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Uruguay

Inquietudes

Fuentes: Mate Amargo

Volvemos a experimentar el desasosiego que experimentamos, hace ya muchos años, cuando luego de dieciocho años de militancia en el Partido Socialista, llegamos a la conclusión de que esa militancia no estaba generando ideas de acumulación anti-sistema, ideas de profundo cambio social o más bien cambio civilizatorio. Nos hemos convencido de que esta etapa, que […]

Volvemos a experimentar el desasosiego que experimentamos, hace ya muchos años, cuando luego de dieciocho años de militancia en el Partido Socialista, llegamos a la conclusión de que esa militancia no estaba generando ideas de acumulación anti-sistema, ideas de profundo cambio social o más bien cambio civilizatorio. Nos hemos convencido de que esta etapa, que definimos como etapa progresista, es necesaria. Pero analizando la experiencia de los gobiernos progresistas del Frente Amplio, más allá de toda la fraseología: ¿qué queda objetivamente? Se está administrando esta sociedad capitalista, mejor de lo que lo hacían los personeros de los propios capitalistas.

Podría sostenerse que toda sociedad requiere para mantenerse un sólido soporte económico y que no puede haber socialismo en la miseria. Pero la cuestión es, y ahí está nuestra preocupación, que no solo el soporte económico, sino los estilos, métodos, escala de valores que consolidamos son los de la sociedad capitalista.

De ningún modo estamos generando, por lo menos en ciertas capas de la sociedad, sabemos que nunca va a ser en todas, ideas de cambio profundo. Cuando como frenteamplistas se habla de cambios hacemos referencia al cambio en el modo de gestionar, pero en esta sociedad presente. De ahi, por ejemplo, las ideas o propuestas de reformas del Estado.

Son reformas del Estado presente de la sociedad capitalista dependiente. En esta sociedad: ¿vamos a generar gérmenes de un proceso de cambio social? No lo creemos. Lo que haremos es reproducir el sistema.

Hoy existen amplias capas de población subordinadas, que no son protagonistas en la conducción de sus destinos. Son otros los que condicionan sus vidas. No se trata solamente de que coman todos los días y tengan la casita. Se trata de eliminar la subordinación. Una de las tareas políticas a desarrollar por los que piensan en la transformación de la sociedad, es contribuir para que esos amplios sectores populares tomen conciencia de su situación y por supuesto contribuir a elevar su nivel político, cultural, etc. Hay una gran tarea pedagógica necesaria para desarrollar en todos los ámbitos de la sociedad.

No vemos en los militantes políticos de la llamada izquierda la preocupación por estas cuestiones. Se ha dicho insistentemente que el Estado es un gran instrumento de cambio. Sin embargo, tenemos la experiencia de casi todo el Siglo XX, de los Partidos Socialistas y Comunistas de Europa y de 100 años del Partido Socialista Uruguayo, y no hemos visto que se han generado gérmenes de elementos de transición hacia otra sociedad. Entendemos entonces que todavía está por comprobarse que realmente el Estado sea un instrumento de cambio.

Hasta ahora no ha pasado de ser solamente una frase. Quizás pueda serlo pero con gestionantes con otra «cabeza», por ahora no lo vemos en perspectiva. Estas cosas que van dichas pueden ser un poco irritantes, pero cuando el puñado que se lanzó a la experiencia que dio lugar al MLN, comenzó su tarea política esta fue altamente irritativa. Rompió con el conformismo generalizado y con el estilo de adaptabilidad al sistema. Por eso lo del desasosiego, percibimos que nuevamente comienza a darse una relación «simbiótica» de la izquierda con el sistema.

Se adecua pero no lo cambia.

Fuente: http://www.mateamargo.org.uy/index.php?pagina=notas&seccion=la_ronda_del_mate&nota=197&edicion=9