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Omar Khadr, acusado de matar en Afganistán a un soldado de EEUU, permanece desde 2002 en la base, donde ha sufrido torturas y vejaciones

Juicio en Guantánamo a un canadiense detenido con 15 años

Fuentes: El Mundo

«Tu vida está en mis manos», «Prepárate para una vida de sufrimiento», le decían sus interrogadores en Guantánamo al adolescente canadiense Omar Ahmed Khadr, tras ser trasladado a esa base estadounidense desde Afganistán en octubre de 2002, cuando tenía 15 años. Khadr fue capturado por las tropas norteamericanas en el curso de una batalla cerca […]

«Tu vida está en mis manos», «Prepárate para una vida de sufrimiento», le decían sus interrogadores en Guantánamo al adolescente canadiense Omar Ahmed Khadr, tras ser trasladado a esa base estadounidense desde Afganistán en octubre de 2002, cuando tenía 15 años. Khadr fue capturado por las tropas norteamericanas en el curso de una batalla cerca de la localidad de Khost, en la cual recibió tres disparos, quedando casi ciego de un ojo. Tras cuatro años y medio de torturas y humillaciones, Omar Ahmed Khadr, nacido en Canadá en 1987 y residente en Afganistán desde los 90 cuando su familia se mudó allí, tras un periodo en Pakistán, fue acusado ayer por un tribunal militar de «apoyo al terrorismo». La Inteligencia militar asegura que el joven mató en combate con una granada al sargento Christopher J. Speer, cuando las tropas estadounidenses rodearon el campamento de los hombres de Bin Laden, donde Khadr vivía con su familia. Su padre, Ahmad Sa’d Khadr, era un lugarteniente de Bin Laden y los hijos de ambos jugaban juntos en el campamento. Al joven Khadr lo acusan también de colaborar en la colocación de minas para volar convoyes de las tropas de Estados Unidos.

Como todos los prisioneros de Guantánamo, Kdahr, que ahora tiene 20 años, ha sido calificado, como los cerca de 750 prisioneros que han pasado en estos cinco años por la base, como combatiente enemigo, y por lo tanto carece de los derechos de prisionero de guerra que reconocen las Convenciones de Ginebra. Por ello Omar no ha podido recibir ni visita familiar ni defensa legal alguna durante estos años. Los tribunales militares de Guantánamo lo componen tres oficiales y el abogado de oficio que se le asigna al acusado es también militar, quien sólo suministra a su defendido aquella información del sumario que no afecte a la seguridad nacional. Amnistía Internacional, que pide que sea juzgado por un tribunal civil, asegura que el joven prisionero denunció que cuando fue capturado, gravemente herido, «pidió medicamentos contra el dolor, pero se los denegaron»; que «lo obligaron a orinarse encima», «los guardias lo golpeaban», igualmente «lo levantaban por el cuello mientras estaba con grilletes y lo dejaban caer al suelo».

Omar Ahmed Khadr permaneció recluido en el Campo 5 de Guantámano, concebido al estilo de las más duras prisiones de alta seguridad estadounidenses. El Campo 5 siempre estuvo reservado para detenidos de alto valor, para los reacios a cooperar. Para protestar contra el trato que recibía, el joven detenido inició una huelga de hambre en julio de 2005 junto con otros 200 prisioneros. Permaneció sin comer durante 15 días, perdiendo 13,5 kilos; vomitaba sangre. Kahdr sufría insomnio, decía que oía voces cuando no había nadie. El especialista en salud mental Eric W. Trupin concluyó que tenía un desequilibrio psíquico como resultado de las torturas y que había riesgos de que intentara suicidarse.

A pesar de haber nacido en Canadá, este país, fiel aliado de EEUU, le negó todo tipo de asistencia, al igual que ha hecho con otros prisioneros de esa nacionalidad. «No estoy aquí para ayudarte. No estoy aquí para hacer nada por ti; estoy aquí simplemente para obtener información», le dijo uno de los varios funcionarios canadienses que interrogaron en repetidas ocasiones al joven 2003. Abogados canadienses denunciaron a su Gobierno por haber permitido los interrogatorios sin presencia de abogado, lo que viola la Constitución de Canadá. Pero Omar Ahmed Kahdr no es el único adolescente que ha estado prisionero y torturado en Guantánamo. A pesar de que el subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paul Butler, afirmaba en julio de 2003 en una carta a Amnistía que «los combatientes enemigos jóvenes reciben un trato adecuado a su edad y condición», no se cumplió ni con Omar ni con los otros menores de edad que han pasado por Guantánamo en los últimos cinco años. En abril de ese año EEUU reconoció por primera vez que entre los detenidos había niños de tan sólo 13 años. Tres de ellos, jóvenes afganos de entre 13 y 15 años, que denunciaron haber sido sodomizados y torturados, fueron liberados a finales de 2003 y devueltos a su país, sin que los mandos militares presentaran cargo alguno contra ellos.