No son los pasillos del palacio del Minotauro, pero es una realidad de laberintos -y no hay escape a ella-; sucede que ante cada guerra, golpe de Estado o agresión llevada a cabo por Occidente, los grandes medios de comunicación periodística comercial se ciñen a las cinco reglas mínimas de la propaganda de guerra. Emplee […]
No son los pasillos del palacio del Minotauro, pero es una realidad de laberintos -y no hay escape a ella-; sucede que ante cada guerra, golpe de Estado o agresión llevada a cabo por Occidente, los grandes medios de comunicación periodística comercial se ciñen a las cinco reglas mínimas de la propaganda de guerra.
Emplee usted esta parrilla de lectura en los próximos conflictos, se sorprenderá de encontrarlos a cada vez y siempre nítidos. Veamos.
1. Ocultar la Historia.
2. Ocultar los intereses económicos.
3. Diabolizar al adversario.
4. Blanquear a nuestros Gobiernos y a sus protegidos.
5. Monopolizar la información, excluir el verdadero debate.
Aplicación al caso de Honduras – julio de 2009
1. Ocultar la Historia. Honduras es el ejemplo perfecto de la llamada «República bananera» en las manos de los EE.UU. Dependencia y saqueo colonial causaron una enorme brecha: ricos-pobres. Un 77% de pobres según la ONU. El ejército hondureño fue formado y adoctrinado -para los peores crímenes- por el Pentágono. El embajador USA John Negroponte (1981-1985) fue apodado «el virrey de Honduras».
2. Ocultar los intereses económicos. En la actualidad, las multinacionales USA (plátano Chiquita, café, petróleo, farmacia…) quieren impedir a este país conquistar su independencia económica y política. Como Suramérica se une y transita hacia la izquierda, Wáshington quiere impedir a Centroamérica seguir la misma vía.
3. Diabolizar al adversario. Los medios de comunicación acusaron al presidente Zelaya de querer hacerse reelegir para preparar una dictadura. Silencio sobre sus proyectos sociales: aumento del sueldo mínimo, lucha contra la ultra explotación en las fábricas-cárcel de las empresas estadounidenses, disminución del precio de los medicamentos, ayuda a los campesinos oprimidos. Silencio también sobre su negativa a cubrir los actos terroristas made in CIA. Silencio sobre la impresionante resistencia popular.
4. Blanquear a nuestros gobiernos y sus protegidos. Se oculta la financiación del golpe por la CIA. Se presentaba a Obama como neutro mientras que él se negaba a encontrarse y sostener el presidente Zelaya. Si hubiera aplicado la ley habría suprimido la ayuda de EEUU a Honduras, lo que habría detenido rápidamente el golpe de Estado. Le Monde y la mayoría de los medios de comunicación blanqueó la dictadura militar hablando de «conflicto entre poderes». Las imágenes de represión sangrienta no se muestran al público. En resumen, un contraste sorprendente entre la diabolizacíon de Irán y la discreción sobre el golpe de Estado hondureño «made in CIA».
5. Monopolizar la información, excluir el verdadero debate. La palabra se reserva a las fuentes y expertos «aceptables» para el sistema. Se censura todo análisis crítico sobre la información. Es así como nuestros medios de comunicación impiden un verdadero debate sobre el papel de las multinacionales, de los EE.UU. y de la UE en el subdesarrollo de América Latina. En Honduras, los manifestantes gritan «¡TeleSur! ¡TeleSur!» para saludar al único canal de televisión que los informa correctamente.
www.michelcollon.info
Traducción al castellano para Investig’Action de Patricia Parga-Vega.