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Entrevista a Camille Chamers, profesor de economía en la Universidad de Haití y coordinador de la Plataforma Comunal Haitiana para el Desarrollo Alternativo

«La intervención militar en Haití fue para parar esa progresión del movimiento popular que iba a crear una nueva unidad anti-Aristide»

Fuentes: Adital

En el Foro Social de las Américas ocurrido el pasado julio, Adital entrevistó a Camille Chamers, profesor de economía en la Universidad del Estado de Haití, Coordinador de Plataforma Comunal Haitiana para el Desarrollo Alternativo (PHAPDA), una coalición creada en 1995 para luchar contra las planes de ajuste estructural y las políticas neoliberales introducidas por […]

En el Foro Social de las Américas ocurrido el pasado julio, Adital entrevistó a Camille Chamers, profesor de economía en la Universidad del Estado de Haití, Coordinador de Plataforma Comunal Haitiana para el Desarrollo Alternativo (PHAPDA), una coalición creada en 1995 para luchar contra las planes de ajuste estructural y las políticas neoliberales introducidas por Arístides, cuando volvió de los EEUU. Recordó en su entrevista cómo la historia reciente de Haití estuvo marcada por la resistencia y la organización popular, a pesar de la represión de Estados Unidos.

Adital – ¿Observando la historia más reciente de Haití, ¿qué sectores sociales se estaban organizando cuando el golpe de 1991 sacó a Arístide del poder?

Camille Chamers – En el 86 empezamos un movimiento popular muy profundo, buscando la democracia, una posibilidad de construir otro país, salir de la dominación extranjera, de las dictaduras, del dominio de los terratenientes. Todo eso fue asumido por amplios sectores de la población. Sí, era un movimiento que reunía a los jóvenes. Muchas organizaciones de jóvenes, en todas partes del país, habían empezado a luchar desde el 84 y fueron un elemento clave en la caída de la dictadura de Duvalier. Estaba también el movimiento campesino, con muchas organizaciones ligadas a la iglesia, pero que tenían una visión distinta de la jerarquía de la iglesia. Muchas organizaciones sindicales también, que después de una lucha muy difícil, lograron constituirse en las zonas francas de esta época. También las organizaciones de mujeres jugaron un papel destacado y, en Haití, todos recordamos la gran manifestación de mujeres en octubre de 1986, para protestar contra la desaparición de un agente de alfabetización que asesinaron. Las mujeres organizaron una manifestación multitudinaria y fue un momento para constituirse en actoras en el proceso de transformación de la sociedad haitiana.

Adital – ¿Al interior de ese movimiento vino la elección de Aristide?

CC – Todo ese movimiento logró una victoria electoral con la llegada de Aristide al poder en diciembre del 90, que ganó con amplia mayoría, 67% de los votos. Realmente, se sentía la posibilidad de lanzar el proceso de rupturas con lo que ha sido el estado haitiano, que siempre ha sido antinacional, antipopular y ligado a los intereses imperialistas. Se puede decir que durante los primeros 7 meses del gobierno de Aristides ya se fueron cambiando muchas cosas, por ejemplo, las empresas públicas, que siempre tenían déficit, ya habían empezado a recuperarse, con superavit y con una nueva política para desarrollar una visión de distribución universal de los servicios públicos. Pero todo ese proceso se detuvo brutalmente con el golpe de estado financiado y apoyado por Estados Unidos, por la CIA y también por la oligarquía tradicional.

Adital – Tuvo que llegar una fuerza de afuera, para cortar el movimiento que estaba realizando una democracia más participativa y una economía más popular.

CC – Sí, eso sigue, hay muchas pruebas que pueden evidenciar la participación directa de Estados Unidos en ese golpe de estado y en las manipulaciones que ocurrieron, el financiamiento que se dio a través del ejército haitiano de esa época. Fue un golpe muy duro para todo el pueblo y para el movimiento popular, porque durante los tres años que duró la dirección militar en el país se hizo un trabajo sistemático para eliminar al movimiento popular, realmente un trabajo sistemático de represión, de asesinatos. Se calculan 5.000 muertes y una persecución constante contra los dirigentes populares y la destrucción de las infraestructuras de los movimientos. Como por ejemplo, el Movimiento Campesino Papaya que trabajaba desde los años 70 y tenía mucha influencia estructural, con cooperativa de exportación de miel, de reforestación, etc. Todo eso fue destruido con empleo de una fuerza brutal.

También empezaron a utilizar técnicas más sutiles de destrucción del movimiento popular, como son la corrupción, la compra diaria de dirigentes y una cosa nueva, que no conocíamos en Haití: ofrecieron a los dirigentes más destacados del movimiento popular, una visa de residencia en los Estados Unidos. Se calcula que se distribuyeron 12.000 visas de residencia y estábamos en el golpe militar, con los dirigentes perseguidos. Y la embajada ofrecía, directamente, visa a los dirigentes y a toda su familia, y viaje a los Estados Unidos. Eso se hizo bajo el pretexto de encuestas donde interrogaron a 95.000 personas que tenían que decir si fueron apresados, si en sus casas fueron visitados por la policía, si fueron golpeados… De esas 95.000 entrevistas hicieron una base de datos sobre el movimiento popular de Haití y seleccionaron 12.000 personas. En un estudio realizado, se percibe claramente que esos 12.000 dirigentes tenían un peso significativo y liderazgo en el proceso de la organización popular.

Adital – Fue un trabajo científico y sistemático de represión y corrupción para terminar con el movimiento.

CC – Exacto, y con todo eso no pudieron instalar el poder militar porque se dio una resistencia admirable del pueblo haitiano que, arriesgaba su vida muchas veces, frente a masacres que se hicieron. Por ejemplo, se hizo una masacre en el barrio popular de Gonair, donde, en un día, mataron a mucha gente, tanta que tuvieron que huir por el mar nadando. A pesar de todo eso, el movimiento se quedó firme en exigir el regreso, el retorno de Aristides, el retorno a la constitucionalidad; frente a eso Estados Unidos tuvo que plegarse a esa reivindicación, pero hicieron regresar a un Aristides disminuido.

Adital – Tal vez, ¿un Aristide completamente equivocado?

CC – Sí, y con otra visión, porque él vivió tres años en Whashington, en este año de las políticas de los politiqueros de los Estados Unidos. Él había cambiado bastante, ideológica y políticamente, su manera de concebir la política y lo más grave es que ya su gobierno estaba un poco cortado de sus bases sociales. Y las bases sociales ya no tenían la capacidad de intervenir en el debate político ya que muchas organizaciones conservaban aún su nombre, pero eran cosas vacías, sin mostrar realmente su capacidad de reflexión, de movilización, etc.

Aristide regresó con un plan económico bien claro y EEUU organizó todo un cuadro para obligarlo a aplicar ese plan que era el plan típico de ajuste estructural con la liberación acelerada del mercado financiero, una liberalización comercial total que hace de Haití el país mas ‘abierto’ del continente. Hubieron modificaciones substanciales en las políticas fiscales, privatización de las nueve empresas más importantes del país, como también modificaciones en las leyes, en la estructura jurídica para eliminar todo obstáculo a la intervención extranjera. Así regresó, aplicando exactamente lo opuesto del proyecto de la visión popular, del mandato popular que él tenía en el 91. Mucha gente, en el momento del regreso, tenía cierta ilusión, que Aristides regresando al país, juntándose de nuevo con el movimiento popular, podría contrarrestar el plan imperialista. Pero fue una ilusión, realmente. Toda la destrucción del movimiento popular permitió crear un nuevo ambiente, nuevas reglas de juego político y Aristides desapareció, totalmente, como líder popular y cada vez más se volvía un líder tradicional, utilizando las mismas tácticas, técnicas políticas de exclusión, de represión, de matanzas, contra el pueblo y contra el proyecto popular.

Adital – ¿El pueblo haitiano tuvo la percepción de ese cambio en Arístide?

CC – Mucha gente, incluso gran parte del movimiento popular, demoró mucho tiempo en entender lo que estaba pasando y, por ejemplo, en los barrios populares se puede decir que Aristide conservó cierta popularidad hasta el 2003. Pero en el 2002 y 2003 hay tres eventos muy importantes que van a cambiar la coyuntura. Uno fue la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, en abril de 2003, que fue un acuerdo muy severo, restringiendo mucho los gastos públicos, disminuyendo los gastos sociales, específicamente en educación, y liberalizando el comercio del petróleo. Eso provocó una subida bárbara de los precios, de más de 130% en un día, así es que es increíble. El petróleo tenía un efecto de referencial sobre los precios, de manera que en ese periodo de 2002-2003 se manifestó un deterioro de los niveles de vida, un empeoramiento de los niveles de pobreza estupendos. Se calcula que gran parte de la población, incluso gran parte de la clase media, se volvió muy pobre en una situación totalmente insostenible.

Adital – ¿Y el segundo evento?

CC – A partir del 2000 se organizó una especie de embargo, donde Estados Unidos dio la orden, a todas las agencias financieras, de boicotear a Aristide, a pesar del hecho de estar aplicando un plan pro-imperialista, pero no le tenían confianza, porque tenía un pasado y un discurso anti-imperialista, anti-oligárquico y siempre tenían miedo que en su presidencia utilizara ese espacio político para reconstruir su capital político, así es que era muy importante para Estados Unidos destruir el capital político de Arístide.

Adital -¿El narcotráfico se instaló también en ese tiempo?

CC – Sí, el narcotráfico juega un papel muy importante. El Departamento de Estado dice que el 15% de la droga que llega a Estados Unidos pasa por Haití. Realmente, los testimonios muestran que hay una circulación de plata muy importante, que no corresponde a la cantidad de pedidos del sector productivo. Asistimos, en los cuatro últimos años, a un crecimiento del sector bancario. Muchísimas, muchísimas bancas en todo el país, lo que quiere decir que hay cierta liquidez pero ¿de dónde sale esa plata? Se puede sospechar que mucha de esa plata está ligada al comercio de narcotráfico que se intensificó y se aprovechó mucho del deterioro institucional del país. También fue un elemento de desorganización de los grupos de base, porque, en los barrios populares, lo que fue una organización de barrios con sus líderes, que jugaron un papel político destacado en el periodo 86-91, fue comprada, sea por Arístides directamente, sea por los narcotraficantes. Muchas de las estructuras organizativas, en los barrios populares, fueron destruidas o convertidas y los antiguos líderes se convirtieron en una especie de clan de gansters, y fueron a recibir armas, muchas armas y hacer un trabajo de control político al servicio de Aristides, de represión política contra el pueblo. Hay un evento que se produjo en 2003 que es muy importante…

Adital – ¿Es este tercer evento el que quitó, definitivamente, la confianza de los sectores populares en Arístide?

CC – Fue el asesinato de un líder de barrio popular que se llamaba Amiometei. Amiometei fue uno de los líderes importantes de todo ese periodo 86-91… Bueno, siempre fue considerado como el fiel de Aristide, y es un tipo que siempre tenía un discurso crítico sobre el sistema, pero que en los años siguientes al regreso de Aristide, empezó a entrar también, en cierto gansterismo. Fue apresado, en 2000 creo, y la población atacó el cuartel y lo liberaron. Atacaron el cuartel con tractores y camiones, quebraron el cuartel y se fueron con él, y fue escondido dentro de la población, dentro del barrio popular varios meses. Se sospecha que, en las negociaciones de Aristide con la OEA, fue un elemento importante, porque la OEA exigía que Amiometei fuese encarcelado de nuevo, como señal de que Aristides estaba de acuerdo con el estado de derecho. En septiembre de 2003 fue asesinado.

Mucha gente, cuando analiza los detalles de su asesinato, dice que Aristide dio la orden de asesinarlo porque era un elemento que le causaba dificultad en sus negociaciones internacionales. Ese asesinato provocó una indignación en los barrios populares y es por la primera vez que esos barrios se expresaron en contra de Aristide, abiertamente. Empezamos a tener manifestaciones en la calle, de la gente de Rabotó que es el lugar donde vivía Amiometei, y que van a mantenerse en la calle, prácticamente, en manifestaciones casi diarias hasta la caída de Arístide. Aristide desarrollo todo tipo de tácticas para comprarlos, para amenazarlos, incluso disparos, hicieron, muchos disparos contra ese barrio popular en octubre, pero nada pudo calmar esa indignación y fue el punto de ruptura de Aristide con el último elemento de base popular que tenía. Eso tuvo un impacto muy importante porque muchos de los líderes barriales, ligados a Aristide, cuando aprendieron del asesinato de Amiomatei, se preguntaron sobre su futuro y se sentían amenazados también, y eso ayudó mucho a que se creara un movimiento anti-Aristides desde los barrios de las grandes ciudades.

Adital – En febrero de este año, después que el ajuste estructural fue aplicado y se produjo la destrucción de la economía del país, llega Estados Unidos y sacan a Aristide, a través de unas bandas armadas que salieron al frente del pueblo que no quería más a Aristides Ahora, para nosotros en Brasil, es muy importante evaluar lo que significa la presencia de los ejércitos extranjeros en Haití. Primero Estados Unidos, Francia y Canadá, y ahora, Brasil, Chile y Argentina, ¿que significa dentro del proceso de rearticulación popular esa presencia armada?

CC – Sí es una pregunta importante que hay que esclarecer porque hay mucha confusión. Primero la decisión de Estados Unidos de invadir: es muy importante subrayar que fue una decisión totalmente ilegal, que ni siquiera tenía cobertura del Consejo de Seguridad de la ONU, porque llegaron el 25 de febrero y empezaron a actuar con tropas militares sobre el territorio de Haití sin ninguna legalidad, sin ninguna… Invasión, invasión total, claro… y en eso es importante subrayar que la razón fundamental de esa invasión era parar la progresión del movimiento popular. Hicieron dos cosas para parar la progresión del movimiento popular, la invasión y el CCI, Cuadro de Cooperación de Interim.

Adital – Sacar a Arístide y crear un nuevo rumbo para el país era la decisión común.

CC – A partir de la revuelta de los barrios populares y a partir de la revuelta de los estudiantes, porque también en 2002 Aristide cometió un error muy grave. Él trató de eliminar la autonomía universitaria y eso provocó una indignación del sector estudiantil que salió a la calle y exigió el retiro de esa ley, así es que muchos sectores se estaban organizando, también se estaban organizando sectores de la burguesía muy ligados a todo lo que es ‘promoción democrática’ de Estados Unidos, que financia a ONGs a través de entidades de dudosa honestidad. Así es que existía, realmente, un movimiento heterogéneo, pero muy amplio. Y en ese movimiento estaba claramente creciendo el sector popular, con cada vez más protagonismo, más capacidad de orientar los eventos. La intervención militar fue para parar esa progresión del movimiento popular que iba a crear una nueva unidad anti-Aristide, con presencia de actores que creían haber eliminado totalmente después del golpe de estado del 91.

Adital – Fueron los ejércitos de Estados Unidos, de Francia y de Canadá…

CC – No quieren el movimiento popular con un importante papel en el juego político. En esa invasión una cosa importante se produjo entre Francia y Estados Unidos. El ministro de asuntos exteriores de Francia, fue el primero en declarar abiertamente que Aristides tenía que irse. Fue un regalo de Francia a Estados Unidos, y jugó un papel importante en la reconciliación entre esas dos potencias que, después de la guerra en Iraq, tenían malos entendidos, problemas secundarios, pero problemas serios. Haití fue un pretexto para esa reconciliación, que resultó en que muchas empresas francesas pudieron ser aceptadas con contratos importantes en Iraq y Afganistán. Realmente un juego muy sucio sobre Haití y esa invasión. A pesar de que Aristides había llegado a un desgaste político total, pérdida total de credibilidad, pérdida de bases populares, consideramos totalmente inaceptable ese tipo de gestión supra nacional y donde una super potencia puede decidir en cualquier momento del porvenir político de un país. El pueblo haitiano lo denuncia y denunciamos también, los intentos de golpe contra Chaves y las amenazas de Bush contra el régimen revolucionario de Cuba…

Adital – ¿Y la misión de paz de las Naciones Unidas?

CC – Llamaron a esa misión de paz, Minusta: Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización Democrática. Es muy importante subrayar que esa misión se define como misión a largo plazo, hablan de veinte años de ocupación y es una misión que tiene como objetivo fundamental, realizar todas las transformaciones, las reformas económicas dentro de la lógica neoliberal para, realmente, eliminar toda posibilidad de soberanía nacional de ese país que juega un papel importante en el Caribe, porque Estados Unidos ahora no quiere aceptar ningún tipo de soberanía nacional en su patio trasero. Es muy importante subrayar que hay una mistificación ideológica cuando se habla de cuerpo de paz, cuando se habla de mantenimiento de la paz, cuando se habla de solidaridad, de ayuda al pueblo haitiano, que de hecho esas fuerzas militares no están haciendo nada para ayudar el pueblo de Haití. Si uno analiza la composición de la fuerza son 8.600 militares y 1.600 civiles de policía. Uno de los objetivos básicos declarados en la resolución de Naciones Unidas, es la construcción de una nueva policía.

Si eso es verdad, ¿porque tantos militares y tan pocos policías? Y también, cuando uno analiza la situación social muy deteriorada del pueblo haitiano, de destrucción, de analfabetismo en la mitad de la población, de desnutrición de las mujeres embarazadas, de problemas básicos de acceso al agua potable, de problemas de saneamiento, etc., preguntamos si el ejercito tiene la solución de esos problemas. Nosotros cuando pensamos en cooperación internacional tenemos por base las declaraciones oficiales de Lula, cuando fue a una reunión en Europa, donde denunció las inversiones militares que se hacen en el tercer mundo y propuso que muchas de esas inversiones militares se podrían convertir en inversión social, para la salud, para la educación, etc. Así es que nosotros pensábamos que una cooperación entre Haití y Brasil, debería ser una cooperación básicamente sobre la reconstrucción social, sobre emergencia social, sobre construir capacidades institucionales en Haití, para mejorar servicios de salud pública, servicios de educación, servicios de saneamiento, etc. Es evidente que ahora la composición de esas fuerzas, tienen su base, totalmente, en el plan imperial de sometimiento de los países del Caribe. Eso se comprobó, muy claramente, con el plan económico que acaban de adoptar en la reunión que se hizo en Washington, entre el 19 y el 20 de julio: hicieron una reunión con muchos donantes, Banco Mundial, Banco Interamericano del Desarrollo, Unión Europea, etc.

Adital – El llamado CCI

CC – Sí, adoptaron un documento que llaman Cuadro de Cooperación de Interin, CCI, que fue preparado bajo el mismo esquema de los » join lide accesement» de Iraq y de Afganistán. Ya sabemos los resultados catastróficos de ese tipo de intervención económica que fue preparada sin ninguna participación real del pueblo haitiano, y fue preparada por expertos en hoteles de lujo, que hicieron un documento definiendo prioridades para el pueblo de Haití y que son prioridades que no tienen nada que ver con las necesidades reales básicas del pueblo. Es muy importante informar sobre esto, para desmitificar el objetivo y el proyecto real que esas acciones militares que están articuladas a un proyecto anti-popular, un proyecto imperialista, un proyecto de seguir con la destrucción del pueblo de Haití.

Adital – Algunos sectores afirman que esa nueva ‘fuerza de paz’ de Brasil, Chile y Argentina es diferente, es una ocupación más humana para alejar primero, a Estados Unidos y Francia, y después, para empezar un nuevo trabajo. ¿Cómo evalúa Ud. esa situación?

CC – No, no hay ningún cambio y hay militares. Es un ejército con mucho armamento sofisticado, tanques de guerra, misiles incluso, y no tienen ninguna posibilidad de unirse a un proyecto de construcción de largo plazo. La población, por ejemplo, vio con mucha desconfianza la llegada de todas esas armas en la primera invasión de la fuerza multinacional, que después de tres meses se fueron del país y, al mismo tiempo que estaban en Haití, Estados Unidos saca un comunicado para decir que Haití es un país peligroso, que la gente en Estados Unidos no tiene que ir a Haití, reconociendo el fracaso de su propia misión, que tenía como misión restablecer la paz, la seguridad, etc. Y la población tenía la ilusión de que la fuerza multinacional iba ayudar al desarme. Lo que tenemos ahora es la situación de que en muchos sectores hay muchas armas de las antiguas bandas de Aristides, armas de los antiguos militares armados por la CIA, que entraron en el país en enero y que jugaron un papel importante en sacar a Aristides. En algunas ciudades tú tienes tres ‘fuerzas de seguridad’. Existe la fuerza multinacional, existe la policía de la ciudad y antiguos militares del ejército Duvalierista, muchos de ellos con un pasado bastante cuestionable, en términos de derechos humanos, pero que se presentan ahora como defensores de la libertad, porque lucharon contra Aristides, pero mucha gente sabe, y hay un informe muy interesante de Amnistía Internacional, que salió hace tres semanas, que establece, con documentación certera, la participación activa de esos antiguos militares en violaciones graves de derechos humanos, incluso masacres algunas veces. Así es, que si uno habla de paz, si uno habla de justicia, lo primero sería un desarme real para restablecer un ambiente de paz y de convivencia, en los barrios populares sobre todo.

Adital – ¿Los grupos armados continúan en armas y existe el peligro, en cualquier momento, de nuevas violencias?

CC – Sí, es claro, y los antiguos militares que habían prometido oficialmente el desarme, decían que habían tomado las armas para sacar a Aristides del poder y que iban a deponer las armas. Pero siguen armados y están negociando, ahora una participación como fuerzas de seguridad institucional, lo que nos parece totalmente inaceptable. Hay que recordar que durante ese proceso de lucha contra Aristide, se cometieron crímenes graves contra la población, mataron a mucha gente y todo eso con total impunidad, es inaceptable.

Adital – Brasil dirige esa operación, porque tiene un número mayor de militares. ¿Ud. piensa en la posibilidad de que la sociedad civil intente un diálogo para hacer que la ocupación sea una ayuda para la reconstrucción?

CC – Sí, de hecho nosotros estamos muy abiertos para discutir, informar y… bueno, el miedo que tenemos es que esas máquinas de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, son máquinas burocráticas muy fuertes, con muchos intereses, incluso económicos, porque por ejemplo, de julio a diciembre de 2004, se calcula un presupuesto de 280 millones de dólares. Se puede señalar que con 280 millones de dólares en Haití se podrían hacer muchas cosas en el campo social, en el sector social. No sé si el gobierno brasileño, va a tener la visión, la lucidez suficiente para contrarrestar esa maquinaria burocrática de Naciones Unidas, que siempre está ligada a las multinacionales, siempre está ligada a Estados Unidos y que realmente no está construyendo con una visión de solidaridad genuina con los pueblos. Nosotros de la sociedad civil y organizaciones del pueblo, estamos dispuestos a dialogar, a informar y a hacer todo lo que sea posible, colaborando con organismos de la sociedad brasileña para, realmente, suministrar la información correcta sobre lo que está pasando en Haití y sobre lo que son realmente las necesidades urgentes del pueblo de Haití.

Adital – Para terminar, ¿cuales son las perspectivas que Ud. tiene a mediano plazo, a largo plazo, de que las fuerzas populares se articulen más?

CC – Sí, creo que estamos en una situación paradójica, que la experiencia de Aristides fue una frustración tremenda, fue un golpe muy duro para el movimiento popular que lo vio como una traición tremenda, pero también es una lección de política, creo que el movimiento popular de Haití va a madurar mucho, va a entender que no se puede confiar en una persona, que tenemos que exigir que un líder político se presente frente al pueblo con programas, con objetivos económicos, con una visión de futuro, con opciones en términos institucionales y políticos para que, realmente, el líder sea líder porque se inserta en el proyecto popular de largo plazo, viable, y que esté dispuesto a luchar por una conquista en favor de ese proyecto popular, para una construcción mayor de ese proyecto popular y salir de la visión carismática tradicional donde tenemos confianza en una persona por su capacidad de hablar, por su capacidad de convencer, por elementos subjetivos y, orientarnos hacia líderes que realmente pueden ayudar a acelerar el proceso de construcción nacional y a acelerar el proceso de presentar proyectos populares de cambio, que realmente pueden provocar transformaciones durables, duraderas y serias en la sociedad.