Como los tres millones de habitantes de un país austral sabían, el comandante en jefe del Ejército siguió toreando al Gobierno hasta lograr su objetivo: ser relevado y de esa manera convertirse en un ídolo opositor a este desastre. A Vázquez no le quedaba otra opción y en rigor, le servía, pues ante la mayor […]
Como los tres millones de habitantes de un país austral sabían, el comandante en jefe del Ejército siguió toreando al Gobierno hasta lograr su objetivo: ser relevado y de esa manera convertirse en un ídolo opositor a este desastre.
A Vázquez no le quedaba otra opción y en rigor, le servía, pues ante la mayor entrega de soberanía de todos los tiempos, ante uno de los gobiernos más funestos de la Historia nacional, y habiendo perdido en un 100% la mística del Frente Amplio, sólo le quedaba agitar la bandera de la lucha contra la dictadura, lucha que si bien involucró al Frente Amplio, a él, en particular, no lo involucró en absoluto y ni por un sólo instante.
Antes de entrar a hacer riesgosos pronósticos de futuro, debemos decir que lo mejor que puede hacer el actual comandante en jefe del Ejército, el que acaba de ser relevado, y el que vendrá, es cerrar la boca con respecto a los juicios sobre las animaladas que perpetró nuestro asaz innecesario Ejército en los años en que hizo lo que se le dio la gana, incluyendo atrocidades tales como castrar gente y arrancarles las uñas a niños recién nacidos delante de sus madres. Cierren, por el amor de Dios, la boca, y si tienen un mínimo de pudor, ábranla para contarnos dónde sepultaron a todos los que asesinaron y cómo van a hacer para devolvernos todo el dinero que nos afanaron como viles rateros, y mientras tanto, agradezcan que el pueblo uruguayo no tuvo en su hora, el coraje de mandar a la cárcel a los responsables de los crímenes más aberrantes de nuestra Historia, crímenes que la humanidad debe sancionar, pues esa sanción es crucial para definir sus límites, los límites que de ninguna manera puede traspasar un ser humano.
Ahora bien, en tanto la Justicia llegue algún día, y en tanto los viles y sádicos y rateros recuperan un mínimo de pudor, tenemos otros problemas acuciantes, problemas de hoy, violaciones a los Derechos Humanos y violaciones en todos los sentidos que suceden en el día de hoy, y para decir sin rodeos lo que nos preocupa, el problema actual es que corremos derecho al abismo, un abismo en el que, cuando caigamos, tendremos que vernos con los cocodrilos, los tiburones y los endriagos.
¿Qué pretende Manini Ríos?
La situación es la siguiente: con casi total seguridad, el Frente Amplio perderá las próximas elecciones. Así lo indica la última encuesta de CIFRA y sobre todo, la evolución del último año y la comparación con las encuestas de cinco años ha, y además, así lo indica que el viejo zorro de Mujica no se largara como candidato y que el otro viejo zorro, Sanguinetti, sí se largara como el gran articulador de la coalición que sacará, por fin, a los zurdos del poder.
Cuando ganen los blancos y gobiernen junto a los colorados, profundizarán el desastre, pues la política económica seguirá siendo la misma, es decir, salvo una salvadora bonanza internacional de los precios de nuestras materias primas, terminarán de arrojarnos al abismo donde nos aguardan los tiburones, los cocodrilos y los endriagos, y ese abismo, si justo el dólar se disparara, como es dable esperar, será bien profundo.
¿Qué sucederá después?
Sucederá lo que viene sucediendo a nivel mundial, el hartazgo de las poblaciones con el sistema político, es decir, el hartazgo de las poblaciones con el empuje globalizador el cual, el sistema político, lejos de enfrentar, auspicia, como le corresponde a todo capataz de empresa. Es tan alevosa esta invasión, esta invasión sin ejército, este robo de recursos y destrucción de los herramientas culturales de los países invadidos, con la consecuente pobreza que se agrava, y las perspectivas de futuro que se endurecen, y la educación que es un desastre, y la inseguridad que campea, y los ineptos que nos gobiernan que no hacen nada, salvo atender sus propios y dudosos beneficios, que por fin las poblaciones se hartan y votan a aquello que, al parecer, les traerá algo nuevo, y eso nuevo, como Trump o Macri o Bolsonaro en su momento, nos hará creer Manini Ríos que es él.
¿Manini Ríos será lo nuevo?
En cierto grado es injusto comparar a Trump con Bolsonaro y compañía, pues Trump tiene cómo atender a una política proteccionista, es decir, tiene clases sociales que lo impulsan, pero tal cosa no sucede en Brasil, o en todo caso, esas clases sociales no tienen el mismo poder que las del norte, pero la clave acá es otra, y es que Trump o Manini Ríos, actúan como resultado del desastre, son «lo nuevo» ante el desastre.
Dejemos de lado a Trump y dejemos de lado la certeza de que culmine su mandato y atengámonos a lo nuevo que traerá Manini Ríos, si fuese el triunfador de las elecciones del 2024, a las que se presentará con grandes chances de triunfar.
Manini Ríos, mientras un Artigas de acero flotaba en el cielo de la patria a modo de telón de fondo cibernético, acusó a los gobernantes, y aquí incluyó a todo el sistema político, de ser peones del imperio, cosa que, fuerza es reconocerlo, es una verdad enorme. Ahora bien, Manini Ríos no será el primero en la Historia humana que discurseé contra los cocodrilos, los tiburones y los endriagos, para luego ser quien invoque a los tiburones, los cocodrilos y los endriagos, y a modo de ejemplo, ahí tenemos al Frente Amplio, gran enemigo histórico del imperialismo y todos los diablos con sus endriagos, para luego, apenas llegado al poder, dar una voltereta de 180% y auspiciar cualquier inversión y plan extranjero a cargo de los tiburones, los cocodrilos y los endriagos.
¿Quién será el responsable del eventual triunfo de Manini Ríos en 2024?
Primero que nada el partido que nos gobernó durante quince años, que tuvo el changüí de la bonanza de los precios de nuestras materias primas y que sólo ha logrado primarizar más aún nuestra economía, al tiempo que primarizaba todo lo demás, incluyendo en esta primarización de todo lo demás, su agenda de derechos impulsada por los imperios.
Luego, el futuro gobierno blanco y colorado terminará de demostrar que por aquí no va la cosa y ahí, los tres partidos que sólo cumplen la función de ser las tres alas del Partido Único de las trasnacionales, terminarán de abonar el terreno de Manini Ríos que, no se necesita ser profeta para augurar el paisaje asentado en ese terreno, será particularmente tenebroso y será, con certeza, la vía de acceso más rápido de dichas trasnacionales para terminar de arar nuestra economía, nuestras construcciones culturales y en particular, nuestra República.
La síntesis de este proceso, si triunfa, es que allá afuera se cargará el arma para que acá adentro se le dispare a la República en la frente a quemarropa.
¿Podemos salvarnos de caer en el abismo donde seremos pasto de los cocodrilos, los tiburones y los endriagos?
Como el atento lector imaginará, los tres partidos de la derecha, el Frente Amplio, el Partido Colorado y el Partido Nacional, se opondrán con toda la fuerza de su retórica al ascenso inevitable de Manini Ríos y cada letra de esa retórica, los hundirá aún más, mientras, de forma inversamente proporcional, elevará a Manini Ríos pues la gente, al escucharlos despotricar contra el militar, y al ver de parte de qué sujetos viene el despotrico, concluirá que el despotricado debe ser muy buena gente.
Así que ellos intentarán evitar que él ascienda y con esos intentos, sólo lograrán elevarlo, con lo cual es difícil considerar a esos partidos aliados en esta cuestión de evitar que los tiburones, los cocodrilos y los endriagos, naden en círculo alrededor nuestro antes de devorarnos.
Ahora bien, que las tres alas del Partido Único hagan macanas, no implica necesariamente que sus votantes y militantes compartan ni las macanas, ni las ideas, ni mucho menos los beneficios de quienes dirigen el Partido Único, y olvidar este detalle sería gravísimo. Esos votantes y militantes, que ya observan a sus partidos de reojo, tomarán la llegada del tsunami arrollador con gran preocupación, y este tsunami no se detendrá hasta establecer un nuevo sistema político, un sistema político donde los Estados nacionales ya no serán un freno al saqueo, y donde las Repúblicas ya no serán las herramientas que se dan los pueblos para protegerse y gobernarse.
Así como el pichón rompe el cascarón y el brote quiebra la semilla, de igual manera el nuevo sistema político, al nacer, destruirá las viejas estructuras que en su momento le fueron de utilidad. Surgen estructuras, se desarrollan y luego de cumplida su misión, mueren y se arrojan al basurero de la Historia. Nuevas aguas corren tras las aguas. Sin embargo, nada, y mucho menos una cosa mala, puede ser mirada de manera unilateral y esto que sucederá, el derrumbe del Partido Único, puede obligarnos a abrir los ojos, precisamente porque de dicho derrumbe resultará el festín de los cocodrilos, los tiburones y los endriagos.
Existe una posibilidad de salvación cuyos gérmenes tenemos frente a nosotros: la conformación de un amplio movimiento ciudadano que apele a la defensa de nuestros recursos naturales, al desarrollo de nuestra economía, a la defensa de nuestras tradiciones y al renacimiento de nuestra República.
No uno, sino varios movimientos, ante la ausencia de liderazgo del sistema político, se han levantado frente al desastre que imponen las trasnacionales ¿Podrán crecer, aliarse y ordenar sus fuerzas a tiempo para evitar el desastre? No lo sabemos, sólo sabemos que sólo un movimiento ciudadano que tome con vigor las riendas de la República, y que levante del barro palabras tales como política y democracia, para resituarlas en sus lugares de privilegio, puede evitar las fuerzas que conjuren este panorama sombrío.
Para los cuerdos, esta esperanza es un triste resultado de esa cosa ridícula de soñar despierto. Lo que no saben los cuerdos, es que el hombre que ha perdido la facultad de soñar despierto, ha caído para siempre en el abismo de la locura, y en esas negras aguas, medran sin dormir un sólo instante, los tiburones, los cocodrilos y los endriagos.
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