Algunas cuestiones recientes han dejado en evidencia la política del representante de la Unión Europea para la política Exterior y la Seguridad Común, Javier Solana, contra Cuba. La primera, la maniobra para no reconocer al Movimiento de los No Alineados (MNOAL), al frente del cual se encuentra el gobierno cubano. Esto lo ha materializado en […]
Algunas cuestiones recientes han dejado en evidencia la política del representante de la Unión Europea para la política Exterior y la Seguridad Común, Javier Solana, contra Cuba. La primera, la maniobra para no reconocer al Movimiento de los No Alineados (MNOAL), al frente del cual se encuentra el gobierno cubano. Esto lo ha materializado en su proyecto de organización de un simposium internacional sobre desarme al margen de los actores internacionales reconocidos como es el grupo de los No Alineados.
Se trata de un encuentro denominado: «Enfrentamiento de a los desafíos estratégicos de manera conjunta: defensa del régimen de tratados sobre la no proliferación y el desarme multilaterales en todos sus componentes; fomento de la confianza para la cooperación en esferas de tecnologías modernas; incluida la energía». A él asistirán, además de los ministros de los 27 países que integran la UE, 30 representantes de otros tantos países de todo el mundo. La maniobra política de Solana ha consistido en designar a un determinado número de países en representación de los No Alineados, sin consultar a los representantes aprobados por este grupo al tratarse de Cuba quien los preside, incluso no invitar al gobierno de la isla. El asunto ha generado la protesta del MNOAL ante la Oficina del representante de la UE en la ONU, mediante carta del representante cubano como Presidente del Movimiento. En la protesta se señala que, a pesar de que el MNOAL ha trabajado con la UE en numerosas negociaciones internacionales en el marco de la ONU y los instrumentos internacionales, «Cuba, actual presidente del Movimiento de los Países no Alineados no ha sido oficial u oficiosamente informado sobre dicho simposio». «Tampoco -añaden- se ha consultado al MNOAL sobre la selección de los participantes ni ha tenido oportunidad de proponer países para este encuentro».
El desprecio diplomático de Solana a los 118 países que integran el MNOAL podría dar al traste con el supuesto objetivo de paz del encuentro en la medida en que, según han declarado sus representantes, «el MNOAL no se compromete con los resultados finales del mismo». Presentar el evento como multilateral y luego seleccionar a los países de otras instituciones internacionales ignorando a sus representantes es una grave irresponsabilidad diplomática. Por otro lado, esta convocatoria también desprecia a los organismos de la ONU especializados en desarme como la Conferencia de Desarme, de modo que se anuncia una cumbre que excluye a los principales actores de los países en desarrollo. No puede establecerse una política de diálogo internacional para la paz al margen de los tratados internacionales, de los organismos de países asociados y del multilateralismo. Iniciativas teledirigidas desde los poderosos países del Norte sólo contribuyen a atentar contra el precario sistema de seguridad colectiva, en la medida en que la gran mayoría de los países que integran la comunidad internacional se sienten desplazados e ignorados. El gasto mundial en armamento es hoy de un millón de millones de dólares, en su mayoría procedente de los países ricos y de empresas de armamento procedentes de ellos, mientras que los costos para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio han sido establecidos por la ONU en el 10 % de ese gasto en armamento. Marginar al MNOAL de esta cumbre que dice buscar el desarme multilateral es despreciar a una institución internacional que ha luchado muy activamente en la eliminación de armas de destrucción masiva y que siempre ha apostado por el diálogo internacional.
No faltan quienes perciben en el representante europeo para la política exterior un gesto obsesivo contra Cuba al ocupar la presidencia del Movimiento de Países No Alineados. Algo en consonancia con las declaraciones de Javier Solana tras conocer la decisión de Fidel Castro de no presentarse a la reelección. Solana, dejando al lado cualquier posición de diplomacia y respeto ha vuelto a exigir un proceso de transición que derroque la institucionalidad actual. Del mismo modo, ha vuelto criticar la situación de los derechos humanos en Cuba, lo que no deja de ser irónico, procedente del representante de una Europa por cuyo espacio aéreo circularon cientos de vuelos con secuestrados de la CIA y donde funcionaron cárceles clandestinas en las que fueron torturados y recluidos ciudadanos de Europa y del resto del mundo con la excusa de la lucha antiterrorista de Estados Unidos.