Duvalier huyó en un avión norteamericano que lo sacó del país, instalaron una junta de gobierno cívico-militar dirigida por una Junta dominada por los militares que era un duvalierismo sin Duvalier.
El golpe contra Aristide en 1991 tuvo su brazo, su núcleo más fuerte en el duvalierismo. Los generales que dieron el golpe eran duvalieristas de familia, gente siempre ligada a las fuerzas más reaccionarias de EE. UU. Nunca dejó de actuar y el retorno de Duvalier, unos días antes de la segunda vuelta electoral en 2011, fue porque Preval ya había perdido el consenso de la comunidad internacional, estaba en su punto más bajo, y la gestión del gobierno después del terremoto fue calificada de desastrosa, culpa de la Comunidad Internacional, pero también por límites propios. Aprovecharon este vacío para poner otro ingrediente más y demostrar realmente que acá no pasa nada. Lo mismo que tratan de hacer con la historia de Haití, con los mal llamados negros que se levantaron, vencieron y mirá como están: muertos de hambre. Entonces, ustedes para qué van a hacer lo mismo. La lectura es ésta. A Duvalier lo mantienen, lo alimentan en función de esto.
Pero también hay que hacer una autocrítica. La izquierda haitiana ha demostrado muchas debilidades, como dije al principio no supimos o no pudimos ni siquiera trabajar la memoria.
Han presentado cargos contra Duvalier unas 50 personas cuando el régimen duvalierista masacró a más de 40.000 haitianos, además de los torturados y los exiliados. Fue un régimen de terror y, sin embargo, son un puñado de compatriotas los que se armaron de coraje para poder llevar adelante este juicio en el plano jurídico burgués. Esto tiene que verlo la izquierda haitiana, nuestros límites, que también han contribuido al desastre actual, a la tragedia que estamos viviendo, a este tutelaje que nos han impuesto.
Cuando el hijo del dictador, Nicolás, fue nombrado asesor, no era el único que tiene en su seno el gobierno de Martelly, no te puedo contar la cantidad porque no los conozco a todos, pero no es solo Duvalier hijo sino también hijos de ex ministros duvalieristas. El gobierno de Martelly es un neoduvalierismo. Son los sectores más reaccionarios de la sociedad haitiana que la Comunidad Internacional, a través de Clinton, ha impuesto, lo han colocado a Martelly y su gente.
Ningún organismo internacional puede decidir en nombre del pueblo haitiano
-Mario Hernandez (MH): Se conoció una declaración del ex presidente Lula «No nos vamos a olvidar de Haití» donde en su parte final propone que Naciones Unidas convoque a una conferencia sobre para discutir un balance de lo que se hizo durante estos 10 años y qué hacer en adelante. Sé que has hecho alguna consideración sobre el asunto.
-Henry Boisrolin (HB): Mi opinión no difiere de lo que digo habitualmente y que es válida para cualquier pueblo. Ningún organismo internacional, por bien intencionado que fuese, ningún gobierno o autoridad, puede decidir en lugar del pueblo de Haití. Para mí es un principio básico. Cuando el ex presidente Lula llama a hacer una especie de balance por parte de Naciones Unidas, ni siquiera incluye al gobierno haitiano ni sus organizaciones sociales ni la opinión del pueblo de Haití. Solo la ONU va a decidir, va a hacer su balance y eso nosotros lo rechazamos de plano.
En segundo lugar, para nosotros, el presidente Lula falta a la verdad cuando plantea esto porque no puede ignorar todo lo que significó el dolor y el sufrimiento para el pueblo haitiano de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización de Haití (MINUSTAH) impuesta desde el 1º de junio del 2004 bajo la comandancia militar de Brasil. En su texto en ningún momento habló de abusos, de represiones a movilizaciones populares, de masacres en barrios populares incluso de niños en sus camas. No habló de la represión al movimiento obrero que cometieron las tropas y al pueblo cuando se levantó contra el hambre, de los 114 soldados de Sri Lanka que violaron niños de 12 años, del cólera introducido al país por esas mismas tropas. Para nosotros es grave no plantearlo.
Cuando dice que la ONU tiene que hacer un balance está desconociendo que se trata de una ocupación sino de una misión humanitaria, entonces vamos a ver si hicimos bien los deberes, si falta algo.
El ex presidente no puede desconocer la opinión inmensamente mayoritaria del pueblo haitiano contra la MINUSTAH. Basta ir a Haití y ver cualquier movilización popular si dicen ¡Vivan los soldados! y los aplauden.
Esto merece una reflexión también en el sentido de que esta visión paternalista, que muchos se han autoimpuesto y declamado con respecto a Haití, nosotros no la aceptamos, como creo que no la podría aceptar ningún pueblo en el mundo.
En Haití no hubo una guerra civil y no hay una guerra civil. Incluso los estatutos de la ONU no justifican la invasión y ocupación del país. Hay otra cosa más. Yo no creo que la ONU haya entrado a Haití porque estaba conmocionada de ver que los haitianos nos estábamos matando entre nosotros. ¡Qué suerte tenemos los haitianos! Murieron casi 1.000.000 de ruandeses y la ONU tiene parte importante de responsabilidad de esa masacre, de ese genocidio que ocurrió en Ruanda. Murieron más de 3.000.000 de angoleños, ¿dónde estaba la ONU? Resulta que los haitianos somos tan buenos y lindos que la ONU viene para salvarnos. No, yo no creo que sea así. En verdad, esconde las razones de Estado por las cuales el pueblo haitiano ha sido sacrificado en el altar de los contubernios del imperialismo y las grandes potencias, por ciertos gobiernos.
Haití es un país productor de mano de obra súper barata
-MH: En los últimos meses se han producido una serie de movilizaciones del movimiento obrero en torno a la reivindicación del salario mínimo. En la actualidad es de 200 gourdes, añadieron 25, y el reclamo de las organizaciones representativas del movimiento obrero haitiano es en torno a los 500 gourdes. ¿Qué comentario nos podrías hacer sobre esta lucha?
-HB: En primer lugar el aumento de 25 gourdes fue sacado por el gobierno de Martelly por decreto, sin consultar a nadie y representa más que una miseria. En cambio, las organizaciones como Batalla Obrera, La Central de Trabajadores Haitianos y otras están hablando de un salario mínimo de 500 gourdes y más. Como te das cuenta hay una enorme diferencia porque el salario mínimo apenas cubre la mitad del reclamo.
Los docentes fueron a una huelga por tiempo indeterminado. Hubo movilizaciones muy importantes en enero. El 28 de abril hubo paro y movilización general en todo el país. Si el gobierno no da respuesta el año académico no concluirá en mayo/junio como es habitual en nuestro país.
El tema salarial hay que enmarcarlo dentro del rol que cumple Haití en la división internacional del trabajo: país productor de mano de obra súper barata. Los salarios que están pagando las empresas, yanquis sobre todo, en Caracol, donde se fabrican los Levi’s y otros productos que los grandes capitalistas internacionales necesitan de esta mano de obra casi esclava, son de hambre, miseria y casi de vergüenza de la dignidad humana.
Hay algo claro para el marxismo. El salario no es lo que paga tu trabajo sino la reproducción de tu fuerza de trabajo que es una mercancía más. Marx lo demostró hace rato. En la medida que hablemos de un capitalismo raquítico, la reproducción de esta fuerza de trabajo tiene que ser acorde con el desarrollo del sistema y de las luchas y resistencias. Evidentemente, en este esquema que te estoy planteando, la clase obrera en Haití numéricamente no es hegemónica, pero tiene su peso. Acordate que recién hablamos de una formación social servo-capitalista. Si bien la clase obrera no es la más numerosa, sigue marcando ciertas líneas y ejes en la política de reivindicaciones, en el trabajo de transformación de una conciencia en sí a una conciencia para sí. Acá no se trata solo de reivindicaciones salariales sino también de condiciones de trabajo. En la relación con los patrones y el Estado hay una serie de cosas que se están planteando. Por eso, hay una cierta militarización policíaca alrededor de los centros industriales para evitar esto.
El gobierno lanza los 225 gourdes para decir hicimos algo, pero también te lleva a discutir si lo rechazás o no, aunque esté muy lejos de los 500 gourdes. Si alguien te está ofreciendo 225, cualquier negociación no va a llegar a los 500. Para eso hay que luchar. El gobierno tira la pelota en el campo contrario para ver cómo se sienta a negociar porque sabe que la gente no va a aceptar los 225. Lo sabe, pero tira una cifra para después subir a 230. Un tire y afloje, incluso para dividir, porque siempre hay gente desesperada que piensa que con 10 gourdes más pueden hacer algo, que es mejor que nada, si no lo aceptamos nos dejarán sin nada, dicen. El gobierno está especulando con todas estas reacciones y también midiendo el nivel de combatividad, resolución, decisión y firmeza política de las organizaciones sindicales.
Haitianos y dominicanos estamos condenados a vivir sobre una misma isla
-MH: Cuando estuvimos en Montevideo, en octubre pasado, acompañando al Senador Möise, uno de los temas candentes en Haití era la retirada de la nacionalidad dominicana a la población nacida en esa república, descendiente de población extranjera, pero que afectaba fundamentalmente a los haitianos. Me estoy refiriendo a la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional dominicano. ¿Esa situación se resolvió?
-HB: Está lejos de resolverse y tampoco hay intención de hacerlo porque si uno se queda en el marco de la Resolución 168/13 es como ver el árbol que tapa el bosque.
Tendríamos que preguntarnos por qué surgió esta resolución. Fue a partir del colonialismo. Tenés que recordar que en 1492 España ocupó toda la isla de Haití, pero en 1697, mediante el Tratado de Ryswick, le cede a Francia una tercera parte de la isla que este país va a llamar Saint Domingue y que hoy es la República de Haití, conservando España las otras 2/3 partes que hoy es la República Dominicana.
A partir de 1697 la isla se ha dividido artificialmente y se han desarrollado dos proyectos colonialistas diferentes. El español, que tenía cosas en común con el francés, pero eran dos países con grados de desarrollo y de acumulación originaria del capital diferentes, que entonces van a producir un colonialismo también diferente.
Hay una lucha diferente en Haití que en República Dominicana. Todo esto tiene una raíz. Esta división había provocado una polarización importante entre las dos partes desde la época colonial. Al vencer Haití antes la esclavitud, y para proteger la independencia proclamada, los líderes de la revolución haitiana, ocuparon militarmente la otra parte. Es la discusión que tenemos actualmente con algunos dominicanos que dicen que Haití ocupó la República Dominicana, lo cual no es cierto, porque ésta era una colonia en la cual Haití liberaría a los esclavos. Entonces, los líderes haitianos veían a la isla como un territorio único que los colonialistas habían separado.
Por debilidad y por no poder mantenerla, Haití regresó a su territorio anterior y España siguió manteniendo la República Dominicana hasta que proclamó su independencia que no fue producto como en Haití de un levantamiento de esclavos, sino que siguió los mismos parámetros que podemos ver en Brasil, Argentina y otros países, donde el negro fue relegado. El único lugar donde el negro escribió la historia realmente y pudo imponerse fue Haití.
Fue importante para los sectores dominantes dominicanos, que seguían explotando a su población llamada negra en la jerga colonialista, desarrollar y reproducir un odio hacia el haitiano porque no hay que olvidar que el racismo y la discriminación son parte integrante de la dominación colonial, no son casualidades ni inventos que aparecen porque uno un día se durmió, lo soñó y decidió aplicarlo. No, son productos, herramientas importantes en la alienación, en la discriminación, reproducidas permanentemente.
Ahora bien, las clases dominantes dominicanas, en la división internacional del trabajo, pudieron tener un desarrollo capitalista un poquito más avanzado que el nuestro, y la mano de obra haitiana fue fundamental también para su acumulación originaria. Uno puede ir a los ingenios allá y ver que la mano de obra esclava haitiana ha servido muchísimo para esto. Cuando cayó la explotación de caña de azúcar a esta mano de obra se la va a encontrar en la construcción de rutas, hoteles, etc.
La cantidad de estudiantes haitianos es importante por el ingreso de una enorme suma de dinero en las arcas impositivas de la República Dominicana. Productos como huevos, pollos, etc. que no pueden competir con la producción de otros países, se venden en Haití donde la producción alimentaria ha sido prácticamente destruida.
Todo esto se encuentra en la base de esa famosa Resolución 168 que va de la mano con la masacre que cometió el dictador Trujillo cuando asesino a más de 10.000 haitianos en 1937. También es producto de la traición, del crimen cometido por las clases dominantes haitianas, sobre todo durante las dictaduras de los Duvalier donde el gobierno vendía haitianos para ir a trabajar a la República Dominicana en los ingenios. El gobierno de Aristide terminó con esto, incluso se hizo una ceremonia religiosa en el lugar donde se concentraba a esa gente para ir a trabajar engañada con promesas y cuando llegaban a República Dominicana les sacaban los documentos y quedaban prisioneros sin poder escapar de los ingenios. Hay películas que tratan el tema, documentales como «Azúcar Amargo» que lo muestran.
Al mismo tiempo, esta resolución no nos tiene que hacer perder de vista que existe una gran solidaridad entre los sectores revolucionarios de ambos países. En 1965, cuando los norteamericanos invdieron República Dominicana para aplastar la rebelión de Francisco Caamaño Deñó, hubo haitianos que murieron en su defensa. En la actualidad hay fuerzas dominicanas del campo popular que están en contra de la resolución 168, incluso hubo unas jornadas donde dirigentes dominicanos de esas organizaciones visitaron Haití y recorrieron universidades, centros vecinales, barrios populares y sindicatos.
Estamos condenados a vivir sobre la misma isla. No tenemos que ver esta resolución como un elemento para dividirnos aún más. El gobierno actual de Haití no puede hacer nada contra ella por la simple razón que senadores de la República Dominicana han invertido plata en la campaña de Martelly. Eso está comprobado, entonces es difícil que esta gente vaya a plantear la defensa de los descendientes de haitianos. Los demás países del Caricom han demostrado mayor firmeza frente a la república Dominicana que los propios gobernantes haitianos. Hasta la Fundación Robert Kennedy presentó frente a la CIDH y otras instancias internacionales documentos, argumentos y posiciones para el retiro de la resolución y una condena a la República Dominicana.
Con esta resolución el gobierno dominicano ha recogido el repudio internacional, sobre todo, de los países del Caribe. Esta resolución hay que verla como parte de la historia colonial, de herramientas para castigar y golpear a Haití. También tratan de tapar problemas recientes de la economía dominicana echándole la culpa a los haitianos que van a sacarle el trabajo a los dominicanos igual que hacen en Argentina cuando por alguna razón acusan de lo mismo a bolivianos o peruanos. Haití no es una excepción.
-MH: Te agradezco la entrevista y espero que nos encontremos el próximo lunes 9 de junio a las 12:00 en las puertas de la Cancillería para manifestar por el retiro de las tropas argentinas de Haití.
-HB: Y entregar la declaración que está circulando. Una vez más quiero agradecerte de todo corazón en nombre del pueblo haitiano porque tu forma importante y concreta de difundir nuestra realidad nos ayuda a contribuir a una mayor comprensión. Por lo que uno no entiende, no va a luchar, por lo que uno no ama, no va a morir. Tu trabajo de solidaridad plena con la lucha del pueblo haitiano lo entiendo de esta manera. Para terminar, nos gustaría contar contigo para que nos acompañes a Montevideo al cumplirse los 10 años de ocupación de la Minustah donde estaremos el Senador Möise y yo. Sería una buena oportunidad para hacer ese famoso debate que pide Lula a la ONU pero con las organizaciones populares de ese país.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.