Montevideo, 31 de octubre. Indescriptible, inolvidable fue lo que sucedió hoy en Uruguay. Cuando el virtual presidente electo, Tabaré Ramón Vázquez Rosas, del Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría (EP-FA-NM) asomó al balcón del hotel Presidente donde estaba el comando de campaña, quedó impactado por la multitud que se extendía sin final por la avenida 18 de […]
Montevideo, 31 de octubre. Indescriptible, inolvidable fue lo que sucedió hoy en Uruguay. Cuando el virtual presidente electo, Tabaré Ramón Vázquez Rosas, del Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría (EP-FA-NM) asomó al balcón del hotel Presidente donde estaba el comando de campaña, quedó impactado por la multitud que se extendía sin final por la avenida 18 de julio, la más grande del país. «Festejen uruguayos, festejen, festejen», fueron las primeras palabras de Vázquez que indicaron a cientos de miles de uruguayos que había llegado la hora del triunfo y el cambio en el país. Acompañado por su compañero de fórmula, Rodolfo Nin Novoa, alzó los brazos y la multitud estalló en gritos y cánticos.
«Mañana mismo comenzaremos a trabajar en la transición», dijo emocionado, y la gran ovación se oyó a varias cuadras de distancia, en medio de la cohetería y los bocinazos que atronaban todas las calles céntricas después de que consultoras locales le anticiparon el triunfo a partir de las primeras proyecciones de votos escrutados, con un porcentaje de entre 51 y 53 por ciento; los resultados oficiales se conocerán la madrugada del lunes.
También en los barrios la alegría popular se convertía en baile, canciones y escenas conmovedoras. No se advertía en ningún momento un aire de revancha, sino de contenida felicidad que desbordaba en todo el país, donde las plazas fueron ocupadas por multitudes que celebraban el triunfo de la coalición EP-FA-NM, que también se perfilaba como la primera fuerza del Congreso, de acuerdo con las proyecciones.
«Fue un largo tiempo de trabajo. De acumular fuerzas, de ir uniendo ideas, de muchos sacrificios y esto es para los que ya no están e hicieron posible el cambio todo mi agradecimiento», dijo Vázquez a La Jornada al salir rodeado y cercado por las cámaras, después de culminar su breve encuentro con la prensa.
«Esta es una gran felicidad y políticamente se ha producido un hecho histórico. Nunca había ganado una fuerza de izquierda en el país, y como dijimos, la esperanza venció al miedo, a todos los miedos, incluso a los que se tiene ante los cambios. El pueblo eligió y ahora debemos ser responsables en el triunfo como lo fuimos en toda nuestra historia y en esta campaña», añadió el también ex alcalde de Montevideo.
Tabaréz Vázquez, de 64 años, sostuvo que buscará un encuentro con la oposición para tejer acuerdos y así lograr una transición responsable, y agregó que su gobierno abrirá todas las vías para lograr el mayor consenso en las medidas para recuperar definitivamente al país. «Es tarea de todos», dijo, y envió un saludo a México por medio de este periódico.
Pocos momentos después llegó al lugar Jorge Larrañaga, candidato del Partido Blanco (Nacional), para felicitarlo, después de haber aceptado el triunfo de su adversario. Ambos se unieron en un abrazo que también hizo historia, y Vázquez agradeció el gesto.
Por su parte, el candidato del Partido Colorado, Guillermo Stirling, lo llamó por teléfono y luego comenzaron a llegar las llamadas de todos los gobiernos más cercanos y del mundo entero.
El alcalde de Montevideo, Mariano Arana, recordó para este periódico las palabras proféticas del recientemente fallecido general Líber Seregni, cuando en 1984 dijo: «somos y seremos una fuerza constructora, obreros de la construcción de la patria del futuro».
«Hoy ha comenzado la patria del futuro. No estoy sorprendido porque estaba convencido hace días y esta multitud que vimos, además ver en el balcón a Lily la esposa del inolvidable general Seregni, fue un momento que difícilmente se puede traducir en palabras. Esto fue fruto de la acumulación de experiencias, trabajos y talentos, y de los muchos que no pueden acompañarnos. Estamos en el gobierno de esta ciudad desde hace tiempo, algo que inauguró el actual presidente electo y estamos seguro que volveremos a ganar Montevideo», indicó.
Anoche ya en las calles el ambiente era de triunfo, aunque más silencioso, los jóvenes con los colores de la bandera del frente en sus mejillas, los niños envueltos en banderas, caminando por donde uno fuera, mostraban que el cambio ya se había dado. «Esto creció desde el pie, como dice la canción de Alfredo Zitarrosa (otro rostro del recuerdo recuperado en todas las paredes de la ciudad). Creció día por día, casa por casa, sin ruidos, en silencio, sin ostentación, sencillamente y eso es lo más importante de lo que está ocurriendo porque muestra que existe otra forma de hacer política, desde el pie, desde abajo», nos decía Eduardo Galeano anoche a sus familiares y a un pequeño grupo que compartimos su esperanzado festejo adelantado.
Parecía que todos se rencontrarán después de un largo camino. Y así era. El Frente Amplio, núcleo de la coalición de izquierda triunfante había sobrepasado el 50 por ciento como fruto de un trabajo, que ni siquiera en el tiempo del horror dejó de ser un objetivo a cumplir «un sueño realizable siempre y cuando pusiéramos el país por delante de las miserias políticas. Siempre y cuando pusiéramos al pueblo y su voluntad por delante y cumpliéramos sus mandatos», como dijo a este periódico con su voz algo temblorosa, y hasta con los ojos humedecidos, José Pepe Mujica, a quien vitoreaban en los barrios más perdidos.
El Frente Amplio tendrá mayoría propia en el Congreso. Es un logro histórico en la región. Surgió en febrero de 1971 y en noviembre de ese año hizo su primera aparición pública con la candidatura de Líber Seregni, quien nunca dudó de que algún día lograrían el triunfo. Alcanzó 18 por ciento y sacudió al bipartidismo reinante. De entonces en adelante nunca dejó de crecer. El 27 de junio de 1973 se produjo el golpe de Estado y la detención de Seregni así como de dirigentes y militantes, y vino el tiempo más oscuro del país y la dictadura de 13 años. Cuando ésta terminó, Seregni y los líderes sobrevivientes seguían siendo referentes indiscutibles de un vasto sector de la población, especialmente los trabajadores y los más pobres. Y de ahí hasta ahora después de ganar Tabaré Vázquez la alcaldía de Montevideo, luego otras, así como diputados y senadores que cambiaron definitivamente la estructura legislativa del país, finalmente el día del triunfo llegó.
Otra victoria fue el rechazo a la privatización del agua, lo que es también es un fuerte precedente para toda la región, según proyecciones.
Más que un simbolismo
Tabaré Vázquez -también un respetado médico oncólogo, fue candidato a la presidencia en 1994, por el EP-FA, y luego en 1999- acaba de entrar en la historia de este país como el primer presidente de izquierda que gobernará Uruguay. Para América Latina en este periodo histórico el triunfo es más que un simbolismo. Anticipa pasos más profundos de integración y de alguna manera como alguien dijo en esta noche donde el festejo no termina «esta es la verdadera y profunda derrota de la dictadura. Los que mataron están aquí, los desaparecidos cantaron esta noche en la voz de todos, de más de un millón de personas que manifestaron en todo el país. La vida derrotó a la muerte. La esperanza no sólo venció al miedo, sino a los que impusieron el horror del pasado. Hoy cantamos con nuestros muertos».