Las acciones que emprenden los países de Centroamérica (CA), como Honduras, para enfrentar la crisis de la niñez migrante no se basan en la protección y respeto a los Derechos Humanos (DH) de la infancia y carecen de perspectiva de género, por lo que no resolverán de fondo las problemáticas que obligan a esta población […]
Las acciones que emprenden los países de Centroamérica (CA), como Honduras, para enfrentar la crisis de la niñez migrante no se basan en la protección y respeto a los Derechos Humanos (DH) de la infancia y carecen de perspectiva de género, por lo que no resolverán de fondo las problemáticas que obligan a esta población a emigrar.
En ello coincidieron los centros por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), y de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh), así como el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), organizaciones civiles que aseguraron que al no atenderse las causas de la migración y al aplicar una mirada asistencialista no se resolverá el problema.
En rueda de prensa, las agrupaciones recalcaron que es necesario atacar las causas de la migración: la pobreza y la violencia, ya que en la mayoría de las naciones de CA, y en especial en Honduras, la población infantil tiene escasos recursos económicos, carece de posibilidades de desarrollo, y se enfrenta a graves contextos de violencia y al riesgo de ser cooptada por bandas delincuenciales, conocidas como «maras».
«El país no les está garantizando entornos seguros a las y los niños y esos los lleva a querer salir del país», advirtieron.
Ana Marcía Aguiluz, directora del Programa para Centroamérica y México de Cejil, abundó en que si bien muchos menores de edad han abandonado sus países para reunirse con sus familias, estos casos no son la mayoría, lo que hace pensar que las causas de la migración infantil derivan en gran medida de la pobreza y violencia que enfrentan.
De acuerdo con una investigación realizada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y retomada por las especialistas, sólo 10 por ciento de las y los niños migrantes de Guatemala dejaron su país para buscar a sus familias.
La también abogada consideró que más allá de reacciones inmediatas, de los discursos de buenas intenciones o la adopción de convenios internacionales, la política pública de los países de CA debe buscar resultados más concretos que impacten en las cifras, además de que debe visualizar que los riesgos que enfrentan las niñas son diferentes y en algunos casos más graves que los de los varones de su edad.
En entrevista con Cimacnoticias, Aguiluz dijo que los programas que se planteen deben considerar la perspectiva de género, pues aunque niñas y niños tienen riesgos comunes, ellas están más expuestas a la violencia sexual o a ser cooptadas por las redes de trata.
«Por nuestra cultura patriarcal se tiende a pensar en las niñas como objetos o como la pertenencia de un hombre; una visión patriarcal que define para qué sirven las mujeres» deriva en que las niñas sean explotadas sexual o laboralmente, consideró la experta.
En ese sentido apuntó que los Estados tendrían que considerar las medidas necesarias para prevenir la migración, en las que es importante asegurar educación de calidad y entornos seguros, pero en el caso de las niñas se debe poner mayor énfasis en la educación sexual, para que ellas conozcan los riesgos ante posibles abusos.
Eric Vidal, integrante de Ciprodeh, explicó que hasta ahora las acciones y estrategias que puso en marcha el gobierno de Honduras para detener el flujo de niñas y niños migrantes están basadas en la militarización de las fronteras, así como en medidas asistencialistas como becas o apoyos, pero no consideran las causas que llevaron a las y los menores de edad a tomar la decisión de emigrar.
Entre noviembre de 2013 y junio de 2014, 52 mil niñas y niños fueron detenidos en la frontera sureste de Estados Unidos, de ellos al menos 13 mil 282 proceden de Honduras. Pero se desconoce la cifra real de niñas y niños que abandonan sus países, pues no se tiene un registro de ello.
Para resolver el conflicto -observó Vidal- no se debe criminalizar la migración, por lo que se deben buscar soluciones integrales e internacionales que «ataquen directamente las causas que llevan a las y los niños a exponer su vida en busca de una vida mejor».
El miércoles, las organizaciones civiles externaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) su preocupación por la forma en que el Estado hondureño enfrenta esta crisis, por lo que pidieron a las y los comisionados instar a los países expulsores, de transito y recepción de migrantes, a trabajar en conjunto para resolver las causas que generan la migración.
Ayer concluyó el 152 periodo extraordinario de sesiones de la CIDH, que se llevó a cabo en el Palacio de Minería en México D.F.